Hurgar en la costumbre
Nada cuesta, una vez más, bucear por esa franja norte de nuestra geografía provincial, donde aún quedan rescoldos de aquel fuego de antaño. En Polentinos, pueblo tradicional donde los haya, este año mataron el gallo de Quico, mientras el hombre estaba en la verbena, y treparon al Mayo en pleno agosto, ya saben, aquella tradición cuando cantaba misa uno del pueblo. Las costumbres, como la vida, han cambiado. En San Salvador y en Polentinos se cantaban las marzas y los Reyes hasta bién entrada la década de los ochenta y en el mantenimiento de toda tradición influye, me consta, la ayuda de los mayores y la disponibilidad de los más jóvenes. Hace dos años, en San Salvador, en el marco de la iglesia románica, se escenificó un nacimiento viviente. No es gran cosa, desde luego. Ni se vive con aquella pasión de años atrás, ni se vuelven los ojos hacia los ritos heredados de nuestra gente adulta. Hoy somos extraños en nuestra propia casa y el pueblo, como el mundo, están en pie de g