José Luis de Mier, inmemoriam
No tenía urgencia por dedicar estas letras al amigo que se me ha ido. No tenía prisa porque, de algún modo, dedicarle algo a alguien que ya no está es ridículo si con ello se ha de demostrar una amistad pura. Y por otro lado, correr para decírselo a la gente es como querer echar más tierra encima para regresar cuanto antes, consumidos por la prisa, al trasiego diario. Conocí a José Luis con motivo de la fundación de Fuente Cobre. Él era el alma del prestigioso bufete "De Mier", a cuyo frente sigue ahora alguno de sus hijos, en Barcelona. El último encuentro que tuvimos fue el pasado verano, en su despacho de Santamaría de Redondo, un antiguo pajar convertido ahora en una surtida biblioteca, desde cuya ventana pueden verse uno de los símbolos de este valle: las peñas del Moro. Mientras revisaba los libros, disfrutaba de aquella inmensa y repleta biblioteca en medio de un pueblo al que José Luis siempre llevaba en el corazón. En Cervera de Pisuerga, el último domingo de