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Mostrando las entradas etiquetadas como usosYcostumbres

Herrando

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Aunque muchas de las escenas que aquí vamos recogiendo vienen de otros momentos de la historia, cada pueblo lo vivía de una forma. Lo digo porque hubo un tiempo en que yo recorría los pueblos todas las semanas y aprovechaba para extraer las historias que me han traído hasta este momento, lleno de nostalgia y sentimiento hacia aquellos lugares a los que regreso cuando puedo y donde imagino una vejez sin sobresaltos, entre naturaleza y libros. Repasando las fuentes, es admirable lo que cuenta mi amigo José Luis de Mier, que sigue vivo en mi memoria y en mi vida, en un libro donde también aporta su arte Damián Simal, el pintor de Quintanaluengos con el que ahora me “wasapeo” a diario. Hace dos años el pueblo de San Salvador rindió homenaje a la familia Cajigal, que heredaron el fuelle y el humor de su padre. Y cuando íbamos a Valladolid nos decía Pepe: "Guajes, a que no sabéis un pueblo que no es pueblo: La Puebla". Pues resulta que, en un pequeño libro, edición no venal, es dec

Barreñón

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Muchas de las palabras que maneja el filólogo Carlos Vielba y que comparto cada lunes en mi bitácora de “curiosón”, no aparecen en el diccionario de la RAE. Investigando un poco encuentro que “barreñón”, aumentativo de barreño, se utilizaba en algunos lugares como medida de capacidad para la pesca. Tirando del hilo llego a tierras asturianas donde, en el Vocabulario de Comercio Medieval ya aparece el término en algunas poblaciones como Luarca y Figueras. En 1525, en un libro de cocina, explican: “Y majarlo con un mortero, y después de majarlo, echarlo en un barreñón”. En 1996 la revista de folklore Joaquín Díaz, en Glosario de Voces Tordesillanas, ya recuerda la palabra Barreñón , entre un grupo de voces recogidas en un trabajo de campo, en conversaciones directas con personas de más de 70 años, de distintas esferas sociales, palabras cotejadas después con diccionarios y documentos de la época, así como una mirada a voces originarias de Asturias, La Rioja, León, Salamanca, Segovia y So

Marceros

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Fue ayer, en otro tiempo, cuando se marceaba en mi pueblo. Seríamos veinte mozos recorriendo las calles de aquel pueblo de montaña, recogiendo por las casas lo que tuvieran a bien darnos, anunciando la primavera, que era como otra estación diferente a las que ya existían, mirada hoy desde la lejanía. Repaso estos días las que recogió hace unos años Joaquín Díaz en Villanueva de la Torre, las que cantan los marceros de Cervera, las que espero que sigan interpretando el Corro de Cantarines Osaria, de Brañosera; las que con ciertos altibajos se siguen cantando en muchos pueblos de Cantabria: Torrelavega, Polanco, Piélagos, valle de Soba, Laredo; en Reinosa se celebra desde hace más de treinta años el único concurso de marzas de aquella región. En Segovia lo han venido recordando el Grupo de Danzas La Esteva y la Ronda Segoviana. Desde hace 30 años, en Burgos, el grupo tradicional Gavilla continúa cantando las marzas en la Plaza Mayor de la capital. En Caleruega tienen una par

Concejo de Redondo

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Escribe Vicente Basterra, uno de nuestros historiadores locales, sobre las Ordenanzas del valle de Redondo, cómo la autoridad recae entonces sobre los regidores de cada localidad, de la misma forma que luego recae sobre los alcaldes pedáneos, que en rigurosa alternancia presiden el Concejo y administran el Valle. Se gobernaban estos por su propio Concejo, se sometían a la autoridad de su propio regidor o alcalde y era su ámbito de actuación, un territorio propio.  Los vecinos, independientemente de su lugar de residencia, lo constituyen y participan en él en régimen de igualdad, siendo el lugar de reunión la casa concejil, situada en el pago de los "Trabaillos". Las Ordenanzas a las que nos referimos están manuscritas entre las páginas cinco y ciento cuatro de un códice con tapas de pergamino de ciento veintidós páginas, todas ellas numeradas en su parte superior externa. Las cuatro primeras páginas aparecen en blanco, mientras que las posteriores a las Ordenanzas recogen

El Concejo en Castilla

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Normas que nacen en los últimos decenios del siglo XI, que otorgaban ciertos privilegios al inicio de la repoblación y que se fueron mejorando y ampliando en los siglos siguientes. No deja de ser curioso el preámbulo de las Ordenanzas municipales y gremiales de España, depositadas en la documentación del Archivo Histórico Nacional, donde se asegura que todos los pueblos para conseguir la felicidad de que son susceptibles, necesitan estatutos municipales, y lo matizan luego: “algunas ordenanzas o estatutos propios y arreglados a la naturaleza del país, calidad y circunstancias de sus habitantes.” En 1800 los vecinos de Alpera (Albacete) se quejaban de que por no tenerlas sufrían desordenes y abusos y que las necesitaban para establecer reglas seguras fijas que ilustrasen a los oficiales de justicia, “quienes por lo regular son en esta villa personas legas y rusticas.” Sin ánimo de entrar en batallas, ni ejemplos, ni comparanzas, por las ocurrencias de aquel tiempo, ciñéndonos a lo

Recuerdos del Concejo

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“Otrosi ordenamos y mandamos que cada uno sea obligado a linpiar la hera en que cogiere el pan, e no la dejar sucia, so pena que el que no la barriere dentro de ocho dias de como ansi ubiere alzado los frutos della, que peche y pague beynte maravedis para la rrepublica del concejo, e que todabia sea obligado a la linpiar, e queden linpias e abiertas como sienpre quedaron so la dicha pena, pues son concejiles e no propetarias”. (Cap. 58. Sobre limpiar cada uno su hera) A lo largo de la vida, hay personas que te marcan de manera especial por su modo de enfrentarse a la pequeña historia, con sus trampas y aderezos, que ya sabemos que el camino está sembrado de frutos y malezas. Lo he dicho muchas veces y creo que había unanimidad en esto: Gabriel González fue en San Salvador nuestro Laureano Mier. El hombre que hizo un poema de las Ordenanzas que se escribieron en el siglo XVI, concretamente entre los años 1586-1589 y a las que se añaden en 1643 otros 9 folios, donde se inserta

El Concejo abierto

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En Castilla y León hay dieciocho municipios que funcionan en Concejo abierto. Hablamos de aquellos que no presentan organización municipal y son los vecinos los que reunidos en asamblea, toman las decisiones que en régimen ordinario corresponden al pleno del ayuntamiento. A mediados de febrero de este mismo año, la mayoría de los vecinos que forman la pedanía de Villanueva de Henares, decidió disolver la Junta Vecinal, pasando a ser un barrio de Aguilar de Campoo.  Dominando los puertos que comunican Cantabria con Castilla, se localiza este “lugar nuevo repoblado” -según la toponimia. “Villa Nueva, cerca de los Henares.” Carlos Sierra lo explicó perfectamente y comparto lo que allí expuso: “Como concejal de entidades locales menores, no me hace especial ilusión tramitar este expediente, pero creo que tenemos que respetar la voluntad de los ciudadanos, que por diferentes motivos, problemas y desavenencias personales y profesionales han caído en el hartazgo y el cansancio y han decid

Mojonera 2018

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Si para cualquier lugareño, la fiesta de su pequeño pueblo ya es un aliciente, para Estalayo, que nació en Tremaya, anduvo de misionero por Perú y terminó en una casa-cuna de México, vivir a pleno pulmón la mojonera era el sueño más grande. Que luego pierde los papeles, y le confunden tantos puertos, y nos abrasa a imágenes desde los lugares más inhóspitos. Quiero entender un poco esa carrera en la que anda empeñado, con la intención de llevar lo más lejos posible cada historia que sale de estos pueblos. Y quiero entenderlo también por tanta gente que tuvo que emigrar y para quienes, cualquier noticia de su tierra es un manjar del cielo.  Sabía que era una tradición ancestral que tiene sus comienzos en 1575, que se reunían las autoridades y familias de Brañosera y los Redondos en un hermoso paraje muy conocido por él y que se revisaban ante un notario los mojones que dividen ambos territorios. Llegó temprano y se sumó a los que buscarían los mojones de los Redondos. El paisaje no

Voy a templar

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Parece ya normal que a cierta edad nos embarquemos en los recuerdos, aunque a veces se nos nuble la vista y el acto nos provoque un encuentro con los demonios que en toda vida anidan. Porque hay gente que se declara enemiga sin conocerte de nada, por lo que otros les contaron de tu vida, que a saber cómo se lo contaron, en qué momento sucedieron las cosas y de qué modo atajaste tú los contratiempos con las escasas herramientas que tenías. Eso pasa a diario, en todos los caminos te encuentras gente que no es como te la describieron otros, por envidias, por rencillas, a saber por qué no se detuvieron en la vida de las gentes que a ti te cautivara. Es sabido que nuestro ilustre paisano Felipe Calvo tenía debilidad por los herreros y tan profunda fue la vinculación con nuestra tierra y tan sencillo en su grandeza, que un día se llevó a Jesús Juez a la Universidad. Jesús fue alcalde de la de villa de Cervera con el primer ayuntamiento democrático y era uno de esos protagonistas de los

Mojonera 2018

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Este año vuelve a uno de nuestros valles pernianos una tradición que enraizó tanto y a la que con tanto empeño se entregaron mis paisanos, cuando los medios eran tan escasos para difundirlo y mantenerlo. Este viejo pleito, parece en realidad un acuerdo pactado para que hablemos hoy de ello. Me refiero al recorrido de la mojonera, una fiesta singular que tiene su escenario en Covarrés, circo glaciar situado en la vertiente norte del pico Valdecebollas. Esta especie de guerra se desató en 1399 entre los pueblos de Los Redondos y Brañosera por la titularidad del valle de Covarrés, a donde subían a pastar los ganados de Redondo. Y de la misma forma, reses de Brañosera que fueron prendadas por el Concejo en los terrenos de Redondo. La escritura de aquel primer pleito se formaliza en Herreruela de Castillería, el 19 de septiembre, lugar de la sierra situado a la misma distancia de Redondo que de Brañosera. El conflicto se resolvió casi dos siglos más tarde y la sentencia de 1575 determ

Trashumancia

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Hay constancia escrita de que el ganado segoviano pastaba en los puertos de Pernía, en el llamado Pleito de la Montaña, entablado entre el obispo de Segovia y los curas de los pueblos serranos por el cobro de los diezmos y que se prolongó a lo largo de los siglos XVI a XVIII. En él se citan los lugares de Lores, Camasobres, Redondo, Polentinos, Resoba, Santibáñez, Rabanal, Arbejal y Cervera. Recuerdo los rebaños de merinas que llegaban desde Extremadura a nuestros puertos en verano. Recojo esta cita a propósito en "Diario de León": “Los ingleses acaban de descubrir algo que los pastores leoneses saben de toda la vida: Que las ovejas tienen memoria. La entrenaron durante siglos de andadura por las cañadas, cordeles y veredas que ahora son pasto del olvido.” Manuel Rodríguez Pascual, que lo ha estudiado bien, aboga por el retorno de las merinas a los puertos de alta montaña, grandes espacios abandonados por el decaimiento de esta actividad. Allí aporta cifras interesantes

Cochinadas

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¿Quién no recuerda la matanza del cerdo? Era una ceremonia que se llevaba a rajatabla en cada pueblo. Era la comida de un año para la mayoría. Venían los vecinos a ayudarte. Los hombres, a matarle; las mujeres al río, a lavar la morcilla. Durante semanas, los chorizos se colgaban por encima de la cocina para ahumarlos. El lomo se metía en aceite, se salaban los jamones; las patas y las orejas se adobaban y se guardaban para el cocido y la fresquera de la casa estaba bien surtida de carne. Incluso, la cabeza se colocaba encima de unas parrillas y se asaba. Exquisito manjar.  Pero la matanza era un rito, al que uno se prestaba después de una copa de orujo y unas pastas. Y eso se hizo costumbre y se hizo tradición. Y eso mismo es lo que han venido recordando cada año en Villada, donde el Ayuntamiento, dice la sentencia de la Junta, lo ha venido celebrando como espectáculo, confundiendo aquella, a mi entender, el acto de reivindicación de la matanza, que no se trata de sacrificar una

Trámites de muerte en los pueblos de La Peña

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El laicismo imperante ha hecho de la muerte un rito más, sin apenas trámites, de los que se encargan en la mayor parte de los casos, los seguros contratados por la familia. El escritor de La Peña, Luis Manuel Mediavilla lo expresa bien en la revista de Folklore que edita la Fundación Joaquín Díaz. "Ahora se muere rápida y limpiamente, sin apenas más manifestaciones que los meros trámites burocráticos; hospitales, residencias, tanatorios y funerarias se encargan, primero, de separar y alejar al enfermo del entorno familiar y, luego, de maquillar al muerto y a la muerte, despojándoles de cuidados, ritos y crudezas familiares y sociales." El laicismo imperante ha hecho de la muerte un rito más, sin apenas trámites, de los que se encargan en la mayor parte de los casos, los seguros contratados por la familia. El escritor de La Peña, Luis Manuel Mediavilla lo expresa bien en la revista de Folklore que edita la Fundación Joaquín Díaz: "Ahora se muere rápida y limpiame

El conjuradero

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Gonzalo Ortega, escritor y periodista que creció en esta casa y se prodigó con sus historias por las nuestras, recordaba en su "Solana" hace unos días los métodos que se utilizaron en muchos pueblos y ciudades de España para alejar los nublados, sobre todo en zonas cerealisticas. Pero los conjuradores estaban  en todas partes, en cualquier lugar del mundo, como bien expone el mejicano Jacinto de la Serna en su "Tratado de las idolatrías, supersticiones y costumbres" donde se habla de los conjuradores a quienes los indios pagaban con reales o "pulque" para que ahuyentasen mediante sus conjuros las tempestades que amenazaban a sus mieses. En aquella cultura se les conoce también como graniceros. Una tormenta podía causar tal destrozo que hasta en las casas se preparaban auténticos rituales para luchar contra ella: se quemaba laurel, romero o tejo o se encendían las velas bendecidas en "Las Candelas". Leo en un número de la Fundación

El herrero de Villaoliva

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Gabriel García Márquez escribió que "la memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos". Quienes con más o menos fortuna nos dedicamos a hurgar en el pasado, buscando acontecimientos y documentación que nos sitúe en la vida de los nuestros, nunca descartamos una lección o un suceso por nimio que parezca. Y es cierto que, aquellos relatos donde se evidencia la penuria y los limitados recursos de nuestros pequeños pueblos, muchos años después de acaecidos, sólo pueden mirarse con el corazón, sin que dejen de importarnos, parafraseando a Machado, otro de nuestros grandes autores que escribió: "ni el pasado ha muerto, ni está el mañana ni el ayer escrito". En 1861, que ya ha nevado desde entonces, el pueblo de Villaoliva de la Peña, reunido en Concejo, decide contratar como herrero a Pedro Monje, un vecino de Guardo curtido en el oficio, a quien, siempre que cumpla con las condiciones que allí se estipulen, recibirá a cambio "nuebe&qu

Que nos vamos de boda

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Informado estoy señores, informado muy de veras, que os velaréis mañana, quiera Dios para bien sea, y que gocéis matrimonio según tu amor lo desea...  [De la enhorabuena de Polentinos] En septiembre he vuelto a mis orígenes. Durante los últimos años, por unas u otras causas, no he podido llenarme de todas esas sensaciones que sugería a los demás en esta columna de los viernes en Diario Palentino, donde con tanto mimo me trataron siempre, y a quienes debo este gusanillo que me anima a seguir exponiendo la historia y el sentimiento de la montaña palentina. Todo es una cadena: los buenos amigos que dejaste; los vecinos de tu quinta, que recuerdan aquellos días de escuela y frío. No han faltado las cervezas de medio día en los bares de la localidad. En la Posada de Camasobres, Felipe me muestra ilusionado las carpas que ha colocado en el patio exterior, y que obedecen a su decisión de darle un empujón a su negocio, habilitando en aquella parte que mira a la iglesia

En Lores por las Candelas

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Las cosas no se perciben igual después de tanto tiempo andado. Quienes sin más bagaje que un vehículo como este diario, pusimos alma y corazón en ir contando los capitulos de aquel rico folklore, vamos perdiendo voz y fuerza, natural con los años, y quienes siguen obligados por las circunstancias a vivir en aquel mundo no esperan grandes cambios. No se si algo de lo que queríamos se ha cumplido, que es a fin de cuentas dar lectura en voz alta a las historias que nos contaron; ser transmisores de las vivencias que aquí se fueron generando y que seamos conocedores del esfuerzo que realizaron en peores circunstancias nuestros antepasados. El folklorista Joaquín Díaz recoge recientemente la tradición de las Candelas en dos versiones diferentes: la que se canta en Moreruela de los Infanzones y en Lobeznos (Zamora). Es otra de las tradiciones que se van perdiendo en muchos rincones de nuestra tierra. Un viajero por extremadura recuerda cómo se celebraba la fi

Democracias ancestrales (y III)

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Estos pequeños pueblos tenían una autonomía casi total a la hora de ejecutar obras o disponer de sus fondos. Igualmente hacían uso de sus terrenos, cuyos rendimientos por arrendamientos, aprovechamientos cinegético o forestal, les aportaban una buena cantidad de euros que administraban como deseaban. Muchas veces eran más ricos que el Ayuntamiento del que dependían. Elionor Ostrom, premio nobel de Economía en 2008, elogiaba la capacidad de autogestion de los pueblos, conservando así los bienes comunales. Cuando me propongo un tema para esta columna, que aquí, hables de lo que hables, nadie interfiere ni molesta, voy siguiendo un poco la actualidad que impera en los últimos años, la nuestra, de la montaña palentina, y confieso que nunca me había retrotraido o postrado tanto como en esta última serie, a raiz del acuerdo del Gobierno por el que se suprimen la mayor parte de las Juntas Vecinales. Me he sentido tan vapuleado como los leoneses, porque como ellos, con quienes

Democracias ancestrales (II)

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"Se trata de un camelo que pretende reformar sin modificar las estructuras que sostienen y alimentan a la casta política, pues mientras se proponen modificaciones que son el chocolate del loro y afectan a lo más débil, se mantienen los loros, es decir: diputaciones sin sentido si no se reforman; ayuntamientos sin población, Senado para vividores, consejos consultivos para nada, defensores de no sabemos quien, empresas públicas y las sagradas comunidades autónomas." Laureano M. Rubio catedrático de Historia Moderna de la Universidad de León Pero donde ha despertado la ciudadanía con un grito ha sido en León. De las 3770 Juntas Vecinales registradas en España, 2307 corresponden a nuestra comunidad y la mitad de éstas se encuentran en León, cuna del parlamentarismo. Julio Llamazares , que nació accidentalmente en Vegamián, pueblo inundado por el embalse del Porma, y que sabe mucho de ese río del olvido en el que están inmersos estos lugares, expone con buen cri

Para desbrozar los montes

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Es significativo y clarificador un artículo que escribe Herminio Ramos en la Opinión de Zamora y que comienza recordando lo que repetimos una vez tras otra en este espacio: de qué manera algunos medios fijan los ojos en las zonas rurales por todo aquello que va sólidamente engarzado al fenómeno de la despoblación, olvidando de ellos que fueron la reserva humana y aspectos como al que hace referencia del abandono de los bosques. Por allí miles de hectáreas de encinares comienzan a secarse, no se hacen cabañales, ni carbón, ni cisco y por aquí se hechan de menos las huebras y sorprende a los propios ganaderos el cierre para todo tipo de ganados del monte de La Cajiguera y la prohibición que algún iluminado hizo de las cabras. Aquí, lo poco que vemos de los montes, porque todo está acotado, incluso con muchas dificultades para los pocos que todavía lo trabajan, está sucio y perdido. Cuando los carros eran movidos por una pareja de vacas -me recuerda un amigo y compañero de estudi