Y tú, ¿qué ganas?

Vinimos a parar a once kilómetros de Palencia, concretamente, a Valdeolmillos, “el lugar de los pequeños olmos”, una localidad cerrateña que exhibe con galanura el verde de su páramo.
Me gusta la descripción que hacen de este pueblo en la web: “Nucleo situado en un umbral terciario sobre el valle del arroyo Mayor, zona de transición entre las campiñas onduladas y las laderas del páramo.”



Si sales a dar un paseo te encontrarás con los abuelos de la residencia cercana, que después de tanta sequía asisten emocionados al crecimiento del centeno.
Mi familia suele preguntarme, cuando sale el tema a colación: pero ¿a tí qué te da la escritura? ¿Con qué fin te prodigas tanto en el Diario?

Yo siempre los respondo: ¡Estoy sembrando! Y como pasan los años y sigo a lo mío, sin ver por parte alguna productos de la siembra, pues la guasa es evidente. Porque ellos no cuentan por fruto las emociones, los sentimientos, las historias. No cuentan los amigos. Personas imbuidas en sus mundos, pintores, escritores, simpatizantes de todas aquellas historias que tu cuentas con el único fin de dar a conocer aquellos lugares que a ti te cautivaron, que se conozca la tierra de tus ancestros, que se de una buena mano de brea a la carretera y que se cambie o se repare el puente de Vañes.

Que se ponga, en fin, todo lo que sea menester para detener esa despoblación que ya nos señala por todas partes. Y en este meneo incesante, uno gana amigos que apostaron por esa historia tuya, que era la suya de algún modo. Vine a caer aquí un fin de semana. En medio de este pueblo, una casa como de cuento, con su bodega y todo, que en nada ha de envidiar a mi txoko de Erandio, lectura imprescindible de mi novela “Castilla”, que este año presentaré en las ferias del libro de nuestra capital y provincia.

Gracias, Margarita Marcos. Gracias por tu amistad, por tu humanidad, por tu sencillez, por tu sabiduría.

De la serie "La Madeja", para Diario Palentino, 2018.

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