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Volver todos los días

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Creo que es Llamazares, en una especie de libro autobiográfico, el que se recrea con los temores de la mina. La tremenda impresión que produce ver a un hombre metido dentro de un agujero diminuto, abierto en el costado de la galería, buscando la posición menos incómoda para hincar la herramienta, hasta habilitar una cueva en el aire, consciente en todo momento de que puede hundirse y atraparle. ESTE ARTÍCULO FORMA PARTE DEL LIBRO VER DOS VECES LAS COSAS FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020 LECTURAS EN EL BLOG +DE 100

Nunca como ahora

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Nadie se preocupó tanto como ahora de la nieve y sus circunstancias. Nunca como ahora se sopesó el aislamiento. Si contabas que en tu pueblo la gente, aprovechando los inmensos neveros, tocaban los tejados, estabas alucinando; eras un soñador, cuando no un loco. Ahora sí que alucino yo con la nueva ola de periodistas que describen impresionados una incomunicación de dos jornadas. En mi tierra hubo pueblos que vivieron quince días sin ver asfalto. Quince días a oscuras, sin luz y sin teléfono, buscando a tientas los caminos que se fueron creando a fuerza de muchas pisadas lentas y repetidas. A mí me gustaría que cayera una nevada de cinco metros por igual en muchos lugares, no sólo porque la nieve es buena, sino por satisfacer una curiosidad que tengo. Aunque ahora mismo tampoco tendría sentido la experiencia. Llegarían máquinas de todas partes.  Y todos hablarían por los codos de ello. De la seccion del autor para la prensa: "Impresiones". Imagen: Vecinos de los pueblos

Aquellos emigrantes (y II)

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Existieron emigrantes que, después de hacer fortuna, pensaron en su pueblo. Es el caso de Francisco Buedo, natural de Tremaya, que emigró a Argentina a finales del siglo XIX. Francisco mandó construir la Casa de la Escuela, el Puente y el Cementerio. A principios del siglo XX se lleva a sus sobrinos y otras gentes de la comarca a aquel país, que prosperaron económicamente (regentando allí la Banca Buedo): Ceferino, César, Constantino, David, Vicente, Moisés, Cristina... Algunos regresaron y se llevaron a otras gentes del pueblo: Esther, hermana de Ninfa; Eugenia, hermana de Abilio; Florencia, hermana de Gregorio Gaitón; Andrés, hijo del guardamontes de Tremaya; María, una muchacha de Celada que falleció en la travesía... Pero nadie volvió los ojos como él a su lugar de nacimiento. Ahora, las posibilidades de hacer fortuna fuera están mermadas y parecen muy mermadas también las ganas de hacer algo, lo que sea, aunque sólo implique esfuerzo personal, por el lugar de nacimiento.

Aquellos emigrantes (I)

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Interrumpo y valoro un correo, que mi amigo Luis Guzmán envía al misionero José Luis Estalayo, que me saluda desde México. José Luis nació en Tremaya, pueblo en el que recayó nuestro mentor allá por el año 1943. Cuando Luis ejercía como maestro en la escuela de San Felices, cuenta que, acompañado por Clementino, el hijo del maestro de Herreruela, llegaba hasta Celada, subían por Valsemana hasta la Espina para caer así por gran pendiente sobre Tremaya. En ese cúmulo de recuerdos, Luis se detiene en la cantina, en la pradera donde se hacía el baile, en las eras donde se jugaba a las cartas y se adquirían pipas y almendras garrapiñadas. Luis recuerda también a la abundante mocedad de los pueblos inmediatos. Mi amigo y maestro nunca deja de asombrarme, porque tiene tantos recuerdos que sería justo acudir a él para conocer muchas de las historias que los propios lugareños olvidaron.

El turismo en la Montaña

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Parece que hemos asumido bien la idea. Se trataba de engrasar todos los goznes que tuvieran algo que ver con el turismo. La Montaña Palentina, poco a poco, se ha llenado de casas rurales y de museos donde se recupera la memoria de nuestro más reciente pasado. Pero la losa de la emigración sigue pesando mucho. No hay gente para vivirla y los veranos son muy cortos. Por más que las empresas que lo explotan o lo administran se esfuercen en publicitarlo cada año, las perspectivas no son nada halagüeñas. Antes adolecíamos de infraestructuras. Ahora estamos equipados, pero la gente, a excepción de los puentes y las vacaciones, llega con cuentagotas, lo que viene a recordarnos una vez más que seguimos muy lejos de Palencia y que, si no lo complementamos con algo más, a la vuelta de unos años muchos pueblos se quedarán vacíos . Imagen: Las tuerces

Criterios y prioridades

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Un servidor, que vive lejos de su tierra, mira la noticia del diario y se frota los ojos. Esto es una inocentada del redactor de turno, piensa él, que ha visto con sus ojos la colegiata de su pueblo. Palabra que lo cierro y vuelvo a las cartas de los lectores que, un día tras otro, se quejan por los olores de los cerdos, sin que nadie, a excepción de quienes seguimos la noticia, vuelva sus ojos hacia ellos. Palabra que me rebelo contra estos políticos que todo lo convierten en material de cambio. El señor Armisén ha dicho en el Parlamento regional que «existen unos criterios de prioridad». Allí están a la espera de que se caigan las campanas que faltan, o la espadaña, y que el agua se meta por los muros. Este tío, y todos los que están "cuidando la región", tiene una lista de preferencias en la que no estamos apuntados. Hemos hecho un cultivo de su "criterio" y vemos una enfermedad vieja y terrible: el olvido. Cuídense mucho. Se contagia.

El lobo de Bernardino

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Yo insisto en recordar a mis paisanos y amigos la lectura reposada de “Las tradiciones etiológicas palentinas” (Núm. 32 de la Institución Tello Téllez de Meneses, 1972), donde se recoge con minuciosidad la historia de esta tierra, por qué tras determinada sentencia vino un pleito, a qué motivos se deben ciertos nombres, qué explicación puede darse a la fuentecilla que, en el lugar conocido como “las peñas del moro”, en el centro de la vinajera chica, viene manando desde hace siglos, al revés de las otras, de arriba abajo, cayendo el agua gota a gota en una pila donde no se aprecia desagüe alguno y donde no se derrama nunca el agua. Misterios que Matías nos dejó en verso y que algún día explicará la metafísica. ESTE ARTÍCULO FORMA PARTE DEL LIBRO VER DOS VECES LAS COSAS FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020 LECTURAS EN EL BLOG +DE 110

El Oso como símbolo

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Hace muchos años que los montañeses polemizan sobre el papel del animal. Cuentan que un tocayo mío, de Valdeprado, mató 14 osos cuando los osos abundaban tanto como los jabalíes o los corzos. Y es curioso que, los animales, bellas criaturas, aunque a veces dañinos y feroces, sigan formando parte importante de las tertulias. ESTE ARTÍCULO FORMA PARTE DEL LIBRO VER DOS VECES LAS COSAS FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020 LECTURAS EN EL BLOG +DE 130

Ninfa

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Cualquiera de las deidades benéficas vinculadas a las aguas, bosques, selvas y montañas. Cualquier diccionario te lo dice. Otros te explicarán que con tal nombre se define a la joven hermosa. Y quienes nos movemos con desigual fortuna por los vericuetos literarios, añadiremos que, ninfa, en la mitología griega y romana, es la deidad femenina que personifica la fecundidad de la naturaleza. En Redondo, a las tres de la tarde del día 8 de enero de 1903, ante el juez municipal don Nicolás Duque y su secretario Gregorio Duque, compareció don Joaquín de Mier, natural de Tremaya, con objeto de que se reconociera y fuera inscrita en el Registro Civil una niña a la que conoceríamos para siempre por el nombre de Ninfa. ESTE ARTÍCULO FORMA PARTE DEL LIBRO VER DOS VECES LAS COSAS FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020 LECTURAS EN EL BLOG +DE 580

Nómadas del mundo

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Ahora que tanto valor se le da a la palabra futuro, ahora que se multiplican en Internet las páginas que hablan de Palencia, ahora que casi todo el mundo dedica parte de su tiempo de ocio al senderismo y aspira de verdad este remanso de paz que tanto sentido aporta a nuestra vida, conviene matizar algunas cosas. Cualquiera puede imaginarse un mundo. Es cierto que, las historias de cada uno son distintas, que cada uno procura desarrollarlas a su modo, tratando siempre de llevar a la realidad algunos sueños. Hace unos años, Watu Acción Indígena, una organización no gubernamental, convocó en Madrid un foro internacional de debate que reunió a representantes de asociaciones nómadas y pastoriles de diversos países de Europa, Asia y África. La intención de aquel encuentro era demostrar la sostenibilidad de las prácticas nómadas y trashumantes. Aquella pretensión tal vez sea una quimera, pero tanto hemos acelerado el paso en los últimos tiempos que pretendemos, a la v

Santo Toribio

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Mi progenitor lleva muy bien los años y las cruces. No viene al caso nombrar aquí las personales, que más o menos, antes o después, nos alcanzan a todos. Conociendo su afición le invito a un viaje, y así, juntos, visitamos una vez más la comarca de Liébana. Nos dirigimos al corazón del Jubileo, enclavado en Santo Toribio. Se halla este monasterio en las laderas del monte Viorna, a pocos kilómetros de Potes, bendiciendo el paso de quienes viajan a los Picos de Europa, echando una especie de manto protector a tantas pequeñas y curiosas aldeas como emergen alrededor, y que tienen también su día señalado por los monjes para recibir el aliento del santo. El día 30 de abril del año 2000 tuvo lugar la ceremonia de inauguración presidida por el obispo de Santander, que otorga a los peregrinos que cumplen las premisas -pasar por la puerta del perdón, rezar, confesarse y comulgar 15 días antes o después de haber traspasado la puerta- el jubileo. Esto que les cuento alcanza para nosotros u

Hogar, dulce hogar

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Además de creer o valorar en su justa medida los terribles inviernos que en estas altas tierras se vivieron, siempre he recordado, por haberlo vivido en carne propia, uno de los últimos tiempos, cuando la abuela, un poco perdida la cabeza, con aquel gracejo suyo que aun en las más adversas condiciones delataba, entonaba uno de sus romances preferidos.   ESTE ARTÍCULO FORMA PARTE DEL LIBRO VER DOS VECES LAS COSAS FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020 LECTURAS EN EL BLOG +DE 180

Un paseo por las nubes

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En Camasobres, mientras despedimos a Felipe, el hombre que me narraba allí mismo hace unos años su supervivencia al extraperlo, miro hacia el hotel que se levanta a un paso de la que fuera su casa. Miro a los forasteros que han venido para acompañar a la familia. Frente a la iglesia (de bonito retablo interior, aunque con las paredes llenas de humedad y el suelo hundido, como cediendo un poco ante el hecho evidente de un ocaso), se levanta un hotel que mañana puede ser el futuro. La cosa pinta bien, vienen a decir todos, pero se necesitan muchos decibelios de optimismo para venir a establecerse en medio de la nada, con un proyecto que implica el desembolso de muchos millones de pesetas. Puede que la cosa pite, pero se necesita un milagro, parecen contestar los diez o doce habitantes de este pueblo, que todavía lo ven como lo viera Borges: “Estoy solo y no hay nadie ante el espejo”. Esa es la pregunta más caliente y el gran reto al mismo tiempo en estos primeros días del nuevo sigl

La joya herida

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Mucho se ha escrito sobre la Colegiata de San Salvador de Cantamuga. Su fundación por la Condesa Elvira en señal de agradecimiento –dice la leyenda– al milagro que devuelve lo sentidos a la criada para que grite la inocencia de su ama y señora. No en vano, la condesa fue conducida por la zona más agreste de la Peña Tremaya, cuando el conde estalla en celos. Ver también: La joya olvidada , en la Columna "Con Permiso" de Pedro de Hoyos Es de dominio público que la leyenda es un camino para explicar un hecho, pero presumo que muchas de las lecturas que se tejen en torno a las historias de estas comarcas, vienen arañando en buena medida la veracidad, pues parten de un castillo que los historiadores y etnógrafos aseguran que existió en la cima de la peña, cuya parte posterior muestra la agresividad que luego citan los cantores y donde sólo un milagro parece evidenciarse, caso de haberse realizado la travesía en una noche infernal, con todos los elementos en contra, inclu

El diablo cojuelo

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La vida se mueve a una velocidad de vértigo. En el pasado más reciente uno se impresionaba fácilmente con las historias más pequeñas: las leyendas que al amparo del silencio y en connivencia con aquellos lugares tomaban formas caprichosas, según la voluntad del narrador; historias que fluían sin cesar y en las que se iban acomodando unos personajes que bien avanzados los años siguen moviéndose al son del tocador de turno.   Yo agradezco mucho esta ventana que me abren, donde vengo a convocar y a insistir una vez tras otra en la memoria del corazón, emulando torpemente al “Último hombre”, de Albert Camus (borrador hallado en el coche donde encontró la muerte), que la editorial rescata en su memoria póstuma. Porque en el goteo de estas narraciones aflora el homenaje a los primeros fundadores de los pueblos, lo que se traduce en permanencia desde nuestra humilde posición, sin olvidar el sacrificio que implica vivir cada día más alejado de ese mundo, metidos en esa velocidad vert