Mi buen amigo Amando Vega, profesor de la Universidad del País Vasco en Donosti, que tantas bellas imágenes de la Ojeda proporciona para mi web de la montaña y que sigue mis comentarios a través del diario digital, me hace un guiño sobre un texto que publica Luis Mateo Díez, y donde se recoge el frescor y la leyenda de los valles leoneses: Babia y Laciana, que lo ostentaron primero y Luna y Omaña que reciben el nombramiento en el verano de 2005.

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