ORÍGENES

07 septiembre 2000

La joya herida
septiembre 07, 20000 Comments

Mucho se ha escrito sobre la Colegiata de San Salvador de Cantamuga. Su fundación por la Condesa Elvira en señal de agradecimiento –dice la leyenda– al milagro que devuelve lo sentidos a la criada para que grite la inocencia de su ama y señora. No en vano, la condesa fue conducida por la zona más agreste de la Peña Tremaya, cuando el conde estalla en celos.




Es de dominio público que la leyenda es un camino para explicar un hecho, pero presumo que muchas de las lecturas que se tejen en torno a las historias de estas comarcas, vienen arañando en buena medida la veracidad, pues parten de un castillo que los historiadores y etnógrafos aseguran que existió en la cima de la peña, cuya parte posterior muestra la agresividad que luego citan los cantores y donde sólo un milagro parece evidenciarse, caso de haberse realizado la travesía en una noche infernal, con todos los elementos en contra, incluyendo a la mujer que le da como guía para llegar hasta la base sin sufrir un eprcance, en palabras de la sordomuda.




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22 junio 2000

El diablo cojuelo
junio 22, 20000 Comments

La vida se mueve a una velocidad de vértigo. En el pasado más reciente uno se impresionaba fácilmente con las historias más pequeñas: las leyendas que al amparo del silencio y en connivencia con aquellos lugares tomaban formas caprichosas, según la voluntad del narrador; historias que fluían sin cesar y en las que se iban acomodando unos personajes que bien avanzados los años siguen moviéndose al son del tocador de turno.


 


Yo agradezco mucho esta ventana que me abren, donde vengo a convocar y a insistir una vez tras otra en la memoria del corazón, emulando torpemente al “Último hombre”, de Albert Camus (borrador hallado en el coche donde encontró la muerte), que la editorial rescata en su memoria póstuma. Porque en el goteo de estas narraciones aflora el homenaje a los primeros fundadores de los pueblos, lo que se traduce en permanencia desde nuestra humilde posición, sin olvidar el sacrificio que implica vivir cada día más alejado de ese mundo, metidos en esa velocidad vertiginosa a la que aludíamos al principio.

Nuestro director, que intuye también las divisiones que provocan las referencias a los temas sangrantes ( como la diatriba que ahora mismo se extiende en torno a la explotación a cielo abierto), me ayuda a seleccionar un poco más las impresiones, no ya por temor a las reacciones, sino por ahondar en estas historias de siempre, saboreando las respuestas inteligentes y a veces incomprensibles de nuestros mayores ante la llegada de los inventos que marcaron el siglo.

Porque ahora mismo estamos subidos a un coche de carrera, vamos a probarlo con el desenfreno que se está adueñando de nuestra mente. Nada que ver con aquel abuelo de nuestro pueblo que a últimso de la década de los sesenta se atrevió a pronosticar que la televisión sería el mal del futuro. El cura, que fue el primero que la instaló, dejaba que los parroquianos aspirasen aquel fenomenal invento, convocándolos en la cocina de su casa para que admirasen entonces los programas de variedades y entretenimiento. Ahora la televisión es un fenómeno complejo, donde la competencia exige la llegada de programas millonarios como este de “Gran hermano””, donde más de un directivo se frotará las manos cuando se culmine el gran efecto para el que fue creado, que no inventado. Y es curioso el interés al que nos lleva un pequeño recinto donde convive durante un corto periodo de tiempo un pequeño grupo, lo que nos lleva a aventurar las relaciones, los hábitos, las conversaciones y el comportamiento de las personas de nuestro entorno.

Hasta hace poco tiempo la televisión mantenía en su pedestal a los famosos; ahora, la televisión, bajo un procedimiento muy polémico, le concede el protagonismo a hombres y mujeres corrientes, mientras persigue, no nos engañemos, no se engañe Mercedes Milá, el fin que a todos nos mantenga entre divertidos y asustados, tomando cada uno partido por el personaje que más se acerque con gestos y miradas al último eslabón que, obviamente, por múltiples razones, es diferente para cada uno y va cambiando a medida que avanzan los días y llegan nuevas pruebas.

De la angustia inexplicable de aquel viejo montañés que se volvía de espaldas cada vez que su familia la encendía, hemos llegado a meternos en ella, hemos llegado a tener una en cada cuarto de la vivienda, hemos llegado a independizarnos para verla. Que nadie venga a nuestra casa con historias antiguas, mientras tratamos de averiguar cómo acabará la serie preferida, o en qué compromiso les meterá el guionista a esta terna de actores que ahora pululan por los medios publicitando sobre todo las miserias humanas.

Porque, si alguien creyó que lo de “Gran hermano” es un invento nuevo, les remito “El diablo cojuelo” que ya en el siglo XVI escribiera Velez de Guevara. El diablo, devolviendo un favor que ha recibido, le lleva a su benefactor por el cielo de Madrid. El deseo del hidalgo don Cleofás Leandro Pérez Zambullo se vio cumplido cuando, a medida que avanzan, se levantan los tejados y el cojuelo va describiendo cada escena, observando todas las historias que dentro de los hogares madrileños protagonizan sus contemporáneos.

El gran hermano, desde nuestro pequeño comodín, es la Institución mayor de la provincia, aquel que se encarga de convocarnos cada cierto tiempo paa conocer y aliviar en lo posible nuestras cuítas. También aquí hay un pacto: no habrá nominaciones. Los pueblos, con más o menos prestaciones siguen vivos para quienes obedeciendo a su corazón hacen oídos sordos a las voces del exterior, para esos hombres y mujeres que viven perseguidos desde hace varios siglos por el anuncio de la despoblación.

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18 mayo 2000

El viaje vertical
mayo 18, 20000 Comments

Hay preguntas que cuesta mucho trabajo hacerlas. Preguntas que uno lanza a los demás. Preguntas que uno se hace a sí mismo. Preguntas como se hacen los personajes que toman vida en “El viaje vertical”, la novela de Enrique Vila-Matas. Y aparecen las interrogaciones como una demanda, para que preparemos un camino que a todos nos conduce hacia un final imprevisto, también obligatorio; de cualquier modo, impresionable.





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25 abril 2000

Libro de costumbres
abril 25, 20000 Comments

“El día 12 de diciembre de 1859, a las siete y treinta minutos de la mañana, le nacía un hijo de su mujer legítima al cirujano de Támara, un pueblecito de noventa vecinos situado en la provincia de Palencia, y del cual no tienen la más leve noticia los demás habitantes del mundo”


Así recupera la profesora Beatriz Quintana Jato la palabra de Sinesio Delgado, un costumbrista noventa y nueve años mayor que yo, con clara ascendencia montañesa por su lado paterno, que mira con añoranza y arrojo hacia el ayer de sus días, volcado en el empeño de valorar lo que fue quedando en el pasado, un tiempo de juegos y costumbres que hoy nos sirve a sus paisanos de alimento.




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14 abril 2000

El arado
abril 14, 20000 Comments

Uno quisiera ser, amable lector, ese espíritu que nos sirve de puente para conectar con los lugares y las gentes de otras épocas. Dicen los sabios autores que en “el libro de las Behetrías (1340-1352) se habla de la potestad del obispo de Palencia sobre esta tierra y parte de La Liébana, y desde que Alfonso XI asignara la donación de sus antecesores al obispo D.Blas, hasta la muerte de Ramón Barberá en 1924, cuando La Gaceta de Madrid publica la vacante en el Condado de Pernía, la historia no ha dejado de crecer alrededor nuestro.




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06 abril 2000

Romancerillo
abril 06, 20000 Comments

Clemente Lomba, natural de Casavegas y afincado en Santander, viene a Bilbao en abril para pedirme una aportación al “Romancerillo Cántabro”, muy bien llevado por Fernando Gomarín Guirado, director del Aula de Etnografía de la Universidad de Cantabria.


Una de las ventajas que ocasionan la distancia y el olvido, quizá la única, es la conservación del Patrimonio oral: las marzas, los reyes, las coplas populares y los romances, cuyas notas tanta nostalgia me provocan, pues vienen al recuerdo muchas personas que desde Piedrasluengas a Polentinos y desde Lebanza a Celada de Roblecedo, llenaron tantos días de convivencia. Pero frente a la ventaja de practicarlo con cierta regularidad, ante la ausencia de nuevas mareas, existe también el riesgo de perderlo, ya que pocas personas –por falta sobre todo de tiempo y ayuda de las Instituciones regionales, comarcales, e incluso locales–, pueden dedicarse a recopilarlo.




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27 marzo 2000

Tapar un hueco
marzo 27, 20000 Comments

Existen grietas casi imposibles de tapar. Lo saben quienes viven allá, aferrados a la tierra que tanto decimos añorar los que nos fuimos. Un lector me llama para pedirme que regrese. 





Y lo cierto es que no me costaría nada romper algunos lazos que ahora me atan aquí y buscar la paz y la serenidad que no hallamos en este punto del país (por otro lado con esa imagen nueva de turismo moderno y acelerado que ahora se viene prodigando). Pero también aquí es necesaria nuestra presencia, no por esto que vemos, sino por aquello que dejamos; no por este mal que nos atormenta y nos persigue, sino por aquella familia que un día nos despidió a la puerta de casa sin poder precisar quién padeció más, si aquellos que se quedaron o aquellos que decidieron buscar fuera lo que allí no encontraban. Al fin y al cabo, aunque utilicemos un tono poético para decirlo, peregrinos somos todos, porque todos pasamos, hasta aquellos que nos esperan impacientes junto a la vereda que conduce al Cueto. Ocurre habitualmente que, nos damos cuenta del valor de las cosas cuando las dejamos en el camino, que es como perderlas un poco, aunque constatemos por otro lado que siguen vivas junto a aquellos que no sintieron igual la llamada del exterior, que ayer fuera la llamada del progreso y que hoy quiere ser la búsqueda de la supervivencia ante el hecho evidente de tantas cosas elementales que a los pequeños pueblos se les sigue negando.




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20 marzo 2000

El mejor tesoro
marzo 20, 20000 Comments

En otro artículo de esta misma serie mencionamos la cueva del Neredo, en Lores, donde los vecinos buscaron en otro tiempo una caldera de oro, ayudados por una adivinadora de Santander que aquí perdió el olfato y las supuestas dotes. La misma curiosidad que años antes le había llevado a un sacerdote a entrar con un brazo de velas que se le agotaron, regresando al pueblo con las manos vacías. Una historia similar me la transmitió Francisco Pérez, de Polentinos, pueblo en el que se suscita “la leyenda de la piel de toro”, que rezaba así: “A la orilla de un camino, cerca de una fuente, está enterrada la piel de un toro llena de oro”.





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14 marzo 2000

A tí, mujer
marzo 14, 2000 2 Comments

Matilde Herrero, tía segunda por línea parterna y vecina de Lores, guardaba como un tesoro los libros de cuentas y de historias, algunos de los cuáles recibí como herencia una vez que los sobrinos repartieron sus pertenencias.

Matilde era una mujer noble. Siempre decimos cosas buenas de los muertos, pero sirva de acicate mi visita semanal a su casona, lo que activaba mis deseos de aprender cosas relacionadas con la tierra: cómo se desarrollaba el trabajo en sus tiempos de moza, cómo era la convivencia; tradiciones que se vivían con una vocación hoy en desuso; costumbres que hacían leyes, o servidumbre que ella misma experimentó en Piedrasluengas, donde asimiló tanto las coplas de aquel horquero trastornado, que todavía la recuerdo de pie, de espaldas a la trébede, en aquella cocina recogida (con una puerta lateral que daba al horno donde se hacían las mejores rosquillas del mundo); la lumbre a medio gas y sobre las parrillas un pequeño puchero, mientras la mujer iba recitando de una manera tal los hechos que se confundía la realidad con la leyenda.







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06 marzo 2000

Cuestión de carácter
marzo 06, 20000 Comments

Cuando el presidente de una gran cadena de establecimientos recurrió a la fábula de la rana y el escorpión, pensé inmediatamente en trasladársela a ustedes para dibujar la situación que padecemos, que amenaza con encallar ese inmenso barco de ilusiones que durante los últimos años hemos venido manejando. Cuentan que una rana y un escorpión se encontraron un día a la orilla del río. Los dos querían cruzarlo. El escorpión no sabía nadar, pero le ofreció protección a la rana para que le ayudara.







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02 marzo 2000

El monasterio
marzo 02, 20000 Comments

Cinco kilómetros al oeste de San Salvador de Cantamuga, se encuentra el monasterio, que debió ser -conforme atestiguan viejas crónicas-el más importante de estas altas tierras del Pisuerga. Sanatorio antituberculoso, colegiata, abadía y seminario menor.
El edificio se halla enclavado a los pies del monte, recogido al comienzo de un extenso valle, mirando de costado al Peñalabra. Para llegar hasta este rincón de la provincia, mansión que fuera del poderío eclesiástico, hemos de atravesar Lebanza, pueblo al que debe su existencia.



En 1179, el obispo palentino don Raimundo, concedió 10 días de perdones a quienes trabajaran para reconstruir el monasterio, doblando la absolución a los vecinos que aportasen carro y pareja de bueyes. (Precedente que puede derivarse de las viejas ordenanzas de estos núcleos montañeses, como la llamada huebra de concejo, que tenla lugar en el mes de mayo y donde se acordaba la limpieza de las calles, excluyendo de la sanción de dos reales a aquellos vecinos que no tuviesen carro).

El lugar bien merece una llamada de atención, que bien mirado desde la parte de Polentinos que lleva al Cimbrio, se va escondiendo y aparece a intervalos, produciendo a la vista el mismo efecto que produce al oído la reverberación de una campana.

Cuando en casa me mandaban con los víveres para los residentes, subir al monasterio era como acudir cada día a un lugar nuevo, impresionado por aquellos pasillos tan largos, seducido siempre por aquel misterio que parecía envolver todo el recinto.

Como este recorrido no es histórico, sino, más bien, memoria viva de un lugar a pocas leguas de mi casa, procede ahondar sobre su situación geográfica, contemplándose desde su alfoz el valle que conduce al primer pueblo. Don Raimundo, en la citada bula, añade que este monasterio está sito "in locis desertis et mortuosis" y algunos escritores que aportaron documentación sobre el lugar, justifican su enclave por la abundante leña de los montes que lo rodean, lo que les permitía hacer frente a los terribles inviernos, sirviendo asimismo de parapeto contra las incursiones de los moros.

Yo he visto aquí dos mundos: la bulla alegre de los campamentos de verano y el silencio más profundo de las primeras nieves, sólo roto a intervalos por el ladrido de los perros; ellos descubren trajinando al vaquero que los arrendatarios de los terrenos han enviado a este apartado rincón del mundo. En un lugar discreto, a la entrada del monte que conduce al Carazo, y donde los vecinos de Lebanza acuden a buscar avellanas en otoño, los administradores de la finca mandaron construir una piscina que recibe el agua helada del pequeño río.

Quiero trasladarles al lugar con la misma poesía que el lugar aporta al caminante, deduciendo de esta manera la motivación que a los fundadores de la vida monástica les trajo un día a estos parajes. Todavía hoy, cuando puedo, subo al monasterio. Voy a comprar un poco de silencio, que pagaré después en la ciudad a plazos, regenerándose en mi interior las ansias por regresar a aquel lugar de la montaña, actuando lo que allí sintiera como bálsamo ante ese frenesí devastador que parece azuzarnos. Subo a la cruz, voy camino del chozo.

Se va recomponiendo el escenario, casi en la misma proporción que se alarga el silencio.

En el siglo X, un hombre, unos hombres, llegaron a este lugar de nuestra tierra, transitaron por los mismos caminos y seguramente miraron embelesados al mismo punto donde edificarían después el primitivo monasterio de Nebancia.

No sé, querido amigo, hasta qué punto es lógico que viva todavía impresionado. No sé hasta qué punto conseguiré avivar su deseo por conocerlo. Yo creo que nos interesa como palentinos repetirlo, airear el mensaje que reflejan los montes, pintar con pintura distinta cada época del año, remojar los sentidos en este universo de paz que agrede a esta abadía situada en lo más hondo de la montaña palentina.

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22 febrero 2000

Toma el carbón y corre
febrero 22, 20000 Comments

Como el hombre tropieza más de una vez en la misma piedra y esa piedra es el motivo de esta historia, he de pronunciarme con claridad sobre este asunto del carbón a cielo abierto que ahora ruge con fuerza hacia las tierras que miran a la villa de Guardo.


Que no vengan ahora los empresarios anotando los puestos de trabajo que implica, porque sabemos cómo queda un limón cuando lo exprimen. Porque conocimos ya la devastación de Santullán y debemos intuir el incumplimiento de empresarios y políticos; los primeros, porque prefirieron perder el dinero que entregaban en depósito y, los segundos, alcaldes y concejales de los pueblos, porque desviaron el dinero hacia otros menesteres y se pasaron por alto la restauración de los terrenos. Esa es la gran verdad y, aunque deban matizarse algunos hechos, han de servir de ejemplo los calveros que dejaron abiertos. “Guardo no será un nuevo Barruelo” –respondió Evilio Morán en 1994 a un periodista de esta casa, haciendo clara alusión al eje vital de las infraestructuras. Así mismo, señaló la autoridad de aquel momento:

“El carbón lo tenemos seguro como mínimo hasta el año 2002 y nosotros estamos mirando ya a nivel de municipios mineros, alternativas que ofrezcan una continuidad a estas riquezas”.

¿Se refería don Evilio a la alternativa de la explotación a cielo abierto?¿Cuánto tiempo dura esa alternativa que pueda garantizar los puestos de trabajo que señalan? ¿Qué nos queda cuando se van las enormes orugas? Se comprende que lo hagan en Redondo, encima de las minas activas y con unas limitaciones claras y concisas, pero no es de recibo que lo hagan como lo están haciendo junto al mismo casco urbano de Villanueva de la Peña, ni en Guardo, ni en cualquier otro lugar donde, ni una restauración en toda regla devolvería las cosas a su estado normal.

Hace unos días, Jesús Rodríguez Lanza, director general de Uminsa (que agrupa a seis minas palentinas), en clara referencia al desmonte que se está llevando a cabo en Villanueva de la Peña, se manifestaba a favor de la explotación exterior si se quería mantener los puestos de trabajo en la minería clásica. Esto es pan para un día. Ya lo saben bien ellos, que pagan a los vecinos por las tierras millones que no valen para atarles la lengua; que dejan en depósito a los ayuntamientos cantidades ridículas que no interesa a ningún efecto recuperar, porque su misión es sacar el jugo de la tierra y salir huyendo; que no merece la pena sembrar árboles que estas generaciones no verán, porque la flora, la fauna, el paisaje que tantas sensaciones nos provoca (no entendemos de minas, pero entendemos de montaña), quedará mutilado: rotos los caminos y las fuentes, montañas de escombros que nos advierten cómo se fueron los últimos suspiros de esta tierra a manos de extraños portadores.

Yo no quiero verlo. Y se lo cuento a ustedes porque lo vi primero, cuando tenía 22 años, subiendo a Peñota tras los pasos de un empresario que ahora vive de esto, que por encima de la Eugenia me habló alto y profundo de la técnica para recuperar los montes, mientras yo impresionado miraba la profundidad de aquellos cortes, centenares de metros escarbados.

Yo no quiero verlo. Se lo prometo. Lo vi en los ojos del pueblo de Barruelo, del valle que ha soportado durante lustros la explotación más vergonzosa. Y al carajo con el oso pardo, lo digo por la gente que debe pasar su vida mirando hacia el lugar, ennegrecidos sus pulmones primero por el carbón de dentro y, al final, negras también sus casas por el carbón de fuera. Cuando acudí a Villanueva en diciembre de 1977, atendiendo la llamada de varios vecinos, y el periódico publicó el artículo en tercera página y en negrita, sabía que no conseguiríamos nada. El dinero es el eje que alivia las gargantas de aquella mismas gentes que en otras circunstancias hubieran dicho basta. Pero el dinero no servirá, se lo aseguro, para lucir luego los montes. Yo sólo veo un minero y un explotador. Yo sólo veo un futuro siempre que le plantemos cara a este atropello que ahora se quiere repetir en otros puntos. Cuando se ha depositado toda la confianza en un alcalde, y el alcalde, seducido por una cantidad, mal guiado por terceros, se equivoca, el pueblo está perdido. Alejandro Lamalfa dijo al fin: “No perdono a nadie”. Y sabemos que hubo abusos, extorsiones, amenazas... Sabemos que la libertad se quedó prisionera en un puño. Pero les aseguro que así ha de ser y en tal postura hemos de mantenernos si queremos que esta tierra no se muera mañana.

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19 febrero 2000

Antropología de la ferocidad
febrero 19, 20000 Comments

Un miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, se desplazó en la década de 1970 a las tierras de Liébana, cerca de nuestra provincia, para elaborar un estudio profundo de lo que el autor denominó “rara pureza”; “una estructura económico-social, una cultura y una ecología perfectamente tradicionales en los pueblos del norte de España”. Javier López Linage, que estableció en Bárago su cuartel general, ya dedujo entonces que sus reflexiones sobre aquella forma de vida podían ser aplicables, con leves matices, a todos los pueblos lebaniegos ya muchos otros de toda Cantabria. Aprovechando dicha coyuntura, iremos más lejos, para afirmar que tales definiciones nos alcanzan: la belleza es un caudal inagotable y no debemos olvidar que conservarlo ha supuesto un enorme sacrificio en los lugares donde no han sido buenos los accesos, han sido muy duros los inviernos y el censo de población –pese a las perspectivas turísticas que ahora se barajan– sigue descendiendo.







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11 febrero 2000

Como se mueve el agua en la batea
febrero 11, 20000 Comments

He perdido la fe en cuanto he visto las dificultades que imperan para hacer realidad ese proyecto de unificar las voces. Ha sido un momento. No me atrevía a decírselo por miedo a que lo tomaran como un pulso, que saben lo que me impone perderles a ustedes por una apuesta.

Por este motivo anduve perdido durante unos meses, sin programa ni deseos de blandir el bolígrafo, que la crítica o la reflexión ha de hacerse sereno, pues si el hecho de situarse ante un papel en blanco es ya de por sí un ejercicio duro, hacerlo con la fe por los suelos es doblegar un poco otras estaciones donde se visualizan el amor, la esperanza, el sosiego y otras muchas facetas y actitudes que sin la fe se encuentran notablemente disminuidas.



Aunque en otros aspectos de la vida podría pasar por un ser ordenado, pocas veces como ahora he abandonado los proyectos: la revisión de alguna vieja novela, la elaboración de algún relato, llegando a detener lo que comenzó siendo una biografía de Barrio y Mier y que terminó como un ensayo. Lo único que alimenta este tiempo de sequía, lo poco que consigue mantener ese recuerdo activo, es “Diario Palentino”, que me sigue descubriendo a diario trocitos de Palencia, voces de descontento que se suman a las nuestras para pedir una vez tras otra la revisión de aquellos asuntos que no terminan de encauzarse.

Coincidió, además, uno de los últimos artículos remitidos al periódico, donde comentaba las posibles fusiones de los municipios –a propósito de una nueva ley que estudiaba el Ejecutivo regional–, con la ruptura de las negociaciones entre Acade y Consorcio, una historia de acercamiento en la que muchos palentinos habían depositado sus esperanzas. Hemos vivido lo que machaconamente pronosticábamos y bien alto y bien claro vuelve a pronunciarlo desde Guardo mi amigo Jaime García Reyero, cuando apunta que ha primado el individualismo, la cerrazón –que nos hace creer que somos distintos a los otros–, si bien, hemos de distinguir con claridad todas las opciones puestas sobre la mesa. Pues sabemos que hay un localismo exacerbado, como hay un nacionalismo retrógrado. Cada pueblo alimenta una serie de costumbres que no tienen por qué perderse al unirse a otros para fortalecer su posición.

A propósito de lo que allí hablaba, no me ha extrañado este primer desplante, porque lo hemos presenciado en otro tiempo, cuando se propuso un Ayuntamiento para todos en Vañes, o cuando el Ayuntamiento de Lores (entonces uno de los pueblos más grandes de Pernía) se fusionó con el de San Salvador. Apurando la lógica, sabemos que Cervera de Pisuerga es el punto más próximo y, pese a las diferencias que siempre nos marcaron, pese al excesivo número de pueblos que están bajo su mando, no debe descartarse que en un futuro próximo, dado el paulatino descenso de población y las nuevas leyes que se van promulgando, acabemos todos bajo su mando.

Pero si esta visión resulta intolerable para muchos montañeses, lo resulta sobre todo, poque no estamos habituados a trabajar en equipo. El aislamiento padecido nos ha hecho insolidarios y nos damos cuenta que el problema es de todos cuando tratamos de obtener algo de aquellos que capitanean nuestro barco. Entonces nos lamentamos de nuestro estado: no sumamos puntos a ningún efecto; no contamos ni política ni territorialmente y nuestras pataletas les importan un bledo a los vecinos, con tal de unir su voz a la nuestra, nos toman por unos recalcitrantes Robinsones. No voy a negar mi parte de culpa, si es que ha de tenerla el que reconociéndose palentino, se siente montañés por encima de todo, que es muy diferente del sentimiento en el que se amparan los nacionalistas y los nacionalsocialistas, que con tanto furor viven la tierra donde nacieron, que desprecian o quieren ignorar todo aquello que les hable de España, de la que, lo quieran o no, siguen formando parte.

Por ese motivo también creo que si queremos que nuestra tierra cuente en el futuro, debemos unir todas las voces, también las de La Vega y de la Ojeda, porque también están como nosotros alejadas de la mano tutora. Ello no significa que debamos cerrar el libro donde se muestran nuestros hábitos, que son el tesoro de cada pueblo, sino que, como las empresas y los estados, hallemos juntos la representación en otras facetas que nos marcan, para que nuestros pequeños pueblos sigan avanzando.

Algo pasará, estoy seguro. Alguien llegará un día y removerá esto como debe removerse la comida para ligar la salsa, como se mueve el agua en la batea, como se filtra el sol por los cristales. Algo prenderá como parte del sueño que soñamos y juntos mantuvimos hasta verlo crecer como la espiga.

Título original: Juntos como hermanos.
Para la sección "Impresiones", en "Diario Palentino", 11 febrero de 2000.
Imagen: @Toño Gutiérrez

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21 diciembre 1999

Palencia y su montaña (y II)
diciembre 21, 19990 Comments

Contestando al artículo del escritor Jaime García Reyero:

"¿Qué es la Montaña Palentina?"

"Santa Ana, madre de la Virgen, abuela por línea materna del Señor, es la patrona de Piedrasluengas, el último pueblo de Palencia si tomamos la dirección de Potes". Isidro Cicero, viajero y escritor cántabro, recuerda en un libro pequeño pero muy ameno, cuando las mayordomas del lugar solían cambiarla de capisayos, según fueran cambiando las solemnidades del año litúrgico. Así, en una ocasiones la revestían de Santa Ana, otras de Santa Eulalia, de Inmaculada y, en ocasiones, de San Antolín, obispo y patrono de Palencia. De ahí procede la plegaria que los romeros cantaban en las procesiones el 26 de Julio:




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