La Concordia de Monzón
Es conveniente que los buenos amigos te sorprendan un día con la concordia. Hay dos concordias en la vida. La una es la que todos conocen. Hace alusión a la armonía, al respeto, a la amistad que, en mi caso concreto, me ha llevado a conocer otras personas y, de su mano, otra Palencia. La otra Concordia es la de Monzón de Campos, donde, como reza en el anuncio y hemos podido comprobar, se cocina con productos de la zona, según las recetas de nuestros ancestros. Una empresa familiar que hace patria en un momento delicado, cuando lo de “Patria” es un término que se estira y se encoge a capricho de navegantes y cuando, por todos los pueblos que vamos pasando, se nos incrusta ese imparable bicho de la despoblación. Lo primero, antes de “La Concordia”, fue la mirada al pueblo desde su castillo, centro de poder en otro tiempo de uno de los condados más importantes en la historia de Palencia. Este edificio, que data del siglo X, se habilita como parador en 1972 y marca un hito históri