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Pueblos vivos

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Meses atrás, con motivo de la boda de una prima, me encontré en Quintanilla de las Torres con gran parte de mi familia. Es gratificante volver a tu tierra y encontrarte con aquellos que compartieron contigo tantas historias. En todos los rostros quise adivinar la misma sensación, hasta en la poesía del cura del Cerrato que los casó. Al terminar la ceremonia, uno de los invitados, Apolinar, 97 años, primo más directo de la afortunada, se acercó a saludarme. Si a menudo sorprende la categoría humana de estas gentes, ayer protagonistas, volver a encontrarlos a los seis años con el mismo ímpetu y la misma memoria, es algo que impresiona. Poli nace en el pueblo perniano de “El Campo”, pasa en San Salvador sus primeros catorce años y, posteriormente se establece en Camporredondo, donde ya cambiaba género por patatas. De allí a Bárcena de Pie de Concha, en tierras Cántabras, donde pasa trece meses de la guerra al mando de un batallón de zapadores y, finalmente, su vida se asienta y adqui

Nicolás Castellanos o Kasinsi

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Ahora que ya ha pasado todo y ha sido reconocida y premiada la entrega de Nicolás Castellanos a los pobres de Santa Cruz de Bolivia, recuerdo la única entrevista que le hice en la Abadía de Lebanza, siendo todavía obispo de Palencia.  -“¿Para usted, qué es la vida?” –le preguntaba.  Y tratándose de una simple pregunta, la primera que nos haría cualquier niño, he aquí la respuesta que había de llevarle unos años más tarde hasta Bolivia: “Para mí, la vida es un don de Dios que nos la da para ser felices y para hacer felices a los demás. Personalmente, soy vitalista, y lo soy porque he entendido la vida como entrega a los otros. Esto, a pesar del sacrificio, me ha hecho muy feliz”.  El flamante Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, leonés de nacimiento, palentino de corazón, vive metido –como su mentor San Agustín– en la regla básica de hacer amigos. Cuando ha consolidado su amistad, y considera que podrán valerse por ellos mismos, busca un nuevo destino, si cabe, más

Lamento final: un hospital

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Recuerdo de lo que pudo ser y no fue Desmenuzo la noticia en la novena planta del Hospital Río Carrión, donde la autora de mis días mantiene una batalla contra el Parkinson. Es una lucha sin cuartel. El cuerpo camina como una locomotora desgastada, brotan movimientos incontrolados que le llevan a adoptar las posturas más extrañas, como si estuviera a punto de desmembrarse; cuándo encogida, cuándo estirada hasta extremos sorprendentes; a ratos, bloqueada por completo, asombrando a propios y extraños, no sólo por los ademanes que la mueven de manera involuntaria, sino también, por la forma valiente y digna de encarar una enfermedad que vive pegada a su cuerpo desde hace ya veintidós años y que progresivamente ha ido avanzando. Son muchos días. Han sido muchas horas de sufrimiento y de preguntas que ella ha querido dejarnos como testimonio y de las que hablaré algún día largo y tendido. Vuelvo a sacar retazos de mi vida privada, perdóneme el lector. Ya sé que el sufrimien

Hablar y entenderse

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Urtzi Ihitza Sainz, ha traducido al euskera un libro escrito por Roberto, un miembro del grupo de folk cántabro “Luétiga”, donde recuerda la lengua de sus antepasados, la que se hablaba en las zonas de montaña y de la que aún quedan muchas reminiscencias. "¿Por qué siempi mos dijerin qu’estaba mal decío icir tasugu, cagiga, corvatu?, que tuvía qu’icise tejón, roble, cuervo; pos el maestru dende endenates de ser rapacis mos icía: “dejai de parlar asina, vusotros con esi mou parlar no allegáis de dengún lau. Parlar montañes aunque juá la nuestra verdaera lengua no era de presonas sino de tochos y probes”. ESTE ARTÍCULO FORMA PARTE DEL LIBRO VER DOS VECES LAS COSAS FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020 LECTURAS EN EL BLOG +DE 180

Prohibido morirse

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Vuelvo al periódico. A mi director ya no le pillan por sorpresa mis constantes devaneos y yo creo que me hace un hueco en estas páginas por compasión más que por clase. Lo cierto es que vivo impresionado por todo. Cada día más. Y a ello contribuyen las informaciones que llegan desde todos los puntos. Historias terribles de hambrunas que reviven, de guerras que se avecinan, de venganzas, de abusos y mentiras. Puede que me esté anticipando a nada. El fin de siglo es un invento nuestro que no va a detener el calendario, pero estoy tremendamente impresionado por los cambios que nos auguran expertos e ingenieros de la informática. El caos que todos esos especialistas nos anuncian es preocupante, porque en mayor o menor medida nos afectará a todos: los ordenadores nos enviarán a 1900 y el microondas y la lavadora pueden negarse a obedecer. Leo y transcribo un párrafo cogido al azar de una publicación semanal y facilitado por ibermática: “Tarjetas de crédito caducadas, llamadas de teléfo

La margarita de Bonillo

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Finalmente, la Central de Biomasa tampoco se trasladó a Velilla. Si queríamos un ejemplo de tenacidad y constancia que nos devolviera la confianza en nosotros mismos y más allá de los resultados que los promotores pretendieran, bien evidente lo tenemos en la Coordinadora que durante años se ha venido oponiendo a la Central de Biomasa de Salinas de Pisuerga. Si algún día se demuestra que la historia no es viable, quienes se opusieron a su enclave en Salinas se opondrán también, es de prever, a su traslado a Velilla del Río Carrión. Pero yo me pregunto, como se" preguntarán los lectores, ¿Quién tiene la última palabra?, ¿Quién impide que la Central se ponga en marcha? Porque a estas alturas no vamos a creernos que una pequeña Coordinadora, contraria a los proyectos de Abengoa, loable en muchos aspectos de su lucha; criticable en algunos, como la agresión a Jambrina en Aguilar, sea la causante de este cambio de estrategia. Félix Bonillo tiene en sus manos la margarita y,

Escapada

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El número 13 de la revista “Escapada” dedica su portada y diez páginas interiores a la montaña palentina. A la parte central de nuestra montaña. No es la primera vez que quiere reflejarse nuestra historia en los medios de comunicación. En esta ocasión, la joven revista que se edita en Madrid, fija sus ojos en las altas tierras de Pernía, donde duerme desconocida por la inmensa mayoría esta tierra de Condes. Quizá lo que más sorprenda sea el olvido reiterativo de las villas que nos respaldan: Barruelo, Brañosera, Aguilar y Guardo, una alusión muy efímera de “Fuentes Carrionas”, y fotografías de Saldaña, tierra rica también en manifestaciones artísticas, pero lejos de nuestro reducto, con menos motivación que todas esas villas que respiran el mismo aire y cuyas puertas nos invitan a disfrutar de una sensación nueva, de un reducto natural –como señala el redactor del citado medio– “prácticamente desconocido”. Es verdad que en los últimos años nuestra montaña ha sido testigo de much