Entradas

Ustedes son mi triunfo

Imagen
Me alegro sinceramente cuando alguien cercano triunfa. Hoy se entiende por triunfo tener una cuenta en las redes sociales con miles de seguidores, arrasar en el cine o en la música, lograr una medalla exponiendo aquello que nos ha cautivado y de lo que vamos tomando notas nuevas que mantendrán la luz y harán las delicias de quienes nos siguen. Pero no me refiero a ese triunfo, ni al triunfo de la farándula de este país. Hay quienes buscan ese tipo de éxito, que les aclame el mundo y se los rifen, a veces sin motivo, porque son lo que son por la fama de algún familiar suyo, sin que sepan hacer bien ninguno de los trabajos por los que cobran una millonada. No quiero ese triunfo para las personas cercanas. Yo quiero un triunfo pequeño, familiar, porque algo de calor siempre necesitas cuando lo que quieres es llegar al mundo desarrollando una actividad creadora. Y aunque siempre quedan gentes valiosas en las sombras, hay quienes por alguna circunstancia o apoyo recibido, contando siemp

Un tesoro en La Olmeda

Imagen
Pienso en el arrojo, en la soledad, en la suerte de un hombre corriente, aunque especial, como lo fue Javier Cortés para Palencia. Seguro que la mayoría de ustedes ya conocen la historia que arranca cerca de Saldaña, una tarde de 1968, cuando Javier, acompañado de un amigo se dispone a rebajar un terreno para ponerlo en regadío, y aparece una piedra, como le ocurrió a Ciriaco del Rio un siglo atrás en Brañosera, cuando encontró una piedra y comenzó la historia del carbón en nuestra tierra. En este caso se trataba de un mosaico, que al ir excavando va mostrando infinidad de formas y grabados hasta ocupar los 1400 metros de terreno, donde con el correr del tiempo y gracias al empeño de un hombre, se descubrió la Villa Romana de la Olmeda, uno de los principales yacimientos del Bajo Imperio Romano (siglo IV a. de C.) conservados en la península y uno de los más destacados del Occidente. En las crónicas se dice que cambió la vida de Cortés, quien sufragó de su bolsillo la obra dura

Todo igual, menos tu sentimiento

Imagen
Centrado en otras historias, pasan los días a una velocidad prohibida y aprovecho este momento para volver atrás la vista, (ya casi no me alcanza), con nostalgia pero sin arrepentimiento, por todo lo que pasó, por todo lo que vivimos, por aquellos familiares y amigos que se fueron, por todos los que siguen aquí, aparentemente, en el mismo lugar, bajo los mismos yugos. Iglesia de Lomilla | Froilán De Lózar Porque la naturaleza, vestida con los colores de cada estación, que aquí se evidencian tanto, es la misma: los montes, los caminos, las iglesias... Nada parece haber cambiado después de los años; después, incluso, de los siglos. Hasta las gentes, que son descendientes de los que fueron tus compañeros de escuela y de correrías, parecen los mismos; pues, aunque imbuidos en otras modas y costumbres, se mueven por los mismos lugares. Entonces, ¿por qué lo ves distinto? ¿Por qué no lo disfrutas como antes? ¿Por qué no nos emociona como cuando volvíamos del colegio?

Todo distinto, menos tu pensamiento.

Imagen
Con esta entrega, antes de vacaciones, pongo punto y seguido a este viejo cuaderno, donde he ido anotando, como de costumbre, mis impresiones y mis miedos. Todo ha cambiado. Es evidente. Parece un síntoma de progreso, una necesidad de experimentar nuevas historias, incluso en estos rincones tan apartados de provincia; una respuesta urgente para buscar por algún resquicio la solución a esta endémica fiebre que nos vacía los pueblos. Soy reticente en ello, y aunque algunos lectores y amigos me insistan que está bien, que es muy sano, que hablar del mundo rural, de lo que va quedando, de los problemas que le atañen, de las historias singulares... es muy digno y muy útil, yo pienso, sinceramente, que no sirve para nada. Que uno clama en el desierto; que nadie vuelve los ojos a este drama; que no compensa a los políticos, acostumbrados a mentir; que no interesa a los urbanitas , apoltronados en su ambiente y que tampoco parece preocupar en exceso a quienes viven en ellos, perdida y

Límites confusos

Imagen
Sin hacer uso del patriotismo, que huyo de todos los símbolos como de las moscas, es verdad que uno se siente molesto cuando ve a su comarca o a su pueblo enclavado dentro de otras comunidades o provincias. Es una discusión vieja que no tiene remedio, pues aunque parezca pasajera, vendrán otros más tarde que oficialmente den un vuelco a los límites; y si no es oficialmente, tochos no faltan en ningún lugar que, sin conocer el pueblo del que hablan, enseguida le hacen un hueco en cualquier sitio. Y está bien que amemos nuestra tierra, nuestra patria, pero está mejor que vayamos adentrándonos en ella, en sus caminos, entre sus gentes, para presentarla debidamente a quienes quieran conocerla. Durante años, nuestro alejamiento ha contribuido a unas anexiones y cambios que no han hecho más que confundirnos. El 28 de Agosto de 1857 el obispo de Palencia, a la sazón, Jerónimo Fernández, manda que el Arciprestazgo de Cardaño se llame a partir de entonces Arciprestazgo de Pernía.

Por las sendas del Oso

Imagen
Si lo tecleamos en internet, la Senda del Oso nos lleva a la vía verde más transitada de Asturias. Ruta que nos irá mostrando a lo largo de 22 kilómetros la gran riqueza natural y etnográfica que va desde Tuñón hasta Entrago, allá por los concejos asturianos de Proaza, Teverga, Quirós y San Adriano. Allí la historia es paralela a la nuestra. Por aquel camino ahora tan renombrado circulaba antaño el tren minero, que se utilizó para extraer hierro y carbón hasta el año 1963, año en el que se cierra la línea por el agotamiento del mineral y la escasa utilización que de la misma se hace para el transporte de viajeros. Pero lo que aquí vamos a tratar, como de costumbre, es la Senda del Oso de la Montaña Palentina, situada en el centro de Peñas Negras, una de las atalayas que en el siglo VIII repuebla Alfonso I. Allí se ha reconstruído el chozo de los pastores, utilizando para la techumbre los cuelmos de escobón y brezo, recuperando en buena medida su estructura original.

Casas para pensar

Imagen
Ahora se pienso todo. O casi todo. Hasta hace pocos años la gente que se sentía atrapada por los olores y sabores de un pequeño pueblo de montaña compraba una casa y comenzaba una aventura, a veces excesiva, pues desaparecía la casa entera y sobre el solar se edificaba una vivienda que nada tenía que ver con la casa que todo el mundo conocía, aquí madera y piedra y, si acaso, un tejado con ripia nueva y relleno de tela asfáltica para evitar las goteras en invierno. De pronto alguien ha interpretado que a los edificios también se les hace daño, que reformarlos tanto es como arrancarles el pensamiento, las raíces bajo las que se criaron los dueños; los recuerdos, que siempre te devuelven a un momento lejano de la historia. Teniendo en cuenta todo esto y también que las casas tienen una especie de alma, Fernando Gallardo, crítico de "El País", encontró una casa que vendían sus dueños en Porquera de los Infantes y, sin destruirla, es más, sin tocarla, le llenaron de

Seguir, a pesar de todo

Imagen
Tengo la impresión, y en ocasiones lo he comentado aquí, que todo el esmero que nuestros antepasados pusieron para hacer más habitables estos pueblos se ha quedado relegado a un recuerdo. Eran otros tiempos, donde lo que se hacía para reparar calles o caminos, dependía de ellos mismos: ellos ponían el material y la mano de obra. No es malo que llevemos en la memoria a quienes nos parieron y nos enseñaron a valorar esto, aunque pasan los años y por más voluntad que uno pone de manifiesto, por más optimismo que uno procure rescatar de dentro, todo camina hacia el ocaso. A poco que uno pueda leer entre líneas,  hay como una manifestación de dolor en el ambiente que no se puede remendar. Pasa lo que pasaba entonces, cuando los pueblos estaban llenos de gente. Quienes juran defendernos no tienen disculpa, porque el dolor se ha hecho más provincial y ya saben lo que le duele a cada uno, dejándolos a veces hasta sin argumentos.  Males y problemas que se resumen en uno: la despoblación.

La tercera edad y la última

Imagen
Trabajadores y vecinos de Cervera miran preocupados estos días la amenaza de cierre que se cierne sobre la Residencia de Ancianos. Y causa estupor, porque una residencia quiere ser el último refugio de muchas personas que conocimos, no sólo por la amenaza de la entidad financiera, o la escasez de los recursos destinados a este fin por el gobierno regional sino, sobre todo, porque llegados a este punto, uno se da cuenta de que todos te quitan el paraguas cuando llueve, todos te niegan la ayuda cuando lo necesitas de verdad, y a los sacrificios de los trabajadores se suma la preocupación de quienes lo padecen en carne propia y que a lo único que aspiran es  a poder pasar sus últimos días en el entorno que los vio nacer. Viendo estas perspectivas en una de las localidades importantes de la zona, qué podemos esperar de la residencia que se ha construido recientemente en San Salvador y que las autoridades evalúan estos días sacar a concurso. Aunque tenemos  un ejemplo evidente

José Luis de Mier, inmemoriam

Imagen
No tenía urgencia por dedicar estas letras al amigo que se me ha ido. No tenía prisa porque, de algún modo, dedicarle algo a alguien que ya no está es ridículo si con ello se ha de demostrar una amistad pura. Y por otro lado, correr para decírselo a la gente es como querer echar más tierra encima para regresar cuanto antes, consumidos por la prisa, al trasiego diario. Conocí a José Luis con motivo de la fundación de Fuente Cobre. Él era el alma del prestigioso bufete "De Mier", a cuyo frente sigue ahora alguno de sus hijos, en Barcelona. El último encuentro que tuvimos fue el pasado verano, en su despacho de Santamaría de Redondo, un antiguo pajar convertido ahora en una surtida biblioteca, desde cuya ventana pueden verse uno de los símbolos de este valle: las peñas del Moro. Mientras revisaba los libros, disfrutaba de aquella inmensa y repleta biblioteca en medio de un pueblo al que José Luis siempre llevaba en el corazón. En Cervera de Pisuerga, el último domingo de

La carretera o el camino

Imagen
Después de muchos años dando tumbos por una carretera siempre defectuosa, la Junta de Castilla y León comenzó hace dos años las obras de mejora en la carretera que une las localidades de Cervera de Pisuerga y Piedrasluengas. Pero faltando la mitad, lo que se ha hecho hasta ahora -salvando algún trazado nuevo-, es un churro que nos devuelve a las andadas: baches y hundimientos a la altura de Vañes, curvas tan peligrosas como antes y lo que es peor, la amenaza de seguir teniendo un trayecto por el alto de las matas, cuando se podría salir por un camino recto y firme como estaba proyectado en uno de los planos, y si no puede ser Ligüérzana , porque nos salimos ya del mapa, pues puede ser un enlace a la carretera de Gramedo , que siempre nos quedará por delante Cervera. Más adentro de ese sentimiento interno que voy plasmando periódicamente en el Diario y en las redes sociales, se hace patente un pasotismo que acobarda.  En una de las reflexiones que lanzo en la página de faceb

Sobre la identidad palentina

Imagen
En un interesante artículo publicado en nuestro diario a finales del pasado año y firmado por Carmen Cuesta y Luis Calderón se hace una interesante reflexión sobre el turismo que no acaba de cuajar en nuestros campos. El análisis ahonda en lo que unos y otros hemos venido reflejando en los últimos años, sin otro anhelo que ver despertar nuestra tierra al turismo, darle más ritmo a lo que se viene haciendo ahora en las distintas comarcas y una propuesta si cabe más rotunda sobre la identidad. Yo estimo que el románico es un aliciente poderoso que, combinado con el paisaje y la gastronomía puede generar en pocos años un trasiego importante de gente nueva, que es a fin de cuentas lo que echamos en falta, aunque tampoco es malo que quienes vienen vuelvan, lo que va de acuerdo con una popular campaña que se publicitó hace unos años. A mi no me preocupa en exceso la identidad. Palencia, para mí, es irrepetible por todo. Me identifico con sus paisajes, con su gente, con su rico

Como Lanestosa

Imagen
La única esperanza que nos queda es que en todos esos lugares donde se anuncia la despoblación en pocos años, hay personas que nunca tiran la toalla y eso siempre te ayuda a mirar con una pizca de optimismo. Brechas despobladoras se abren en todas partes. Son como pequeños terremotos que van desgajando sin piedad la corteza humana. Aquí Lanestosa. Allá los Llazos, Casavegas, Quintanilla de Corvio y tantos otros...  Rondando en ambos sitios el cierre  definitivo, pero resistiéndose también mientras alguien siga creyendo que se  puede. Lanestosa es el pueblo más pequeño de  Vizcaya. En el siglo XII cruzaban por su suelo  empedrado las carretas que iban hacia  Laredo o Burgos, por el puerto de Los  Tornos. Aquel paso motivó que creciera hasta que  comenzó el declive a finales del XIX al  agotarse su mina de zinc. Ahora se encuentra como los nuestros en  un compás de espera. Aunque las   autoridades locales trataron de buscar  nuevos eventos, hasta construyeron una  prom

La montaña, toda y para todos

Imagen
Eso es lo que voy a sugerir en este libro que ahora llevo entre manos y que, si todo marcha bien estará en las librerías palentinas en el plazo de un año. Metido de nuevo en la aventura, notas de historia y de leyenda de todos y cada uno de los pueblos que comprenden la montaña palentina. La idea no es nueva y si el románico luce espléndido y es una carta de presentación única en la comarca de Aguilar, la historia no desdice tampoco en los Santuarios más importantes del norte, la Reserva de los bisontes en San Cebrián de Mudá, Centro de interpretación de la Cigüeña en Barrio de San Pedro, la Casa del Oso en Verdeña, la Casa del Parque en Cervera de Pisuerga, la ruta de los pantanos y la historia que pende de cada uno de estos lugares, sin olvidar el encanto de despoblados como Frontada y de pueblos que siguen latiendo bajo mínimos, como los Llazos. Es verdad que en los últimos años se ha retratado de arriba a abajo la montaña palentina;  quienes hemos nacido en ella no n

Relatos de Frontera

Imagen
Aunque para algunos observadores aquella unión no tenía lógica, hemos vivido también nuestra experiencia en la frontera, lo que en tantos aspectos enriquece, que es a fin de cuentas lo que importa y con lo que te quedas. Al hilo de esta madeja, que no tiene otro objetivo que la conversación que les propongo semanalmente a ustedes, aunque sea un monólogo y en ocasiones me pierda por los cerros de Úbeda -como suele decirse-, resulta que hace unos meses me encontré con estos relatos de frontera que, casualmente, ya me entenderán luego, no son tan ajenos a nuestras vidas y a nuestros orígenes como pudieran parecer. Para las fronteras más nombradas, podrían servirnos de ejemplo las historias que cuenta Juan Goytisolo, que ha sido testigo de esa lucha que se desarrolla a un paso de otras líneas, con obras como "Los Cuadernos de Sarajevo" y el "Sitio de los sitios", testimonios de tragedias que marcan nuestros días. Junto a Goytisolo y un elenco de premios nob