Una de las cosas que más me gusta es viajar, conocer pueblos y ciudades, explorar rincones, recoger sonidos y costumbres de las que me han hablado otros. Consciente de que siempre quedan historias por saber, que todo es diferente cuando pisas las calles de estos pueblos, repito el viaje hacia aquellos puntos que me dejaron con la boca abierta, como es el caso de Pedraza y Sepúlveda.
Tan impresionado quedé en la primera visita realizada en primavera, que he vuelto a finales de verano, cuando en Pedraza se celebran las fiestas patronales, con un encierro alrededor de la muralla. En el castillo de este pueblo mesetario se exhiben las obras del pintor vasco Zuloaga, quien en 1945 le dice al periodista bilbaíno Esteban Calle Iturrino: “Amo tanto a Castilla, porque me ha dado la plenitud de sus deslumbramientos y penumbras, sus oposiciones vigorosas de azules, granas y amarillos, y esos grises incomparables de sus lejanías caliginosas, los elementos cardinales de los fondos culminantes y de los únicos paisajes integrales que ha perpetuado mi paleta”.
Una experiencia que los entendidos aconsejan para un fin de semana, rincones de ambiente medieval, cuya visita se puede completar visitando las Hoces del Duratón y la ermita de San Frutos, parajes llenos de encanto que visitamos en primavera y en otoño.
Y, como no hay dos sin tres, queda pendiente para otra ocasión uno de esos famosos conciertos “a la luz de las velas”, que se celebran en la Plaza Mayor en el mes de julio, y que como apuntan los turistas que tuvieron la ocasión de disfrutarlos, congregan a muchos visitantes.
Cuando llegas a Sepúlveda desde Pedraza, la luz te permite recoger ese encanto medieval que se respira por todos los poros de este pueblo. Las placas adosadas a las paredes de las viejas casonas, que explican el por qué de su nombre, la historia en pinceladas de los lugares y personajes que pasaron por ella.
Lo que nos sorprendió aquel martes de primeros de septiembre, es el cierre entre semana de la mayor parte de los establecimientos hosteleros, donde se puede degustar el lechazo asado con Denominación de Orígen Castilla y León, pero pudimos visitar la bodega de uno de los locales con más prestigio de la localidad, me refiero al Restaurante-Figón Casa Román.
LA MADEJA | VIAJANDO POR CASTILLA | DIARIO PALENTINO
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