Regreso al pasado

Durante mucho tiempo, sobre todo desde que decidí, con la complicidad del "diario", dedicarle un artículo semanal a mi tierra de origen, los recuerdos me han devuelto con creces un mundo de sensaciones que parecían definitivamente fruto de un sueño, historias en las que pocos hurgarían, vidas que jalonaron este escenario frío.




Con este mismo título lancé un blog en internet a finales del pasado año, al que han llegado ya más de mil lectores de todo el mundo: México, India, Moldavia, Brasil, Francia,… Algunos, seguramente, han llegado por casualidad, pero es gratificante comprobar que muchos regresan e imprimen los trabajos expuestos, que hablan de la mina, que investigan la historia de estos pueblos, o aquellos otros donde he ido incorporando relatos recogidos en la revista literaria "Pernía", aventura en la que yo anduve tan implicado en la década de 1980. Estamos internacionalizando la noticia, ahora internet lo devora todo y por doquier -junto a temas candentes de nuestra sociedad-, surgen historias nuevas, gentes deseosas de conocer otros rincones.

Es un viaje a través del espacio, con la imaginación, para el que sólo se pide tiempo, algo que no tenemos. Este esfuerzo tiene un pago que lo compensa todo, porque sí, buscamos con urgencia lo último, pero necesitamos y agradecemos enormemente esa mirada retrospectiva que nos lleva por los caminos de la vida; los nuestros, los de nuestros progenitores, los que imaginamos, los que deseamos; caminos de un pueblo de montaña que no conocimos, o donde se produjo un acontecimiento que conecta con nuestra vida actual por algún resquicio. Son sentimientos, sensaciones, estímulos que te ayudan a comprender las costumbres de los pueblos. ¿Por qué se erigen donde están?, ¿Quién decide su emplazamiento? ¿Cómo se proveen de alimentos cuando las carreteras son apenas caminos? ¿Qué sentido se les inculca de región o de pueblo?

El mundo entero se pregunta lo mismo, vuelve como nosotros sus ojos al pasado, y en esa urgencia por conocer su procedencia, uno se tropieza con historias tremendas, con pueblos arrasados por el temporal o por la guerra. Por eso de tarde en tarde necesitamos volver a los orígenes, sin otro interés que dar testimonio de este legado histórico.

8/6/2009

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