Una de las cosas que más me gusta es viajar, conocer pueblos y ciudades, explorar rincones, recoger sonidos y costumbres de las que me han hablado otros. Consciente de que siempre quedan historias por saber, que todo es diferente cuando pisas las calles de estos pueblos, repito el viaje hacia aquellos puntos que me dejaron con la boca abierta, como es el caso de Pedraza y Sepúlveda. Tan impresionado quedé en la primera visita realizada en primavera, que he vuelto a finales de verano, cuando en Pedraza se celebran las fiestas patronales, con un encierro alrededor de la muralla. En el castillo de este pueblo mesetario se exhiben las obras del pintor vasco Zuloaga, quien en 1945 le dice al periodista bilbaíno Esteban Calle Iturrino: “Amo tanto a Castilla, porque me ha dado la plenitud de sus deslumbramientos y penumbras, sus oposiciones vigorosas de azules, granas y amarillos, y esos grises incomparables de sus lejanías caliginosas, los elementos cardinales de los fondos culminantes