No ha sido mujer de un día. Ni una mujer cualquiera. No es un secreto para nadie que Piedad Isla pertenece a esa parte del pueblo que ha luchado codo a codo desde el principio al fin por las cosas en las que creía. Desde su estudio fotográfico en Cervera de Pisuerga, ha proyectado la montaña más allá de nuestras fronteras.
Con enorme sacrificio, ha dado vida a un Museo Etnográfico y ha puesto el punto sobre la llaga en muchos engorrosos asuntos. Por citar algunos: la declaración de Conjunto Histórico Artístico para la villa cerverana y la lucha en contra del pantano de Vidrieros.
Las personas que, como ella, se mueven mucho, generan inquietudes en su entorno y también, por qué no decirlo, enemigos. Piedad sabía que con un negocio en un pueblo pequeño, corre un riesgo muy grande si se mete en política o, quien dice en política, dice también en asuntos sociales, tal puede ser el caso de "Cervera Más Allá". Recuerdo una fuerte polémica, a propósito de la urbanización, donde también salió malparado el humorista "Peridis".
Piedad, que también colaboraba en "El Norte de Castilla" y que, como digo, no es mujer de un día, asumió con una entereza digna de admiración todos estos peligros, y dijo sí, cuando pensaba que sí, y dijo no cuando creyó que había que decir no.
Isla en la Montaña ha sido la propulsora eficiente de una imagen sin par. Y lo digo sin compromiso alguno, cuando apenas he intercambiado tres palabras con ella. Piedad va a recibir un caluroso homenaje de sus compañeros, a los que me sumo con estas breves letras desde mi estudio fotográfico en Bilbao.
Hace unos días, cuando yo preparaba el prólogo para el catálogo de un fotógrafo en Santurce, me llegaba la noticia del homenaje que se le estaba preparando a Piedad en Palencia. Y he querido contribuir en la medida de mis posibilidades.
2 Comentarios
Gracias a tí los cerveranos aprendimos a entender muchas cosas, gracias piedad.
ResponderEliminarEstos días, cuando Piedad sube a la primera plana de la noticia; otra vez, aunque ya no esté presente para recogerlo, -es costumbre extendida de agasajar a la gente cuando ya no puede respondernos-, me acuerdo del retrato que me hizo en casa de la abuela Ascensión.
EliminarSon estampas que vuelven a nosotros, en las que ella misma se recreó cuando quiso homenajear a quienes vivieron en Cervera en los primeros años.
Gracias a vosotros que habéis sabido aceptarlo y entenderlo.
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