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A la rica anécdota

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El tío Sebo vendía orujo a céntimo en una taberna de Camasobres y lo escanciaba en un cuerno de vaca. A estas porciones él las llamaba "metadillas". Cuentan en casa que, un día llegó la abuela diciendo : "He visto a unos tíos ahí, pescando, al lado del puente. Me parecían ingalaterros". — 00 — ¡Ay, qué carne! ¡Ay, qué leche! ¡Es de pasto! Y se lucían las ciudadanas cuando llegaban a la aldea: — ¡Aldeana! ¡Pueblerina! ¿Cuánto vale esa gallina? y se reían las pueblerinas de la ignorancia de aquellas altivas señoras: — ¡Ciudadana!, ¡Papo de olla!, cinco reales porque es polla... — 00 — Un vecino de Celada solía decir: "tengo mala dentambre". — 00 — Bajaron a Potes un día de mercado y se perdió uno de la cuadrilla. A los compañeros no se le les ocurrió otra cosa que ir preguntando a todos los que encontraban por Braulio, como si se tratara de un personaje nacional". — 00 — Venia un pajarito. Mancebo le preguntaba a Virgilio:

Ladrones antiguos

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Matilde Herrero, la tía de mi padre, agradecida por las visitas constantes que le hacía y conociendo mi predilección por la materia, me hizo entrega en cierta ocasión de una vieja caja que contenía unas monedas muy antiguas y un libro apolillado que hablaba del fin del mundo. Lo primero lo conservo entre los anaqueles donde guardo los libros y revistas. Y el libro, desgraciadamente, desapareció en casa de un encuadernador desaprensivo que, puede que se lo vendiera a alguno de esos personajes que han hecho negocio con la venta y el expolio en Bilbao de los textos antiguos. La casona de Lores, donde vivió, estaba llena de barreños, palanganas, artesas, baúles y vajillas; un viejo reloj y una valiosa mesa de nogal, labrada a mano en siglos pasados, pieza clave en la que pusieron sus ojos los supuestos mendigos o visitadores que llegaron hasta este alejado pueblo. El asunto vuelve a removerse, con la detención la semana pasada de una banda en Madrid que se dedicaba a e

Denominación de Origen

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Un famoso restaurador del Burgo de Osma (Soria), ha hecho famosas las jornadas de matanza que se celebran todos los fines de semana, durante los meses de febrero y marzo. Este personaje promocionó un mercadillo en aquel pueblo, donde se degustan a un módico precio, unas cazuelitas de diferentes clases de alubias. El primer producto con denominación de origen salmantino, fue la lenteja de la Armuña. Los organizadores de esta campaña confiaban en llevar por el mismo sendero el jamón de "Guijuelo' y 'la carne de morucho . Como en el Cerrato, un importante número de ganaderos de ovino, se inscribieron en la Denominación de Origen del queso zamorano, donde su máximo exponente de raza churra y castellana (requisitos de pureza exigidos), era la comarca del Sayago. La región vecina tampoco se quedaba corta. En 1993, se presentaba en un hotel de Potes (Cantabria), la empresa' 'Espacio Artesano", que ya lo había intentado sin éxito en otras ocasio

Romance de Joaquín Díaz

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Nada me liga al investigador zamorano, salvo el asunto -lIamémosle folklore, en el que ambos ahondamos, no mucho más que todos aquellos personajes que ignorados por el mundo cantan y cuentan en la cocina de su Casa lo que aprendieron de sus antepasados. A mi me lo han contado y se lo cuento a ustedes a golpes, despacito, como retocando viejos e incompletos escritos, hurgando con un algo de desesperación en ese ayer que raudo se nos va de las manos, como tratando en ocasiones de dar un paso atrás para rescatar así momentos memorables de nuestra historia rural. En el año 1985 se firma un acuerdo entre la Diputación de Valladolid y el folklorista, lo que da lugar al nacimiento del Centro Etnográfico en la Casa del Siglo XVIII que aquella Institución provincial posee en Urueña. El autor de "Comedio Yermo" (Edil. Ámbito) -una historia que cuenta la inclinación que padece el hombre a la ciudad-, declaraba hace un tiempo que, 'los habitantes de Castilla y León tie

La guerra de Teodora

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Tenía noventa y tres años cuando la conocí. Nacida en Lebanza, en el seno de la familia Calvo, vivía en Brañosera, casada en dos ocasiones, y en las dos ocasiones con dos viudos en ese pueblo de montaña. Cuando empezó a desgranarme su vida, porque tenia hambre de diálogo y las llagas de aquella contienda del 36 todavía le sangraban, sabía que de allí había de salir una historia interesante. Ordené los papeles y las fechas y la remití a un premio de novela que convocaba el semanario de Valladolid, "La Tribuna de Castilla". Con aquella novela modificada varias veces para adaptarla a las bases del concurso, obtuve en el 2000 el Primer premio, que incluía, además del dinero en metálico, la publicación de la obra, bases que los patrocinadores nunca cumplieron. Todos los sábados, a última hora de la tarde, en compañía de mi mejor amigo, me dirigía a su encuentro. Recuerdo que, para ir, cogíamos la desviación en Salinas y el regreso lo hacíamos por el camino opuesto; tom