Un libro para siempre
En los últimos meses, he tenido la suerte y la ocasión de saludar a un número incontable de gente que sigue mi trabajo; gentes de Guardo, de Aguilar, de Cervera, del Valle Estrecho que me siguen en el diario, en los foros; que venían con el libro que habían comprado en otro sitio para que lo firmara, añadiendo algún mensaje para mi madre, “que recorta los artículos del periódico y los guarda”; para mi hermana, “que es muy especial y no quiere que le cojan el libro los demás porque lo arrugan”... Estamos hablando de un libro, ahora que los libros parecen tocar a su fin ante el avance feroz de la tecnología. Un libro que se vende como rosquillas, primero en Cervera, donde ya el domingo por la tarde se agotaba el número abultado de ejemplares que el editor llevaba para el evento y luego en la feria de San Bernardo, en La Pernía, cien libros en poco más de dos horas, en un pueblo pequeño como San Salvador, donde acudimos a la invitación del alcalde del Ayuntamiento, Mariano San