ORÍGENES

27 enero 2007

Elogio del pasado
enero 27, 20070 Comments

La ciudad alemana de Weimar quedó sorprendida, como el mundo entero, cuando, en diciembre de 1999, a punto de culminar una época, ve cómo se alza con el galardón en el Concurso Internacional de Ensayo una rusa de 20 años, Iveta Gerasimchuk, después de desbancar a casi 2.500 prestigiosos ensayistas y filósofos de los cinco continentes. El título de la convocatoria era Liberar el futuro del pasado, liberar al pasado del futuro, y al mismo concurrieron 2.481 originales en las seis lenguas de la ONU (inglés, francés, chino, español, árabe y ruso). Durante un año los jurados eligen 43 finalistas, resultando ser la ganadora esta rusa, con un trabajo escrito en forma de diccionario donde describe el choque entre los anemófilos (adoradores del viento) y los cronistas (adoradores del pasado).




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20 enero 2007

El cuento de la lechera
enero 20, 20070 Comments

“Mira, oye, ve, escucha, habla, vive y convive”, fue una campaña para el fomento de la rica tradición oral de Andalucía. Como aquí lo puede ser “Vive tu pueblo”, la campaña orquestada por la Diputación, de la que seguiremos hablando, y en la que, como la propia expresión nos aconseja, es bueno detenernos, mirar a nuestro alrededor, valorar la cantidad de cosas que disfrutamos, compartirlas con los que viven a nuestro lado y pregonarlas a los cuatro vientos para que sirvan de llamada, de acto recopilatorio, de arcón donde se van apilando las historias que forman la tradición oral de un pueblo.



Aunque el avance tan apresurado que experimenta todo nos lleve a temer un poco por el futuro del libro, nuestra historia está a buen recaudo ya en todos los formatos, en Internet también, donde los foros se multiplican a diario y donde se dilucida, incluso, que el lago de Cantabria que cita Suetonio en “La vida de los Césares”, pudiera ser el Curavacas. O el debate que lidera Leire en torno a dos plantas medicinales que los lugareños vendían a profesionales: la Gentiana, o Junciana, que da nombre a un término de Polentinos (el Juncianal) y los Cornitos, que se recolectaban para fines medicinales. En Lores se hablaba mucho de la Genciana que, generalmente, como bien exponen los foreros, recogían los hombres, porque había que cavar mucho para sacar la raíz, lo que se vendía; y los cornitos, que recogían las mujeres, no sin provocar la ira de los propietarios de los centenos. A uno siempre le agrada que le recuerden estas cosas, y ya tampoco mucho, ciegos como andamos de tanto correr hacia el futuro, total para nada, porque al desaliento se suma la insatisfacción, pues no bien hemos llegado al conocimiento y al manejo de un aparatejo, cuando ya nos anuncian otro con prestaciones añadidas; no sé si para dejarnos con la cartera tiesa, o para que desistamos de seguir avanzando, pues para todo se requiere una preparación que no todos están dispuesto a emprender.

Y parece hasta lógico, tal y como lo refleja en su “Quinta Montaña” el escritor Paulo Coelho: “Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más tiempo del necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto”. Por diversas razones entiendo que estoy a punto de cumplir esa etapa, ese ciclo, y procuro llevar buena dosis de ilusión cuando hablo de nuestra tierra, por los proyectos que se están generando en torno a Guardo con “Pato Pekín”, el auge de las galleteras en Aguilar; el proyecto de San Glorio, que ha tomado como núcleo informativo a Velilla; y el turismo rural que se va consolidando no con todas las fuerzas que quisiéramos por muchos pueblos de nuestra montaña palentina.

Pero esto se está pareciendo cada vez más al cuento de la lechera. Hacemos cuentas respecto a los muchos beneficios que vamos a obtener con los patos, con San Glorio, con la embotelladora, con el turismo... y sucede lo inesperado, lo que le sucedió a la joven lechera que iba pensando en comprar huevos con el dinero que le diesen por la leche, y conejos con el dinero que obtuviese por los huevos y corderos con el dinero de los conejos. Tanta era la excitación que se rompió el cántaro y así concluye Samaniego: “!Pobre lechera! ¡Qué compasión! ¡Adiós leche, dinero, huevos, pollo, lechón, vaca y ternero! ¡Oh, loca fantasía, que palacios fabricas en el viento¡ Modera tu alegría, no sea que saltando de contento al contemplar dichosa tu mudanza, quiebre tu cantarillo la esperanza!.

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13 enero 2007

El persianazo de La Venta Campa
enero 13, 20070 Comments

Aquella semejanza con la que describía la situación real del turismo rural, uno de los agraciados con el primer premio por su labor en pro del desarrollo de este apartado en nuestra provincia y, más en concreto, en nuestra zona norte, viene bien para justificar el cierre de uno de los lugares más emblemáticos de nuestra tierra, como es la Venta Campa de San Salvador de Cantamuga.

Lo que probablemente ha sorprendido a todos es el persianazo a secas, cuando tantos novios y poderosos inversores porfiarían por este lugar, y no sólo por su situación estratégica, y no sólo por hallarse en el centro de la comarca, sino por la popularidad que alcanzó su cocina tradicional, donde un plato de legumbre, un cocido, un guisado o una chuleta de la mejor carne daban gusto al paladar más exquisito.



Vega Antuña, que vino desde Langreo (La Felguera) y se asentó en La Pernía, donde regentó el economato, acuñó una frase que, aunque tremenda, viene a reflejar la importancia que tuvo y de la que doy fe: “San Salvador y la Venta Campa van tan ligados que no se comprende a uno sin otro”.
Y lo dijo Vega, que escribió bellas páginas en este medio y que sintonizaba muy a menudo con Palencia en aquel popular “Cimbalillo”, cuando la nieve lo tapaba todo.
Todo se acaba o se transforma. No cabe más nostalgia en esta entrega de hoy. Es la muerte de algo que en esencia no debería morir nunca, sino empezar de nuevo con otros bríos, tomando el relevo de aquellas manos que hicieron de la cocina más sencilla un arte.

Muchos colaboradores de este medio han hecho referencia alguna vez a este lugar de La Pernía, que raro era el domingo que no colgara el cartel de completo. Pero ni con esas garantías puede hablarse de éxito. En todos los lugares cuecen habas, que es lo mismo que decir que en todas partes acechan los problemas y ni la presencia abundante de gente consigue mitigarlos.

En Cervera se rumorea que los herederos de la archiconocida “Cascarita” quieren hacer lo mismo; otro lugar de rancio abolengo, con su escabeche, sus avellanas y su queso. No sé por qué razón, algunos pensadores hablaron de la memoria como un arma de dos filos, donde son más las cosas que uno quisiera olvidar que las que quiere recordar, premisa que no suele cumplirse en estos casos donde, cumplida la faena, al final de una vida plagada siempre de recuerdos y anécdotas, uno decide colgar su mono de trabajo cerrando la puerta.

La Venta Campa siempre estará ligada a nuestra vida, no sólo por la gente de corbata y poderío que pasó por ella, sino, especialmente, por los parroquianos de los pueblos vecinos que llenaron cada tarde de partida. La Venta Campa era un punto de encuentro, una especie de casa grande en la que siempre encontrabas el alivio a tus penas, y no lo digo por el vino.

Ganaderos, tratantes, políticos, mineros, médicos, secretarios, jóvenes y menos jóvenes, todos los pueblos del contorno, por tradición, por transmisión, por situación, por lo que fuera, la primera parada la tenían en La Campa, donde la familia Pérez, que aguantaron serenos con todos los altibajos y los intríngulis que comprende un negocio, consiguieron llegar al final de una etapa.

@De la sección Vuelta a los Orígenes, en Diario Palentino.
13.01.07 @ 13:40:34. Archivado en Artículos, Los lugares.
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06 enero 2007

Año nuevo, todo igual
enero 06, 20070 Comments

Cuesta mucho volver a este rincón del diario después de vivir inmerso en otros quehaceres durante dos meses. Creo que este diario se merece con creces esa medalla que le han dado, porque muy escasos hombres han vivido tanto, porque pocos negocios han llegado tan lejos y, son contados los medios de comunicación que pueden apagar velas como este, llevando a Palencia desde la primera hasta la última página.



Porque no es lo que se dice, ni la forma en que se dice, sino la intención con la que se dice. Es curioso, pero en el blog donde vierto estos artículos semanales, hay visitantes que, amparándose en el anonimato, se dedican a regalarme puntos en negativo; es decir, no me quieren, les molesto, estoy suspendido por muchas de mis valoraciones en torno a los lugares por donde fui creciendo. Por lo que dije y por la forma en que lo dije, sin considerar que lo que cuenta de verdad es la intención, el deseo de que tu tierra mejore en todos los conceptos y la gente que vive en ella se involucre en todo lo que supone vida y crecimiento.

Y para nada van a cambiar mis pensamientos cuatro jueces con careta (señal de que no se sienten a gusto con lo que hacen), cuyo único afán es silenciar al mensajero, que la tierra descanse en paz asfixiada por esa muerte que nos anuncian los demógrafos, pero todos necesitamos el aliento y la esperanza de los otros para seguir luchando. Como decía Nina Yomerowska en un minúsculo libro de pensamientos, prologado por Fredo Arias de la Canal y publicado en México en 1995:

“Si te sientes incomprendido por una u otra persona no te preocupes; pero si te sientes incomprendido por toda la gente, busca la causa en ti”.

Y como este no es mi caso, y puedo dar fe de ello, aunque a veces te traicionen algunos de los que más te alaban, vamos a reiniciar la lucha por donde la dejamos, posicionándonos en contra del desmonte que empobrece y devasta las tierras de Guardo y cuyas demostraciones de reposición no convencen a nadie, porque nadie confía en que se cumplan, como ocurrió años atrás más arriba ante las fianzas ridículas de los ayuntamientos. Y entre otras muchas posturas vamos seguir apoyando la estación de San Glorio, pues si por deseos hablamos, los nuestros se han expresado ya con un margen fuera de toda duda. Es un privilegio acudir cada sábado a la cita del diario palentino, en el que he venido creciendo cada mes desde hace treinta años. A mí me condujo mi padre hacia este vehículo, al que ha estado ligado hasta que la vista ha comenzado a jugarle malas pasadas, aunque todavía su afición a la lectura del periódico y su deseo de saber cosas de Palencia, le lleven a adquirirlo en los quioscos de Aguilar de Campoo.

Me gusta escribir sobre mi tierra, volver al surco, a los orígenes, enmendar los errores que pude cometer. Por esa incomprensión de la que hablaba al comienzo, me comentaba un seguir desde Barcelona: “¿nos has tenido a veces deseos de mandar a paseo a nuestra tierra...?” Y para que lo entienda me cita a continuación el poema de Salvador Espriu:

“Cuánto me agradaría
marchar hacia el norte
dicen que es una bella tierra
donde los hombres son más cultos,
pero mis hermanos en el templo me dirían
mira, éste nos ha abandonado
nos ha dejado solos.”

Por eso seguiré adelante en esta difícil, dura y desolada tierra amada tierra, hasta el fin de mis días...”

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04 noviembre 2006

Costumbres, rituales, brujería... (III)
noviembre 04, 2006 3 Comments

Una lectora asidua y fiel de mi columna, tan fiel como José, el peluquero de Cervera, me pide que hable de Herreruela de Castillería. Me pide que hable de una época en que reinaron las “meigas”, que así de pronto, camino hacia Galicia, parece una prolongación de esas historias que han ido apareciendo a lo largo del tiempo.

En Herreruela todos han oído hablar alguna vez de los malos espíritus, vecinos que tenían el don de adivinar o provocar hechos que a todos les llenaban de inquietud y recelo.

“Tú marido, que está en aquella tierra, tiene en estos momentos un tremendo dolor de muelas” –le predijo el brujo a una mujer. Y así fue, efectivamente.
Claro, esto te lo cuentan ahora y no das crédito. No hay brujos vivos que hayan seguido la estela de sus progenitores, ni casas encantadas que sepamos, cuyos golpes en las paredes o el movimiento de enseres, inviten a la intriga.

Cuentan que cierto día, una señora de esta familia se llenó de piojos. Llamaron al brujo del lugar. Este elaboró una pócima y después de oraciones, ungüentos y un baño en un bidón lleno de poderes, la desaparecieron. Añaden que el brujo dijo estas palabras: “El mal que os acecha acaba de salir por esa puerta” Y lo dijo haciendo mención a una persona que salía.

Por las mañanas y durante algún tiempo, las mujeres de una familia presentaban moratones o mordeduras en brazos y piernas. Efecto causado, según cuentan quienes me lo describen, por el poderío o la brujería de aquel personaje. Durante varios días los hombres del pueblo permanecieron de guardia por la noche pues las vacas, misteriosamente, aparecían sueltas a la mañana siguiente. Se puede argumentar que alguno tuvo la tentación de meter miedo y dejó a los animales sin prender al pesebre, pero quienes formaban parte de aquellas guardias lo habían verificado en ese punto y pudieron oír cómo todos los collares se desprendían del pescuezo de los animales y caían al suelo.

Yo hice mención a este curioso fenómeno a primeros de la década de los ochenta en otro medio de comunicación. Era más joven, me sorprendía más fácilmente, me atrapaban historias que no me atreví a desgranar y que después vi desgranadas por otros. Y vuelvo a recordarlo hoy porque me lo han vuelto a narrar de nuevo personas diferentes, enganchadas de algún modo al misterio que existió, que no provocó muertes, pero fue la comidilla de los vecinos durante mucho tiempo, con el consiguiente calvario de las familias perseguidas por los poderes de aquel mago. Nadie sabe hasta dónde puede llegar el poder de un brujo, por dónde atacará de nuevo o qué hacer para prevenirlo.

Los estudiosos tienen una explicación para aquellos que todo lo que ven o lo que tocan les parece un misterio. Así por ejemplo, al abedul se le atribuye el poder de ahuyentar calamidades; al abeto, la capacidad para atraer los rayos. El acebo fue una planta sagrada que protegía la casa de acechanzas brujeriles. La historia recuerda cuando se plantaban ajos a las puertas de casa porque se creía que retenían la suerte. Lo del antojo de las mujeres embarazadas alcanzó un significado especial en nuestra montaña, y así lo recogen los etnólogos que nos han estudiado. La vida está llena de curiosidades. Unos creerán más que otros. Yo me he limitado a recogerlas y no sin cierta incredulidad en ocasiones, y no sin cierta intriga, a transmitirlas. Basta mirar al mundo cualquier día para darse cuenta de tantas curiosidades como encierra.

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28 octubre 2006

Costumbres, rituales, brujería... (II)
octubre 28, 20060 Comments

Quienes no han vivido en esta tierra, los que la conocen por las referencias de visitantes y cronistas, se sorprenderían de tantas historia como se fueron desentrañando en ella. Yo que vengo dedicado en cuerpo y alma a remover sus fueros y costumbres, todavía me sorprendo con esos relatos de poderes ocultos que fueron transmitiéndose oralmente y en los que con todo lujo de detalles se nos va describiendo el misterio que rodeó cada escenario, las pócimas utilizadas para aventar el mal y los diferentes personajes que se vieron envueltos o rodeados por ellas.


Muchos pueblos de nuestra montaña, cada vez con menos fuerza y entusiasmo, han venido reviviendo costumbres en los últimos años que arrastran ese halo de misterio, siempre que quienes lo cuenten –como en casos que expondré más adelante– lo hayan vivido de algún modo en el pasado más reciente, o sean fieles transmisores de quienes los protagonizaron.

Es conocido el juicio que se le hacía a San Damián, en Lastrilla, enfrente de la casa del cura, representado por un muñeco que colgaba de la pared. Mascarada que no siempre era del agrado de la gente mayor.

En los albores de su obra sobre la montaña palentina, Gonzalo Alcalde, recoge las costumbres de Villarén, Porquera de los Infantes y Cabria donde se pedían las marzas con una cochinilla de madera pintada de negro.

Unos días antes de la festividad de Todos los Santos, los jóvenes de muchos pueblos de la montaña compraban la oveja más grande para cenarla al atardecer del día uno. En algunos pueblos, como Valdegama y Villacibio, se sustituía por un burro, que recibía el nombre de “machorra” o “borra”. Y la costumbre ha ido tímidamente despertando en otros puntos de la alta montaña, sin fecha concreta, armonizando con la llegada de los emigrantes.

En Villanueva de la Peña tenían autorización para matar una borrega todos los domingos hasta el día de los Santos. Los mozos vendían la carne a las mujeres del pueblo y con lo que obtenían les quedaba para comprar una borrega para ellos y cenarla mientras se iban relevando para tocar las campanas a difunto.

El tío “Rus”, un famoso paisano de Rebanal de Las Llantas, que se hizo famoso en la comarca por el dicho: “Yo tengo una hija y al que se case con ella le mando ciento sillas y cincuenta mil duros de empeño”, cuentan que un año les comió buena parte de una y no volvieron a tener noticias suyas.

En Villabellaco, el día de los difuntos se encendía una gran hoguera de la que el sacerdote recogía las cenizas para el incienso. Para que los mozos tocaran las campanas el sacerdote les pagaba el vino de la cena. En Villanueva o Bustillo el sacerdote les daba a los niños un panecillo y una perra chica. Yo mismo recuerdo, siendo niño, que el de San Salvador nos daba también algo simbólico a los monaguillos.

Costumbres y misterios que se han ido heredando, a veces, sin saber muy bien el significado de los mismos, como el caso que el investigador cita de Matabuena, y en fechas carnavalescas, donde se cuenta que los mozos daban vueltas por el pueblo durante todo el día con esquilas y cencerros atados a la cintura, dicen que para “escurrir antroído”.

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21 octubre 2006

Costumbres, rituales, brujería... (I)
octubre 21, 2006 2 Comments

Viejos autores hablan de los dos soles que se vieron en Formia durante el día. De Concio, el hombre que murió quemado a consecuencia del reflejo de un espejo, o de cómo en Gabies llovió leche y en Cefalonia tierra o del sol que brillo en Pisauro por la noche.

En todas las épocas de la historia se han conocido casos curiosos de monstruos y fenómenos. Julio Obsecunte escribe en su “libro Prodigiorum” de cómo en Piperna nació una niña sin una mano, en Cervéteri nació un cerdo con manos y pies de persona o en otros lugares nacieron niños con cuatro piernas y cuatro manos...


Religiosidad y creencia popular siempre anduvieron de la mano y no es necesario acudir a la Grecia antigua, cuyas calles estaban llenas de adivinos e intérpretes de sueños, para encontrarlo.

Nuestra tierra está llena de señales que se van sucediendo desde el nacimiento hasta la muerte. Quienes por inquietud o vocación nos adentramos en la historia de estos pequeños pueblos, todavía nos vemos sorprendidos por creencias y vaticinios que fueron el hilo conductor de la mayor parte de su vida. En algunos lugares la fecundidad de la mujer iba precedida de un rito y de esa manera, colgaban de su cuello medallas de diferentes santos a los que se atribuía el don. Y así también, el sometimiento de la gestante a una serie de prácticas, los pronósticos que aventuraban el sexo del nuevo ser, los males que podían deparar el incumplimiento de los antojos y una serie de requisitos y conocimientos que de algún modo siguen frescos y activos en la memoria de la gente. Se creía que cuando un niño estaba inquieto o lloraba sin parar era porque estaba poseído por los malos espíritus o había sido objeto del llamado mal de ojo. Para remediar esto, en algunos pueblos las madres colocaban bajo la almohada de la cuna unos pequeños Evangelios bendecidos por el sacerdote.

Gonzalo Alcalde nos traslada un caso ocurrido en Villanueva de la Torre. El protagonista es un niño que no deja de llorar. La madre, preocupada porque pudiera estar hechizado, mandó llamar al sacerdote para que lo exorcizara. El sacerdote en un primer momento se niega pero, finalmente, ante la insistencia de la madre, leyó unos párrafos de los evangelios y el niño al momento dejó de llorar.

La necesidad de torcer el rumbo de los acontecimientos o paliar de algún modo lo que a todas luces parece irremediable, hace que se profundice más en el misterio, en la utilización de métodos que hoy nos parecen increíbles y mucho más en zonas de montaña que viven aisladas e inexistentes para el resto del mundo.

Es evidente todavía hoy las prácticas de los que conocemos por curanderos y a los que acudimos en busca de remedios que no acaba de darnos la medicina tradicional. ¿En cuántas ocasiones los médicos han tenido que vérselas con creencias peregrinas, ungüentos y prácticas que hicieron maravillas en los familiares y amigos de sus pacientes?

Cicerón ya escribía sobre la superstición que nos persigue por doquier, sobre adivinos y presagios. Sócrates temía al mal de ojo, Aristóteles creía en la quiromancia, Julio César temblaba al oir el canto del gallo... y no faltan autores que todo se lo tomaron a guasa, como nuestro Quevedo, que escribió: “Cuando el cuervo siniestro te graznare, la sal se derramare, el espejo se rompiere o temeroso sueño te afligiere, armáraste severo contra la amenaza del agüero...”

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14 octubre 2006

Caravanas de mujeres
octubre 14, 2006 8 Comments

Miguel Ángel Suárez, alcalde del pueblo vallisoletano de Villafrechós, fue el promotor de una caravana de mujeres celebrada en Mayo de este año en aquel pueblo de 540 habitantes de la Tierra de Campos. También en Julio, cerca de 35 mujeres visitan el pueblo segoviano de Cobos de Fuentidueña, localidad de unos 70 habitantes, la mayoría solteros, y de donde surgieron dos parejas en la primera convocatoria promovida por Asocamu. En nuestro país se inicia la imitación del movimiento en el pueblo aragonés de Pla en 1985 y se va haciendo hábito unos años más tarde en cantidad de pequeños pueblos, como Encinasola (Huelva) o la comarca asturiana del Tineo.




Agencias de viajes, Asociaciones e incluso bajo el patrocinio de los Ayuntamientos, como es el ejemplo de la localidad turolense de Fonfría o el municipio de Cárcheles (Jaén), una localidad de la Sierra Mágina con poco más de 1500 habitantes.

La idea está basada en la película del mismo nombre (1951), cuando el ganadero Roy Whitman, protagonizado por el actor John McIntire, demanda los servicios de un famoso conductor de caravanas, papel que encarna en la pantalla Robert Taylor, para que conduzca a un grupo de mujeres desde la ciudad de Chicago hasta su pequeña localidad de California con el fin de conseguir esposas para los hombres del pueblo.

En “Flores de otro mundo”, con guion de Julio Llamazares, Iciar Bollaín aborda los entresijos de las historias que llegan después; el tema candente de la inmigración, las ventajas y los inconvenientes de la vida rural, los condicionantes que aíslan a la mujer rural de los conflictos y formas de la vida urbana... etc.

En San Salvador lo anunció el alcalde Mariano San Abelardo en un pleno donde se aborda también el apoyo a la estación de San Glorio en abril del pasado año.

Los pueblos han ido mejorando su imagen, pero faltan servicios, faltan actividades, es difícil dotarlos de muchas cosas necesarias que cambiarían notablemente la visión de quienes por diversas razones han pensado alguna vez en regresar a ellos.

Todas las encuestas de los últimos años destacan que la insatisfacción de la mujer es mayor en los pueblos, y no por el hecho de ser mujer, sino por todas las circunstancias que marcan la vida de un pueblo pequeño.

A la mujer que ha desempeñado aquí los trabajos más duros, que se ha ocupado en solitario de las tareas domésticas, que ha suplido al Estado al ocuparse de viejos y enfermos, nunca se le ha reconocido con justicia, ha sido como un apaño, y como un apaño siguen promoviéndose estas caravanas de mujeres por la España rural, basándose sus organizadores en la tranquilidad, en lo bucólico, olvidando que pesa mucho en el ánimo de los de fuera la siempre incordiante servidumbre.

A finales de la Edad Media se hizo popular una célebre expresión: “El aire de la ciudad nos hace libres”, frase que ahora, ante el acoso tremendo del consumismo que padecemos y la saturación de los servicios en las grandes ciudades, pretendemos cambiar por el aire del pueblo.

La vida siempre te está poniendo a prueba, en todas partes. La vida rural, no cabe duda, tiene sus cosas buenas, de las que ya hemos hablado en muchas ocasiones, pero aquí, la mujer que venga –al margen de que halle a su media naranja- seguirá sin encontrar el reconocimiento que merece.

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07 octubre 2006

Los 100 años de Asunción
octubre 07, 20060 Comments

Decía el escritor irlandés Oscar Wilde: “Hay que simpatizar siempre con la alegría de la vida. Cuanto menos se hable de las llagas de la vida, mejor”.

Pero en cien años, las llagas no se olvidan.



Cuando uno llega para poder contarlo, lo primero y lo último que recuerda son las penalidades, los dolores, la ausencia de todo lo que ansiamos, los amores que no pudieron ser, la lucha titánica contra los elementos en un pueblo salvaje que ni Palencia sabía que era suyo.

Herreruela de Castillería es uno de los últimos pueblos de la sierra, limitando con Barruelo y Brañosera, y sólo la aventura diaria de acarrear los cubos de agua hasta las viviendas por unas cuestas empinadas, debió ser ya, imagínense ustedes, un calvario en verano y una misión casi imposible en invierno, cuando los neveros apenas dejaban ver las casas...




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30 septiembre 2006

El futuro es la botánica
septiembre 30, 2006 4 Comments

Todos los años por estas mismas fechas, el oso se me aparece en mitad del cuaderno. No se crean que es algo programado. Ni es una aparición para incordiar a quienes tanto amor le muestran. No me molesta el hecho de proteger a una determinada especie. Me preocupa y me indigna, insisto en ello cada año, que la atención y el cuidado de ciertas especies prevalezcan por encima de los hombres que habitan estos pueblos.

Me han dicho que se paga muy bien y que van a cazarle.



Estoy de acuerdo; los que maten a un oso, que lo paguen; los que por el tránsito del oso se vean afectados en sus labores, que sean reconocidos y compensados.

En torno al Oso pardo vive la Fundación que lo estudia y lo defiende, recibiendo subvenciones y ayudas importantes de los organismos, pero no he visto en ninguno de sus lemas la importancia de la labor desarrollada por el hombre en estas tierras.

Mientras los vecinos de Muñeca de la Peña piden explicación a tanto desfalco y a la pérdida de tantas cosas en los últimos años; mientras los valles de Santullán buscan una solución a la escasez de agua, a la Junta sólo se le ocurre confeccionar edictos protectores de 32 especies de flora vascular y promocionar sin reservas la conservación del oso pardo.

Desde la perspectiva del ciudadano de a pie, uno percibe estas gratificaciones del Gobierno como campanadas que anuncian la negación del hombre en todos los terrenos de la comunidad por donde pase el bicho. Y el cuidado y la atención de las gramíneas, que han dejado de ser meros adornos para ocupar un lugar preferente en la previsión de nuestros diputados, están llevando a un segundo término el debate de la despoblación.

A los hombres no se les puede convencer así de las ventajas de vivir en esta tierra abandonada. ¿Cuántos habitantes quedan en la montaña palentina? Treinta mil, según el último censo publicado este año y teniendo en cuenta a las villas principales. Pues sepan ustedes que hay trescientas plantas en peligro de extinción que les traen de cabeza a nuestros representantes.

Cita el escritor Javier Reverte que las preocupaciones esenciales de los seres humanos son las mismas en todas partes: el amor, la supervivencia, los hijos, la muerte, la otra vida... Aquí, vengas cuando vengas, gobierne quien gobierne, las preocupaciones son esas y las especies en peligro de extinción. El hombre no figura. A los hombres que hay se les aplaca con una buena lista de proyectos y previsiones, artimañas que ya no convencen, por lo que los pueblos, irremediablemente, se despueblan. Y las cifras asustan. A mediados de diciembre del pasado año, la población desciende un 22,4% en los municipios mineros de la montaña palentina. La provincia de Palencia es la que más habitantes ha perdido de toda España en los últimos trece años. Castrejón, Mudá, Santibáñez, Dehesa, Barruelo, San Cebrián... son los grandes perjudicados con mermas del 30 al 40%.

Pero el ejecutivo está contento porque no se podrán cortar alegremente los lirones y se atajarán los males que están haciendo desaparecer a la “Androsace Cantábrica” del Valdecebollas, al “Retrocoptis grandiflora” de la Peña Redonda o al “Echium cantabricum, una rara vivorera con presencia en los terrenos de Piedrasluengas.

Ya resolveremos más adelante lo de la despoblación. Ahora lo que nos interesa de verdad es la botánica.

Imagen: CC BY-SA 3.0 https://commons.wikimedia.org

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02 septiembre 2006

Un paseo por Peridis
septiembre 02, 20060 Comments

Junto a cuatro instantáneas: una calle de Cervera, un lugar en el Valle de los Redondos, el impresionante Curavacas y la Iglesia de Santa Eufemia, de Cozuelos de Ojeda, aparecen dos bocetos de nuestro insigne dibujante. En uno de los dibujos se muestra la colegiata de San Salvador de Cantamuga, cuya imagen antigua adjunto al redactor tal y como me la remite –recuperada de algún archivo y desde Barcelona– mi buen amigo y fiel seguidor de esta serie, José Luis de Mier.





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29 julio 2006

El Villar de Flores
julio 29, 20060 Comments

Villar de Flores, población salmantina ya desaparecida, se halla enclavada en la Sierra de Gata, en la comarca de “El Rebollar”. En este espacio protegido, refugio del lince ibérico, donde abundan los bosques de rebollo –de ahí el nombre– y predominan las pizarras, se suscita una historia muy bien investigada por María Paz de Salazar y Acha.



Buscando documentación para participar en una jornadas culturales encuentra un hilo del que, seguramente, en la actualidad sigue tirando para desentrañar la historia de este paraje. Acude a buscar ayuda a Ciudad Rodrígo, en la Diputación de Salamanca y en el Archivo Nacional de Simancas, donde encuentra la trayectoria y el desenlace de este lugar, hoy dehesa de toros bravos.

Desde 1580 todos sus vecinos habían hipotecado las heredades que tenían como particulares en casas, prados, huertas y linares, gravándolas con varios juros a los que no pudieron hacer frente, de manera que los bienes son embargados a petición de Manuel Enríquez de Soria. Poseedor de los juros desde 1606. Diecisiete años más tarde, su yerno, Martín de Cáceres, compra a la Hacienda Real las Alcabalas de el Villar; es decir, las contribuciones que se pagaban sobre las compraventas que se hicieron.

La voracidad humana no tiene límites, pero esto no significa que viva mejor el que más tiene. Viviríamos mejor, gozaríamos más, seríamos más libres, sin codiciar más, disfrutando de lo poco que uno tiene entre las manos, pero nos puede la ambición como le pudo a don Martín de Cáceres que fue comprando a los vecinos cortinas, linares, prados y casas hasta la posesión absoluta de todos los bienes ejecutados, pidiendo entonces que se sacaran a pregón, pues alegaba que ni aún así rentaban lo suficiente para satisfacer la deuda contraída. Y como nadie ofreció nada para saciar su apetito, se hizo con todos los bienes ejecutados. Así, en 1633 poseía parte de este lugar y era señor de sus alcabalas, lo que tampoco dejaba de someterle a pruebas incómodas. En cierta ocasión en que don Martín se había presentado para prender a un vecino llamado Pedro Hernández, cuentan los testigos de aquella época que el acusado “le gritó muchas veces con grandes voces y cólera que no quería yr preso y le amenazó diciéndole que se avía de acordar del, y asiéndole el sr don Martín, se resistió y le tiró algunas puñadas y le rasgó las mangas y se vaxó al suelo a coxer piedras y si no fuera por algunas personas que estaban presentes que se las quitaron, le tirara con ellas y le maltratara por ser como es Pedro Hernández, hombre atrevido y descortés con la justicia”.

Cuentan los cronistas de entonces que don Martín pidió ayuda –me lo imagino en medio de la plaza, rodeado por los vecinos de aquel pueblo que trabajaba cada día para saldar la deuda. ¿Qué le pasa hoy al pobre con el banco? El banco es el poseedor de nuestros juros y le bastan tres faltas para posicionarse.

Hasta que Andrés de la Mata, un alcalde ordinario, le salió respondón, acusándole de tener las Alcabalas usurpadas al Rey. Pero aquel alcalde que acusaba no tenía la simpatía del pueblo. Había derribado cinco casas de su propiedad y había vendido sus despojos. Cuando los vecinos le afearon la conducta este respondió que lo hacía para quedarse solo, para ser dueño y señor de toda la villa.

El Villar de Flores se despobló por la mala condición de aquel alcalde y por el levantamiento de Portugal en 1640, quedándose sus términos totalmente yermos y desamparados.

Imagen de Pumar59

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22 julio 2006

De Ordenanzas y Normas
julio 22, 20060 Comments

Es muy difícil contentar a todos, aunque quienes dictan las normas lo procuren. Y nada nuevo bajo el sol, porque ya los antiguos lo dejaron muy claro. Según Descartes: “no hay nada repartido más equitativamente que la razón; todos están convencidos de tener suficiente”. Nada que objetar a la amplitud con la que han sido tratadas las normas urbanísticas de La Pernía, recogidas en ochenta y cuatro folios. Otro asunto es el lenguaje que se utiliza, definiciones sobre definiciones que alejan bastante la comprensión de los artículos, por lo que el ciudadano que no quiera equivocarse tendrá que acudir a un experto que le vaya desglosando cada anexo.




A lo largo del siglo XIV, según los testimonios que han llegado hasta nosotros, fue costumbre, tanto de los linajes poderosos, como de los vecinos de las villas y lugares, entrometerse en las tierras comunales ensanchando las lindes de sus propiedades, cambiando mojones, haciendo pastar en ellas a sus ganados –e incluso- vendiéndolas como suyas propias.

Pues bien, si hace dos años asistíamos a la polémica levantada por una de estas prácticas en San Salvador de Cantamuga, donde un nuevo vecino registraba como suyo parte de un terreno que no lo era, ahora se repite la historia en Polentinos, pretendiendo el que llega abrir camino por las propiedades vecinas alegando que los terrenos pertenecen al pueblo. Una historia que ha llegado al juzgado, creándose un enfrentamiento entre los vecinos y amigos de ambas partes que han acudido a testimoniar.

Al ciudadano actual ya no le sirven las versiones de los más ancianos, por muchos detalles que reluzcan, por más ímpetu que pongan en demostrar que aquello les pareció siempre terreno propiedad del pueblo, detallando si fue bolera o aserradero. Y comienza a reinar en el ambiente ese anhelo de romper con las normas más básicas, a falta de una normativa que pongan en su justo lugar las cosas, porque mucho se habla de modificar aquellos apartados que entran en contradicción con el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales, pero cuando surge un conflicto por la aplicación interesada de un vecino, nadie con la competencia y autoridad suficiente reacciona para detenerlo o enmendarlo, implicando a todo un pueblo en la solución.

Se sabe de pueblos que tenían un acuerdo verbal para explotar los pastos un año cada uno, acuerdo que alguien rompió y llegaron a las manos. Y lo que debe quedar claro es que la razón no se impone por cojones a nadie, ni el pueblo es de nuestra propiedad a fuerza de abonarlo. Es cierto que las normas están demasiado adornadas de deseos: protección del Medio Ambiente, protección del Espacio Natural, del Patrimonio Histórico, pero es bueno que estén, que puedan leerse, que puedan aplicarse. Dentro de esas normas hay un apartado donde se señala al Ayuntamiento como primer responsable de la Conservación del Medio, alcanzando esta responsabilidad así mismo a los particulares que, en consecuencia, tienen derecho a denunciar las instalaciones y actividades que supongan un peligro a la Sanidad y a la Naturaleza, y a las construcciones que adolezcan de falta de higiene.

La primera prueba de fuego bien pudiera ser esta: El Procurador del Común ha requerido al alcalde de La Pernía para que se legalice en Santa María una cuadra o se cierre. Lo hace en una Resolución muy fundamentada y en la que dice que si se necesita dinero para sacar la cuadra fuera del pueblo, que la construya fuera y que pida subvención que llega hasta el cincuenta por ciento.

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15 julio 2006

Cántabru vivu
julio 15, 20061 Comments

Vivo apasionado por las voces que desde todos los puntos, por cuestiones de lengua o tradición, vuelven a referirse a nuestra tierra. Constantemente estamos reescribiendo la historia y partiendo de las señales que nos dejan los libros y las investigaciones, vamos lentamente despejando las dudas, saboreando de otro modo los hechos acaecidos; rompiendo moldes, porque ni siempre fue bueno lo que se dijo antes ni vale todo lo que ahora se nos quiere decir. El diario “Alerta” publicaba en mayo una entrevista a los miembros de la Asociación “Cantabru Vivu”, Roberto Diego y Raúl Molleda, a propósito del II Encuentro sobre el Idioma Cántabro. Con sede en Torrelavega, la asociación se dedica a la recuperación, el fomento y la dignificación del idioma. Diego es músico e investigador, autor del libro “Aportación al Estudio del habla cántabra”, y Molleda ha realizado varias recopilaciones de toponimia en versión vernácula. Debo aclarar que no pretendo con este comentario abrir fronteras, ni reivindicar posiciones en torno a nuestra posible descendencia.






ESTE ARTÍCULO FORMA PARTE DEL LIBRO
VER DOS VECES LAS COSAS
FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020
LECTURAS EN EL BLOG +DE 200

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08 julio 2006

Inflar aquí el padrón
julio 08, 20060 Comments


Hace unos años, cuando pasaba el mes de agosto en San Salvador, alguien me dijo: ¡vete a Verdeña, verás que pueblo!. Al principio me extrañó que uno de los pueblos más pequeños pudiese cambiar tanto. ¿Por qué?, ¿Quién era el artífice de aquello?, ¿Quién tenía tanto interés en asfaltar las calles de un pueblo donde sólo quedaban tres o cuatro casas abiertas? Vecinos del lugar, a los que conocía, me contaron que el alcalde había llegado a un acuerdo con el ganadero para que las vacas no entrasen en el casco urbano, acondicionando a cambio puentes y caminos del entorno. A medida que fue pasando el tiempo, el pueblo fue cambiando: jardineras nuevas, plazas, fuentes, la iglesia, el bosque de fósiles, la Casa del Oso...


Quería felicitarle por lo que consideraba ya un milagro, pero el alcalde vivía en Barcelona. El sacerdote no me lo puso bien y en los pueblos del contorno había comentarios para todos los gustos. ¿Cómo era posible que gobernase un pueblo alguien que no vivía en él la mayor parte del año? En uno de los breves que por entonces publicaba en el "Diario Palentino" bajo el subtítulo de “Impresiones”, cargué tintas contra él, negando en buena parte lo que se evidenciaba ante mis ojos. A mí me lo demostraría más tarde, como vocal de “Fuente Cobre”, persona inquieta, luchadora, buscando lo mejor para su pueblo y aportando ideas para mejorar estas comarcas, una de las últimas y por las que se desplazó desde Cataluña a Valladolid en numerosas ocasiones, fue la de conseguir una depuradora de aguas para las comarcas de Pernía y Castillería. Y lo que es claro y evidente es que lo hizo siempre poniendo dinero de su bolsillo para viajes y gastos. Por eso y por tantas otras cosas, al margen de lo que quieran ver sus enemigos declarados, el pueblo le respalda y le quiere.

He de confesar que nunca le di importancia al hecho de inflar el padrón en nuestros pueblos. Nunca me preocupó dónde estaba inscrito cada cual. Nunca lo comenté con nadie, ni siquiera se me pasó por la cabeza que un día, extrañado ya por las dimensiones que esta práctica ha llegado a alcanzar en otro punto de nuestra montaña, le dedicaría un comentario para llamar la atención de quien proceda y evitar, por ejemplo, que alguien gobierne un pueblo merced a los votos de personas que no nacieron ni viven en él, todo para extraer suculentos beneficios de sus pastos.

La prensa aireó bastante el engorde del padrón en Salcedillo, y una visita a las hemerotecas me sirve para constatar lo que ahora siguen denunciando algunos vecinos con el censo en la mano. Al alcalde se le atribuyen más de veinte empadronamientos en su domicilio, lo que le sirvió para ganar la presidencia de la Junta Vecinal. Gentes de las que nunca más se supo y que, de haber figurado en serio, los vecinos no necesitarían desplazarse a Barruelo para ir al médico. Pero la Fiscalía no quiere ver irregularidades con lo que estamos asistiendo a la Cruzada de un fulano que alcanzó el poder y se está apoderando poco a poco de un pueblo. Todo tiene una segunda lectura, depende de quien lo mire, depende de lo que cada uno quiera ver, o de lo que convenga a cada cual, todo depende.

Lo triste es que esta práctica que no pasa desapercibida para nadie, no sirva ni tan siquiera para comunicar a este pueblo en invierno, para obtener servicios de manera que invite a ser repoblado por gente de otros lugares, pero de verdad, no sólo para que un individuo consiga la Alcaldía sin haber demostrado antes que va a poner de su parte todo lo que pueda para que no se muera.

Imagen de Gonzalo Alcalde

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