Crónicas estivales

Dos crónicas que aparecen casi simultáneamente en nuestro diario a primeros de agosto, me sirven para la reflexión de hoy, siempre que tienen relación con lo que venimos comentando en este espacio sobre el mundo rural y, más concretamente, sobre la montaña palentina.



La primera se genera en Valsurbio,  a 15 kilómetros de Velilla del Río Carrión. Juan Carlos Castro vuelve a hincar el bolígrafo en la llaga, la tripa abierta del cadáver de un pueblo que murió afectado por todos los males que ahora mismo amenazan a tantos pequeños pueblos de nuestra región.

 Parece que a casi todos los efectos el lugar se despobló el 1 de febrero de 1973. Digo a casi todos porque, siempre hay alguien que se resiste a abandonarlo, siempre hay alguno que aguanta aún sin luz, como es el caso, o alguno de esos locos románticos que vuelven buscando sus raíces, aunque no tenga trascendencia el hecho ni aparezca la referencia en medios de gran tirada, donde alguno más podría contagiarse de su idea.

Curiosamente, unos días más tarde, desde Guardo, Rubén Abad invoca a la esperanza, devolviéndonos a los viejos Concejos, aquellos a los que se recurría en todos estos pueblos para llamar a los vecinos y exponer la situación de montes y caminos. 

En esta ocasión se ha recurrido desde el consistorio a las nuevas tecnologías, buscando a través de facebook y twitter a todos aquellos que conservasen una fotografía antigua de una fuente que existió en el Camino Viejo del Cristo. 

Se mueve la gran piedra que presidía la fuente, se recupera el caño de agua original y se acondicionan y se limpian los terrenos que en otro tiempo sirvieron como lugar de encuentro. 
Y es así como un buen número de románticos se reúnen cada jueves en este lugar para acometer trabajos de restauración que le devuelvan el esplendor que tuvo.

Para la sección "La Madeja", en "Diario Palentino" y "Globedia".
Imagen: Juan Carlos Castro, Diario Palentino

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