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Asunción García Antón

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«Hemos ido perdiendo tradiciones que nunca podrán recuperarse» Asunción García Antón [Panderetera] Asunción García Antón nació en Arbejal, pero como dice su copla, reside en la calle del Castillo, en la localidad palentina de Cervera de Pisuerga. Cuando le pregunto de dónde le viene el arte de tocar la pandereta, no sabe definirlo, pero sí, que surgió cuando era una niña y sus padres no ganaban ni siquiera para una pandereta, ella ya iba ensayando sobre su pecho con los dedos. El grupo de Arbejal, que inició su andadura hace 20 años, se ha extinguido dejando tras de sí una bella página de folclore montañés auténtico. El grupo de Arbejal empezó hace veinte años de la mano de Enrique Delgado. Cansado de zapatear los escenarios y con muy pocos auspicios de relevo en las nuevas generaciones, se ha disuelto. Asunción está muy enojada por la mala utilización que están haciendo de su imagen y de sus trabajos. Nadie le ha consultado para sacarle en algunos libros y revistas y para colmo, este

El valle de sus amores

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Todos los año, cuando agosto deja sentir los últimos latidos, me dirijo a La Laguna, un pueblo del Valle de Polaciones. Allí coincidí un día con el alcalde de Quintana, amante del rabel, que gusta de evocar por estas fechas los temas tradicionales cántabros, en compañía de amigos campurrianos que van de fiesta en fiesta por cuatro perras, como hacíamos nosotros por estos pagos. Uno de sus amigos, después de evocar la fiesta de Carmona, o la de "los Campanos", típica de la "Viaña", antes d comenzar a cantar realiza su propia presentación ante vecinos del lugar y personas que acuden de los pueblos cercanos.   Cuenta que, cuando los de Polaciones venían de servirse de Cervera con el vino y el pan, estaban celebrando una boda en La Pernía y dice que, cuando se asomó uno de los invitados a la ventana y vio pasar los carros de los de Polaciones, dijo de esta manera: Abrir puertas y ventanas y también los corredores, veréis pasar en hilera los "tochos" de

Manuel Llano

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Hace cincuenta y seis años, el día 1 de 1938, murió Manuel Llano, folklorista montañés, colaborador de diversos diarios, a la edad de 38 años, después de haber conseguido la admiración de Miguel de Unamuno, quien dijo de él: "Llano tiene más y mejor que el conocimiento de la lengua castellano-montañesa, tiene el sentimiento de ella". Este cántabro, de Cabuérniga, valle de artesanos y pastores, amigo de Gerardo Diego, guiado por José María de Cossío y matado por la guerra, escribe en la dedicación de "Mitos y leyendas" : "Han tocado el rabel polvoriento de sus leyendas, y he escuchado sus sones fuertes, débiles, suaves, temblorosos, de viejo, de niño, de doncella, para dárselos al mundo como un regalo del espíritu antigüo de la raza". Cossío escribiría después sobre la obra del amigo: "Su comprensión de lo más elemental y permanente de la Montaña, le alejó de ser escritor costumbrista, ya que la costumbre es lo más sujeto a mudanza; de ser histo

Domingo Romero

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Una patente para los productos caseros Domingo Romero, Artesano Domingo Romero, natural de la pequeña localidad de Casavegas, sueña con promocionar los productos típicos del norte de Palencia. Ese es su gran sueño, pero nadie parece querer ayudarle, nadie quiere ceder un trozo de terreno, nadie apoya este proyecto que ha nacido y se mantiene alerta en su cabeza y por el que lucha. Su padre. Eliseo, concejal del Ayuntamiento de La Pernía, calla y asiente mientras su hijo pequeño desgrana la historia. El padre sabe bien lo que pasa y lo cuenta con total libertad, con una rápida mirada a los acontecimientos que los mantienen atados al sistema. Domingo es joven y tiene dos inmensas perolas donde cuece morcillas. Le pregunto -porque conozco al pueblo montañés y sé hasta dónde puedo investigar: -¿Cómo te sientes? Y me contesta con una clara contundencia: "¡Me siento cántabro!». Y se siente además, indignado, porque sabiéndose palentino, no entiende por qué debe de estar condenado

Mariano Ruesga, cantero

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Un cantero parado por el decreto 108 Mariano Ruesga, cantero Mariano está indignado. No tiene miedo ni al juez, ni a los corruptos, ni al sistema que reiteradamente le niega la esperanza. Nació en Urbaneja, a la orilla de la intransitable carretera C-627 Burgos-Potes. Su padre mantuvo una serrería en el mismo lugar, camino de Lores. La piedra de aquellas canteras se luce hoy en chalets de Cervera y también en los ayuntamientos de San Salvador. Mariano Ruesga habla mucho de su situación. Se declara rebelde hacia casi todas las normas que parecen tendernos a diario los políticos. Como Mariano Ruesga, la montaña palentina es un clamor constante, una herida que sangra, un fuego sofocado aparentemente en la distancia que rebulle y se confirma en las expresiones sinceras de estos ojos, decididos a todo, hasta llegar incluso a la rebelión. Si en el norte de Palencia nadie lo remedia. condenando a estas comarcas a los parcheos, la semilla de la desolación se irá extendiendo y hombres como M