Como el pobre hornero
Cuando viajé por Italia me impresionó la leyenda del hornero. Cuentan que en las calles de Venecia apareció un hombre asesinado y la justicia se cebó en el hornero porque la funda de su daga coincidía exactamente con el arma homicida. De coincidencias sabemos ya bastante por estos pagos, sirva como ejemplo lo ocurrido a primeros del pasado siglo cuando asesinaron a un indiano y culparon del hecho a un vecino de Areños. Entonces la Guardia Civil le infringió horrendos castigos, basando su versión en las motas de sangre que tenia en la albarcas, y que luego se confirmó pertenecían al gocho que había sacrificado. En fin, esa es una historia novelada que algún día -si tenemos salud y suerte- verá la luz con muchos y variados ingredientes. Lo cierto es que -prosigo con la historia motivo de este artículo- la Inquisición condenó al hornero a morir después de un largo juicio en el que el hombre juró y perjuró ser inocente del crimen que le imputaban. Todo lo que trató de demostrar result