ORÍGENES

11 septiembre 2009

El hogar del románico
septiembre 11, 20090 Comments

Si es extraordinaria la labor que viene desarrollando la Fundación de Santa María la Real en el entorno de Aguilar, loable es así mismo la promoción que ha ido alcanzando en el resto de la Península; primero en nuestra Comunidad, de la mano de "Caja Duero" y ya de último su inmersión en el románico riojano.





ESTE ARTÍCULO FORMA PARTE DEL LIBRO
VER DOS VECES LAS COSAS
FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020
LECTURAS EN EL BLOG +DE 1770

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28 agosto 2009

La viborera de Piedrasluengas
agosto 28, 2009 7 Comments

Es posible que los años y el devenir de los acontecimientos, vayan inmunizándote a muchas expresiones que ahora se advierten en esos conservacionistas de ciudad, que vienen de paseo y, ya de paso, quieren imponer a toda costa un orden y un modelo de vida animal o florístico.


Ellos no cambian su canción, siguen obsesionados con "sus" osos y "sus" plantas. Viene esto a colación porque en lo últimos meses ha tomado mucha resonancia el nombre de la viborera azul de Piedrasluengas. Esta planta vivaz, de hasta 40 cms de altura, conocida también como "Echium cantábricum", florece en Junio y Julio. Alejandro Diez Riol hace una descripción completa de la misma: "Raiz fuerte, roseta basal de hojas grandes lanceoladas y nervios muy visibles en el envés; flores azules o violáceas, con estambres y pistilos muy sobresalientes".

Lo cierto es que esta planta, que se encuentra en la ladera que lleva desde la Venta del Horquero a Peñalabra, está incluida en el Libro Rojo de las Especies vegetales amenazadas de la Península Ibérica y Baleares. Y ahora los conservacionistas están sudando sangre para que el Ejecutivo tome cuantas medidas sean necesarias para salvarla. Como si lo estuviera viendo: "Deprisa, deprisa. No hay tiempo que perder, que este modelo es una joya única. Que los labradores recojan sus vacas, que las vendan; si es necesario, que las maten, pero que se preserve ante todo esta florecilla".

Esto ya lo veníamos advirtiendo hace tiempo, estas zonas cada día se parecen más a una reserva de flores y de osos y quienes así lo consideran se les hace harto difícil ver, por ejemplo, el estado de la carretera que nos comunica con Cervera o con Potes o, sin ir más lejos, el andamio que parece ya parte de la iglesia de San Salvador, ya va para dos años desde que alguien lo instaló allí con intención, suponemos, imaginamos, creemos, de reparar el templo. Los hombres y mujeres que viven aquí, son como esa viborera azul de Piedrasluengas y como ese oso pardo al que tantas concesiones se le hacen: "una especie en peligro de extinción". A mi me gustaría que los políticos hicieran una reflexión seria de esto que les contamos. No se hagan los "orejas" que ya sabemos en base a qué intereses establecen sus señorías las prioridades.

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14 agosto 2009

Por fuentes y valles
agosto 14, 20091 Comments


Es verdad que, en lo que pudiéramos denominar el aspecto físico, hemos sido dotados de una riqueza incalculable. A ello quiero referirme en las tres próximas entregas, ahondado así en las informaciones que sobre la zona se han ido generando. Porque la insistencia es la base del conocimiento, sobre todo, en nuestro caso: pueblos pequeños, pueblos lejanos, pueblos agonizando...

Sorprende, sobre todo, el caso de Los Llazos, donde una casa abierta se asoma a un valle inmenso. Es una especie de lucha contra todo, porque todo está en contra, porque todos están al otro lado, mientras van asistiendo al deterioro que hace mella sobre el entorno. Belleza, soledad, silencio y miedo. Miedo a pensar cuando llega la noche y sopla el viento y el invierno se mete por todos los resquicios.

Es el mismo invierno contra el que todos protestan en Madrid, pero tú también eres invierno para ellos, prisionero de una decisión firme, como era la de vivir tu vida aquí, en estas condiciones, a riesgo de no ser comprendido por nadie, ni por los pueblos vecinos, que miran hacia tu chimenea esperando una señal de rendición.

Preocupa por otro lado, aunque no se mencione en ningún sitio, la pérdida paulatina de población en localidades como Polentinos. Esto les lleva, inevitablemente, a perder su autonomía, como ocurrió con Lores o Los Redondos, como ocurrió en su momento con los pueblos de la Castillería, anexionados al Ayuntamiento de Cervera.

Yo entiendo las reticencias y los miedos de un pacto. Lo más justo hubiera sido una alianza entre todos ellos, incluido Vañes y Polentinos, porque hablamos de pueblos similares, muy próximos entre sí, con problemas idénticos, con gentes que saben ya de sobra lo que implica vivir con esas carencias en los asuntos básicos y a quienes sólo la unión y un compromiso firme de quien asuma su gobierno, puede, cuando menos, aliviarlos.

Se denota, asimismo, la ausencia de personas emprendedoras, de aquellos que al margen de su condición política, se han movido para hacer cosas en su pueblo, como es el caso de Angel Gómez. ¿Qué quieren los que aplauden su ausencia? El tiempo va minando la voluntad más férrea. El tiempo y la interpretación de su trabajo, al margen de las siglas políticas que defienda.

Imagen: Fuente deshondonada, por Froilán
Para saber más de esta fuente, visitar nuestro blog Curiosón

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26 junio 2009

Comunicar la Tierra
junio 26, 2009 12 Comments

Cuando estás a gusto en un lugar, cuando lo que cuentas no sólo te compensa emocionalmente, si no que te da la ocasión de trasladar ese planteamiento a ese lector a quien has hecho cómplice, el resultado es positivo. No es fácil este oficio de rememorar los viejos pasos, de taponar esas grietas que aquí se notan tanto, de escribir sobre algo o sobre alguien y percibir ese aliento cómplice que te obliga ligeramente a renombrar esas escenas y esas gentes tan abandonadas a su suerte.




Va a hacer un año en Julio de la Feria del Libro que anualmente se celebra en Cervera de Pisuerga, no como aquellas ganaderas de antaño, pero tan esperada y concurrida. Recuerdo que se me acercó una mujer del Valle Estrecho para que le dedicara un libro. Ya lo había hecho antes con mucha gente de Celada, Casavegas, Los Redondos… "Tiene usted que escribir algo de aquella tierra" -me dijo. Eso solo te engorda. Alguien que te recuerde, que te cite, que te agradezca. Alguien que piense que aquello que tu escribes en un periódico, en un libro, ahora en un blog, puede servir de referencia para que el mundo lo conozca o hable de ello, eso te llena de entusiasmo. Y aquí estoy. Y aquí estamos, procurando cumplir con las promesas. He de aclarar que en esta nueva etapa, lo que se publica en el papel, tiene también su eco en Internet, en un portal que se llama Bitácoras, donde se indexan diariamente miles de artículos sobre historias y curiosidades de todo el mundo. Allí he conocido al periodista y escritor Francisco Galván, que ha presentado estos días en la Feria del Libro de Madrid su último libro: "Memorias del guerrillero con dos cabezas"; a gente estupenda de Madrid, Sagunto, Onda, Blanes. Lleida, Valladolid, Barcelona, Canarias, Venezuela, Colombia... y a todos ellos, en este pequeño artículo semanal, quiero trasladarles el aroma de esta tierra nuestra, por lo que es probable que me repita en algunos lugares y costumbres, con la intención de que todos ellos vayan teniendo referencias de lugares como "La Olmeda", uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del mundo romano hispánico, después de tres años y medio de remodelación o las comarcas que integran el Parque Natural "Fuentes Carrionas-Fuente Cobre". Es un deber. Es un placer.

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19 junio 2009

Justificar una medalla
junio 19, 20091 Comments

Las medallas siempre llegan muy tarde. Como esa experiencia que te piden cuando terminas el estudio, o ese estudio que te requieren cuando pierdes el trabajo. Da la impresión, creo que muchos la tenemos, de que todo esto forma parte del sistema. Un enredo para distraernos, una llave para manejarnos, una fórmula que siempre está en el candelero.


 Una medalla que en cualquier caso, en este sobre todo, llega al final de una vida dedicada en buena medida a rescatar del olvido todo eso que hoy nos muestra en su Museo, cuando ya al agasajado no le quedan ni fuerzas para responder con nuevos trabajos, ni bríos suficientes para agradecer ese estímulo que siempre te aporta el agradecimiento de los demás. Porque hay vidas ya vividas, de sobra conocidas, que no necesitan ninguna de los tres: ni experiencia, ni estudio, ni medalla.

Piedad tiene una experiencia de 82 años. Su vida es un trozo de esta tierra a la que ha vivido pegada desde sus curiosos comienzos como reportera de la Agencia EFE, cuando ser mujer y ser fotógrafo en España era poco menos que imposible. Piedad tiene el estudio, sabe lo que ha costado aupar un poco el nombre de esta tierra, conoce al dedillo la vida de los personajes de su época: el practicante que atendió mil partos, la planchadora, el barbero, la panadera, el director de Banca; el relojero que llegó de Orense, el sacerdote, el tío "Garabito", el tío "Mosquito"…, a quienes rindió cumplido homenaje a finales del pasado siglo en la Fundación que lleva su nombre.

Piedad tampoco necesita una medalla. Un premio es haber vivido. Un premio es haber amado, haber sido más o menos querida, haberse impresionado con tanta vida como fue pasando ante el objetivo de su cámara; alimentándose de la sabiduría de aquellos hombres y mujeres que, sin la experiencia o el estudio de hoy día, encontraron la fórmula para hacer más llevadera la vida en estos lugares apartados..

Pero su legado, es verdad, bien vale esa distinción que en estos días recibirá de manos de la Diputación palentina. Doscientas mil imágenes de gentes, de paisajes, de oficios, de animales y, asomando a sus labios un deseo que es como un suspiro de nostalgia, ante el reto tan difícil, yo diría que imposible, de llenar de gente esta montaña.

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12 junio 2009

Un grito por la Ojeda
junio 12, 2009 7 Comments

Nuestras imágenes, restos arqueológicos, arte sacro o civil, piedras talladas, vestiduras…, solamente se prestarán a Museos o similares de Castilla-León, previa firma de un Documento que acredite su devolución posterior".




Esta es una de las Ordenanzas a las que alude Rafael Palacios, escritor de aquel valle y tiene su explicación porque, en los años de atrás, llegaron a diversos lugares de EEUU imágenes y esculturas propiedad de La Ojeda y de otros pueblos de la montaña. Hace ya un tiempo, mi amigo Amando Vega, profesor en la UPV, verdadero impulsor de la recuperación de la ermita de San Jorde, me propuso una iniciativa para salvar el templo del siglo XIII que aún luce su espadaña y su troncocónica pila bautismal.

A nuestra propuesta se fueron sumando en los distintos foros, gentes que habían nacido o tenían sus raíces en este lugar abandonado: Olea de Boedo, Zorita del Páramo; 5 Jordes de Sudamérica por Santa Cruz y Bolivia que buscaban el origen de su apellido… un vecino de Francia que escribe muy sentido: "He dado parte de estos hechos a gentes responsables de la región y me contestaron que no había subvenciones para repararla". Lo cierto es que, merced a esta iniciativa, volvió a retomarse la puesta a punto de la ermita de San Jorde, uno de los Monumentos Palentinos incluido desde hace años en la lista roja del Patrimonio. Para cerrar el círculo y empujar nuestro ego, hace poco tiempo la procuradora socialista, María Luz Martínez Seijo, nos remitía un correo solicitando información sobre la ermita. Quería defenderla con una proposición No de Ley en la Comisión de Arquitectura y Vivienda de las Cortes Regionales. Será difícil que aquellos que "defienden" los intereses de esta tierra vuelvan los ojos a este lugar que, como escribió "Morenés" a Amando Vega, "es suyo" y como tal se ha de concienciar a la opinión pública para que limpien, consoliden y cuiden ellos mismos.

A veces hasta las pequeñas causas encuentran sentido y resonancia, cuando el eco de tu grito es recogido por otras gentes que lo examinan y lo tratan; que vuelven a gritarlo y lo exponen al público. Y ahora es el momento de añadirla a esas iglesias que se están restaurando, para que forme parte del "Patrimonio de la Humanidad" que se vislumbra.

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08 junio 2009

Regreso al pasado
junio 08, 2009 7 Comments

Durante mucho tiempo, sobre todo desde que decidí, con la complicidad del "diario", dedicarle un artículo semanal a mi tierra de origen, los recuerdos me han devuelto con creces un mundo de sensaciones que parecían definitivamente fruto de un sueño, historias en las que pocos hurgarían, vidas que jalonaron este escenario frío.




Con este mismo título lancé un blog en internet a finales del pasado año, al que han llegado ya más de mil lectores de todo el mundo: México, India, Moldavia, Brasil, Francia,… Algunos, seguramente, han llegado por casualidad, pero es gratificante comprobar que muchos regresan e imprimen los trabajos expuestos, que hablan de la mina, que investigan la historia de estos pueblos, o aquellos otros donde he ido incorporando relatos recogidos en la revista literaria "Pernía", aventura en la que yo anduve tan implicado en la década de 1980. Estamos internacionalizando la noticia, ahora internet lo devora todo y por doquier -junto a temas candentes de nuestra sociedad-, surgen historias nuevas, gentes deseosas de conocer otros rincones.

Es un viaje a través del espacio, con la imaginación, para el que sólo se pide tiempo, algo que no tenemos. Este esfuerzo tiene un pago que lo compensa todo, porque sí, buscamos con urgencia lo último, pero necesitamos y agradecemos enormemente esa mirada retrospectiva que nos lleva por los caminos de la vida; los nuestros, los de nuestros progenitores, los que imaginamos, los que deseamos; caminos de un pueblo de montaña que no conocimos, o donde se produjo un acontecimiento que conecta con nuestra vida actual por algún resquicio. Son sentimientos, sensaciones, estímulos que te ayudan a comprender las costumbres de los pueblos. ¿Por qué se erigen donde están?, ¿Quién decide su emplazamiento? ¿Cómo se proveen de alimentos cuando las carreteras son apenas caminos? ¿Qué sentido se les inculca de región o de pueblo?

El mundo entero se pregunta lo mismo, vuelve como nosotros sus ojos al pasado, y en esa urgencia por conocer su procedencia, uno se tropieza con historias tremendas, con pueblos arrasados por el temporal o por la guerra. Por eso de tarde en tarde necesitamos volver a los orígenes, sin otro interés que dar testimonio de este legado histórico.

8/6/2009

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08 abril 2009

La historia de Pernía II
abril 08, 2009 4 Comments

Los Condes Alfonso y Justa

Por Valentín Ruesga Herreros




En el Archivo Histórico Diocesano de Palencia se conserva el documento más antiguo referido expresamente a lugares, acontecimientos y mandatarios de Pernía. Fechado el 25 de agosto de 932, según este diploma los condes de Liébana, Alfonso y Justa, conceden al abad Gonzalo la iglesia de Santa María de Lebanza con sus posesiones y derechos en diversos lugares de Palencia y Cantabria sobre los que debían tener jurisdicción, afirmándose además en el documento que Alfonso era hijo de de Diego Muñoz y de Tigridia, condes de Saldaña. A Diego Muñoz se le ha tenido por hijo de los lebaniegos Munio y Gulatruda y los condes Alfonso y Justa se supone sean los mismos que según documentos de 925 construyeron la iglesia de Santa María de Lebeña y que intervinieron activamente en la política lebaniega en la primera mitad del siglo X.´

El escrito no es original, sino una copia del siglo XII y procede del Archivo de Lebanza, incorporado al Archivo Diocesano en 1825, a la muerte de Pedro Rojo, canónigo penitenciario y último capitular de la Abadía de Lebanza. El diploma figuró en la exposición de manuscritos y documentos que en octubre de 1989 organizó en Palencia la Diputación Provincial.

El documento fue publicado por Laureano Pérez Mier en su obra El Condado de Pernía y también por Justo Pérez de Urbel en su Historia del Condado de Castilla y ninguno de estos dos autores hicieron comentario crítico alguno sobre el mismo, pero otros autores e investigadores, sin embargo, ponen en duda la autenticidad del documento o la exactitud de su contenido, tanto en lo que se refiere a los personajes que figuran en la escritura, como en lo relativo a la toponimia de los territorios y lugares que se citan en ella, llegando a suponerse que el diploma no es copia literal del original, sino copia ampliamente interpolada o incluso totalmente apócrifo y redactado en el siglo XII para justificar las posesiones y derechos que la tradición otorgaba a Santa María de Lebanza y que la misma tradición suponía había concedido en 932 el conde Alfonso. Este tipo de manipulaciones no es infrecuente en documentos antiguos; tal ocurre con el Fuero de Cervatos o quizá incluso con la Carta-Puebla de Brañosera, por no hablar de la Hitación de Wamba o los Liber Testamentorum, como el de la Catedral de Oviedo.

Las primeras dificultades que surgen al tratar de interpretar el documento de 932 se refieren a la propia personalidad del conde Alfonso. Es dudoso que éste sea hijo de Diego Muñoz, pues no se menciona entre los hijos del conde de Saldaña en ningún otro documento y la cronología de la documentación sobre ambos personajes también dificulta suponer la relación padre-hijo entre ellos. El último documento de Diego Muñoz como conde de Saldaña lleva fecha de 951 y los documentos de los archivos lebaniegos sobre Diego Muñoz se extienden hasta 964, aunque en ellos no se hace referencia a que sea conde de Saldaña; Alfonso es documentado por última vez como conde de Liébana en 952, apareciendo después como señores de esta comarca Fernán González de Castilla (956-959) y Fernando Rodríguez (961-966) y a partir de 974 un nuevo conde de Saldaña, Gómez Díaz, que sin duda sí que es hijo de Diego Muñoz.

Todo esto ha llevado a algunos investigadores, como Julia Montenegro, a suponer que el Diego Muñoz conde de Saldaña y el Diego Muñoz lebaniego son personajes distintos, siendo el primero hijo de Munio Gómez, noble palentino de la comarca de Guardo y origen de la familia de los Beni Gómez y el segundo, miembro de la nobleza lebaniega local. Siguiendo esta línea, la medievalista Margarita Torres identifica a Munio Gómez y a Diego Muñoz con Abolmondar Blanco y su hijo Diego Abolmondárez, dos de los condes apresados por Ordoño II en 921 por no haber acudido a la batalla de Valdejunquera, en la que el rey de León y Sancho I de Navarra fueron derrotados por Abderraman III.

El Diego Muñoz lebaniego sería, por supuesto, hijo de Munio y Gulatruda; estos son mencionados en documentos de Santo Toribio de los años 915 y 929, mientras que Diego Muñoz está documentado, como se ha visto, hasta 964, en una ocasión junto con doña Aldena, que puede suponerse sea su mujer. Después de esta fecha no parece haber documentación cierta sobre él o sobre sus descendientes, entre los cuales nada hace suponer se encuentre el conde Alfonso de Lebeña, cosa por otra parte que sería cronológicamente aún más difícil que suponerle hijo de Diego Muñoz de Saldaña.

Aunque no puede rechazarse de forma absoluta que el conde Alfonso pudiese ser hijo del conde de Saldaña, y aun podría ser la hipótesis más conforme con los escasos datos que existen referentes a su personalidad, las incertidumbres que esto presenta han dado lugar a suponerse, aunque no pueda demostrarse documentalmente, que aquél era miembro de la casa real astur-leonesa, mientras que su esposa Justa sería quien fuese hija de Diego Muñoz, proponiéndose así una solución ecléctica a las dudas planteadas sobre la filiación de los condes.

Así, algunos suponen que el conde Alfonso era nieto de Ordoño I y sobrino por tanto de Alfonso III el Magno; el Cronicón de Sampiro dice que hacia el año 870 los hermanos de Alfonso III se sublevaron contra él, pero vencidos, fueron condenados a ceguera, según las crueles leyes de la época; de aquéllos, Nuño (Munio) Ordóñez estaba casado con Asura de Castilla, pero entre su supuesta descendencia no se cita ningún hijo con el nombre de Alfonso; de Bermudo Ordóñez, casado con Guntroda, no se conocen descendientes, así como tampoco de los otros hermanos, Fruela y Odoario, de los que no se sabe si estuvieron casados. De esta forma, la filiación del conde Alfonso como nieto de Ordoño I no pasa de ser una suposición, posible pero indemostrable.

En otras ocasiones se ha indicado que Alfonso pudiese ser hijo de Ordoño el Ciego; con este nombre y este apelativo se encuentran dos personajes en la casa real de Asturias y León: el primero era hijo de Fruela II y hermano de Alfonso Fróilaz, quien disputó el trono a los hijos de Ordoño II; fue Alfonso rey de León por breve tiempo, pero fue expulsado por Alfonso IV el Monje, teniendo que retirarse a Asturias con sus hermanos, donde pudieron mantenerse algunos años; cuando Alfonso IV trató de recuperar el trono que había cedido a su hermano Ramiro II, los Fróilaz le apoyaron circunstancialmente, pero vencidos el uno y los otros por Ramiro II en 932, fueron privados de la vista; no se conocen descendientes de los Fróilaz y concretamente de Ordoño el Ciego, por lo que también la filiación del conde Alfonso respecto de aquél es una conjetura sin apoyos documentales.

El segundo Ordoño el Ciego era hijo de Ramiro III de León y al parecer era ciego de nacimiento. Tuvo un hijo llamado Alfonso, casado con Fronilde, pero estos personajes vivieron ya en el siglo XI, pues Ordoño murió hacia 1020 y Alfonso Ordóñez hacia 1050, un siglo después de la época en que se supone vivió Alfonso de Lebeña y Lebanza; sin embargo, en algunas referencias, interpretando confusamente fechas y acontecimientos, se atribuye a este Alfonso Ordóñez la fundación de Santa María de Lebeña, cien años antes de la época en que vivió.

De las tres alternativas propuestas para tratar de explicar la pertenencia del conde Alfonso a la casa real, la más verosímil parece la primera, pues descartada la última, parece poco probable que un descendiente de los Fróilaz pudiese mantener sus prerrogativas después del año 932, bajo el reinado de Ramiro II.

Una tercera hipótesis sobre la ascendencia de los condes Alfonso y Justa, menos difundida, los supone nobles cristianos que emigraron desde la Andalucía sometida al dominio musulmán hasta las tierras libres del norte, es decir, que serían mozárabes. Estas suposiciones, expuestas por el historiador Gómez Moreno, podrían basarse en el estilo arquitectónico de la iglesia de Lebeña, estilo mozárabe (prerrománico), que supone influencias del sur peninsular; otros indicios que podrían avalar esta hipótesis serían el nombre de la condesa, Justa, extraño en tierras norteñas y que lo ratificaría como de origen andaluz, según aquel historiador, el hecho de figurar las santas sevillanas Justa y Rufina entre las titulares de la iglesia de Lebeña. Esta hipótesis parece incompatible con la supuesta relación de Alfonso o de Justa con los Beni Gómez de Saldaña, que según estas teorías aparecerían solamente más tarde en la historia de Liébana y Pernía, de modo que aquella relación que se desprende del diploma de 932 sería una interpolación totalmente gratuita.

Como se ha apuntado, el supuesto de que el conde Alfonso sea hijo de Diego Muñoz de Saldaña no puede rechazarse totalmente y es posible explicar las cuestiones que esto plantea: las dificultades cronológicas no son insalvables y el hecho de que no aparezca entre los hijos de Diego Muñoz y Tigridia que se mencionan en un documento de 940 por el que éstos donan al monasterio de San Román de Entrepeñas varias iglesias en Guardo, Arconada y Dueñas, podría explicarse suponiendo que solamente confirmaron los hijos presentes en el acto de donación, no figurando Alfonso, posiblemente el hijo mayor que residiría en Liébana, ni otros dos hijos de Diego Muñoz, Guntroda y Fernando, que podrían ser aún menores de edad.

Entre los documentos otorgados por el conde Alfonso también se considera apócrifa la escritura de 925 del cartulario de Santo Toribio, por la que aquél, tras mencionar la milagrosa curación de su ceguera, castigo de la Providencia por su empeño en trasladar a Lebeña las reliquias de Santo Toribio, hace donación de la iglesia de Santa María de aquel pueblo lebaniego al monasterio de Turieno, además de otras iglesias y posesiones. Este documento se considera apócrifo, tanto por los hechos prodigiosos que relata, como por los errores que contiene, tales como suponer que en aquel momento reinaba Ordoño (II), cuando en el año 925 ya era rey de León Fruela II.

Otro punto oscuro del documento de 932 es la figura del abad Gonzalo, pues hay quien supone que no era abad de Lebanza, sino del monasterio de San Martín de Turieno, después Santo Toribio, y que el conde Alfonso le concedió jurisdicción sobre Santa María de Lebanza. La existencia del abad Gonzalo de San Martín de Turieno está acreditada por documentos del Cartulario de Santo Toribio de los años 940 y 941 y en este último confirma una donación de bienes en el pueblo lebaniego de Tanarrio que se hace conjuntamente al monasterio de Turieno y al de Lebanza. Es posible que entre estos dos monasterios existiese temporalmente una relación de interdependencia; sin embargo, la donación de Santa María de Lebanza al obispo de Palencia hecha por Alfonso VI en 1086 y la concesión de privilegios y derechos al monasterio y sus posesiones que a petición del obispo otorga Alfonso VII el Emperador al abad Pedro Humberto en 1142, casi sobre los mismos términos que cita el documento de 932, parecen corroborar que por lo menos ya a finales del siglo XI y mediados del XII, la Abadía gozaba de total autonomía.

La concesión de 932 está otorgada directamente por el conde Alfonso, lo que indica las amplias atribuciones que debía tener; no obstante, se dice otorgada “sub principe domno adefonso”, es decir, reinando Alfonso. Esto añade nuevas incertidumbres, pues en el año 932 es cuando Alfonso IV pretende recuperar el trono de León, mientras que en Asturias se mantiene Alfonso Fróilaz, aunque probablemente aquí se trate del primero. Tras la derrota de los pretendientes, tanto el conde Alfonso, independientemente de su filiación, como Diego Muñoz hubieron de reconocer a Ramiro II para poder así conservar sus prerrogativas.

De cualquier forma, la escritura de 932 conservaría su valor histórico y acreditativo, puesto que cuanto menos buena parte de los derechos civiles y eclesiásticos de la Abadía de Lebanza consignados en ella estuvieron en vigor largos años. Así, muchos de estos derechos son confirmados por Alfonso VII en 1142, mientras que en el Becerro de los Beneficios de la Diócesis de Palencia se señalan los diezmos que recibe la Abadía de diversas parroquias y en el Libro Becerro de Behetrías se mencionan sus derechos sobre Lebanza, Cabezón, Cahecho y Lerones, en la Merindad de Liébana y Pernía, además de la jurisdicción sobre Polentinos, concedida en 1289. Asimismo, cuando en 1454 la Abadía de Lebanza entabla pleito por la usurpación de sus derechos sobre la iglesia de Santa María de Tina, en Rivadeva, juzgando el caso el prior del monasterio de Piasca, Pedro de Población, la Abadía consigue su propósito aduciendo los privilegios otorgados por el rey Alfonso VII en 1142 y resolviéndose el pleito por bula del papa Nicolás V en la que se recuerdan los derechos de Santa María de Lebanza sobre varios pueblos de Rivadeva y Peñarrubia, tal como se nombran en el documento de 932. Y ya a mediados del siglo XVIII, según el Catastro del Marqués de la Ensenada, la Abadía tiene todavía jurisdicción plena sobre Polentinos y compartida con el conde de Siruela sobre Lebanza, recibiendo además diezmos de varias parroquias de lugares de Palencia y Liébana.

Si no resulta fácil establecer la ascendencia del conde Alfonso, tampoco es sencillo conocer su descendencia. Los nombres de los hijos que aparecen en el documento de 932, Odoario, García, Ordoño y Guter, no se citan como tales en ningún otro documento de la época; los cartularios lebaniegos registran los nombres de Pepi, Bermudo y Ordoño Alfonso, tenidos por hijos del conde y que algunos relacionan con la fundación del pueblo palentino de Fuentes de Nava, denominado anteriormente Fuentes de Don Bermudo, en posible referencia al hijo de Alfonso, aunque este supuesto carece de base histórica.

La documentación no permite seguir la posible descendencia de los condes Alfonso y Justa y así, aunque a finales del siglo X aparece un Alfonso Díaz del que podría pensarse estuviese relacionado con ellos, documentalmente no es posible establecer esta relación.Este Alfonso Díaz figura en documentos de Piasca y Sahagún, datados de 984 a 1024; es padre de Munio y Guter Alfonso, que según algunos documentos, afirmaban ser descendientes de los fundadores del monasterio de Piasca, debiendo ser, por consiguiente, de origen lebaniego. No existe, sin embargo, ningún indicio que relacione a Alfonso Díaz con el conde Alfonso de Lebeña y Lebanza.

Lo que sí parece claro es que a Alfonso Díaz se le puede considerar origen de una familia estrechamente relacionada con Liébana, así como con la nobleza de León y Castilla, pues mientras que sus hijos Munio y Guter Alfonso aparecen como condes de Saldaña y Cea hacia 1040, un nieto del primero, Martín Alfonso, fue también conde de Cea y su hermana Ailo Alfonso casará con Pedro Ansúrez, último conde de Saldaña de la familia Beni Gómez, en tanto que Guter Alfonso será antecesor de los Girón, que gobernaron Liébana y Pernía a finales del siglo XII y primera mitad del XIII.

No obstante las dudas sobre la autenticidad y exactitud de los documentos relativos a los condes Alfonso y Justa, aparte de las leyendas que los acompañan, debe suponerse que todo esto tiene un contenido histórico importante que indicaría, por una parte, que en 932 Santa María de Lebanza obtuvo la dignidad de abadía, con sus derechos jurisdiccionales, y por otra, confirmaría la relación existente entre las familias dirigentes de Liébana y Saldaña, así como la estrecha vinculación histórico-administrativa que había entre las comarcas de Liébana y Pernía, que llevaría posteriormente a la constitución de la Merindad de este nombre.
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Fuentes Consultadas

¬ Cawley, Charles: Medieval Lands, Foundation for Medieval Genealogy
¬ fmg.ac/Projects/MedLands/Contents.htm
¬ Editorial Cantabria, S. A.: Cantabria 102 Municipios
¬ Fita, Fidel: San Miguel de Escalada y Santa María de Piasca. Datos inéditos
¬ cervantesvirtual.com/FichaMateria.html?Ref=100000&idGrupo=estudiosCriticos
¬ García Guinea, Miguel Ángel: El Románico en Palencia
¬ García Guinea, Miguel Ángel: El Románico en Santander
¬ Gómez Moreno, Manuel: Iglesias Mozárabes
¬ Madrazo, Pedro de: La Iglesia de Santa María de Lebeña
¬ cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=19327&portal=33
¬ Martínez Díaz, Gonzalo: Restauración y límites de la diócesis palentina
¬ dialnet.unirioja.es/servlet/fichero_articulo?codigo=2487150&orden=0
¬ Montenegro, Julia: Colección diplomática de Santa María de Piasca: (875-1252)
¬ Pérez de Urbel, Justo: Historia del Condado de Castilla
¬ Pérez Mier, Laureano: El Condado de Pernía¬ Sánchez Candeira, Alfonso: Castilla y León en el siglo XI. Estudio del reinado de Fernando I
¬ books.google.es/books?isbn=8489512418. (Págs. 86-87)
¬ Torres, Margarita: Linajes nobiliarios de León y Castilla: Siglos IX-XIII
¬ Wikipedia: Diego Muñoz de Saldaña

© Valentín Ruesga Herreros, para esta sección, Torrelavega, Abril 2009


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12 marzo 2009

Historia de Pernía
marzo 12, 20091 Comments

Condes de Pernía

Por Valentín Ruesga Herreros


El señorío temporal de los obispos de Palencia en Pernía tiene su origen en las donaciones regias que recibieron aquéllos tras la restauración de la diócesis y sus términos en 1034 por Sancho III el Mayor de Navarra, confirmada por Bermudo III de León en 1035, por Fernando I de Castilla en 1059 y por sus sucesores en años posteriores, así como por bulas de los papas Urbano II (1095), Pascual II (1116), Honorio II (1125) e Inocencio II (1143).

Según estas disposiciones, los territorios de la Montaña Palentina comprendidos inicialmente en la diócesis restaurada comprendían los alfoces de Mudá con Redondo, Ordejón, Castrejón de la Peña y los enclaves de Guardo, Camporredondo y Alba. Mientras que el territorio al este de esta zona pertenecía a la diócesis de Burgos, los pueblos de la zona situada al oeste siguieron dependiendo del obispado de León; así pues, los únicos pueblos de la Pernía propia incluidos en la recién restaurada diócesis fueron los tres del valle de Redondo, San Juan, Santa María y San Martín. Los demás pueblos siguieron perteneciendo a la diócesis de León e incluso en 1037 se reafirma esta pertenencia cuando la condesa Elvira Favílaz pone a San Salvador bajo la dependencia directa de la catedral leonesa, al tiempo que dona a ésta un buen número de posesiones y lugares en Pernía, Liébana y Saldaña. En la primera de estas comarcas se cuentan Lebanza, El Campo, Caminos, Areños, Camasobres y Tremaya (?), además de Ruesga, mientras que de Liébana se incluyen Bárago, Cucayo, Pollayo, Valmeo (?), Toranzo, Bejo, Castro, Bedoya y Viñón (?), confirmándose estas donaciones en el testamento otorgado en 1069; los documentos relativos a estas disposiciones se conservan en el libro Tumbo de la Catedral de León. Elvira Favílaz estuvo casada con Munio Gómez, de los Beni Gómez de Saldaña, y en estos documentos afirma también ser la fundadora de la iglesia colegiata (“arcisterium”) de San Salvador. Barrio y Mier los hace protagonistas de la leyenda de la Peña Tremaya.

Las donaciones que recibieron los obispos de Palencia una vez restaurada la diócesis fueron las que incluían derechos temporales que darían lugar a la constitución del condado de Pernía ligado a la titularidad de aquella dignidad eclesiástica. La primera donación que recibió la nueva diócesis palentina fue la de Santa María de Lebanza, según documento otorgado por Alfonso VI en 1096, en tanto que en 1153 recibe Polentinos y la iglesia de San Salvador, según concesión deAlfonso VII el Emperador.

Sin embargo, la donación más importante es la que en 1181 concede Alfonso VIII a su tíoRaimundo, obispo de la diócesis en aquella época (1148-1184), como compensación por los derechos a los que había renunciado según el fuero otorgado a Palencia en 1180. Según el documento de donación, que se conserva, como los dos anteriores, en el Archivo de la Catedral de Palencia, los obispos adquieren heredades y derechos en varios lugares de Pernía y Liébana; en la primera recibe derechos sobre en San Salvador de Cantamuda, Lebanza, Areños, El Campo, Caminos, Casavegas y Vañes, mientras que en Liébana los recibe sobre Bárago y Soberado, Ranes (?), Valmeo, Viñón, Castro, Bedoya, Coveña y Frama.

La donación coincide casi exactamente con la efectuada a la Catedral de León por la condesaElvira Favílaz en 1037, excluyéndose de forma explícita en el documento de Alfonso VIII“las poblaciones de Camasobres y los barrios de Resoba (Ruesga?)” que figuraban en la donación de la condesa, habiendo además algunos de aquéllos que no se mencionan en el documento de 1181.

Estas donaciones a los prelados palentinos fueron confirmadas por el mismo Alfonso VIIIal obispo Arderico (1184-1207), por Alfonso X al obispo Fernando (1256-1265) y porAlfonso XI a Blas Fernández de Toledo (1343-1353). Además, los obispos habían obtenido también dominio sobre La Lastra, en tierras de Alba, y sobre Tresabuela, Salceda, Cotillos, San Mamés, Lombraña, Uznayo, Belmonte y Santa Eulalia, en Polaciones.

Los derechos adquiridos debieron ser de carácter dominical o solariego, pues se alcanzaban como compensación por los beneficios y rendimientos que había perdido el obispado con los nuevos fueros; los derechos jurisdiccionales, tales como la facultad de nombrar autoridades locales, serían otorgados probablemente cuando a los obispos les concedieron la dignidad condal.

Los dominios anteriores experimentaron algunas variaciones; así, en 1185 Areños pasó a depender de la Orden de Santiago, pero poco después el obispo Arderico adquiere de nuevo este lugar, permutándolo por los de Lombraña, Uznayo, Belmonte y Santa Eulalia, en Polaciones, aunque reservándose los derechos eclesiásticos sobre estos últimos; Polentinos, por su parte, pasó a depender directamente de Santa María de Lebanza en 1289.

Según el Libro Becerro de Behetrías, en 1352 los obispos de Palencia tenían derechos, totales o compartidos, sobre los pueblos de San Salvador de Cantamuda, (Areños), Casavegas, El Campo, Lebanza, Redondo, Lores, Vañes y La Lastra en Palencia, Tresabuela, Salceda, Cotillos y San Mamés en Polaciones y Bárago, Soberado, Ranes, Bedoya, Castro, Viñón y Valmeo en Liébana. Además, la Abadía de Lebanza tenía dominio sobre este pueblo, compartido con el obispo de Palencia, dominio pleno sobre Polentinos y derechos compartidos sobre Cabezón, Cahecho y Lerones, en Liébana.

En 1410 el obispo Sancho de Rojas (1403-1415), participa en la conquista de Antequera junto al infante Fernando, futuro rey de Aragón; al parecer, por este hecho fue concedido a los obispos de Palencia el título de condes de Pernía, confirmándose así sus derechos jurisdiccionales.

Sancho de Rojas fue personaje influyente en la Corte de Castilla, siendo emisario del infanteFernando ante las Cortes aragonesas; proclamado éste rey de Aragón, Sancho regresó a Castilla como consejero de la reina Catalina de Lancaster, madre de Juan II. Entre 1415 y 1420 fue arzobispo de Toledo y aun después de morir la reina y ser proclamado Juan II mayor de edad en 1419, Sancho de Rojas se mantuvo cerca de la Corte, de modo que también se supone que el título de conde de Pernía pudo ser otorgado por sus servicios a la Corona. De cualquier modo, ni Sancho de Rojas ni sus sucesores inmediatos utilizaron oficialmente el título; el primer obispo que lo hizo fue Gutierre de la Cueva (1461-1469), hermano de Beltrán de la Cueva, supuesto padre de la infanta Juana, frustrada heredera de Enrique IV, desplazada por Isabel la Católica. A partir de entonces los obispos de Palencia utilizan frecuentemente esta titulación en documentos oficiales, pudiéndose citar a Juan Rodríguez de Fonseca(1504-1514), Luis Cabeza de Vaca (1537-1550), Pedro de la Gasca (1551-1561), Juan Ramírez Zapata de Cárdenas (1570-1577), Juan del Molino Navarrete (1672-1685) oFrancisco Ochoa de Mendarosqueta (1717-1732).

El señorío de los obispos-condes experimentó todavía algunas variaciones durante los siglos siguientes y así, en 1544 se establece una concordia entre el obispo Luis Cabeza de Vaca y el duque del Infantado, Íñigo López de Mendoza, que de hecho significó compartir el señorío sobre los pueblos del condado de Pernía en Polaciones y Liébana. Los cambios en los derechos señoriales, generalmente en detrimento de las atribuciones de los obispos de Palencia, podrían deberse a la política de enajenación de señoríos eclesiásticos que siguieron Carlos I y Felipe II.

Según el Catastro del Marqués de la Ensenada, en 1752 el obispo de Palencia tenía jurisdicción plena sobre San Salvador, Areños, Casavegas y La Lastra; El Campo era de realengo, aunque el obispo percibía el yantar y el conde de Siruela la martiniega; la Abadía de Lebanza era de realengo, pero a su vez ejercía señorío sobre el pueblo, compartido con el conde de Siruela, mientras que Polentinos era jurisdicción plena de dicha Abadía; los demás pueblos de Pernía eran señorío del conde de Siruela, señorío que procedía de los derechos concedidos por los reyes castellanos a la familias De la Vega-Mendoza y Velasco. Como conde de Pernía, el obispo de Palencia tenía también en estas fechas señorío compartido con los duques del Infantado sobre Tresabuela, Salceda, Cotillos y San Mamés en Polaciones y sobre Bárago, Soberado y Castro, en Liébana.

Sin embargo, el 20 de enero de 1718, el emperador de Austria Carlos VI concedió a Luis de Pernía y Girón un título de conde de Pernía, pues el emperador, que como archiduque había disputado a Felipe V la corona de España en la Guerra de Sucesión, se negaba a reconocer a aquél como rey de España y seguía otorgando títulos nobiliarios. Tras la normalización de las relaciones entre España y Austria por el Tratado de Viena de 1725, se reconocieron aquellos títulos concedidos por el pretendiente austriaco y entre ellos, el de conde de Pernía, hecho que se ha interpretado alguna vez suponiendo que el título que en su día se concedió a los obispos de Palencia había pasado a atribuirse a un laico por haber demostrado éste tener mejores derechos que los prelados palentinos, o bien que los Pernía habían conseguido los derechos jurisdiccionales que tenían los obispos en la comarca palentina, quedando reducido el título de éstos a un mero atributo honorífico. Cualquiera de estas dos cosas, a las que se las pone fecha en 1739, parece difícil, pues no se entendería bien que un seglar pudiera aducir derechos sobre un título que estaba ligado a una dignidad eclesiástica.

La realidad es que se trata de dos títulos diferentes, cada uno con sus derechos y atribuciones: uno el concedido a los obispos de Palencia por Juan II en 1410 y otro el creado en 1718 paraLuis de Pernía y sus descendientes. Así se hace constar en tratados de Nobiliaria, en los que generalmente se considera a Gutierre de la Cueva como primer titular de la dignidad de nobleza concedida a los obispos de Palencia; también confirman esta duplicidad de títulos las vicisitudes por las que han pasado éstos posteriormente, como se expone aquí. Es de creer que el título de conde de Pernía fue concedido a Luis de Pernía por suponer que su familia descendía de este valle palentino. El apellido, efectivamente, se considera que es un apellido toponímico que procede de la Pernía palentina, de donde habría pasado a otras regiones y, por ejemplo, ya en 1461 un Luis de Pernía se distinguió en la defensa de Osuna contra los musulmanes granadinos.

Los nuevos condes de Pernía accedieron al señorío de la villa de Tielmes, ahora en la provincia de Madrid y entonces en la de Toledo, señorío adquirido en 1734 por Pelayo de Pernía Girón yCastillo por herencia de su tío, Pedro López del Castillo, apareciendo como tal señor de Tielmes y conde de Pernía en el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1752. Pero en él aparece también el obispo de Palencia, que entonces sería Andrés de Bustamante (1750-1764), con señorío y jurisdicción sobre San Salvador y demás lugares indicados anteriormente, en su condición de conde de Pernía, en tanto que no aparece en ninguno de estos lugares derecho alguno asignado a los nuevos condes, lo que viene a corroborar que se trataba de dos títulos diferentes y que la familia Pernía no tuvo nunca atribuciones sobre el valle palentino. Aunque desde el punto de vista estrictamente jurisdiccional, los señoríos eclesiásticos ya habían sido incorporados a la Corona en 1805, los derechos señoriales fueron suprimidos por decreto de 6 de agosto de 1811, ratificado definitivamente el 30 de enero de 1837, de modo que los títulos nobiliarios que pudiesen estar ligados a ellos quedaron como meros títulos honoríficos. En épocas más recientes, los obispos de Palencia han seguido siendo considerados condes de Pernía; así lo expresa Unamuno en un artículo sobre Palencia escrito en 1921, cuando era obispo Ramón Barberá y Boada (1914-1924), y en 1934 en un boletín de Movimiento Nobiliario, preparado por el conde de los Acevedos, se da cuenta del nombramiento de Agustín Parrado García, obispo de Palencia y “conde de Pernía” (1924-1934), como arzobispo de Granada. Según parece, las disposiciones del Concilio Vaticano II obligaban a los eclesiásticos a renunciar a los títulos nobiliarios, con lo que puede suponerse que el título ligado a la dignidad de obispo de Palencia se ha extinguido. El título creado en 1718 ha sido reclamado en diversas ocasiones por personas que ya no llevan ningún apellido que recuerde a la Pernía. Se ha indicado alguna vez que la Gaceta de Madrid había publicado en 1924 la vacante del título de conde de Pernía, a la muerte de Ramón Barberá el 11 de septiembre de dicho año y que el vicario capitular Anacleto Orejón había expuesto y conseguido hacer valer los derechos de los obispos de Palencia; lo que publicó realmente la Gaceta de Madrid el 9 de mayo de dicho año fue la solicitud de Rafael de Mazarredo y Tamarit de rehabilitar el título de conde de Pernía de 1718 y la casi simultaneidad de esto con el fallecimiento del obispo Ramón Barberá sería lo que movió al vicario a hacer notar la existencia del título correspondiente a los obispos de Palencia, diferente del reclamado por Rafael de Mazarredo. Y la reivindicación debió ser efectiva, pues el sucesor de Ramón Barberá, Agustín Parrado, fue considerado conde de Pernía, como confirma el boletín de Movimiento Nobiliario citado anteriormente. El titulo de conde de Pernía de 1718 fue rehabilitado en 1950 por Manuel Cencillo de Pineda y a su fallecimiento en 1964 pasó a su hija María Cencillo y González Campo, viuda de Bartolomé March y Servera, que es quien lo lleva actualmente.
Fuentes

Ayuntamiento de Tielmes
Conde de los Acevedos: Movimiento Nobiliario
Francia Lorenzo, Santiago Territorio Perniano (de Matías Barrio y Mier)
Instituto Salazar y Castro: Elenco de Grandezas y Títulos Nobiliarios españoles.
Martínez Díaz, Gonzalo: Restauración y límites de la diócesis palentina
Montenegro, Julia: Colección diplomática de Santa María de Piasca: (875-1252)
Pérez Mier, Laureano: El Condado de Pernía
San Martín Payo, Jesús: La más antigua Estadística de la Diócesis Palentina (a. 1345) (Becerro de los Beneficios de la Catedral de Palencia)

© Valentín Ruesga Herreros, Torrelavega, Marzo de 2009

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26 febrero 2009

Territorio y Patrimonio
febrero 26, 2009 2 Comments


Quiero pensar también que, el estudio de nuestro comportamiento, es una especie de terapia con la que en muchas ocasiones se curan nuestros propios maestros. Hoy voy a fijarme en algunos detalles al respecto. Entre los proyectos que integran la “Agenda21” y que fueron presentados recientemente en Cervera de Pisuerga, se cita un lema en el apartado de fomento, como aquellos que consiguieron impacto en los años de atrás, léase “Venir es volver” o, más recientes, como “Vive tu pueblo”, para esta ocasión “Conoce tu vida en la montaña palentina”, con el que se pretende introducir en las aulas los oficios tradicionales.




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25 febrero 2009

Turismo rural
febrero 25, 20090 Comments

La Provincia de Palencia destaca, al igual que la comunidad autónoma de Castilla y León, por el gran número de lugares de interés turístico principalmente relacionados con el turismo rural. No en vano se trata de una provincia con más de 400 núcleos poblados y una escasa densidad de población. Esto lleva a una escasa presión sobre el medio rural y, por tanto, a una gran cantidad de parajes naturales ricos y en los cuales la presencia humana pasa a un segundo plano.



  • Campings en la Provincia
A lo largo y ancho de la Provincia de Palencia existe una gran variedad de establecimientos hoteleros: apartamentos turísticos, campings (Saldaña, Carrión de los Condes, Aguilar de Campoo, Cervera de Pisuerga, Herrera de Pisuerga y Torquemada), casas rurales, centros de turismo rural, el Parador Nacional de Cervera, hoteles (sólo en la capital ya hay cuatro con categoría de cuatro estrellas) y posadas en los que alojarse. En las diferentes oficinas de información turística existentes en las cabeceras municipales, se puede encontrar información sobre actividades turísticas para realizar, restaurantes donde comer, etc.

  • Patrimonio
La Provincia de Palencia destaca, por su rico y variado patrimonio artístico:

Las diferentes muestras de Arte románico. Una de las mejores muestras de este estilo en Europa. Concentra la mayor cantidad de monumentos románicos por superficie de este continente. Destaca entre todas la Iglesia de San Martín de Frómista, uno de los mejores ejemplos románicos del mundo. Son candidatas a Patrimonio de la Humanidad.

MÁS INFORMACIÓN EN WIKIPEDIA

  • Jornadas Gastronómicas de la Montaña Palentina
DIARIO CARRIÓN

Doce restaurantes protagonizan las XIII Jornadas Gastronómicas de la Montaña Palentina
Los menús de los participantes se servirán los fines de semana del 18 de enero al 27 de abril

Un total de 12 restaurantes participan en las XIII Jornadas Gastronómicas de la Montaña Palentina que, organizadas por el Centro de Iniciativas Turísticas de Cervera de Pisuerga, se desarrollarán del 18 de enero al 27 de abril. Estos establecimientos se irán turnando para servir durante los fines de semana (almuerzos de sábados y domingos y cenas de viernes, sábados y domingos) los menús elaborados para la ocasión y con los que pretenden dar a conocer las excelencias culinarias de esta zona que conserva recetas tradicionales y, en algunos casos, las adapta a los nuevos tiempos.

Estas jornadas son un escaparate de los productos de montaña (carnes, truchas, setas, embutidos, caza, dulces,…) que se combinan con otros de la provincia y de la región, sin descartar los pescados que proceden de la vecina costa cantábrica.

En esta edición podremos degustar la cocina de los siguientes restaurantes:

Parador de Turismo, Peñalabra, Gariba, La Montaña, Pacho, Océano Verde, La Taba, Casa María, Asador Gasolina, La Galería, La Casona del Clérigo y Casa Víctor.

Parador de Cervera inaugura las jornadas los días 18, 19 y 20 de enero. Este establecimiento servirá como aperitivo torreznos crujientes de los pastores de Tosande y una empanada montañesa. Entre los primeros propone ensalada de temporada con queso de cabra, trucha ahumada y reducción de Módena; potaje de garbanzos de la Valdavia estofados con bacalao y espinacas; calabacines rellenos de carne de ternera de Cervera gratinados a la salsa crema de queso del Cerrato; y una crema fina de verduras naturales de la huerta del Pisuerga con frutos del mar. Como segundos sugiere pulpo sobre crema de patatas de La Ojeda gratinado con suave ali-oli; bacalao al horno con manitas de cerdo en su salsa; chuleta de ternera de Cervera acompañada de setas; y carrillada de ternera con ciruelas pasas y regada con vino de la Ribera del Duero. Un surtido de postres del obrador del Parador culminará este menú que sale al precio de 28 euros (IVA incluido) que estará regado por el vino Doce Linajes Crianza (D.O. Ribera del Duero) y en el que entra el café y el chupito de orujo.

MÁS INFORMACIÓN

  • Diez jóvenes se preparan como guías turísticos de la Montaña Palentina
NURIA ESTALAYO | NORTE DE CASTILLA

Diez alumnos participan en el curso de guía-intérprete de patrimonio natural y etnográfico, que desde el pasado mes de diciembre promueve la empresa Piedra Abierta, con sede en la localidad de San Martín de Perapertú, perteneciente al Ayuntamiento de San Cebrián de Mudá, y situada a 16 kilómetros de Aguilar.

Los alumnos, guiados por cinco profesores, alternan las clases prácticas y teóricas entre San Martín y Aguilar. «En un principio se iba a llevar a cabo íntegramente en la sede de Piedra Abierta, pero finalmente se vio que era más fácil para los alumnos venir hasta Aguilar, y como la Escuela de Formación Senda nos ha facilitado una sala, aquí se imparten las clases teóricas», explica Roberto Heras, profesor del contenido más novedoso del curso, la parte que trata sobre etnografía.

En la comarca se han impartido ya otros cursos similares, pero éste es más completo, «porque ningún seminario había incluido una parte de etnografía hasta ahora», apunta Heras. A través de las clases, fundamentalmente mediante las clases prácticas, los alumnos conocerán a fondo el entorno de la Montaña Palentina, para después, con las herramientas que irán conociendo y aprendiendo, poder realizar la debida interpretación de la zona.

MÁS INFORMACIÓN

PARA SABER MÁS
  • TUR PALENCIA 
Casas de turismo rural
  • TOP RURAL 
Pueblos del Románico y Parque Natural
  • RURAL GEST 
Casas rurales en la montaña palentina
  • WIKIPEDIA 
La enciclopedia libre
  • AREA TURÍSTISTICA 
Arbejal, Turismo rural
  • MAPA RED DE TURISMO 
Mapa de las poblaciones donde hay casas rurales
  • TURISMO RURAL Y AVENTURA 
Ciclo rail


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19 febrero 2009

El camino de Luis
febrero 19, 20090 Comments


Son numerosos los desafíos que nos tiende la vida. A renglón seguido vienen como a pedir de boca las palabras del poeta con las que Serrat comenzó a vapulearnos la conciencia: “Caminante, no hay camino. Se hace camino al andar”.

Cuando en 1941, Luis Guzmán Rubio llega destinado como maestro a San Felices de Castillería, para que tampoco sea verdad todo lo que el Machado va cosiendo, allá donde asegura que nunca volverás a pisar la misma senda, viene a poner sus pies en el camino ya trotado por su padre, Guzmán Ricis, autor del himno de Palencia. Luis se propone proseguir su obra recopilatoria, lo que unas veces hace a pie, otras en bicicleta, automóvil o serret, con la pala a mano por si era necesario sacar el vehículo atascado en aquellos caminos llenos de polvo y lodo.



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12 febrero 2009

El Condado de Pernía
febrero 12, 2009 4 Comments

El pasado mes de agosto tuve la ocasión de saludar personalmente a Valentín Ruesga Herreros. Llegaba acompañado de su hermano Laurentino, ambos nacidos en el pueblo de El Campo. Los dos profundos conocedores del devenir de estas comarcas, en cuyos apuntes y trabajos están documentados varios capítulos de mi último libro.




Laurentino es autor de “Las leyendas del lago Curavacas”, publicado en el núm.68 de la Tello Téllez y del trabajo “Por la Cantabria romana de Vellica a Cantabria” publicado en Altamira en 2007. Valentín ha escrito poco pero se ha documentado en todo lo que hace referencia al pueblo de “El Campo”. En una de las fotografías remitidas por él para este trabajo, se puede ver a varios hombres sujetando a dos toros en un círculo. Era tradición que los toros de este pueblo se enfrentasen a los de la vecina localidad de Lebanza en el paraje de “El Cuquillo”. Fue precisamente Valentín el lector intrigado por la doble titularidad del Condado de Pernía.

Desde mediados del siglo XII existían en este lugar pueblos e iglesias bajo el señorío temporal de los obispos de Palencia y al mismo tiempo pueblos bajo el señorío laico. Dos títulos diferentes, uno concedido a los obispos por Juan II en 1410 y el otro creado en 1718 por Luis de Pernía y sus descendientes. Barrio y Mier aborda este asunto con cautela en el manuscrito que daba a conocer oportunamente el académico Santiago Francia. Al hablar de Munio Gómez y de Rodrígo Bustios, que existieron, que fueron condes, y que dominaron de alguna forma estas comarcas, aclara que no hay ningún documento donde se les cite expresamente como condes de Pernía. Una cosa es el señorío jurisdiccional sobre un territorio y otra la concesión de un título nobiliario anejo al mismo señorío, aspecto este último que para nuestro paisano carece de fundamento.

El citado condado tenía su capital en la villa de San Salvador y de los pueblos dependientes de su jurisdicción, que en los últimos tiempos fueron tan sólo Areños y Casavegas. No obstante, en el manuscrito datado en Verdeña el 30 de Junio de 1878 Matías da por hecho que a dicho condado pertenecen el conjunto de pueblos pernianos que hallándose situados en las montañas cantábricas pertenecieron en los antiguo al señorío feudal del obispo de Palencia. Este título honorífico parece llegar a su término a la muerte de Ramón Barberá Boada el 11 de septiembre de 1924. En Octubre de ese mismo año la Gaceta de Madrid hace pública la vacante del título de conde de Pernía.

Valentín Ruesga quiere despejar todas las dudas, e investigando, descubre que lo que la Gaceta de Madrid publica en realidad el 9 de mayo es la solicitud de Rafael de Mazarredo y Tamarit de rehabilitar el título de conde de Pernía de 1718. En ese tiempo, al simultanearse la petición con la muerte del obispo, el vicario capitular, Anacleto Orejón, consigue hacer valer los derechos de los obispos de Palencia, de manera que, Agustín Parrado, el sucesor de Ramón Barberá fue considerado Conde de Pernía, como lo confirma el boletín de Movimiento Nobiliario. El título de Conde de Pernía de 1718, fue rehabilitado en 1950 por Manuel Cencillo de Pineda y a su fallecimiento en 1964, pasó a su hija María Cencillo González, que es quien lo ostenta en la actualidad.


© Froilán de Lózar – DIARIO PALENTINO, 2006


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05 febrero 2009

De un hospital a un "Sin Servicio"
febrero 05, 2009 6 Comments

Siempre he pensado que para entender la magnitud de un problema, hay que experimentarlo en carne propia. Entenderíamos así lo que estos días sienten y callan los vecinos de la montaña, con un cuadro preocupante en el aspecto sanitario, otro motivo más para seguir cerrando puertas. ¿Hay una solución? ¿Dónde está? ¿Quién la tiene?


Hay un tiempo para todo. Lo que ahora se mira como algo innovador, mañana habrá perdido la prestancia ante un reto mayor y no porque sea ineficaz, sino porque el mundo avanza de continuo, o cambia de sintonía velozmente en esa búsqueda permanente de algo nuevo.

La despoblación de estos lugares se origina como consecuencia de uno de esos cambios. Toca labrarse un futuro mejor. El cambio, que es bueno para unos, va debilitando poco a poco al medio rural, que pierde servicios y prestaciones, sumiendo en la desconfianza a quienes contra todo pronóstico, deciden labrarse un futuro en estos pueblos, donde tanto pesan las dificultades.

Hay varias causas que ayudan a que ese vacío de los pueblos se vaya extendiendo, una de ellas la pasividad de los políticos que, en definitiva, ni nos defienden, ni nos representan; y otra, el lenguaje de algunos profesiones que ocupan una plaza a la que no llegan a la hora del trabajo, residiendo en ocasiones a más de cien kilómetros, lo que a estas alturas de un siglo donde tantos avances preconizan (lógicamente, para distraernos, para contener nuestras rabietas, para seguir representando la comedia), nos da risa.

No está prohibido residir tan lejos, claro que no, pero, ¡qué ironía!, nosotros hablando de lo lejos que nos queda un hospital, y el médico que viene a recetarnos, estableciendo su residencia en aquel punto tan lejano, quedándose los pueblos durante días sin maestros ni médicos. Hemos tenido suerte de haber vivido unos inviernos cálidos en las dos últimas décadas.

Lo cierto es que, llegados a este punto, el vaso rebosa y los políticos de la oposición, que en los últimos tiempos se han lanzado desenfrenadamente a denunciar la ausencia de tantas cosas en la montaña palentina, que digo yo que ya era hora, aunque, qué pena, porque, qué tarde, hablan por fin de lo vergonzoso que resulta la ausencia de un médico en La Pernía desde Junio, y del tremendo descontrol que se oficia en el ambulatorio de Cervera. Creo que hay un tiempo para todo, para la rebelión también. Porque uno se adapta a todas las circunstancias menos al olvido, cuando en su nombre, los políticos debaten en las Cortes Castellanas y sobre los problemas de la Comunidad.

Aquí hay un problema gordo. Hay un problema, que no un cambio de ciclo, que no un cambio por el que nos tengamos que adaptar de nuevo. Ya no se trata de la queja habitual ante la ausencia de medidas contra problemas que se citan de continuo, como las que hacen referencia al invierno, al estado lamentable de algunas iglesias o al estado de las carreteras. Es la supresión, prácticamente del Centro de Salud de La Pernía y el descontrol que según denunciaba la UCE estos días, se constata en el Centro de Salud de Cervera.

Si tanto les preocupa la despoblación, si de verdad les preocupa esta tierra, tomen ya las riendas y déjense de mamoneos y promesas.

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03 febrero 2009

Pernía: Señoríos jurisdicionales
febrero 03, 20091 Comments

Cuadro de los Señoríos


Por Valentín Ruesga Herreros


A partir del siglo XIV se asiste a un progresivo cambio en la estructura político-administrativa de Castilla, en virtud de las crecientes prerrogativas que los reyes, en particular los Trastámara, van concediendo a la nobleza en recompensa por sus servicios a la Corona y a sus intereses.
Los reyes otorgan a nobles y eclesiásticos señorío sobre lugares y comarcas, señorío no sólo territorial, sino también jurisdiccional, de modo que los titulares perciben tributos y rentas y también pueden nombrar autoridades locales, administrar justicia, etc. Las demarcaciones derivadas del establecimiento de las antiguas merindades experimentaron notables cambios y los cargos relativos a aquéllas, como el de Adelantado Mayor, pasaron a convertirse en títulos meramente honoríficos, apareciendo en cambio nuevas figuras administrativas como los corregidores, regidores y alcaldes, de nombramiento real o señorial. Muy pocos pueblos de la Montaña Palentina tuvieron entonces la condición de lugares de realengo, pues la mayoría quedaron integrados en los diversos señoríos, configurándose de esta forma una nueva ordenación territorial. Puede decirse que los señoríos jurisdiccionales en la Montaña Palentina tienen su origen en las concesiones que hizo el rey Alfonso XI a los hijos habidos de Leonor de Guzmán y así, en 1332 hace al primero de aquéllos, Pedro de Castilla, cuando apenas tenía dos años de edad, señor de Aguilar, Liébana y Pernía. Pedro murió siendo niño, en 1338, y entonces los señoríos volvieron a la Corona, pero en 1369 el primer Trastámara, Enrique II el de las Mercedes, hermano de Pedro de Castilla, se los otorgó a su también hermano Tello, que acumularía en sí un buen número de títulos, entre ellos el de señor de Vizcaya.

A la muerte de Tello en 1370, los señoríos de Aguilar, Castañeda, Liébana, Pernía y Campoo de Suso pasaron a su hijo Juan Téllez, confirmando esto el rey Enrique II el 18 de febrero de 1371. Juan Téllez casó con Leonor de la Vega, heredera de extensas posesiones en las Asturias de Santillana y también del señorío de Guardo, con lo que el matrimonio tuvo el señorío de toda la Montaña Palentina y de la zona occidental de Cantabria.

El señorío sobre Liébana y Pernía se extendería sobre los lugares comprendidos en la antigua merindad, exceptuándose los que por privilegio real estuvieron bajo otra jurisdicción, tales como aquellos sobre los que tenían señorío los obispos de Palencia.

Al linaje de la Vega pertenecieron los tres Garcilaso; el primero, apodado “el Viejo” y su hijo, “el Joven”, fueron Adelantados Mayores, pero murieron violentamente; el hijo de este último, “el Niño”, casó con Mencía de Cisneros, de la familia señorial de Guardo, y de este matrimonio nació Leonor (Lasso) de la Vega, con quien la familia alcanzó su cenit de influencia y poderío.

Garcilaso III murió en la batalla de Nájera, en 1367, luchando en el bando del futuro rey Enrique II contra Pedro el Cruel. Leonor de la Vega sería también señora de Guardo; este señorío había sido creado por Pedro I en 1354 a favor de Juan Rodríguez de Cisneros. Tras la muerte de sus hijos varones, pasa el señorío a su hija menor, Mencía de Cisneros, viuda ya de Garcilaso III de la Vega, y a la muerte de ésta, a su hija Leonor de la Vega. Otro señorío creado en estos años fue el de Camporredondo, a favor de Pedro Téllez (Enríquez), otro de los hijos naturales del infante Tello de Castilla.

Juan Téllez murió en la batalla de Aljubarrota, en 1385, dejando un hijo, Juan el Mozo, que falleció prematuramente en 1392, y una hija, Aldonza de Castilla. Mientras tanto Leonor de la Vega había casado en segundas nupcias (1387) con Diego Hurtado de Mendoza, Almirante de Castilla. Con este matrimonio se unieron los destinos y las posesiones de las casas de la Vega y de Mendoza.
Los señoríos de Aguilar y Castañeda fueron heredados por Aldonza de Castilla, casada en 1396 con Garci Fernández Manrique, de influyente familia castellana, de la que varios miembros fueron Adelantados Mayores. Sin embargo, a la muerte de Juan el Mozo se habían separado del mayorazgo las posesiones de Liébana, Pernía y Campoo de Suso, que retornaron a la Corona, si bien en 1395 el rey Enrique III se las otorgó a los Vega-Mendoza. Los Manrique no renunciaron al mayorazgo, entablando largos enfrentamientos y pleitos con aquéllos, en tanto que en 1484 Garci Fernández Manrique, nieto de Aldonza y del anterior Garci Fernández Manrique, alcanzó de los Reyes Católicos el título de marqués de Aguilar de Campoo.

El heredero de las posesiones de los Vega-Mendoza fue Iñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana, y después las heredaron sus descendientes, los duques del Infantado, incluyendo también en ellas, después de varias alternativas, el señorío de Guardo. Sin embargo, Pernía había sido dada como dote por Leonor de la Vega a su hija Teresa Lasso de la Vega en su matrimonio con Álvaro Carrillo, señor de Cañamares y Ocentejo (Cuenca y Guadalajara), pero al morir aquélla parece que el señorío volvió a Leonor de la Vega, que finalmente se lo dio como dote a su nieta Leonor Carrillo en 1426, para su matrimonio con Fernando de Velasco; se afianza así en los señoríos del territorio perniano de la antigua merindad otra renombrada familia: la de los Velasco.

Éstos habían obtenido a principios del siglo XIV los señoríos de los Valles de Soba y de Ruesga en Cantabria y de la Puebla de Arganzón en Burgos; Pedro Fernández I de Velasco recibió además los señoríos de Medina de Pomar, Briviesca y Herrera de Pisuerga entre 1369 y 1379, extendiendo su influencia hacia Cervera de Pisuerga; su hijo Juan de Velasco casó con María Solier, señora de Siruela (Badajoz), siendo hijos del matrimonio Pedro Fernández II de Velasco y el mencionado Fernando de Velasco; el primero heredó los dominios de su padre, obteniendo más tarde esta rama los títulos de condes de Haro y duques de Frías; Fernando recibió el señorío de Siruela y por su matrimonio con Leonor Carrillo consolidó el señorío sobre la Pernía de la antigua merindad, que se separa así definitivamente de Liébana desde el punto de vista jurisdiccional y administrativo.

Fernando de Velasco otorgó testamento en Cervera en 1457; de los hijos de su matrimonio, Juan de Velasco recibió los señoríos de Siruela y Cervera de Pisuerga y su jurisdicción y su hermano Pedro, el de Salinas de Pisuerga. Juan de Velasco obtuvo en 1470 el título de conde de Siruela, otorgado por Enrique IV; el señorío de los condes de Siruela comprendía la jurisdicción de Cervera y después también la de Castrejón de la Peña, conservando estos dominios hasta la abolición de los derechos señoriales; el título nobiliario pasó a diversas ramas y familias y finalmente, ya en el siglo XX, a la casa de los duques de Alba.

De los sucesores de Pedro de Velasco en el señorío de Salinas de Pisuerga destacan Luis de Velasco y Ruiz de Alarcón, que fue virrey de Nueva España entre 1550 y 1564, en tanto que su hijo, Luis de Velasco y Castilla fue virrey de Nueva España entre 1590 y 1595 y entre 1607 y 1611 y virrey de Perú entre 1596 y 1604, concediéndole Felipe III el título de marqués de Salinas de Río Pisuerga en 1609. Cuando en 1702 se extinguió la línea sucesoria principal, el título pasó a la línea secundaria de los condes de Santiago de Calimaya, residentes en México; así, en el Catastro de Ensenada figura como señor el marqués de Salinas de Río Pisuerga que vive en México, donde se titula conde de Santiago de Calimaya y que entonces sería Juan Javier Altamirano de Velasco. El título de marqués de Salinas se mantuvo después de la abolición de los señoríos, estando actualmente en vigor.

Además de estos señoríos, como se ha indicado, de antiguo venían los derechos jurisdiccionales, totales o compartidos, de los obispos de Palencia sobre varios lugares de Pernía, Liébana y Polaciones, derivados especialmente de la donación hecha en 1181 por Alfonso VIII a su tío, el obispo Raimundo, confirmada en varias ocasiones posteriores.

En 1410 Juan II concede al obispo Sancho de Rojas el título de conde de Pernía, como reconocimiento por los servicios prestados a la monarquía castellana y por su participación en la conquista de Antequera. El título quedará ligado a la dignidad eclesiástica de obispo de Palencia y como tales serán finalmente titulares del señorío sobre San Salvador de Cantamuda, Areños, Casavegas, La Lastra y varias localidades de Liébana y Polaciones. Después de la desaparición de los señoríos, los obispos pudieron conservar el título condal hasta que el Concilio Vaticano II dispuso la renuncia de los eclesiásticos a los títulos nobiliarios.

Los derechos jurisdiccionales de los señoríos fueron abolidos por decreto de las Cortes de Cádiz de 6 de agosto de 1811 y aunque fueron restaurados en los periodos absolutistas del reinado de Fernando VII, se abolieron definitivamente por decreto de 30 de enero de 1837

Entidades administrativas en Pernía en el Antiguo Régimen (Según el Catastro del Marqués de la Ensenada)


Cervera de Pisuerga: Señorío del conde de Siruela Arbejal [Realengo]
Barcenilla de Pisuerga
Camasobres
Celada de Roblecedo
Cervera de Pisuerga
Colmenares
Dehesa de Montejo
El Campo [Realengo]
Estalaya
Gramedo
Herreruela de Castillería
Lebanza [Compartido S. María de Lebanza]
Ligüerzana
Lores
Los Llazos y Tremaya
Mudá
Piedraluengas
Polentinos [Abadengo S. María de Lebanza]
Quintanaluengos
Rabanal de los Caballeros
Rebanal de las Llantas
Redondo
Resoba
Rueda de Pisuerga
Ruesga
San Cebrián de Mudá
San Felices de Castillería
San Martín de los Herreros
Santibáñez de Resoba
Triollo
Vado de Cervera
Vallespinosillo (Vallespinoso de Cervera)
Valsadornín
Vañes [Realengo]
Ventanilla
Verdeña
Vergaño
Vidrieros
Villanueva de Vañes

Todas estas localidades se consideraban pertenecientes a la jurisdicción de Cervera, aunque no todas eran de señorío del conde de Siruela, pues Arbejal, El Campo y Vañes eran de realengo, Polentinos era abadengo de Santa María de Lebanza y Lebanza era de dominio compartido del conde de Siruela y de Santa María de Lebanza


SAN SALVADOR DE CANTAMUDA:
Señorío del obispo de Palencia, 
Conde de Pernía 
Areños
Casavegas
San Salvador de Cantamuda

Estas localidades de la jurisdicción de San Salvador eran de señorío del obispo de Palencia

ABADÍA DE SANTA MARÍA DE LEBANZA: Realengo
LA LASTRA: Señorío del obispo de Palencia, conde de Pernía
SALINAS: Señorío del marqués de Salinas

Estas entidades experimentaron algunas variaciones posteriores, reflejándose estos cambios al restaurarse el Antiguo Régimen durante los periodos absolutistas del reinado de Fernando VII. De esta forma, en el Diccionario Geográfico-Estadístico de Miñano, de 1826-1829, los pueblos de la jurisdicción de Cervera figuran como lugares de señorío secular, es de suponer que del conde de Siruela, incluyéndose en esta condición El Campo, Lebanza, Polentinos y Vañes; es excepción Arbejal, del que se dice ser señorío de la Orden de San Juan; asimismo está incluida en la jurisdicción de Cervera la Abadía de Lebanza, como Real Colegiata de Santa María de Alabanza y todos estos lugares dependientes de Cervera tienen regidor pedáneo. San Salvador conserva la condición de cabeza de señorío eclesiástico, con jurisdicción sobre Casavegas y Areños, que tienen alcaldes pedáneos, aunque este último pueblo figura como realengo. La Lastra es también villa de señorío eclesiástico y Salinas es villa de señorío secular.


FUENTES

Alcalde Crespo, Gonzalo: La Montaña Palentina
Editorial Cantabria, S. A.: Cantabria 102 Municipios
Geneall: www.geneall.net/H/access.php
Grandes de España: Condes de Siruela - grandesp.org.uk/historia/gzas/siruela.htm
Duques de Frías - grandesp.org.uk/historia/gzas/frias.htm
Lafuente Ferrari, Enrique: El Libro de Santillana.
Pérez Mier, Laureano: El Condado de Pernía
Wikipedia: Marqueses Aguilar - es.wikipedia.org/wiki/Marquesado_de_Aguilar_de_Campoo
Duques del Infantado - es.wikipedia.org/wiki/Casa_del_Infantado
© Valentín Ruesga Herreros, Febrero de 2009
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