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Mostrando entradas de febrero, 2020

Marceros

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Fue ayer, en otro tiempo, cuando se marceaba en mi pueblo. Seríamos veinte mozos recorriendo las calles de aquel pueblo de montaña, recogiendo por las casas lo que tuvieran a bien darnos, anunciando la primavera, que era como otra estación diferente a las que ya existían, mirada hoy desde la lejanía. Repaso estos días las que recogió hace unos años Joaquín Díaz en Villanueva de la Torre, las que cantan los marceros de Cervera, las que espero que sigan interpretando el Corro de Cantarines Osaria, de Brañosera; las que con ciertos altibajos se siguen cantando en muchos pueblos de Cantabria: Torrelavega, Polanco, Piélagos, valle de Soba, Laredo; en Reinosa se celebra desde hace más de treinta años el único concurso de marzas de aquella región. En Segovia lo han venido recordando el Grupo de Danzas La Esteva y la Ronda Segoviana. Desde hace 30 años, en Burgos, el grupo tradicional Gavilla continúa cantando las marzas en la Plaza Mayor de la capital. En Caleruega tienen una par

San Salvador del Campo de Muga

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En los papeles de un largo pleito que tuvo en 1186 Arderico, obispo de Palencia, con Juan, abad de Oña, sobre quién era el dueño de la iglesia de Mieses (Liébana) y de sus fincas y posesiones, se nombra a este lugar como San Salvador del Campo de Muga. SAN SALVADOR DE CANTAMUGA Durante los últimos años, pese a la distancia impuesta por las circunstancias, incluso en momentos personales difíciles, he vuelto los ojos a mis orígenes. No sé qué sentido tiene regresar al campo después de la batalla, pero lo cierto es que me siento renacer con el recuerdo y a ello me empuja la buena vida que me dio la Tierra y el trato con la gente. Uno tiene la impresión, al abrir el cuaderno, de regresar por un instante a otra época, más o menos dorada, siempre llena de un impresionante e impresionable silencio. Hoy subes y te asomas a un pueblo como San Salvador, que desde primeros de siglo disfrutó de numerosos servicios: médicos, maestros, secretarios, fiscales, farmacéuticos, aba

Léxico de la montaña

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Hace unos meses localicé un interesante trabajo del palentino Carlos Vielva Porras. Aunque es una obra abierta, respetando ciertos mínimos, me puse en contacto con el autor para explicarle mi intención de publicarlo semanalmente en mi blog curiosón, que estos días llega a los 4000 artículos, rayando ya los cuatro millones de visitas, que para mí es todo un logro en estos doce años de trayectoria. El Léxico de la montaña palentina está editado por el Departamento de Lengua Española y Lingüística General de la Facultad de Filología de la UNED. Mi libro “Cervera, Polentinos, Pernía y Castillería”, es una de las fuentes en las que se fija, para extraer detalles de las voces que se utilizaban en Pernía y Castillería, lo que me congratula. El trabajo está recogido de tal manera que enriquece aún más ese cúmulo de expresiones y palabras utilizadas por los habitantes de nuestra montaña, haciendo referencia al trabajo, a las tradiciones, a los utensilios, con ejemplos claros que despeja

Peña del puerto

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La toponimia lo describe como "peña del puerto", situado en la cabecera de este precioso valle, que en el censo de 1842 contaba con 5 hogares y 26 vecinos y al que en el siglo XIX se incorporarían Valle de Santullán y Villabellaco. SAN MARTÍN DE PERAPERTÚ Los descubridores utilizan la belleza de los lugares para impresionar y estimular a los viajeros y, tal vez, para que subsista su hazaña en la memoria histórica, establecen unas normas de uso para que no se dañe el Parque, y por otro lado, para mitigar la desaprobación de un hospital, envían especialistas temporeros. Si los montañeses han hecho el camino y en él se han mantenido pese a los contratiempos y el injusto olvido, no es lícito que los descubridores impongan sus leyes sin contar con ellos. Que una cosa es la publicidad, y otra bien distinta la existencia. Extracto del artículo Retomando el rastro de las viejas palabras. PARA SABER MÁS DE SAN MARTÍN DE PERAPERTÚ PINCHAR EN L

Monasterio de Ribas (y II)

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“Como la iglesia es nuestra -y así consta en todos los documentos-, ustedes se van de aquí”, sigue recordando Julio, el día que los propietarios expulsaron a todos los que acudían a la ceremonia de una boda en el monasterio. El sacerdote le comunica al obispado lo sucedido y este lleva el asunto al juzgado. En el 92 lo registra el obispado. Mal porque ya estaba registrado, mal por el funcionario que lo acepta y mal porque se registra parcialmente: no incluye el claustro y la titularidad llega a metro y medio de la gotera. La sociedad propietaria apela para que se lo devuelvan o les indemnicen. Se lo desestiman. En Burgos, el clero aporta el documento de la boda celebrada allí y se les vuelve a considerar propietarios al ser lugar de culto. Los propietarios recurren a Estrasburgo, donde consideran que la propiedad es de la iglesia pero obligando a indemnizar a los propietarios por error de inscripción con 600.000€. Lo más curioso es que el obispado ha estado luchando de

Repobladores de Polientes

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En las primeras referencias de documentos escritos sobre La Montaña Palentina, se cita la fundación de Polentinos en Agosto de 1001. El topónimo puede tener su origen en los antiguos repobladores que arribaron de Polientes, lugar ubicado en el lugar cántabro de lino. Según el Instituto Geográfico Nacional, se trata de uno de los municipios más altos de España (1245 metros). POLENTINOS Yo quisiera recuperar aquí una historia. La respuesta de un hombre que perdió el juego de la rodilla siendo joven y se le conocía por “el cojo”, para diferenciarle de otro Jesús que había en el pueblo. Siendo niño pensó vivir aquí, pese a las condiciones más adversas con las que, seguramente, sus familiares le advirtieron para que cediera en su anhelo y volviera a su casa. Porque Jesús vivía en Vega de Bur, el pueblo de La Ojeda donde había nacido, pero a él le gustaba Polentinos , el pueblo de su padre. Le gustaba tanto que, siendo un rapazuelo todavía, ideó la manera de salir

Monasterio de Ribas (I)

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En una provincia como la nuestra, donde el arte circula por sus venas, uno se encuentra con casos sorprendentes, de abusos, de codicia, de abandono. Indiferencia que salpica a la iglesia, a las autoridades, a las Instituciones, a los vecinos. Me lo cuenta Julio, el alcalde de Ribas, un domingo de mediados de diciembre, ojos agradecidos ante el logro de poder dedicarle por fin las atenciones que merece a este monasterio premostratense de Santa Cruz de la Zarza, un lugar donde tanta historia se forjó en medio de la Tierra de Campos. Además de los fenómenos naturales que le sacuden y le oprimen: un incendio en 1715 y una inundación en 1735, momento en el que la mayoría de los monjes se trasladan a Valladolid, pende sobre el lugar el tira y afloja sobre sus verdaderos propietarios. Unos lo son, a juicio de los tribunales, por celebrarse en ella culto; y otros lo son por escritura pública al heredarlo de la familia que lo adquiere después de la Desamortización de Mendizábal. Aun

Un monte de Tejos

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En la Edad Media, Dehesa era una población y Montejo otra. El topónimo de Dehesa parece provenir del sustantivo latino "defensa" y Montejo puede hacer referencia a un antiguo despoblado o "monte de tejas". DEHESA DE MONTEJO PARA SABER MÁS DE DEHESA DE MONTEJO PINCHAR EN LA IMAGEN PARA IR AL ÍNDICE