Una patente para los productos caseros Domingo Romero, Artesano Domingo Romero, na…
CUEVA DORADA | Diario Palentino, 2018-19
Muy cerca de Camporredondo se localiza el monte al que nos dirigimos hoy, en cuya cima se asienta una caseta de vigilancia. Partimos de Camporredondo de Alba. Después de cruzar el puente sobre el río Carrión seguimos la pista forestal que se encuentra a la izquierda.
©CURIOSON
NEVERA DE GUARDO | Diario Palentino, 2018-19
En el año 2022 la Diputación de Palencia premiaba la labor de los vecinos de las localidades palentinas que recuperaban espacios de uso común y ahí se mencionaba la rehabilitación de la antigua nevera de Guardo por la Asociación de Entibadores Palentinos. ©CURIOSON
MIRADOR DE CERRAILLO | Diario Palentino, 2018-19
Casavegas es un pequeño pueblo, cuyas tierras limitan con los pueblos pernianos de Lores, Camasobres y Areños y los cántabros de Vendejo y Cueva, así como Caloca, al que se llega a través del collado de Vistrió. Este lugar tan recogido, ideal para un asentamiento cántabro –como bien escriben en la web sus hijos-, tiene rincones llenos de encanto y de misterio, como el ojo que mira a los valles de Liébana por la pista que conduce al puerto de Pineda.©CURIOSON
SAN ANDRÉS, ARTE Y SILENCIO | 26 Nov 1992
Un poco más allá de Prádanos de Ojeda, en un remanso del camino que conduce hacia la localidad de Alar del Rey, se encuentra San Andrés de Arroyo. Dice el periodista Fernando Gallardo que el claustro del siglo XI, por el que sentía gran aprecio Manuel Azaña, es un remanso de silencio. © ORÍGENES
¿EXISTIÓ LA LEYENDA? | 27 Ene 1993
Cuenta la leyenda que, por una historia de celos, tomó la villa de San Salvador su actual nombre, y aunque a los publicistas nos enseñen los libros que, las leyendas sólo sirven para explicar un hecho, lo cierto es que la respuesta del cantor me parece adecuada para explicar el por qué San Salvador de Tremaya, es hoy de Cantamuda. © ORIGENES
Esta entrada sobre "la berrea en la montaña palentina", así como la de "los miradores de la montaña palentina", "el menhir Canto Hito", "la ruta en bici de Jesús Calleja", "El Pozo de los lobos" y otra veintena que iremos programando no subieron a la serie de "Lugares de la Montaña Palentina" publicación que se alargó durante algo más de un año (2018-2019) en el Diario Palentino. Son entradas que hemos ido tejiendo después, a medida que iban apareciendo imágenes preciosas de nuestro rico folklore y naturaleza.© ORIGENES
6 Comentarios
De alguna manera esto es algo que se da casi siempre, eres un gran poeta, como Luis Carlos López, cuando ya no estas, un pintor póstumo como Van Gohg... supongo que sera, como aquello que "nadie es poeta en su propia tierra"..."es como el vino que cuantos más años mejor". Un fuerte abrazo
ResponderEliminarR.C. de Interés, desde Guatemala
@RC, Gracias, querida amiga. Te queda la sensación amarga de que tu trabajo no sirve para nada. Y es cierto, creo que esa misma sensación la sintieron siempre prestigiosos autores de todos los tiempos y de todo el mundo. Un abrazo
ResponderEliminarRespuesta en Bitácoras
Es curioso, por que sin haber leído el comentario de R.C. de Interés he puesto el mismo simil al divulgarlo por twitter. Me viene a la mente tras leer tu comentario, estimado amigo Froilán, la historia aquella del nieto y el abuelo de un pueblo nómada del desierto. El nieto con su juventud y arrojo le dijo que por qué tenían que plantar tantas palmeras a su abuelo, si total ellos no iban a poder comer sus dátiles. El abuelo con la experiencia y sus arrugas en la frente, mientras descansaba a la sombra le respondió, plantaron para que comamos y gracias a que plantaron muchas palmeras (que muchas no crecieron) nosotros podemos comer dátiles ahora y venderlos y vivir de ellos. Plantamos para que un día nuestros nietos puedan tener dátiles para comer y venderlos. No está en nuestra mano, lo que hagan nuestros nietos, ni los que nos lean cuando pasen cien años, pero el mérito (muchas veces no reconocido y que pasa desapercibido cuando no debería ser así) estriba en que hay que seguir echando esas semillas de dátiles cómo tu haces con tu trabajo cada día. Muchas probablemente sean estériles, pero sólo con que una germine y sea leída y tenga su eco (hoy, mañana y de aquí a cien años) bastará para que tenga sentido. Un saludo mucho ánimo y un abrazo!!
ResponderEliminarAmigo Chema, la conversación sosegada es otra de las sensaciones que te permiten responder con nuevas ideas y pensamientos a cuanto ya llevas arrastrado. Curiosamente, siempre he huido de todo protagonismo, lo que en este mundo de hoy podría tomarse como una "balandronada", como dicen en mi pueblo. Hombre, como bien dice mi amigo Xibelius, en su blog de Sanabria, a nadie le amarga un dulce y yo agradezco también estos gestos, pero ya son muchos años de canción para esperar grandes manifestaciones ahora.
ResponderEliminarLo que no me cabe duda es que voy a seguir con esta premisa que me tracé un buen día, cuando era un muchacho de apenas diecisiete años y el periódico que ahora me acoge estos artículos, publicó el primero de muchos centenares de artículos sobre aquella tierra de uno que siempre es especial y única, ahora con más motivos.
También es una forma de expresarse, la mía siempre ha tenido ese tono dramático y quejumbroso, por si aparecía, como tú bien dices, algo que lo hiciera germinar.
Un fuerte abrazo
Ay, Froilán: hablas de tono dramático y quejumbroso... a veces es difícil, muy difícil, evitarlo al hablar de y desde el mundo rural. Mencionas el cáncer de la despoblación: no sé si es reversible. No sé si ya hace tiempo algún tecnócrata decidió que era muy caro mantener los pueblos, que es mucho más económico tenernos a todos bien agrupaditos en las ciudades. No quiero ser agorero, pero quizás un día nos demos cuenta que salió más caro el NO mantenerlos, no cortar una sangría sin fin...
ResponderEliminarCreo, como Chema, que lo nuestro es sembrar: el fruto no está en nuestra mano.
Yo reduzco mi actividad, pero no abandono. Creo que "esto" merece la pena, y creo que tenemos una deuda con nuestras tierras.
Un abrazo, Froilán
Xibelius Jar, Revisando lo escrito, me doy cuenta del error que cometo al cierre del artículo, cuando digo que a lo mejor no somos los continuadores. Claro que somos los continuadores, por herencia, por despecho. Y es evidente, quien me conoce ya lo sabe, que yo no voy a rendirme mientras me quede aliento.
ResponderEliminarLo de las medallas o reconocimientos no es por uno mismo, aunque sobradamente se agradecen si llegan a tiempo, sino por la tierra de uno, que parece abandonada a su suerte.
Tenemos, vosotros también, nada de irse de ningún sitio, digo que tenemos una cita con la historia, aunque sea la pequeña historia de un escondido pueblo. Y a todos los que van dejando por aquí su huella, pero a vosotros especialmente, os quiero ver regularmente, echándome pestes o dándome ánimos para seguir, que a veces uno echa de menos también el apoyo y la comprensión de sus paisanos.
Un abrazo
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