La novia de Campos
Me encuentro en la villa de “la Giralda de Campos”, en la denominada “Ruta de las catedrales”, que no lo son, es evidente, pero que jurarías que lo fueran cuando las divisas desde la lejanía y, cuando llegas a su altura y te metes en esos enormes cuerpos de tres naves. Seguro que no soy el primer palentino sorprendido gratamente por la grandeza de su tierra. Historias que llegan a destiempo o que no llegan nunca si no te apresuras a buscarlas. A la vista de aquel porte que las señalaba en la distancia, se diseñaron dos rutas, una en torno al Camino de Santiago y otra alrededor de la capital, al sur de la provincia y, aunque me hacía especial ilusión conocer su castillo, donde se firmó curiosamente el cambio de capitalidad de Valladolid a Madrid, me impresionó la torre de su colegiata, conocida como “la novia de Campos”, también llamada “Bella” o “Giralda”, que de cualquier manera todo gira en torno al esplendor que derrama en su entorno. Soy un viajero sin escrúpulos, em