Palencia y su montaña (I)

Contestando al artículo del escritor alarense Jaime García Reyero:


  • Froilán de Lózar
Siendo muy niño, cuando toreaban el Cordobés y el Viti en la vieja plaza, yo bajaba con mi padre a los San Antolines y de su mano, y de la mano de los representantes que a él le vendían las cosas, recorría la ciudad, entonces tan gigantesca y distante para mí. Mi padre nunca faltó a las fiestas de la capital, a excepción de estos últimos años, cuando ya mi madre quedó atrapada por completo en las redes del Parkinson.

Paseando por la calle Mayor, Luis me narraba con añoranza los años pasados en Cervera y en Guardo, la incertidumbre que le embargó al llegar por primera vez como maestro a San Felices de Castillería, y yo buscaba una excusa que me devolviera, si no la figura, sí la esencia y el entusiasmo de mi interlocutor. Amigo Jaime, luego te explicaré por qué considero necesario que en Palencia se desate ese interés creciente hacia la montaña, que es suya en la misma medida que fue nuestra.




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FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020
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