La montaña palentina y su entorno
Si escribiera cien veces, cien contornos plasmaría en el papel. Y los cien diferentes unos de otros. Y los cien nuestros. Y no porque me canse de nombrar la belleza y la importancia del paso de "Piedrasluengas", sino, porque no tengo la capacidad de retención que tienen otros; puedo inventar cien nombres, pero si me mandaran repetir inventaría otros cien. Habré subido cincuenta veces a la sierra. Siendo un muchacho todavía, he arreado ovejas desde el pueblo de Várago, por encima de Potes, tierras holladas por los "maquis", por los "Juanines" y "Bedoyas" en una guerra civil a la que siempre quitan años. . Aquellas cuestas eran tan empinadas que, cuando enfilabas las cañadas de Dobres, tenías la impresión de estar jugando a los barcos con las nubes. Después, en "Cortes", los vaqueros de mi pueblo con el chorizo al fuego y la tortilla de patatas entre el pan, se te quitaban los deseos de proseguir el viaje; te relamías de