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Mostrando las entradas etiquetadas como Impresiones

A soplar porrones

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Ciento setenta jóvenes de institutos de Soria, El Burgo de Osma y San Esteban de Gormaz, en un taller conducido por Xavier Verdaguer, uno de los emprendedores españoles con buena proyección internacional, exponían hace unos meses algunas alternativas en esa lucha contra la despoblación de la que hablamos todo el mundo. Estamos ante un argumento futurista, lanzado por un grupo de escolares en un taller de innovación creativa. La impresión de que los pueblos se terminan cerrando, viene de muy atrás y, ahora todos los gobiernos y las Instituciones andan buscando ideas, entiendo que lo hacen para que sirvan de prueba y recapacite e intervenga el gobierno de la nación, ante esa desnudez que se palpa en el sector servicios. No ha habido un mantenimiento preventivo en este medio y ahora salen de golpe los problemas, que no se detienen en un punto concreto, van tocando territorios que no lo contemplaban; quienes hacen su vida en ellos, ante la falta de ayuda e interés, están sopesando ha

Y tú, ¿qué ganas?

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Vinimos a parar a once kilómetros de Palencia, concretamente, a Valdeolmillos, “el lugar de los pequeños olmos”, una localidad cerrateña que exhibe con galanura el verde de su páramo. Me gusta la descripción que hacen de este pueblo en la web: “Nucleo situado en un umbral terciario sobre el valle del arroyo Mayor, zona de transición entre las campiñas onduladas y las laderas del páramo.” Si sales a dar un paseo te encontrarás con los abuelos de la residencia cercana, que después de tanta sequía asisten emocionados al crecimiento del centeno. Mi familia suele preguntarme, cuando sale el tema a colación: pero ¿a tí qué te da la escritura? ¿Con qué fin te prodigas tanto en el Diario? Yo siempre los respondo: ¡Estoy sembrando! Y como pasan los años y sigo a lo mío, sin ver por parte alguna productos de la siembra, pues la guasa es evidente. Porque ellos no cuentan por fruto las emociones, los sentimientos, las historias. No cuentan los amigos. Personas imbuidas en sus mundos, pinto

Guías y custodios

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Pedro Berruguete, Alonso Berruguete, Inocencio Berruguete, Felipe Berrojo... El arte nos lleva a conocer a los artistas terracampinos cuyas obras han traspasado ya todas las fronteras, y es un reclamo para meterse en las ciudades y en los pueblos, cuya guinda colocan los guías y custodios. Viajas por Palencia, te encuentras con ellos, y aprendes que el mudéjar es un musulmán en tierras cristianas reconquistadas, que la tapia es un muro de tierra realizado con un encofrado de madera, y que aquello que encuentras de madera, de yeso y de ladrillo, es obra de estos siervos. En Fuentes de Nava, Mónica nos dio a conocer en breves y precisas pinceladas la historia de Santa María, donde se conserva un artesonado mudéjar policromado, de estilo castellano, considerado uno de los más importantes de toda la región. Después de comer en Paredes de Nava, Maruja nos esperaba en Cisneros con una llave que pesaba ¿dos kilos?, para mostrarnos la iglesia de los santos Facundo y Primitivo. Nos encontr

Un día en Fuentes de Nava

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Por lo que he leído estos días sobre el patrimonio mudéjar, más extendido en Palencia de lo que nunca imaginamos, han desaparecido muchos edificios. Sabemos que lo que hay es insignificante, si se compara con Sahagún o Toledo, pero nunca es tarde para recuperarlo y promoverlo. Uno habla, regularmente, de lo que conoce, de aquello que le mueve por cercanía, por necesidad, por costumbre. Hablar del románico era una necesidad vital habiendo nacido en San Salvador de Cantamuga, donde presumimos de una de las mejores espadañas que este arte nos deja en Palencia. Era casi una obligación promocionarlo con todos los medios al alcance, pero sin olvidar otros rincones de esta tierra que atraparán al caminante. A primeros de mayo de este año, viajé a Tierra de Campos. Quise entender entonces el Universo al que hacen referencia muchos paisanos. A 25 km de la capital se encuentra Fuentes de Nava “lugar de fuentes”, antes de Don Bermudo, al que se le añade en 1872 el anexo de “Nava”, pues se

Concejo rural

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Laureano Pérez Mier, que estudia en el siglo pasado la historia de Pernía, y al que ya me he referido en numerosas ocasiones, habla sobre la concesión de estas tierras por parte del Rey Alfonso VIII a su tío, el obispo Raimundo, concesiones renovadas después por los “Alfonsos” que siguieron. Poder compartido en muchos lugares de Liébana y Pernía por el Señorío. La lucha por la posesión de Liébana, Pernía y Campoo se encuentra resumida en los numerosos pleitos que abordaron durante siglo y medio; de una parte, La Casa de Castañeda y los Condes de Siruela, y de la otra La Casa de Vega y los Duques del Infantado. Desaparecidas las necesidades y condiciones que les dieron vida, llega la nobleza, que adopta la forma hereditaria, de ahí los sucesivos condes de Polentinos y los de Pernía. Pero a mí lo que siempre me ha apasionado, la razón por la que sigo refiriéndoles a ustedes a sorbos la historia de esta tierra es el perfecto entramado de su Concejo, que nace espontáneamente, como bi

Voy a templar

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Parece ya normal que a cierta edad nos embarquemos en los recuerdos, aunque a veces se nos nuble la vista y el acto nos provoque un encuentro con los demonios que en toda vida anidan. Porque hay gente que se declara enemiga sin conocerte de nada, por lo que otros les contaron de tu vida, que a saber cómo se lo contaron, en qué momento sucedieron las cosas y de qué modo atajaste tú los contratiempos con las escasas herramientas que tenías. Eso pasa a diario, en todos los caminos te encuentras gente que no es como te la describieron otros, por envidias, por rencillas, a saber por qué no se detuvieron en la vida de las gentes que a ti te cautivara. Es sabido que nuestro ilustre paisano Felipe Calvo tenía debilidad por los herreros y tan profunda fue la vinculación con nuestra tierra y tan sencillo en su grandeza, que un día se llevó a Jesús Juez a la Universidad. Jesús fue alcalde de la de villa de Cervera con el primer ayuntamiento democrático y era uno de esos protagonistas de los

Algo que explicar

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No sé lo que esperan ustedes de mí. Yo soy un pobre hombre nacido hace casi 60 años en un rincón de la montaña palentina, a donde vuelvo una semana al mes cuando me lo permite mi trabajo. Allí refresco las ideas y recojo las inquietudes de mis paisanos, que a veces las cosas no son lo que parecen y todo va volviendo a su cauce a medida que escuchas, que razonas, que te interesas por las cosas. Como las gentes, como el mundo, has ido del blanco al negro en muchos tramos. Como las historias que te llegan, culpando al mundo de todos los días malos y, claro, te das cuenta de que no estás solo, que aunque parezca que los demás no se involucran, también a ellos les afecta; que quien se desentiende, se condena. Cuando me llama un diputado para preguntarme qué me pasa, por qué me he puesto así en este rincón de la madeja, enseguida percibo que no ha captado mi mensaje, que mis historias no difieren mucho unas de otras, porque están ambientadas en los pueblos perdidos en la montaña; lejos

Parada en Perazancas

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Cuando pasan los años y miras de soslayo hacia el pasado, siempre se te abre una puerta para poner en orden tantos pasos como diste, sin fijarte de verdad en la importancia de aquellas pequeñas cosas que estaban en tu entorno retenidas, encerradas, desprotegidas. Palencia es un gran museo al aire libre, como titula una página de Facebook mi amigo Eduardo. Y mi querida amiga Margarita, que sabe vibrar con las pequeñas cosas, me lleva la tarde de un domingo cercano a Perazancas, una de las 27 localidades que le dan nombre a La Ojeda, ese territorio de transición entre Tierra de Campos y la Cordillera Cantábrica. Un pueblo que en el siglo XVIII contaba con 17 tejedores de lienzos y 11 cardadores de lana, capítulos que junto a otros de su cultura tradicional han sido recuperados en el Museo Etnográfico situado en las antiguas escuelas. Pues resulta que, estando retenidos ahí en su belleza y en el tiempo, siempre he pasado de largo ante una de las joyas del Románico Norte, uno de lo

Carretera olvidada

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No crean ustedes que volverán la vista, que pondrán el remedio, que adecentarán esta carretera que comunica con Cantabria. No crean ustedes que pasarán vergüenza de mantenerla así otros cien años. No crean ustedes nada. A quienes nos gobiernan en esta comunidad, en esta provincia, en esta comarca, no les importa que sus homónimos en la comunidad vecina hagan los deberes en el tramo de carretera que comunica con la nuestra. Por norma general, es la inercia equivocada que nos lleva, nos fijamos siempre en los alcaldes que no intervienen para que se arregle, en lo que no hacen los demás. ¿Y por qué lo tengo que hacer yo, cuando tanta gente pasa a diario por esa carretera? Hace unos días, los responsables de la comunidad vecina presentaban el proyecto que mejorará la comunicación entre las comarcas del Besaya y del Pas, la Autovía de la Meseta o la red ferroviaria y la carretera a Burgos. Cinco millones de euros para la primera fase de mejora de esa carretera, seis kilómetros entre

esMontañas

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Es posible que ese vaivén de propuestas con el que nos zarandean los medios de comunicación cada cierto tiempo, sea una manera de motivarnos: a un servidor para que escriba algo y al resto para decirles que quienes nos gobiernan no dejan de pensar en nosotros; que nos comprenden, que trabajan con ahínco para que los pueblos no se queden vacíos; que ahora sí, ahora esMontañas viene con un valioso repertorio de propuestas. Y será verdad, oiga. ¿Para qué vamos a negarlo? Lo suyo es hacer propuestas que perezcan para que luego vengan más. Propuestas que impresionen, para que a los pardillos que vivimos obsesionados con el mundo rural, nos sirva de alimento. Muchas propuestas, un mar de propuestas con una cuidada presentación. Pero como lo han hecho tantas veces, ya no dejamos que escape una lágrima de emoción por esas renovadas promesas, porque de sobra sabemos que somos abanderados de un asunto que no tiene solución. Quienes programan cosas para equilibrar la superpoblación urbana c

De Pozancos a Moarves

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Preguntamos a un anciano en Rebolledo de la Torre, si hay algún atajo para llegar a Pozancos y nos señala un camino rural que llega a Castrecías, advirtiéndonos bien: “la parte de Burgos está asfaltada, no hay problema; la otra parte, la de Palencia, está inmisericorde.” Y así fue, y quienes viajábamos aquel domingo para ver la renombrada galería de Rebolledo, coincidimos en reconocer que el paisano se había quedado corto. Pozancos es una localidad de 30 habitantes, en la línea divisoria entre Palencia y Burgos, a cinco kilómetros de Mave. Aquí se conserva íntegro el ventanal de poniente, que luce acantos carnosos y columnas con curiosos acalanamientos,  atribuido a uno de los talleres que trabajan en Carrión de los Condes. Comemos en Aguilar, en el restaurante de la familia Cortés, donde ya nos advierten: “hoy “Diario Palentino” dedica una de sus páginas a Valle de Santullán”. No será la única sorpresa que me hinche un poco, aunque trate de disimularlo. Al llegar a Moarves, José

Viajeros del románico

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Cuando Miguel Ángel García Guinea habla del Románico a través de los ojos de un viajero del siglo XXI, explica de qué forma se introdujo en nuestro románico palentino. Es verdad que su viaje a nuestra montaña llega en un momento delicado: España está prácticamente aislado de Europa, las subvenciones de las universidades son ínfimas y otro tanto sucede con las becas de estudio. Pero Miguel Ángel se impone la tarea de realizar su tesis y algo ve que le maravilla y se vuelca en nuestro románico rural, y lo hace en nuestra montaña, aprovechando las visitas a su hermano Luis que ejerce por aquel tiempo de Notario en Cervera de Pisuerga. Seduce la forma de introducirse en ella, viajando por aldeas desconocidas hasta entonces, con un parco equipaje, como un aventurero -dice-, entrando y saliendo de las iglesias como un ser extraño, fotografiándolas, dibujándolas. “Es guapa la iglesia, ¿verdad?. -le comentan los vecinos-. Usted que tendrá conocimientos, dígales que con la nieve se nos vie