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El mar del principio

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Cuando el pasado veinticinco de agosto llegó el equipo de televisión española a Verdeña, para realizar un amplio reportaje sobre el bosque de fósiles, entendí que se cumplía uno de mis primeros sueños. Mucho antes de que Ángel Gómez, su actual alcalde, decidiera elevarlo a la primera potencia turística de los valles del norte, ya miraba yo embelesado desde su plaza vieja y percibía una sensación de bienestar que ni mi propio pueblo pudo darme. En la pequeña iglesia donde reposan olvidados los restos de Matías Barrio y Mier, el mejor mentor que ha tenido estos valles, los vecinos no han escatimado esfuerzos para abrir ventanas, reparar muros, decorar caminos y ponerle, incluso, automatismo a las campanas. Noel Clarasó, escritor español, lanzó una frase al viento, un pensamiento "tipo" José María Fernández Nieto, que servirá para darle efecto y sentido al presente artículo: "Lanza primero tu corazón, y tu caballo saltará el obstáculo. Muchos desfallecen ante el obst

San Glorio, la noticia

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Se ha contado la noticia en muchas ocasiones al gusto o la medida de quien la manifiesta o la provoca. Y se ha contado y se sigue contando al ritmo que marcan las partes contrarias, que son pocos, y que muestran su miedo a lo que para ellos será una clara destrucción de “uno de los últimos rincones vírgenes de nuestra tierra”. A quienes vivimos de lleno todo lo que se mueve en nuestra zona norte, nos descolocaba el fenómeno de San Glorio por varias razones. Se había hablado y escrito hasta la saciedad. Asociaciones ecologistas y vecinos de los pueblos implicados hablaron a favor y en contra, siempre fijando sus ojos en las informaciones que sobre el proyecto iban apareciendo en los medios de comunicación. Ya se había divulgado con amplitud, se conocía el proyecto de varios ayuntamientos leoneses, como el de “Boca de Huérgano”, el encuentro mantenido entre el presidente de la Diputación de León y los promotores de la empresa “Tres Provincias”, con sede en Palencia. Es más,

Hemeroteca, Caso Fontaneda, 2002

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Hemeroteca: Caso Fontaneda "Abril-Mayo 2002" En esta sección, recogeremos únicamente, noticias y opiniones aparecidas en los medios de comunicación o expresados por los particulares y referidas a la montaña palentina. Cartas a los diarios Información de periódicos y revistas nacionales y extranjeros Seguimiento semanal de la noticia Impresiones Lema: FONTANEDA ES DE AGUILAR ▀ ABRIL DE 2002 "La multinacional estadounidense United Biscuits, tiene previsto un plan social que pretende minimizar los efectos traumáticos del cierre de la fábrica, con la prejubilación de 44 empleados y la recolocación y traslado de otros 109 trabajadores". ► Ana García [DIARIO PALENTINO] Pacíficamente, sin distinción de ideas políticas, pero con capacidad de presión, debiéramos de participar en cada una de las manifestaciones que se propongan en Aguilar o donde haya que ir. No se llevan sólo una marca, se llevan unos empleados, comercios, autónomos... se llevan todo

Los pueblos del silencio

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No es malo que quienes conocen el olvido, porque lo viven a diario, se apresuren a combatirlo, desnucando contra los muros de la Administración su incesante lamento. ¡Cuántas veces ha cundido el desánimo, porque no encontramos en el horizonte una señal que nos devuelva la tranquilidad! Coincide este comentario con la entrada a la dirección de este periódico de Antonio Mencía que, posiblemente, conocerá en profundidad la historia de tantos pueblos burgaleses que también sucumbieron con la llegada del progreso. Algunos para siempre; otros, lentamente, y que han sido rescatados en la memoria por el espeleólogo burgalés Elías Rubio Marcos, con una entrega sin límites, labor que en nuestra Palencia ha venido desarrollando nuestro común colaborador y académico Gonzalo Alcalde Crespo. Yo no he puesto la última palabra y sólo se verá cumplido un poco de mi anhelo, cuando lleve a la imprenta un libro como el que tengo ante mis ojos, de 415 páginas, donde se materializa definitivamente la e

Síndrome de antaño

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Quiso la providencia hace unos años meterme en el cuerpo el síndrome de antaño. A fuerza de revisar viejos juramentos y sin otra intención que la de procurar paz a mi espíritu, todos los caminos me iban conduciendo al pasado, a las gentes que poblaron la Montaña. Por más desgracias que nos vengan, aunque la gente a la que queremos se nos vaya marchando, siempre nos queda su recuerdo, su rincón, su costumbre. Porque somos en buena medida la prolongación de ellos y, en la medida de nuestras fuerzas, hemos de luchar por conservar lo que nos legaron. Por eso estoy aquí de nuevo, al inicio de un cuaderno en el que me propongo remover un poco esas inquietudes que ahora encuentro dormidas. Remover un poco esas conciencias que por capricho o por ofuscamiento se hallan enfrentadas. Que la vida es cosa de dos días y no conviene distraerse con las espinas. Pasemos página para bien, para mejor, para orgullo y ejemplo de los que ahora empiezan.-

Detrás del éxodo

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Fontaneda era un prestigioso escudo para la villa. En aquellos momentos todo era negro. Y nos fallaron los malos augurios. "Siro" y "Gullón" siguen creciendo hoy (2011) a un ritmo trepidante. Lo peor de los políticos es su compromiso de renovar promesas. Al mismo ritmo que las renuevan, las incumplen, por imposiciones, a veces, ajenas a su afán; por desacuerdos de quienes se sitúan por encima de ellos. Aguilar precisaba un milagro para salvar a Fontaneda. Porque las promesas de los políticos se conciben a plazos de vencimientos largos y el desenlace que ahora nos anuncian era cuestión de meses. Poco a poco, por desgracia, se van cumpliendo los peores augurios. Muchos trabajadores no están ya por la labor de comenzar de nuevo y sabemos que detrás de este éxodo llegará con el tiempo otro mayor, el de todos aquellos relacionados de algún modo con la empresa que ahora cierra en la villa. Algunos también se alegran, porque cerraron las minas y nadie movió un dedo, pero

La tierra que amamos

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Yo no sé si los ciudadanos de la Montaña aman su tierra más que otros. Se supone que a todos nos tira con fuerza la tierra donde nacimos. Bueno, a todos, no. Eso es evidente. Lo mismo que esos padres que matan a sus hijos, también -en un contexto diferente- hay hijos de esta tierra y de todas las tierras que pasan olímpicamente de sus pueblos y sus historias. Lo mismo da que vivan aquí que vivan fuera. A ellos que les pongan bien las cosas, que les arreglen bien su calle, que el pueblo traiga una buena orquesta el día de la fiesta, pero que no les hablen de problemas. Los problemas son de otros. Incluso, quienes nos mostramos tan críticos con algunas actuaciones, a veces cometemos el error de juzgar a la ligera acciones de quienes en el pueblo se "mojan" para mantener fueros y costumbres. Amamos la tierra, nadie lo pone en duda, pero bastante menos de lo que pensamos. Y así se manifiesta luego. Imagen: Raquelina, en Verdeña. Foto cedida por la familia

Tiempo al tiempo

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Es pronto para decir que hemos fracasado estrepitosamente en todo. Pueden fracasar los empresarios, que solos, o coaligados con otros no desarrollaron la publicidad adecuada. Pueden fracasar los políticos, que por diferencias de pensamiento no dieron con el camino o se negaron a encontrar una mesa en la que pudieran hablar todos. Pueden fracasar los técnicos, que no ven el momento ni el lugar para plasmar sus objetivos. Pero eso no debe afectar a la marcha de un pueblo. Porque un pueblo lo compone mucha gente que ya estaba allí antes: ganaderos, mineros, comerciantes... y todos están verificando un cambio. Bilbao, por ejemplo, en cinco años se ha convertido en un foco turístico, pero no se puede pedir un cambio radical en pueblos como los nuestros que han vivido aislados. Si alguien pensó llegar y triunfar con su política turística en cosa de dos años, es obvio que estaba equivocado.

Un pueblo en pie (II)

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Estamos en la cola de la provincia, en la cola del mundo. Tenemos a la suerte de espaldas. Vamos a la zaga de todo. Ahora que no hay gente se levanta un hospital en Cervera para compensarnos. Creemos que sea un hospital. Queremos que sea un hospital y, aunque tarde y en condiciones mínimas, agradecemos el gesto por las gentes que quedan. Ahora que el futuro de una de nuestras empresas más emblemáticas está en el aire, parece que se acelera la autovía del Cantábrico, como si fuéramos contra corriente, como si algo nos condenara a tomar con una mano la miel, sin dejar de apoyar sobre nuestros labios un hisopo cargado de vinagre. Mucho se habla. Mucho se escribe. No hay rosas sin espinas. No hay camino sin cuesta. Frente a la desolación, todos unidos. Algún resquicio tendrá el muro poderoso que os niega el sosiego. Y ya nos acoplaremos como sea a las manifestaciones de futuro-.

Un pueblo en pie (I)

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Paulo Coelho, recordaba en un artículo publicado hace unos años una leyenda en la que el protagonista se iba enfrentado a los males con una sonrisa. "No hay mal que por bien no venga". Algo parecido a lo que sucedió con "Fontaneda". Aguilar de Campoo, ahora mismo, es un vergel de galletas. Siro y Gullón han sabido darle la vuelta a aquella historia de decepción y miedo que nos trajo Nabisco. Naturalmente, para quienes están implicados en la lucha, para quíenes viven en la misma villa y suponen lo que implicaría perder una empresa que nació aquí y que llegó tan lejos, no pueden acabarse los argumentos y las movilizaciones. Nunca. Es una especie de Moisés el pueblo ante el Faraón que no se ablanda. Pero crece la imagen cada día que pasa, se van sumando días por Aguilar a las portadas de éste y de otros diarios y revistas. Yo no sé si nuestros antepasados fueron guerreros o bucólicos, pero sé que hoy no puede decirse de nadie que no esté preocupado por esta falacia

La importancia debida

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Las cosas no tienen ni más ni menos importancia que la que se les quiera dar. Para mucha gente, yo me incluyo, volver a los orígenes es tan importante que de ello depende en buena medida la suerte de un año. Me refiero a la suerte en general, en el amor, en el trabajo, en el coraje que necesitamos para pasar medianamente muchos de los muros que se nos levantan en la senda diaria. Vivo de revelar imágenes, pero por muchas fotos que uno tire o que revele uno de tantos otros como pasaron por estos lugares, siempre hay un hueco por llenar, una foto que falta, un paisaje que sabes que existe pero que nadie ha podido mostrarte todavía tal y como tú lo concibes en tu mente. Cada día que transcurre aumenta la nostalgia por la tierra que tan adentro llevo. Y cada día me cuesta más explicar esto. Por eso les doy tanta importancia a los rincones de esta tierra.

Los chozos como almas

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El "Vitruvio" que cuenta en mi página web Gonzalo Alcalde es casi una estampa ya para el recuerdo. Hace ya algunos años realicé un reportaje fotográfico en la Sierra de Herreruela de Castillería, allá donde los chozos y las majadas se asoman al valle de Mudá. Aquello era la gloria: los chozos como almas y al fondo la llanura. A Polentinos venía todos los años una familia de Salamanca. El padre, Juan; la madre, Ulpiana y tres hijos solteros: Perfecto, Román y Bonifacia. Con ellos venían también dos hijos ya casados, acompañados de mujeres e hijos. Y todos ellos se repartían en dos chozas pequeñitos situados en las majadas de Linares y el Pendillo. Claro que, en aquellos años, los chozos se prestaban a todo porque los pueblos se molestaban en cuidarlos. Vitruvio y sus anhelos me devuelve la estampa de la Sierra, cuando los chozos eran como almas gigantes, puestas allí por la naturaleza para refugiar al caminante.

Usos y Abusos

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En algo sí podía estar de acuerdo con todas las personas que, pertenecientes o no a grupos institucionalizados, defienden a ultranza la flora y la fauna de la tierra. Pero algunos ya han hablado y han dicho que las energías renovables están bien y no hacen daño. El mundo eólico que domina hoy el valle de Santullán comienza a trasladarse a otros lugares de la Montaña con el beneplácito de los ayuntamientos. Lo malo es que estas historias, como las de los desmontes, son una bola que nos sobrepasa y puede engullimos en un futuro. Si en una villa sólo se permite levantar X, o en una ciudad se acuerda dejar sin construir espacios para dedicarlos a recreo o zonas verdes, no se debieran superar tampoco en las zonas rurales ciertos límites en cuanto a instalación de molinos, tendidos eléctricos y desmonte. Es normal que los estudiosos estén en pie de guerra, porque el abuso crea ya malestar a quienes con mayor o menor vehemencia, sin acudir a guerras santas, amamos esta tierra.

Allá los montañeses

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Siempre se ven las cosas de otro modo, para qué vamos a discutir lo indiscutible. La montaña es lo mejor para pasar un fin de semana dando saltos, para llenar los pulmones de aire bendito, para dejar atrás el ajetreo incesante y pernicioso de las ciudades. Y qué bienestar produce asomarse desde la imaginación a la Montaña. Pero los montañeses no encuentran el mismo apoyo a la hora de desenvainar la espada contra los empresarios de las explotaciones a cielo abierto, por ejemplo. A quienes les sienta bien el aire, les importa tres pitos que las máquinas entren a saco y arrasen montes y terrenos a costa de lo que sea. Ya vendrá mayo y se aplacarán lo ánimos. Las cosas se ven de otra manera. Y poca gente se implica con entusiasmo en asuntos que sólo nos aportan coscorrones. La montaña cae bien, pero quienes viven en ella se matan en soledad para impedir atropellos y proyectos dudosos.

Dorar la píldora

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"Hay una lucidez deslumbrante, siniestra, sórdida en el dolor", explica el filósofo Rafael Argullol en su lucha contra un dolor físico irresistible. Nosotros no luchamos ahora contra ese tipo de dolor, el de tantos como se nos descubren a lo largo y ancho de la vida. Es posible que nos neguemos a ver la realidad, la que habla de la inexorable agonía de nuestros pueblos. Esa fórmula de los políticos que nos doran la píldora, ocultan datos para rebajar la inflacción, quitan importancia a las declaraciones vergonzosas de un individuo en torno a la pensión de las mujeres ..... Ha sido la misma fórmula que han utilizado los grupos que se disputan la Montaña: sublimar los proyectos y obras que no impiden la emigración. Nuestro dolor no tiene cura, por más dinero que se invierta en programas de desarrollo: A mí me lo advirtieron y me rebelé mucho, pero el tiempo hace justicia a la lucidez que demostraron quienes ya entonces se descubrieron en el dolor.- Imagen: Pumar59, en P