El románico erótico (II)
En la colegiata de Santillana del Mar, una mujer acaricia el pene de descomunales proporciones de su amante, lo que para los investigadores, la curiosa escena nos inclina más al vicio que a la virtud. La iglesia condena todo aquello que no vaya dirigido estrictamente a la procreación, como si quisiera obviar el hecho del goce, que es intrínseco con el acto. La población está bien al tanto de esto, pues no hay intimidad en los hogares y la privacidad es relativamente imposible, de ahí incluso que, entre las escenas, aparezcan también sirvientes y alcahuetas observando el acto sexual de la pareja. En la renombrada iglesia de San Martín de Tours, de Frómista, en pleno Camino de Santiago, uno de los iconos del románico europeo, se aprecian escenas eróticas, como el que sugiere uno de los capiteles, restaurado en el siglo XIX. En San Pedro de Cervatos (Cantabria), se observa otra pareja de canecillos impúdicos, como en Villanueva de la Nía, en la misma comunidad autónoma, al igual q