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De rincones y parajes

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E.M./Palencia Un tandem perfecto cuya producción no deja de crecer. Esa puede ser la carta de presentación de quienes cada domingo muestran en las páginas de Diario Palentino una visión muy especial de los muchos y variados rincones del norte provincial. Con la pluma del perniano Froilán de Lózar y la fotografía de José Luis Estalayo (perniano en México), la sección dominical "Montaña Palentina, la más bella canción de la naturaleza, ha sido durante los últimos tres años un completo paseo por esta comarca natural. Pueblo a pueblo, a la palabra de cada uno de estos rincones se han sumado una sucesión de imágenes que no han dejado indiferentes a los lectores, tanto por su calidad como por la belleza que transmiten. Junto a mapas, distancias, gentilicios, apodos y otras cusiosidades de la localidad a la que cada semana se hacía alusión, lo que ha permitido una visión íntegra de la Montaña. Ahora toca centrarse en espacios más concretos, en esos rincones y parajes especia

Mojonera 2018

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Si para cualquier lugareño, la fiesta de su pequeño pueblo ya es un aliciente, para Estalayo, que nació en Tremaya, anduvo de misionero por Perú y terminó en una casa-cuna de México, vivir a pleno pulmón la mojonera era el sueño más grande. Que luego pierde los papeles, y le confunden tantos puertos, y nos abrasa a imágenes desde los lugares más inhóspitos. Quiero entender un poco esa carrera en la que anda empeñado, con la intención de llevar lo más lejos posible cada historia que sale de estos pueblos. Y quiero entenderlo también por tanta gente que tuvo que emigrar y para quienes, cualquier noticia de su tierra es un manjar del cielo.  Sabía que era una tradición ancestral que tiene sus comienzos en 1575, que se reunían las autoridades y familias de Brañosera y los Redondos en un hermoso paraje muy conocido por él y que se revisaban ante un notario los mojones que dividen ambos territorios. Llegó temprano y se sumó a los que buscarían los mojones de los Redondos. El paisaje no

Villaverde de la Peña

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En el Boletín de la Real Academia de la Historia, se dice que "el terreno es de mediana calidad". Por su toponimia, nos hallamos en el "lugar verde de la peña", que ya Sebastián Miñano describe como lugar de realengo con 148 habitantes entonces. Citado por primera vez en los escritos de San Román en 1159. En la documentación de Alfonso VIII aparece como Villam Viridem. Fue Villaverde de la Peña, lugar solariego de los linajes Cisneros, Duque y Tarilonte, junto con el lebaniego de Orejón, que es igualmente partícipe en las dos terceras partes del lugar solariego de Viduerna. (115) La iglesia de Nuestra Señora de las Candelas se encuentra en lo alto de la localidad. Su actual estructura sufrió un proceso de reconstrucción en la que se conservó la portada románica primitiva, así como los dos tramos de los pies de la nave y el campanario. La pila bautismal es románica, en cuya curiosa forma rectangular se detienen otros historiadores. La localidad experim

Carbón de Cook

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Los estudiosos definen el carbón de cok o coque, como un combustible sólido que se obtiene al someter al carbón a muy altas temperaturas sin que exista contacto con el aire. Pero, ¿para qué se utilizaba? Su utilidad principal es la industria siderúrgica debido a su alto poder calorífico. Es como la gasolina extra en los vehículos.   Desde 1838 a 1894, poco antes de que llegara el ferrocarril —el de Alar a Santander y el de La Robla— se produce en el Valle de Castillería el carbón de coque. Más que la materia, llegadas estas fechas, me detengo en el sistema utilizado para transportarlo: en carretas, tiradas por caballerías, hasta la dársena del Canal de Castilla en Alar del Rey y después en barcazas, según trasladan los cronistas, hasta llegar a Palencia y Valladolid. En las hemerotecas encuentro una interesante nota publicada en "Novísima recopilación" donde dice: "Los carros y caballerías en que se conduzca carbón de piedra o Cook a la capital del Reino, componién

Villavega de Aguilar

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En esta ruta por la comarca de La Lora, donde predomina el arte románico, llegamos a Villavega de Aguilar, un pueblo de dos barrios, entre Barruelo y Aguilar, donde aún se conserva gran parte de su iglesia románica de San Juan Bautista. Curiosamente, en uno de los capiteles historiados, puede verse esculpida la cacería de un oso.  La iglesia, que ya fue objeto de modificaciones en los siglos pasados, está incluida en el Plan de Intervención del Románico Norte, destacando en su interior un buen retablo renacentista y una pila bautismal románica, formada por dos cuerpos que García Guinea encuentra cierto parecido con la pila de San Miguel de Brañosera. Emilio José Rodríguez Pajares, en un texto que publica la Fundación Santa María la Real, reconoce la pertenencia de Villavega al Monasterio de Santa María por una serie de documentos, donde aparecen donaciones y ventas del Conde Osorio y su mujer Teresa ya desde 1141. (26) A la entrada del pueblo se encuentra la ermita "La Vi

A la luz de las velas

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En medio de esa bruma que nos tiene olvidados, atormentados por la desidia de quienes paralizan o desatienden el mantenimiento básico de lo nuestro, perdida media vida en reclamaciones que no tuvieron éxito, decidimos viajar a Aguilar un viernes por la noche, previa petición por teléfono de dos entradas para asistir a la representación teatralizada. Algo novedoso, desde luego, muy bien llevado por los empleados de la Fundación, ahora también actores que nos van narrando la supuesta vida que llevaron los habitantes del monasterio ocho siglos atrás. Entre las piedras de Santa María la Real, esperamos acompañados de una moderna vela la llegada de Esmeralda, que advierte al grupo sobre la presencia de personajes extraños que irán apareciendo a medida que avanzamos, fantasmas del pasado que nos van llevando por pasillos y salas, dando voz a la historia que —nos imaginamos—, vivieron allí los habitantes de otro tiempo. Todo muy bien resumido en el guion de Carmen Molinos.  

Villarén de Valdivia

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Lugar de la pequeña quinta del repoblador Arín en el Valle de Ibia. Situado en las faldas del emblemático Bernorio, protegido en su cara norte por el monte Rebollo, este lugar formó parte hasta el siglo XVIII de la Merindad Menor de Aguilar de Campoo. De la importancia del monte Bernorio dan fe los vestigios encontrados donde se deduce que fue lugar donde los cántabros ejercieron una dura resistencia en la campaña final de las Guerras Cántabras. Los investigadores no dudan en señalar que los sucesos allí acaecidos abarcan desde la Edad de Bronce a la Edad Media. Se cree que antiguamente todas las casas fueron rupestres, los habitantes vivían en las cuevas del contorno, orientadas hacia el sur. Como veremos en las leyendas de otros pueblos situados más al norte, allí también se hizo popular la existencia de un tesoro, que resume la siguiente copla: “En las cuestas de Bernorio, hacia la mano del agua, está el pellejo de un toro, cerradito de oro y plata que, con tiempo, las ovejas,

Creer, querer, volver

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Es lindo creer, que diría mi amiga Laura Soccimarro, que sigue desde Argentina todo lo que voy publicando aquí y allá, en una sinfonía repetida hasta la saciedad por otros cantores palentinos de rango. Véase la dedicatoria que Marcelino García Velasco le hace a Julio César Izquierdo en su libro “Castilla, ancha y eterna”. De corazón a corazón. ¿Y para qué?, nos preguntamos. ¿Alguien nos oye? ¿Merece la pena dar gritos en medio de una tierra condenada al olvido? DESDE EL MIRADOR DE CALDACIO, CON MARTA REDONDO El hombre de la radio firmó en Guardo un post antológico. Lo firmó con su voz, que recogieron los presentes. Nada de revueltas y medias frases. Nada de comprensión y de paciencia. Hasta aquí hemos llegado a trancas y barrancas -vino a decir-, cada vez más desiertos, cada año más torpes; en una sangría a la que los mandatarios se han referido de soslayo, anunciando prebendas y actuaciones que no llegaron nunca. Pero esto no interesa demasiado, amigo Julio. Nuestro pataleo