Seguir, a pesar de todo
Tengo la impresión, y en ocasiones lo he comentado aquí, que todo el esmero que nuestros antepasados pusieron para hacer más habitables estos pueblos se ha quedado relegado a un recuerdo. Eran otros tiempos, donde lo que se hacía para reparar calles o caminos, dependía de ellos mismos: ellos ponían el material y la mano de obra. No es malo que llevemos en la memoria a quienes nos parieron y nos enseñaron a valorar esto, aunque pasan los años y por más voluntad que uno pone de manifiesto, por más optimismo que uno procure rescatar de dentro, todo camina hacia el ocaso. A poco que uno pueda leer entre líneas, hay como una manifestación de dolor en el ambiente que no se puede remendar. Pasa lo que pasaba entonces, cuando los pueblos estaban llenos de gente. Quienes juran defendernos no tienen disculpa, porque el dolor se ha hecho más provincial y ya saben lo que le duele a cada uno, dejándolos a veces hasta sin argumentos. Males y problemas que se resumen en uno: la despoblación.