Son muchas las referencias que se han hecho a lo largo de la historia sobre las escenas de sexo en canecillos y capiteles de un buen número de iglesias románicas, entre las que se encuentran las nuestras, de la montaña palentina.
Pero hasta las escenas más subidas de tono pueden alcanzar otro significado, ya que, en la tradición clásica, como bien exponen otros estudiosos, las serpientes bebían de los pechos de la madre tierra. En Tortoles de Esgueva, un pueblo burgalés de la comarca de Ribera del Duero, una figura aparece en actitud meditativa, mientras se masturba con una mano y con la otra se acaricia la barbilla, escena que se repite en la colegiata cántabra de San Martín de Elines. Para algunos observadores las escenas que se advierten en algunos templos de Cantabria, Burgos y Palencia, rozan el escándalo, no sólo las que se hallan en los muros exteriores de los templos, sino las que se localizan en los coros, pilas bautismales y tapices mezcladas con las actividades que se desarrollan en el entorno, como las cacerías o los labriegos en las distintas ocupaciones, lo que parece extrañar en el decorado de una iglesia románica, en tiempos oscuros de la Edad Media. La iglesia de San Pedro de Cervatos, en la comarca Cántabra de Campoo, atrae al año miles de turistas intrigados por la numerosa iconografía obscena que se muestra en canecillos y capiteles: individuos con el falo erecto, escenas de coito por doquier, hombres y mujeres mostrándose mutuamente sus órganos sexuales, convertido ya en uno de los edificios con mayor referencia al denominado "románico erótico".
LA MADEJA | DIARIO PALENTINO
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