San Glorio, la noticia


Se ha contado la noticia en muchas ocasiones al gusto o la medida de quien la manifiesta o la provoca. Y se ha contado y se sigue contando al ritmo que marcan las partes contrarias, que son pocos, y que muestran su miedo a lo que para ellos será una clara destrucción de “uno de los últimos rincones vírgenes de nuestra tierra”.


A quienes vivimos de lleno todo lo que se mueve en nuestra zona norte, nos descolocaba el fenómeno de San Glorio por varias razones. Se había hablado y escrito hasta la saciedad. Asociaciones ecologistas y vecinos de los pueblos implicados hablaron a favor y en contra, siempre fijando sus ojos en las informaciones que sobre el proyecto iban apareciendo en los medios de comunicación.

Ya se había divulgado con amplitud, se conocía el proyecto de varios ayuntamientos leoneses, como el de “Boca de Huérgano”, el encuentro mantenido entre el presidente de la Diputación de León y los promotores de la empresa “Tres Provincias”, con sede en Palencia. Es más, se hablaba incluso de un acceso por el valle de Liébana, que ya conocía el ejecutivo cántabro. La noticia no podía estar ya más en candelero de lo que estaba. Y de improviso, la Consejera de Medio Ambiente de Castilla y León, asegura que la Junta no tiene conocimiento oficial del proyecto de construcción de la estación de esquí de San Glorio.

Para descolocarnos un poco más, como jugando al ratón y al gato, la sociedad promotora del asunto da plantón a Velilla, donde se ponía sobre la mesa los prós y contras de un proyecto que no deja de suscitar tantas esperanzas como recelos.

Nos pasamos la vida debatiendo y el tiempo es limitado. En la redacción se calienta demasiado la noticia y, aunque algunos miembros de nuestra asociación (Fuente Cobre) apoyan el proyecto, sorprende el titular que nos dedica Benito desde la Agencia Ical, lo que parece un apoyo total y mayoritario, sin fisuras de ningún tipo.
“Se necesitan empresas constructoras para destrozar Parque Natural. Interesados, dirigirse al Presidente de la Exma. Diputación de León” Así reza la publicidad que los opositores están dando a conocer en la Web, quienes, habilmente, barren para su término, dando a ver la poca rentabilidad de estaciones como la de Morredero y eludiendo referirse a la creciente expansión de la de San Isidro.
Un avezado observador hace alusión a su egoísmo, “pues son ellos los que disfrutan del entorno de San Glorio, practicando el esquí de travesía desde Noviembre a Mayo”. Otro sector culpa a Urbano Alonso de arrastrar a los alcaldes de las pedanías próximas y hablan de la presión ejercida por altos cargos de la Junta sobre los Rectores del Parque Natural, anotando la abstención de Piedad Isla y del alcalde de San Cebrián de Mudá que alguna vez hablara en contra. He hablado estos días con la primera y me ha contado su punto de vista: después de contrastar mucha información, asegura que el cambio de la ley para iniciar una obra de ese tipo abrirá las puertas a otras historias similares que dañarán el Parque Natural.

Pero en negrita, como si la mayoría de la población ya se hubiera posicionado en contra,los opositores escriben: “unos pocos ciudadanos no pueden cambiar la ley a su antojo. Nosotros somos muchos, honrados y honestos, con el único interés lícito de legar a nuestros hijos un patrimonio que hasta la fecha hemos sabido conservar...”

Por su parte, los bares, restaurantes, hoteles y ayuntamientos de las localidades más afectadas por el fenómeno, llenan sus locales con pancartas y recortes alusivos a su puesta en marcha. Quienes lo ven con buenos ojos, se basan sobre todo en las posibilidades de futuro. Teniendo en cuenta que más de 18000 jóvenes abandonan León en un año, si seguimos así, dentro de poco tiempo “la única especie en peligro de estinción por estas tierras será el hombre”.

El procurar leonesista Joaquín Otero se vale de un argumento que ya hemos defendido aquí en más ocasiones. “¿Cómo es posible que la regulación de usos de estos espacios, fije autorización para la construcción de carreteras, presas, líneas de alta tensión, minicentrales y hasta explotaciones a cielo abierto y no para una estación de esquí?”

En definitiva, más que una lucha para llevarle al pueblo algo que le proteja contra el olvido y la despoblación, parece una lucha cada vez más enconada de quienes luchan a favor contra quienes se oponen en un acto de defensa de lo que parece calificado ya como monte sagrado, al que sólo unos pocos privilegiados puedan subir descalzos.

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