ORÍGENES

12 diciembre 1998

La paz de los niños
diciembre 12, 19980 Comments

Han hablado los niños. Los responsables de Unicef en el País Vasco habilitaron unas urnas en cada municipio para que votasen los escolares. El resultado de la encuesta que se realizó a finales de Noviembre, se llevará al Parlamento Vasco para que, –según declaró Consuelo Crespo, responsable de esta Asociación en Euskadi–, “cuando se tomen decisiones que afecten a los niños, se tenga en cuenta su opinión”.





Un equipo de sociólogos de la Universidad de Deusto y la misma representante de esta Asociación se defiende de quienes critican semejante inversión aquí, con una serie de argumentos entre los que resalto uno: “Si no les educamos desde pequeños en la solidaridad nunca podremos cambiar los problemas que tiene los países del Sur”. Es sabido que nosotros, los mayores, le sacamos la punta a todo. Merece la pena felicitarse por unos resultados que de momento, pese a la buena intención de los promotores, no van a alcanzar una respuesta práctica. Y vuelve a sorprendernos la opinión de los pequeños. Lo primero que han votado, antes incluso que a la propia familia, ha sido a la paz. Y más que a la participación y al bienestar, han votado a la protección. Hay un dato curioso, verdad, que refleja la poca disponibilidad de los mayores a tomar parte en este plan. El penúltimo deseo del niño entre las doce cuestiones planteadas fue el juego. Y, curiosamente, sólo unos días después de estas elecciones, el departamento de Consumo del Gobierno Vasco paralizaba la campaña publicitaria de unos grandes almacenes que en su afán de conquistar el mercado, prometía vales de descuento imposibles de canjear en el futuro.

He aquí la sinrazón de mostrar una imagen y taparla enseguida con la voz, los gestos, la experiencia, los negocios... y tantas otras cosas siempre en manos de los mayores. Los ejemplos se suceden a diario. La semana pasado conocimos el caso de Ana, una niña que fue vendida por su madre a una familia de Bormujos, y con la que se negaba a regresar, como le dictó el juez, aludiendo a los malos tratos de los que fue víctima, y supimos que la misma Ministra de Justicia se mostraba de acuerdo en la decisión de la Fiscalía de recurrir la sentencia y el propio Manuel Chaves pedía a los jueces que tuvieran en cuenta la opinión de la niña. A fuerza de ver y de vivir nuestros errores, los niños han ido asimilando nuestros males, han dejado más pronto la inocencia que en esas edades se supone, motivados también por las imágenes que los Medios de comunicación están sirviendo. 

Yo creo que una de las grandes aspiraciones de los mayores en nuestro país y sobre todo en el País Vasco era lograr la paz. Los pequeños han visto la tragedia, nos han visto a nosotros en las calles con las manos abiertas, han vivido de algún modo nuestra misma impotencia y han pedido antes que cualquier otra cosa la Paz, porque saben que sin la paz no habrá familia, ni amigos, ni importarán los conocimientos que se adquieran, ni servirán los adelantos. Los niños han querido dejarnos claro que mucho antes de proponerlos para una carrera de futuro, debemos negociar la paz con otros pueblos, con los partidarios de otros partidos políticos, con los vecinos, con la sociedad. Porque también aquí, en esto que llaman el primer mundo, hay muchas personas que sufren, que no tienen trabajo, que carecen de una vivienda digna. Yo he oído a los niños y me ha parecido justo comunicarles su decisión. Porque su anhelo es también el nuestro.


© Froilán de Lózar para Diario Palentino

Reading Time:

06 diciembre 1998

La causa
diciembre 06, 1998 6 Comments


Durante años, es verdad, se nos hizo creer que la pobreza venía de otros continentes. En la escuela, el maestro nos repartía unos sobres para que nuestros padres aportasen dinero para la causa aquella que nunca tenía fin. Antes, el efecto duraba una semana. Ahora mismo, aquella causa se ha extendido tanto que, cuando menos lo esperas, alguien te sacude con un bote pintado y te coloca una pegatina en el pecho, bien para que no vuelvan a importunarte más durante el día, bien para que, quienes no la llevan y se encuentran contigo, saquen sus céntimos del bolsillo para echarlos a uno de los botes con los que pueden tropezarse al doblar la primera esquina. De este modo, amén de los particulares que recurren a sus propias artimañas y rifas, se crearon Entidades e Instituciones que al menos una vez al año tienen su día de colecta: Domund, Cruz Roja, DYA...etc. Se ha personalizado tanto la pobreza en este fin de siglo que no es raro advertir a cualquier hora y en cualquier punto de la ciudad ese cuadro que, como los fusilamientos de Goya, se nos quedará impreso en la retina, pidiéndonos solidaridad, advirtiéndonos a cada paso de esa parte del mundo tan cercana a nosotros que sufre, que necesita, que pide para sus hijos.

Mientras los altos mandatarios del país anuncian la bonanza de la economía y en alguna autonomía estudian la erradicación de los mendigos, la bomba de la pobreza estalla en otro punto con más potencia, y casi de inmediato se hace patente la solidaridad de mucha gente que intuye la dureza de la situación, la crudeza del maligno, la tesitura de vivir y morir con lo puesto, mientras el agua desbocada se lleva a los suyos, se lleva todos sus recuerdos y principios, tal y como a menudo, año tras año, ocurre en Centroamérica.

Antes, cuando niños, después de la casi obligada aportación de nuestros padres para los “chinitos”, ya nos llegaban noticias de la India, la de Calcuta, la de Teresa. Y nuestros padres y maestros nos recordaban cada día nuestra diminuta opulencia: “Hay millones de niños que no tienen nada que llevarse a la boca”. Y en esa frasecita se encierra el tren de la culpabilidad al que hemos acudido como adultos responsables para solidarizarnos con un país lejano. Hoy, en medio de la catástrofe, después de nuestra pequeña aportación para mitigar las terribles heridas que en todas partes se abren; después de tranquilizar nuestras conciencias, sabiendo que unos actos mueven a otros, a mi me sigue quedando la terrible duda, me siguen machacando las pregunta de siempre: ¿Debe mantenerse la culpabilidad de Europa ante todas las catástrofes y miserias del mundo?, ¿Servirá para algo la imagen que llevamos metida a fuego en la retina?¿Reconocerán los gobernantes de esos países pobres sus obligaciones? Porque, frente a la pobreza más atroz, los gobernantes de China y de la India apostaron por convertirse en potencias nucleares.

Porque no entregamos el dinero para que no llegue, ni para que llegue a medias, ni para que los bancos (en la más obcecada de las opulencias) nos cobren comisiones por hacerlo llegar.

Porque enviamos nuestra pequeña aportación convencidos de que servirá para la causa, y que también los gobernantes de aquellos países pondrán en la balanza como primera causa aquella lucha.

Porque lo necesitan todo. Nos necesitan a todos. Y todo será poco para empezar de nuevo.

© Froilán de Lózar para Diario Palentino

Reading Time:
La gran causa
diciembre 06, 19980 Comments

“¿Qué hace falta para ser feliz?” –se preguntaba el escritor francés André Maurois–. Y yo creo que mira hacia nosotros cuando se responde: “un poco de cielo azul encima de nuestras cabezas, un vientecillo tibio, la paz de espíritu”. Lo del cielo está sobradamente hablado y entendido. El viento no es suave, pero curte el rostro, despabila el sentido, impone ritmo al paso. Estamos en lo alto y aquí tenemos la impresión de que se cura todo con el viento y el humo. Y el espíritu es la esencia del hombre, lo que no se ve pero se memorizan nuestros actos, nuestros pensamientos. Puede que sea la tarjeta de memoria de las personas.


A lo largo de la vida, que tampoco es tan larga, si a uno le ronda un poco la suerte y no le agobian los problemas, uno conoce a mucha gente. Pero, ¡cuánta gente maravillosa se queda en el camino!. Lo digo con todo el sentimiento, porque lamento no haber podido intimar más, conocer un poco mejor, cambiar impresiones con tantos grandes hombres y mujeres como pululan por el mundo. Y no hace falta ir muy lejos para encontrarte con ellos. Es más, hago este comentario refiriéndome a la gente cercana. Quizá si no fueran tan humildes, podrían haber triunfado cada uno en su disciplina, como en su día triunfó Mariano Haro o como ahora mismo triunfa nuestra Marta Domínguez. No es que Mariano o Marta sean engreídos, sino que han pisado con ciega fe los escenarios que dominan y cuando uno se propone las cosas, ya sea primero o sea más tarde, uno lo acaba consiguiendo. Y ellos son buena muestra.



Cuando los biógrafos provinciales rebusquen en la hemeroteca de este diario, que a medida que avanzan los años gana como el buen vino, encontrarán mi nombre y deducirán –si son justos con lo que ven– que algunos de mis sueños se han cumplido. Primero, firmar en estas páginas, que no es fácil. Nadie crea que con escribir un poco y pensar otro poco, le van a dar sin más la cobertura. Es difícil hacerse un hueco en cualquier medio.

Segundo, escribir aquello que uno quiere, que eso se hace normalmente cuando uno llega a la altura de Francisco Umbral o Mario Vargas Llosa. Según se miren las cosas, por diferentes razones, quienes firmamos aquí hemos llegado ya a su altura. Y lo hemos hecho sin salir de casa. Y finalmente, hablar de la montaña palentina sin abrumar a nadie, que uno puede estar más cerca o más lejos de la realidad, pero puede escribirla cada sábado.

¿Defensa de las causas perdidas? Relativamente. Yo diría que la causa de la montaña es una gran causa que necesita mucho tiempo para que sea asimilada y entendida por el resto de palentinos que también tienen sus causas importantes. Y esta es una historia que debe tratarse aquí y que para venderla a los demás debe entenderse primero en nuestra tierra, debe convencer primero a nuestra gente. En ella se han de implicar a tope las personas en las que confiamos, aquellos que se pusieron al frente de nuestros ayuntamientos y organismos.

Los ejemplos de Teruel o de Soria son un buen referente. La montaña palentina está dormida ante esta causa. Duermen las autoridades perdiendo en este acto los últimos trenes de su vida. Duermen las gentes más que nunca, que desconfían de lo que podamos hacer los demás desde una Asociación o desde un periódico. Pero el mensaje no es nuevo. “No hay nada nuevo bajo el sol”. Basta con seguir la estela de personajes como José Nestar que el 28 de Julio de 1928 escribía en estas mismas páginas:

“Aunque sea doloroso y molesto confesarlo, hay que decir, sinceramente, que la montaña palentina no prospera y como lo que no prospera muere, fatalmente llegará a ser un poblacho cualquiera si los montañeses no salimos del estado de marasmo, quietud y apatía actuales, decidiéndonos a laborar con perseverancia, cosa no difícil de lograr, porque para ello cuenta afortunadamente el pueblo con hombres inteligentes, energías sobradas y condiciones materiales de emplazamiento verdaderamente admirables...” Y ahí quería llegar yo en esta entrega de hoy. Yo aplaudo a José María Pérez “Peridis” por la defensa que hace desde la radio y la televisión de nuestra tierra. Aunque se quede en Aguilar su proyección y Redondo sea como un refugio temporal y aislado. Aunque no todo el mundo le quiera, ¿a quién le quiere todo el mundo?.

Luis Guzmán Rubio es más que un amigo, como un padre, aunque esté lejos y haya olvidado la costumbre de venir a Tremaya el día 15 de Agosto. Cada vez que abro una revista y veo cómo triunfa Claudio Prieto en un rincón del mundo, me embarga la emoción más profunda. Pero no es menor mi sentimiento hacia la gente que vive aquí, escondida, esa gente que me contó su guerra, que fue describiéndome paso a paso su oficio.

He abierto muchas veces esta caja. Seré un maniático de las causas perdidas. A veces, en la soledad también lo pienso. Estoy empeñado en una noble causa, la misma en la que estuvieron empeñados tantos otros con anterioridad. Pero es una causa enorme. Tal vez no seamos los llamados para abrirla, para quitar los lazos que la adornan, para romper la máscara que la protege a hierro y fuego. Pero alguien tendrá que escribir mañana que pusimos el alma en el asador para lograrlo.

Reading Time:

28 noviembre 1998

La cumbre y el desarrollo
noviembre 28, 19980 Comments

Buenos Aires, 1998.


I

Se constata una vez más la degradación de los recursos naturales. En Río de Janeiro se hizo el mismo ejercicio el año anterior. En Viena, los grandes mandatarios, o los mandatarios de las megaciudades (20 ciudades con más de 8 millones de habitantes, 16 de las cuáles se localizan en países no desarrollados), se afrontó la conferencia de los derechos humanos. De la población se habló en El Cairo, de la pobreza en Copenhague y en Pekín se habló de la mujer.

Estos días he viajado por Internet a la Argentina y he asistido al foro de Comunicación y ciudadanía que ALAI ha organizado. Allí estaba también Adolfo Pérez Esquivel, premio No bel de la Paz . El citado mensaje está planteado de cara a América Latina, pero sirve perfectamente para el mundo, porque, como bien señala el obispo Federico Pagura, la verdadera revolución de las comunicaciones están afectando profundamente la vida, el pensamiento, las convicciones de nuestros pueblos y, por consiguiente, “significan un desafío que estamos recibiendo los comunicadores, así como los actores sociales, los dirigentes, tanto seculares como religiosos, de todo nuestro Continente, del Caribe y del mundo también”.

Llega un momento que ya no entiendo nada. Mucho menos que cualquiera de ustedes. Manejo toneladas de información y procuro resumirla lo mejor que entiendo para que ustedes se sorprendan o se inquieten lo mismo que yo, pues ya somos conscientes que apenas oscurezca, ésta crónica de un día se perderá en la papelera. No servirá para reducir el agujero de Ozono. Ni ésta, ni ninguna de ningún periódico. Que quede claro.

180 países han discutido estos días sobre el cambio climático. Sabemos que 1400 delegados merendaron, hablaron, emitieron veredictos; también prometieron como niños aportar soluciones si otros niños con menores recursos lo sacrificaban todo para salvar el Planeta. Ahí es nada: salvar la tierra. Aplacar el bufido que está a punto de advertirnos del límite. Porque vivimos a orillas de un volcán llamado tierra, obra de los adelantos y de los descuidos de los hombres, donde se han ido acumulando todas nuestras inmundicias.

Tanto hemos avanzado, tanto hemos querido invertir en el progreso, nos hemos sentido cautivados por tantas fórmulas nuevas; tan deprisa nos obliga a movernos este desarrollo al que alude la técnica, que vamos dejando en el camino los olores, los sabores, las formas.

El mundo cambia. El cambio afecta a las personas. Es una experiencia que cualquier va advirtiendo en sus rincones de trabajo, donde se incorporan nuevas máquinas; en sus centros de enseñanza, en sus hogares. Y hay algo bueno en todo ello. Pero la tierra, según los científicos, no asume con el mismo entusiasmo muchas de las cosas que los hombres inventan y celebran."

II

Tengo para mí que las imágenes que nos rodean están cambiadas, o son controvertidas, o nos confunden; de una parte la Rusia hambrienta, la Rusia que muere de frío y de hambre, conviviendo con la Rusia espacial. Mientras muchos de sus ciudadanos malviven por las calles, sus gobernantes lanzan al espacio sofisticados aparatos que implican un desembolso de más de tres billones de pesetas.

Mientras los países desarrollados viajaban a Roma para clarificar posturas en torno a la Alimentación, miles de africanos marchaban a la deriva entre Zaire y Ruanda. En el mundo mueren anualmente cuarenta millones de personas. De hambre. Muere una España entera cada año y la Iglesia católica se opone a una planificación familiar. Crecemos, nos multiplicamos... Estamos de acuerdo en muchas cosas con nuestra Iglesia. La vida puede ser interesante, siempre que alguien nos explique qué sentido tiene nacer sin posibilidades de vivirla. Nacer en el hacinamiento más penoso y morir pocos años más tarde en brazos de quien nos dio la vida, y a quien le hubiera bastado un poco de lo que acá, en nuestro mundo “adelantado” echamos sin más a la basura.

Pero no solo te inquietan las posturas de una Iglesia con las que estás de acuerdo en el planteamiento básico (tampoco comulgan con la planificación familiar países fundamentalistas islámicos como Irán). Vivimos en constante contradicción con todo lo que nos rodea. Nos han hecho saber que somos parte del primer mundo y enfrascados en nuestro caparazón olvidamos el desempleo en el que están obligados a vivir nuestros vecinos; la injusticia, el narcotráfico, la delincuencia, la opresión; la plaga que en nuestro país se ha desatado contra la mujer en el seno de la familia y el abandono de los niños. Y mucho más que todo aquello que sabemos, lo que nos cuentan, lo que nos llega a través de los Medios, debiera inquietarnos lo que no se cuenta, porque los productores y directores absorbidos por el márquetin y la publicidad, consideran historias muy alejadas de sus metas.

Cuenta a este respecto el obispo Pagura, y sigo en la Argentina, la película “Comunico milagros”, del actor y dramaturgo argentino Juan Carlos Geme, que vivió el exilio en Venezuela. Una mujercita que quiere comunicar algo importante para la gente: la muerte de su marido, un hombre fiel, honrado, trabajador... y no consigue que los canales de comunicación le permitan enviar su mensaje al pueblo, porque no es noticia que importe a nadie.

Importa, en cambio, lo vemos en nuestro país a menudo, pedir soluciones cuando se ha consumado la catástrofe, cuando unos niños han muerto en accidente de autobús, cuando se derrumba el techo de una mina y desaparecen catorce mineros; importa aportar medidas de seguridad en las obras, cuando se consigue un número aceptable de siniestros. Es decir, tiene importancia la vida de muchos hombres, de muchos niños, cuando dejan de tener valor.

Asimismo, se discute el hambre de muchos pueblos y olvidamos al ser humano, al individuo, a esa persona que rodeada de adelantos se encuentra sola, no importa el ruido ni la gente que vaya y venga a su alrededor.

Por eso considero que quienes tenemos la oportunidad o la ocasión de hacerlo, debemos comunicar milagros. Hemos de escribirlo en los papeles, colocarlo en las vidrieras, en las paredes, en las calles y plazas, para que se diluya esa soledad que a veces nos acobarda, y tratemos a todos los hombres y mujeres, desde nuestros más humildes puestos, con la máxima comprensión y respeto. Como nos gustaría que nos tratasen a nosotros.

© Froilán de Lózar para Diario Palentino
Imagen: es.calcuworld.com/

Reading Time:

23 noviembre 1998

Pueblos vivos
noviembre 23, 19980 Comments


Meses atrás, con motivo de la boda de una prima, me encontré en Quintanilla de las Torres con gran parte de mi familia. Es gratificante volver a tu tierra y encontrarte con aquellos que compartieron contigo tantas historias. En todos los rostros quise adivinar la misma sensación, hasta en la poesía del cura del Cerrato que los casó. Al terminar la ceremonia, uno de los invitados, Apolinar, 97 años, primo más directo de la afortunada, se acercó a saludarme. Si a menudo sorprende la categoría humana de estas gentes, ayer protagonistas, volver a encontrarlos a los seis años con el mismo ímpetu y la misma memoria, es algo que impresiona.

Poli nace en el pueblo perniano de “El Campo”, pasa en San Salvador sus primeros catorce años y, posteriormente se establece en Camporredondo, donde ya cambiaba género por patatas. De allí a Bárcena de Pie de Concha, en tierras Cántabras, donde pasa trece meses de la guerra al mando de un batallón de zapadores y, finalmente, su vida se asienta y adquiere madurez en Quintanilla, por los caminos y las casas de Valderredible.

Un siglo entero. De lado a lado de la montaña. Viviendo. Dando vida a los pueblos por donde fue pasando.

Ramón Roldán, otro de los protagonistas, mucho más joven, sacerdote de Pernía y Castillería, que conoce todos y cada uno de los impedimentos que conlleva vivir en la montaña, escribe en la revista “Sementera”: “En el mundo rural somo alguien: nos conocemos, tenemos nombre e historia. Somos solidarios en la enfermedad, en la necesidad. Se atiende a los mayores...” Y a renglón seguido se lamenta de las oportunidades que dejamos pasar, de nuestra manera de encarar los problemas, como esperando siempre que alguien venga de fuera a resolverlos.

Y básicamente estoy de acuerdo. Disfrutan de un entorno natural envidiable. Aprenden a valorar las cosas de otro modo, pero es verdad también y hay que decirlo, que hay demasiadas ausencias, demasiadas críticas, demasiadas envidias. Se juega con frecuencia a restarle valor a las actividades e iniciativas de los otros y dejamos de creer en la ayuda sincera que los demás nos prestan. A veces no sólo no creemos, sino que rechazamos de plano las manos extendidas. A estas alturas, metido de lleno en una ciudad que ha experimentado notables cambios, pueden creerme, me siento sorprendido por el silencio que parece impuesto y aún con todos los defectos que puedan aflorar en los pequeños pueblos, sigo añorando el calor humano de mi tierra. En la memoria está la llama de aquel tiempo ya irrecuperable, pero motor a veces suficiente para enfrentarse a todo lo que venga. En la memoria está la gente, que te recuerda siendo niño travieso, que te recibe como a un hijo...

Porque nos criticamos mutuamente –son muchos los defectos–, pero en el último poso siempre queda una pizca de añoranza. Este encuentro fortuito con la gente apaga por un momento la visión de futuro donde vislumbramos la desaparición de estos pueblos hoy vivos.


Reading Time:

11 noviembre 1998

Nicolás Castellanos o Kasinsi
noviembre 11, 19980 Comments

Ahora que ya ha pasado todo y ha sido reconocida y premiada la entrega de Nicolás Castellanos a los pobres de Santa Cruz de Bolivia, recuerdo la única entrevista que le hice en la Abadía de Lebanza, siendo todavía obispo de Palencia. 

-“¿Para usted, qué es la vida?” –le preguntaba. 
Y tratándose de una simple pregunta, la primera que nos haría cualquier niño, he aquí la respuesta que había de llevarle unos años más tarde hasta Bolivia:
“Para mí, la vida es un don de Dios que nos la da para ser felices y para hacer felices a los demás. Personalmente, soy vitalista, y lo soy porque he entendido la vida como entrega a los otros. Esto, a pesar del sacrificio, me ha hecho muy feliz”. 

El flamante Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, leonés de nacimiento, palentino de corazón, vive metido –como su mentor San Agustín– en la regla básica de hacer amigos. Cuando ha consolidado su amistad, y considera que podrán valerse por ellos mismos, busca un nuevo destino, si cabe, más pobres y necesitado que el anterior. Nicolás, recuerda en una entrevista que concedió a Cambio 16, en el momento de anunciar su dimisión para irse a las misiones, el caso de un catalán que ejercía de arzobispo en Montreal (Canadá) y que abandonó el cargo para irse a una leprosería en África. Esos ejemplos y la personalidad de este castellano profundo, son suficientes armas para saber que se ha consolidado una vocación; que la vida tiene importancia para él, porque puede entregarla a los demás. Esto conlleva sufrimiento y la incomprensión añadida de mucha gente, pero bastará una mirada de su antigua diócesis para seguir en su propósito de darle comida y cobijo a los más pobres.

Como por arte de magia, a renglón seguido del comentario sobre la última misión del periodista Alfonso Rojo en Kinshasa, acuso recibo de la carta de una misionera, Carmen Mondéjar, que nos relata el sufrimiento de otra parte del mundo tomada por la guerra y la miseria.

“He venido de la Misión de Kasinsi a la capital. El viaje que antes de que volaran los puentes (estamos completamente aislados) se hacía en 8 horas,(tardando mucho en recorrer los 340 kms que nos separan de Kinshasa), lo hemos hecho en 36 horas y hemos recorrido 540 kms. No tenemos otra posibilidad para salir de la Misión.” 
”Lo que más nos hace sufrir –sigue diciendo más adelante– es la falta de nutrición de mayores y niños, que no tienen lo necesario para comer, y como no comen, no tienen fuerza para trabajar el campo.” ”Queridos amigos: contamos con vosotros más que con los proyectos. Entre tanto, la gente sigue sufriendo, pues la situación no ha cambiado. Vivimos una gran confusión. A veces llega un grupo de “paramilitares” de 12 a 18 años y cogen todo lo que pueden... Este es nuestro quehacer, nuestro compromiso con Jesús y los hermanos. Para algo ha querido Dios poneros en nuestro camino. Vosotros ahí, y nosotros aquí, en Kasinsi, la Comunión de los Santos, la Universalidad de la Iglesia. Desde aquí, a 8000 kms. os envío un abrazo lleno de cariño y agradecimiento...” 

Nicolás Castellanos y Carmen Mondéjar, son ejemplos, luces que también se mantienen con un gesto amplio y generoso de sus tierras de origen.

© Froilán de Lózar para Diario Palentino

Reading Time:

07 noviembre 1998

Lamento final: un hospital
noviembre 07, 1998 4 Comments
  • Recuerdo de lo que pudo ser y no fue



Desmenuzo la noticia en la novena planta del Hospital Río Carrión, donde la autora de mis días mantiene una batalla contra el Parkinson. Es una lucha sin cuartel. El cuerpo camina como una locomotora desgastada, brotan movimientos incontrolados que le llevan a adoptar las posturas más extrañas, como si estuviera a punto de desmembrarse; cuándo encogida, cuándo estirada hasta extremos sorprendentes; a ratos, bloqueada por completo, asombrando a propios y extraños, no sólo por los ademanes que la mueven de manera involuntaria, sino también, por la forma valiente y digna de encarar una enfermedad que vive pegada a su cuerpo desde hace ya veintidós años y que progresivamente ha ido avanzando. Son muchos días. Han sido muchas horas de sufrimiento y de preguntas que ella ha querido dejarnos como testimonio y de las que hablaré algún día largo y tendido.

Vuelvo a sacar retazos de mi vida privada, perdóneme el lector. Ya sé que el sufrimiento a nadie le es ajeno. A todos nos llega más tarde o más temprano; a todos nos roza ese momento en el que, por arte de magia equivocada, pasamos de la máxima dicha a la más terrible de las tormentas. Somos almas de paso. Hay muchos puentes dolorosos que pasar, y hay que pasarlos.

Además, la última semana de octubre fue una semana triste, y la noticia que aseguraba la construcción de un hospital en el norte de la provincia, se vio empañada por el eco de una despedida en Cervera, la de Ramón, “pescanu”, de mi edad, de mi vieja cuadrilla; la de Paco, la de Juez, la de Esteban y tantos otros. “¡Dichosos los que dudan de la muerte teniendo Paraíso!”. Qué bien encajan aquí los versos del poeta granadino y qué recursos tan manidos nos acechan cuando llega el último lamento por alguien.

Además de la risa y el meneo inconsciente de Josefa, ante mis ojos, en la repisa de la ventana se han depositado varios periódicos en los que se debate la necesidad de un centro hospitalario en Cervera de Pisuerga. Me temo que se avecina un juicio salomónico. No entiendo algunas posturas. Algunas historias se me escapan. Estamos llegando al último minuto del partido con ventaja. Estamos llegando al último año de este siglo y milenio con un proyecto increíble ya resuelto, al que mucha gente se aferró con todos los sentidos. No sabemos si fue cosa de un hombre solo, que en su lugar de mando se levantó un día sonámbulo perdido y lanzó a los cuatro vientos el fin último.

No entendemos a qué demonios juegan los políticos, ni quién pincha a los ciudadanos para invitarlos a un enfrentamiento. Éramos pocos y estalló la guerra. Éramos viejos y nos pierde la memoria histórica. De un conformismo plano, hemos pasado a un levantamiento en toda regla. Y ni las palabras más precisas conseguirán cambiarlo. Vuelvo mis ojos a la madre patria, miro a la madre/madre, que me mira como esperando una solución para su enfermedad que nadie encuentra. Amanece en Palencia. Me asomo a la ventana. Puede que al final se abra una puerta y nadie eche en saco roto lo que vivió, lo que soñaba, lo que puede devolver el esplendor y la esperanza a la montaña.

Reading Time:

19 octubre 1998

Hablar y entenderse
octubre 19, 19980 Comments




Urtzi Ihitza Sainz, ha traducido al euskera un libro escrito por Roberto, un miembro del grupo de folk cántabro “Luétiga”, donde recuerda la lengua de sus antepasados, la que se hablaba en las zonas de montaña y de la que aún quedan muchas reminiscencias.

"¿Por qué siempi mos dijerin qu’estaba mal decío icir tasugu, cagiga, corvatu?, que tuvía qu’icise tejón, roble, cuervo; pos el maestru dende endenates de ser rapacis mos icía: “dejai de parlar asina, vusotros con esi mou parlar no allegáis de dengún lau. Parlar montañes aunque juá la nuestra verdaera lengua no era de presonas sino de tochos y probes”.



ESTE ARTÍCULO FORMA PARTE DEL LIBRO
VER DOS VECES LAS COSAS
FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020
LECTURAS EN EL BLOG +DE 180



Reading Time:

14 octubre 1998

Prohibido morirse
octubre 14, 19980 Comments

Vuelvo al periódico. A mi director ya no le pillan por sorpresa mis constantes devaneos y yo creo que me hace un hueco en estas páginas por compasión más que por clase. Lo cierto es que vivo impresionado por todo. Cada día más. Y a ello contribuyen las informaciones que llegan desde todos los puntos. Historias terribles de hambrunas que reviven, de guerras que se avecinan, de venganzas, de abusos y mentiras. Puede que me esté anticipando a nada.


El fin de siglo es un invento nuestro que no va a detener el calendario, pero estoy tremendamente impresionado por los cambios que nos auguran expertos e ingenieros de la informática. El caos que todos esos especialistas nos anuncian es preocupante, porque en mayor o menor medida nos afectará a todos: los ordenadores nos enviarán a 1900 y el microondas y la lavadora pueden negarse a obedecer. Leo y transcribo un párrafo cogido al azar de una publicación semanal y facilitado por ibermática: “Tarjetas de crédito caducadas, llamadas de teléfono que duran 99 años, las edades de las personas dando tumbos hacia detrás y hacia delante, con lo que el cálculo de las pensiones puede ser un caos; saldos deudores que se convierten en acreedores, programas de gestión que pasan por alto el vencimiento de las facturas y la economía en plena gestión para adaptarse al euro...”

Algo ocurrirá, es probable, pero en medio de todo ese meneo se encuentran firmas poderosas como la de Bill Gates, el encantador de las serpientes, el adivino del porvenir, el dueño de una mansión de cinco mil millones. Seguro que ese caos que las empresas del sector nos pronostican, sea sólo una forma de meternos prisa para que pongamos los aparatos en sus manos. Todo se solucionará con un chip nuevo y mil o dos mil duros por usuario. A partir del 2000 las empresas de informática subirán como la bolsa en los mejores tiempos y casi nadie podrá morirse sin experimentar lo del correo electrónico.

A la indignación por estos asuntos, se une ahora el anuncio de la Dirección General de Tráfico: “Si una persona muere, produce un gasto a la sociedad”. Es como decir: no se mueran, no sean idiotas, que no es normal morirse; aguanten lo que puedan y no sean egoístas...” Estoy impresionado por todo lo que pasa en el mundo. Ya sé que la vida cada día vale menos y que no bien hemos pasado un puerto de dolor y misterio, se nos presenta otro mayor. Pero estamos llamados a encontrarnos. Saludos a esos lectores de Madrid y Durango. Más allá de mis posicionamientos, llevo a Palencia en el corazón y la montaña estará presente también en esta parcela que hoy, si Dios quiere y el director lo estima conveniente, estrena correo.

© Froilán de Lózar para Diario Palentino

Reading Time:

06 septiembre 1998

La margarita de Bonillo
septiembre 06, 19980 Comments

Finalmente, la Central de Biomasa tampoco se trasladó a Velilla.


Si queríamos un ejemplo de tenacidad y constancia que nos devolviera la confianza en nosotros mismos y más allá de los resultados que los promotores pretendieran, bien evidente lo tenemos en la Coordinadora que durante años se ha venido oponiendo a la Central de Biomasa de Salinas de Pisuerga. Si algún día se demuestra que la historia no es viable, quienes se opusieron a su enclave en Salinas se opondrán también, es de prever, a su traslado a Velilla del Río Carrión.

Pero yo me pregunto, como se" preguntarán los lectores, ¿Quién tiene la última palabra?, ¿Quién impide que la Central se ponga en marcha? Porque a estas alturas no vamos a creernos que una pequeña Coordinadora, contraria a los proyectos de Abengoa, loable en muchos aspectos de su lucha; criticable en algunos, como la agresión a Jambrina en Aguilar, sea la causante de este cambio de estrategia.

Félix Bonillo tiene en sus manos la margarita y, en principio, nada que objetar a sus decisiones. ¿No queremos garantizarnos el futuro? "Pues nos agarramos a un clavo ardiendo" -ha declarado-, no sin obviar, por supuesto, una explicación que aclare de una vez y para siempre el funcionamiento y la peligrosidad de este proyecto. Porque no debe servir en modo alguno la promesa de puestos de trabajo, que a medida que pasa el tiempo se ven considerablemente reducidos, ni nos importan las ayudas o subvenciones que para este fin las instituciones hubieran programado. ¿Qué es lo que hay tan oscuro detrás de este planteamiento que a todo el mundo quema? ¿Por qué se han los vuelto atrás muchas personas y algunos Ayuntamientos -como el de Aguilar- que con tanto ímpetu lo defendieron en otro tiempo? Nadie cambia de parecer de la noche a la mañana. Aquí hay razones de mucho peso, pues de otro modo, quienes ostentan la mayoría no hubieran cejado en su empeño y la empresa en cuestión con sus beneficios y perjuicios estaría instalada y funcionando con gentes del pueblo que cedió los terrenos o con gente de fuera.

Quienes se oponen a la Central de Biomasa en Salinas, quienes se opongan a su instalación en cualquier punto del norte de Palencia, no hacen otra cosa que acogerse a las estrictas normas que dictara la Junta de Castilla y León para prevenir el desmantelamiento de los montes. Esta es una de las historias claras que nos ha quedado de toda esa maraña que se ha venido escribiendo sobre este delicado asunto.

Quienes tengan intereses creados que los saquen afuera, porque no es de recibo que por unos pocos puestos de trabajo nos carguemos la tierra. Si hasta ahora quienes viven aquí lo han soportado todo, pueden esperar un poco más si es necesario, pero yo estimo que, pese a la sabiduría de muchos dichos, no debemos coger el clavo ardiendo y el alcalde de Velilla ha de tener en cuenta esto antes de deshojar la margarita.

Imágen: Orígenes: La Reana de Velilla

Reading Time:

30 agosto 1998

Escapada
agosto 30, 19980 Comments

El número 13 de la revista “Escapada” dedica su portada y diez páginas interiores a la montaña palentina. A la parte central de nuestra montaña. No es la primera vez que quiere reflejarse nuestra historia en los medios de comunicación.



En esta ocasión, la joven revista que se edita en Madrid, fija sus ojos en las altas tierras de Pernía, donde duerme desconocida por la inmensa mayoría esta tierra de Condes. Quizá lo que más sorprenda sea el olvido reiterativo de las villas que nos respaldan: Barruelo, Brañosera, Aguilar y Guardo, una alusión muy efímera de “Fuentes Carrionas”, y fotografías de Saldaña, tierra rica también en manifestaciones artísticas, pero lejos de nuestro reducto, con menos motivación que todas esas villas que respiran el mismo aire y cuyas puertas nos invitan a disfrutar de una sensación nueva, de un reducto natural –como señala el redactor del citado medio– “prácticamente desconocido”.

Es verdad que en los últimos años nuestra montaña ha sido testigo de muchos pasos. Viajeros nuevos, motivados por la invitación de quienes nacieron aquí y emigraron, repartiéndose por diversas ciudades españolas; viajeros asíduos, por cuyas venas navega ese toque de enigma que, confundido con el silencio, asoma por cualquier rincón de nuestra hermosa tierra. Y pasos Institucionales, desde el más alto cetro de nuestra gestora regional, declarándonos definitivamente Parque Natural, hasta el interés y los proyectos de nuestra Diputación Provincial.

Hemos hablado con generosidad durante años de todos y cada uno de los valores que este contorno natural atesora: valores humanos, valores artísticos y tradicionales… y hoy, cuando llegan otros a nuestros pueblos buscando viejas historias o cuentan en sus respectivos periódicos las impresiones recibidas, nos queda la duda de haber aportado algo a la causa, de haber servido como transmisores a la gente de nuestro tiempo. Lo que se diga hoy en los periódicos –depende del rumbo que tome nuestro pueblo–, servirá para la causa de los archiveros en los próximos años, pero en modo alguno aplacará la actual sed que padecemos.

A nosotros no nos sirve de estímulo una escapada temporal, ni un nombramiento rimbombante. Queremos volver, como hicieron algunos, integrarnos de nuevo…, y, principalmente, nos gustaría que detrás nuestro latiese más que nunca el mismo suelo, que esta tierra no fuera sólo un lugar de paso o de acampada. Pero a todos esos sueños y deseos coontribuyen de manera importante los proyectos de vías de comunicación o centros educativos y sanitarios que se están enfriando.

Porque el turismo es importante. El turismo rural es una historia que ha crecido en los últimos años hasta fundirse con los quehaceres cotidianos, pero del turismo no puede vivirse todo el año.

Lo que ha hecho la revista “Escapada" es citarnos, cosa que nos halaga porque alguien a través suyo pondrá rumbo a esta tierra, pero ni ella ni otros medios más importantes, ni el Gobierno regional, parecen romper esa tristeza que anida en su interior. Todo por un futuro que nadie termina de aclararnos.

Imagen: Gonzalo Alcalde Crespo

Reading Time:

29 julio 1998

Cabrillo Gallón
julio 29, 19981 Comments

En un viaje reciente desde San Sebastián a San Salvador, he meditado en la necesidad de renovar el canto a la tierra, para que también los ciegos y los sordos sepan que, entre el mar del Cantábrico y la llanura castellana se sitúa la montaña palentina, que no sólo me ofende la torpeza y el desequilibrio de ese tal “Cabrillo Gallón” de hace unos días, al ignorar Palencia entera, sino también al soslayar con tal atrevimiento la grandeza de estas comarcas, su noble espíritu, la rica mezcolanza de sus ritos, el fuero de sus antepasados, el primer Ayuntamiento de España y, en fin, valles y montañas donde la naturaleza depositó sus mejores artes.

A intervalos llega del mar la brisa. Seguimos adelante, entre costa y montaña, divisando a lo lejos, espaciados entre sí, múltiples caseríos. Al llegar a Ermua se escapa un suspiro, pero no merma la belleza. Al contrario, es la tierra la que te llama más allá del dolor por sus muertos, en el caso del País Vasco; más allá del silencio que la mantiene en el olvido, en el nuestro.

Ya en Bilbao, antes de dirigirme hacia Santander, hago fotocopias de la página 3 del Diario Palentino, que distribuyo entre la diáspora, sobre todo gentes de Osorno, Castromocho y Ventanilla, amigos y conocidos con los que me encuentro a diario.

El director ha soslayado la creciente duda y muy a su pesar ha hecho público el artículo de un enfermo mental que ha olvidado los mapas de la escuela donde, entre León y Burgos afloraba una provincia española que siempre sentó bien al forastero, por donde a raudales corrió sangre de artistas que, más allá del absurdo protagonismo y otras falacias conmovedoras, labraron en silencio su obra, dejando una estela viva por donde hoy todavía los artesanos se conducen con gracia.

De Extremadura, por las cañadas, llegan a los puertos del norte las merinas. De Vizcaya y de Burgos, montañeros. Y tanto llamó la atención de los políticos regionales que la nombraron Parque Natural. Así, sus gentes, conjugaron el vino de la Rioja, con el Orujo de Lantadilla, el queso del Cerrato y la carne y las pastas de Cervera.

La gente de la diáspora leyó y se quedó pasmada. Sólo las palabras de Mariano Valero y la risa de Pedro de Hoyos, restaron importancia al cerebro herido de un murciano, que se coló en las páginas centenarias del diario de una provincia española larga y hermosa, única por tantos motivos y, principalmente, abierta y generosa con todos los que llegan a sus puertas.

Llego a Venta Morena y veo una nueva casa rural. Entro en San Salvador y encuentro un grupo de niños de otras provincias en la plaza. Hombres y mujeres, con su mochila al hombro, pasan frente a mi casa. Seguro que se sentirían heridos si alguien mañana va y escribe en el diario de su provincia que Palencia no existe. Murcia no es culpable de haberle dado cuna a un indeseable que descargó su mentira en “La Verdad”, tal vez, todo es probable, para poner a prueba nuestro amor por la tierra.

Palencia existe, necio. Y existe su montaña.

Reading Time:

18 julio 1998

Calderetas
julio 18, 19980 Comments

El gesto de llevar a la montaña un día de fiesta, no es bastante. Llega el verano y estalla humanidad por todos los rincones. El viejo rito de la caldereta de Cardaño, signo festivo en el calendario regional, o la paella de Olleros, suspendida este año –según los organizadores– por falta de apoyo, unidos a la celebración del “Día de la Provincia”, que ya disfrutaron Cervera, Aguilar, Barruelo y Brañosera, hace posible un hecho que todos, de alguna forma y en alguna ocasión, hemos vivido y aplaudido.


Pero no es bastante. Muchos de los que viven aquí, siguen sin implicarse, resignados ante la agonía de muchos pueblos, como justificando la decisión de paralizar el proyecto de un hospital comarcal, o esperando en otros casos la lotería de una buena jubilación en la empresa minera.

Nos ha costado muchos años plantarle cara a un futuro más digno y hoy casi todos dudan, dudamos, de la efectividad de esos gestos festivos, de la prolongación en el calendario de esos encuentros donde corre el vino, se dora la carne, asoman vestigios de ricas tradiciones y se pregona a los cuatro vientos la majestuosidad de nuestro entorno.

Si alguien nos observara, no dudaría en calificar nuestros excesos veraniegos como fruto de un mero pasatiempo que no aportará mayores novedades con lo años. Esto dura lo que ha durado siempre: dos meses, a lo sumo tres, y muchos proyectos de casas rurales quebrarán –si la cosa no cambia y las autoridades no se implican más–, porque es mayor la ilusión con la que se emprenden los proyectos que las armas para salir airosos de ellos. Tenemos el lugar idóneo, pero el reparto de la riqueza, que en verano se agradece pues a todos compensa, se desinfla en cuanto asoman las primeras luces de septiembre. Aparentemente, la solución está en manos de quienes ponderamos el lugar, o acudimos con la sed propia de los hijos a degustar la paz de estos rincones de provincia.

El verano es la llave que abre y cierra todos los discursos y que aporta el mecanismo necesario para que todas las ruedas giren. Este es el discurso en el que todos parecemos entretenidos. Mientras haya verano, seguirá el pueblo vivo, pero este planteamiento no solucionará el problema de quienes están dentro. Después de tantos vaivenes y aclamaciones, la pregunta es la misma: ¿Sobrevivirán nuestros pequeños pueblos?. Y aún cuando el calor y la fiesta consigan anular todos los nubarrones del horizonte, la respuesta no tranquiliza a nadie.

Reading Time:

05 julio 1998

Vuelvo hacia el norte retomando el rastro de las viejas palabras
julio 05, 19980 Comments

No vives en el pueblo, mandan las historias, pero te llegan los periódicos y algo de lo que pasa te provoca para que tomes parte de vez en cuando en la vida que dejaste, ahora muy mermada, como gran parte de las cosas que ayer fueron noticia.




Ahora todos hablan de "La Montaña Palentina", pero pocos la entienden y casi todos se repliegan y callan cuando desde las altas instancias regionales (cuatro o cinco individuos vestidos de un poder temporal) nos anuncian una serie de medidas que se pondrán en marcha para "preservar" -dicen- este espacio natural que han descubierto. Ahora los descubridores pretenden marcarnos con un hierro, señalarnos los caminos que debemos tomar, habilitarnos pistas para llegar a los lugares, siempre, eso sí, dejando retozar al oso pardo, que es la causa primera y fundamental para este nombramiento. Se sabe que los descubridores nunca dejaron buen sabor de boca allí donde clavaron la bandera. No conformes con visionarlo y saberse partícipes de su hallazgo, trataron de romper a la brava muchas de sus costumbres, algo parecido a lo que aquí tratan de hacer estos paisanos nuestros. Y ya te lo puedes tomar con optimismo, porque no existe oposición, ni agentes que puedan impedirlo, porque los pocos agentes que tenemos se pondrán a sus órdenes.

Desde lejos sigo observando las cantidades astronómicas de dinero que nos asignan (6.500 millones para carreteras y recuperación ambiental), sin discernir claramente si estas asignaciones son nuevas, o corresponden más bien a las viejas que se hicieron y que no sé por qué razones nunca se llevaron a la práctica, como aquellos millones que prometió Jambrina para la Ruta de los Pantanos. Y la cuenca minera se detiene en Guardo y en Velilla, no se habla de compensaciones para Barruelo y La Pernía. Los descubridores utilizan la belleza de los lugares para impresionar y estimular a los viajeros y, tal vez, para que subsista su hazaña en la memoria histórica, establecen unas normas de uso para que no se dañe el Parque, y por otro lado, para mitigar la desaprobación de un hospital, envían especialistas temporeros.
Una de las normativas más curiosas, que cita en este diario José Benito Iglesias a mediados de junio, es la que habla de impedir la cinematografía, radio, tv, vídeo... , si antes no se cuenta con el permiso de los administradores. En fin, que leo y medito y no puedo por menos de exponer lo que pienso. Si los montañeses han hecho el camino y en él se han mantenido pese a los contratiempos y el injusto olvido, no es lícito que los descubridores impongan sus leyes sin contar con ellos. Que una cosa es la publicidad, y otra bien distinta la existencia.

Título original: Hablar de ella, entenderla.
Publicado en la sección del autor "Impresiones" en "Diario Palentino" el 5.7.1998.
Imagen: @José Luis Estalayo

Reading Time:

15 marzo 1998

Rueda Clemente
marzo 15, 19980 Comments


Estoy en contra de la destitución de Clemente, pero no entiendo de futbol. Aunque escribo estas letras porque le han botado personas que tampoco entienden. Supuestamente, le han botado los comunicadores, quienes trabajan en los medios. Gentes que hablan y escriben mucho, que narran acontecimientos deportivos, pero que, en general, nunca han ocupado el puesto de entrenadores. Luego tampoco entienden ni valoran en su justa medida la marcha de alguien, la escapada exigida –según el tono de los narradores– casi a punta de pistola por un grupo de seguidores ansiosos de victoria.



No sé en otros lugares, pero aquí tenemos asumido que el contrario es siempre peor. Que si gana el contrario somos malos; es decir, la victoria o el desmantelamiento. No queda alternativa.

Es curioso: creemos resuelto el asunto botando a un individuo que no juega.

Criticamos a Gil en su momento por el ininterrumpido baile de entrenadores, y ahora nos colocamos a su altura para empeñarnos en ganar, aunque se demuestre que el contrario es mejor que nosotros porque está mejor preparado; porque, aunque le acompañe la suerte –que todo ayuda–, suben tantos al marcador que es lo que vale.

Clemente, es verdad, tiene aire de engreído, de auto suficiente. Se va, pero arremete a quienes le dan el varapalo y dice haber aprendido que su lista de amigos ha mermado. Le vienen como anillo al dedo los versos del poeta José Hernández:

“Su esperanza no la cifren
nunca en corazón alguno;
en el mayor infortunio
pongan su confianza en Dios;
de los hombres sólo en uno
con gran precaución en dos.”

Y extraña mucho que después de haber bajado la ría en gabarra para celebrar el triunfo del Atlétic, y después de ostentar durante seis años el cargo de seleccionador nacional, Clemente ignore el canto del poeta.

Es entonces cuando el ciudadano de a pie, aunque no entienda de la materia, como es mi caso, percibe las señales. Y sabe que por encima de cualquiera siempre hay alguien: el poder, la justicia, la injusticia... Algo se mueve siempre que nos mantiene a la expectativa, que incluso a quienes viven encumbrados por la sociedad, con motivo de sus logros o los lazos que los atan a ella, les obliga a moverse.

Y a veces la impresión es tan fuerte que sólo el punto final nos gratifica. “Que se vaya” –gritan unos. Y al fin se va. Y vienen otros. Y los que vienen seguirán haciendo círculos y rezos para que les sonría la fortuna y la suerte. Los que llegan deben saber que al lado del camino miles de ojos les están acechando para que se cumpla con la historia, conforme entienden la historia quienes ahora les reciben. Escribo esto porque ahora, después del cese de Clemente, puede parecernos que el mundo va mejor, sin asumir que el mundo es una rueda y que por esas cosas del destino, rodamos y rodamos hasta que nos desechan o nos vamos...

Imagen: Javier Clemente, en un partido entre Irán y Siria a principios de febrero. Foto: AP / HASAN SARBAKHSIAN
© Froilán de Lózar para Diario Palentino

Reading Time:

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *