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Mostrando las entradas etiquetadas como Protagonistas

No dejes de escribirnos

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No conviene abusar de nada y menos en estos tiempos convulsos que vivimos. Se nos va la vida al menor descuido. Se nos va la vida de personas a las que queremos, de gentes que marcaron un hito importante en la vida de su comunidad o de su provincia. Apenas había puesto un pie en San Salvador a primeros de agosto, cuando una amiga me comunicaba el fallecimiento de Gonzalo Alcalde, el espeleólogo que llevó la montaña a los diarios, a las revistas, a los libros.  Es tontería detenerse ahora en panegíricos. Le conocí en la casa de la abuela Lorenza. Él venía a menudo, cuando podía, para ir recogiendo y grabando coplas y romances que le servían de borrador para el apartado de etnografía de los cuatro libros que publicó sobre la montaña palentina: La Lora, La Braña, La Pernía, Fuentes Carrionas y la Peña. No llevo cuenta de las fechas, pero creo que fue hace cuatro años, cuando volvimos a encontrarnos en Santamaría de Redondo, en casa de José Luis de Mier, nuestro abogado en Cataluña, un enc

El corazón con que vivo

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Un pueblo palentino dividido por la Guerra Civil, donde todos son familia y amigos. "Es la crónica de mi novela soñada". Vivimos “encorazonados” por todo. La tragedia y el amor mueven esa máquina de sentir que llevamos como una insignia y que se encoge o acelera conforme a las señales que le llegan de nuestro cerebro. Peridis se puso a escribir como loco cuando murió su hijo. Eso es lo que le confiesa a Rosana Lakunza que le entrevista para un diario vasco a propósito de su novela “El corazón con que vivo”, premio Primavera de Novela 2020. Algunos no creen que Peridis escriba. “A lo mejor pone la idea, me dice un amigo, pero ese tiene un negro”. No importa que sea famoso por sus viñetas, ni por la promoción y rescate de nuestro románico. A veces no es necesario hacer nada, para ponerte en contra de aquellos que le mandan decir a su corazón que no te reconozcan, que no te crean. Además, pasa el tiempo y aquello en lo que te implicaste tanto pierde fuelle y sentido para los d

El otro Revilla

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El 28 de julio de 2013 se cumplió un gran sueño para Herminio Revilla al abrir en Villabellaco, pedanía de Barruelo de Santullán, un museo donde se contempla la historia de estos lugares que el autor ha ido forjando en su taller. No se trata de una historia cualquiera. Hay alma en cada estancia, hay luz en cada hueco. Allí se pone corazón a cada una de las maquetas. En diciembre tuve la ocasión de saludarlo. Fue uno de esos encuentros entrañables, diferentes a cuantos has vivido antes, no solo por todo lo que viste, sino también, porque la vida pasa y estás en ese momento de sorprenderte ante lo que no viste antes; ante la gente, que invirtió casi toda su vida en darle vida a todo lo que se iba apagando. Herminio es un privilegiado que tuvo la suerte de vivir para contarlo. No sé cuánto tiempo estuve absorto, pensando en encontrar las palabras idóneas para describir la magia de aquel lugar de Santullán, la habilidad de aquellas manos para ponerle corazón a los recuerdos. A

Un día con Joaquín Díaz

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Les contaba en una de las entregas anteriores que había tenido la suerte de conocer Urueña, esa pequeña ciudad medieval donde hay más librerías que bares, declarada Primera Villa del Libro en España. El viaje, que se te queda para siempre en la retina, por esa muralla que la ciñe como si estuviera prendida de su vestido medieval, se vio recompensado con la entrevista a Joaquín Díaz, que dirige aquella Fundación desde 1994. No es un museo más. No es un museo cualquiera. Este lugar tiene alma, bebe de la mejor fuente, la de experiencia, la del conocimiento. Podía haberse dedicado a dar clases de una de esas materias que estudió, pero él tenía su mente puesta en la cultura tradicional y se entregó por entero a recuperar y difundir los romances y temas populares que se cantaban en Castilla, ofreciendo conciertos y conferencias en todas las universidades españolas y otras muchas de Portugal, Francia, Italia, Alemania, Holanda y Estados Unidos. A mi me llegaba la noticia de su incansable

Raquel Rodríguez Alonso, el alma del Hotel Cildá

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“Esto iba a ser una casita”. Me cuenta Raquel Rodríguez Alonso, mientras degustamos un té en el salón del hotel Cildá, que ella fundó en 2013. Pese a que Olleros de Pisuerga no figura en los letreros de la autovía y se accede a este pueblo por Mave, pese a que las autoridades no han movido un dedo para señalizar la entrada al pueblo donde se localiza la “catedral de los eremitorios rupestres”, aquí está nuestra protagonista, firme en su empeño de llevar adelante aquel sueño que tuvo después de terminar empresariales en Valladolid. Pero es duro enfrentarse a las primeras pruebas: una inspectora que viene de Palencia, califica aquel hotel rural tan mono de pensión, en base a unas medidas que no cumple; la crítica de Fernando Gallardo en el diario “El País” no supera el 6,30. Las ausencias repetidas de Giovanni, el carpintero, que finalmente vuelve y termina el trabajo dejando una estela de buen gusto en este local lleno de encanto. Aquello que la saca de quicio, que

José María de Cossío (Y II)

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Lo que se desprende de aquella figura taurina y literaria es humanidad. Humanidad que nos sirve a todos para no bajar la mano en la defensa y promoción de lo nuestro, y no perder nunca la tolerancia, el respeto y la comprensión hacia las posturas de los otros, que debió ser lo que le granjeó la amistad con tantos autores y gentes de su tiempo. Dice al respecto José Camón Aznar: “Si cada hombre tiene una vocación exigente, la de Cossío es la de la amistad”. Cossío era vallisoletano de nacimiento, además de académico, alcalde de Tudanca, presidente del Ateneo de Madrid y como añadió un crítico de nuestro tiempo, Cossío era un gozador de la vida, porque supo hacer una fiesta de la vida y meter en ella a autores de todas las tendencias. Escribió a propósito de esto Emilio García Gómez: “Cossío se divierte escribiendo de temas regionales, pergeñando comentarios y apostillas a nuestros clásicos e interesándose por la historia de los espectáculos públicos. Lo expresa todo aquella ané

José María de Cossío (I)

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No es sencillo acertar en los juicios sobre personas que vivieron en otro siglo. Uno se acerca ellos, en principio, desorientado por tan distintos pareceres. Se escriben muchas biografías y se presume de saberlo todo, intuyendo lo que se esconde detrás de cada personaje, sabiendo como sabemos que no dejan de experimentar muchas sensaciones que nadie recogió con la presumible fidelidad con la que luego se transmiten. Uno se imagina lo que no es y conviene empaparse en las lecturas de la época para no argumentar hechos que se vivieron en otros momentos de la historia. Y en modo alguno le hacen justicia a Cossío estas cuatro líneas que ahora le dedico, después de la visita en primavera a aquella casona de Polaciones donde vivió los últimos años de su vida y en la que deja impreso algunos de los escenarios que sirvieron de inspiración a notables escritores de su tiempo. He contado en esta misma madeja la historia de Matilde Camús, que compartió comidas y largas sobremesas con José

Matilde Camús

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Detrás de cada viaje viene una reflexión y aunque no he podido conocer a tanta gente de la que hablo, me voy acercando a su obra; voy escarbando en sus raíces, en los lugares donde vivieron. La última visita a Tudanca hace unos meses, me ha llevado al encuentro de Matilde Camús, poeta cántabra que no brilló a la altura de las figuras de su tiempo, pero que nos dejó una extensa obra: 'Manantial de amor', 'Bestiario poético', 'Templo del alba', 'He seguido tus huellas', 'El color de mi cristal'... Definida por los críticos como una escritora de madrugada, nos llevó por los lugares donde pasó su vida y nos canta al amor en el que en tantas ocasiones me recreo, muy pendiente de la obra de Gerardo Diego, su maestro, a quien le despide en 1987 con estos versos: “Gira en tu honor la rueda de la vida.  Por tí asciende mi son, en su crecida,   devanada de versos mi garganta.”  Muy implicada con el Ateneo de Santander, la ciudad de sus sueños,

Museo de Ursi

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Hace algún tiempo les presentaba al hombre. Hoy quiero presentar su obra. Una muestra importante de la obra de Ursi se localiza en el museo ubicado en Aguilar de Campoo, que el propio autor rehabilitó a partir de una antigua torre de vigilancia, junto a la puerta de Tobalina. Muy poca gente sabe que, gracias al artista y a su defensa del patrimonio, Aguilar puede disfrutar hoy de su barrio judio, a punto de ser demolido para edificar pisos. Victoria Luengo, otra artista de la tierra, le dedica un sentido homenaje a este artista de Villabellaco: "Como hombre de pueblo que tú has sido/ tu escultura rezuma ingenuidad/así como esa fuerza, esa verdad,/de todo aquel que es puro y bien nacido./Aunque ahora que te escribo estás dormido, /tu obra habla de tí con terquedad/ henchida como está su identidad,/de todo lo que has sido y has sentido." Su obra está repartida por numerosos puntos. En el Museo Arqueológico Nacional (Madrid) se encuentran algunas maquetas que hizo a pe

La última carta

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Ante la vida, como ante la muerte siempre hay un momento para desahogarse, si se da la ocasión o nos dejan hacerlo. Cartas como las que escribe el gallego José Mejuto desde la prisión, entre octubre de 1936 y julio de 1937, en las cárceles de Vigo, San Simón y Pontevedra. 34 cartas custodiadas en Argentina por su mujer y su nieta, y depositados los originales desde 2015 en la Real Academia Galega, fecha en la que son publicadas por la editorial Alvarellos. Pero hoy me detengo en la última carta de Balanzátegui, un condenado a muerte que Iñaki Sierra Charola, uno de sus descendientes, donó al Museo del Carlismo de Estella en 2010, al tratarse de una historia ocurrida al norte de nuestra provincia, en Valcobero, que en el censo de 1842 contaba con 30 hogares y 156 vecinos. Balanzátegui Altuna, que había nacido en Zarauz en 1816, partidario de Carlos María de Borbón y regidor de la ciudad de León durante dos mandatos (1857-1868) fue fusilado en Valcobero el 6 de agosto de 1869, en