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Mojonera 2018

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Este año vuelve a uno de nuestros valles pernianos una tradición que enraizó tanto y a la que con tanto empeño se entregaron mis paisanos, cuando los medios eran tan escasos para difundirlo y mantenerlo. Este viejo pleito, parece en realidad un acuerdo pactado para que hablemos hoy de ello. Me refiero al recorrido de la mojonera, una fiesta singular que tiene su escenario en Covarrés, circo glaciar situado en la vertiente norte del pico Valdecebollas. Esta especie de guerra se desató en 1399 entre los pueblos de Los Redondos y Brañosera por la titularidad del valle de Covarrés, a donde subían a pastar los ganados de Redondo. Y de la misma forma, reses de Brañosera que fueron prendadas por el Concejo en los terrenos de Redondo. La escritura de aquel primer pleito se formaliza en Herreruela de Castillería, el 19 de septiembre, lugar de la sierra situado a la misma distancia de Redondo que de Brañosera. El conflicto se resolvió casi dos siglos más tarde y la sentencia de 1575 determ

Tratos y empajadas

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Pero si algo nos enriquece de verdad es el folklore. Lo poco que hemos podido conservar. Es el legado que dejaron los nuestros. Aquellas coplas que cantaban nuestras abuelas a la salida de la iglesia, en la plaza, a las puertas de la casa de la novia, en la entrada del pueblo, para dar la bienvenida a una autoridad que venía de visita. Cuando Valdivieso escribe sobre las costumbres y los cánticos de Burgos, a mí me recuerda, con otros matices, a los nuestros. Este autor recoge la costumbre de “la empajada” en tierras burgalesas. Cómo los familiares de los novios tratan de llevar con la máxima discreción aquel romance, no vaya a ser que no cuaje o se tuerza antes de tiempo. Asunto muy difícil de llevar en un pueblo donde todos se conocen y donde funciona el boca a boca a las mil maravillas. Lo cierto es que culminados los “tratos”, se iban preparando las cosas: la ceremonia, los padrinos, la dote; los novios debían "leerse" y era el párroco el encargado de comunicar el

Romances a la luz del candil

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Carlos Porro, que nace en Pontevedra en 1972, aunque con raíces familiares en el pueblo palentino de Abastas, de donde son sus abuelos, es un etnógrafo de la Fundación Joaquín Díaz, que inquieto por tantos y tan diversos sones como le van llegando de nuestros pueblos, viene a poner un rayo de esperanza en esa recopilación de nuestro folclore que ya mencionábamos en el artículo anterior. Porro es autor del "Archivo de la tradición oral de Palencia", la mayor recopilación española de canciones tradicionales dedicada a una sola provincia, y ese caudal viene avalado por tonadas y romances en los que ya se fijan sorprendidos los primeros autores que escriben sobre nuestra montaña. Otro de los factores que determina el éxito es la zona privilegiada de la que se habla, por la propia incomunicación que sufre, lo que conlleva una buena mochila de reserva donde se van acumulando hechos y canciones con las que los pueblos se entretienen y se inspiran. Menos mal que también el ai

De Lorenza a Lorenza

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El tiempo, sin querer, te va situando en el camino a gentes e historias que por diversas circunstancias han estado presentes en tu memoria o en tu vida. A veces vienen sin ser vistas; a veces llegan a ti a través de otros. En mi caso, también, por mi presencia ininterrumpida en los diarios de la provincia y mi entrega a esta tierra que tantas y tan intensas sensaciones me provoca. Mi abuela materna se me evidencia muchas veces. Pequeña, simpática, generosa y folklórica. Mi recuerdo se llena con su imagen. Era una "especialista", porque nos transmitía como nadie sus saberes antiguos. Dentro del variopinto mundo de las tradiciones, de manera especial la tradición oral, aparece esta figura que los estudiosos califican de fundamental porque, no sólo difunde lo que aprende, sino que, además, le añade su particular forma de entenderlo. Es una continuadora de otras voces; se deleita con lo que otros le sugieren y la transmite, poniendo un toque personal que desgraciadament

Coplas a Palencia

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El lunes, 9 de septiembre de 1929, en la fiesta de la Copla Castellana se asegura que en Palencia hay poetas y hay cantares. Yo diría que, en todas partes hay poetas y en todas las cosas hay poesía. Basta sentirlo de manera especial para que salga al aire y convenza, y entusiasme, y sea bálsamo eficaz a tanta herida que se abre. El redactor o cronista se fija primero en el rico lenguaje de aquellos primeros tiempos y en el juglar castellano que recita el Poema del Mío Cid, única gesta conservada de mediados del siglo XII, cuya única copia fue realizada en 1307 por un tal Per Abbat y que consta de 3730 versos. Se cree que fue compuesta en 1140 por algún juglar de Medinaceli y en la misma aparecen detalles del camino que conduce de Burgos a Valencia. En el desván de la casa donde nací, de la que tantas veces os he hablado, rescaté antes de venderla un buen número de coplas que seguramente mi abuela, buena panderetera, había ido coleccionando. Y ellas le sirvieron para componer otras