Todos los años por estas mismas fechas, el oso se me aparece en mitad del cuaderno. No se crean que es algo programado. Ni es una aparición para incordiar a quienes tanto amor le muestran. No me molesta el hecho de proteger a una determinada especie. Me preocupa y me indigna, insisto en ello cada año, que la atención y el cuidado de ciertas especies prevalezcan por encima de los hombres que habitan estos pueblos.
Me han dicho que se paga muy bien y que van a cazarle.
Estoy de acuerdo; los que maten a un oso, que lo paguen; los que por el tránsito del oso se vean afectados en sus labores, que sean reconocidos y compensados. En torno al Oso pardo vive la Fundación que lo estudia y lo defiende, recibiendo subvenciones y ayudas importantes de los organismos, pero no he visto en ninguno de sus lemas la importancia de la labor desarrollada por el hombre en estas tierras. Mientras los vecinos de Muñeca de la Peña piden explicación a tanto desfalco y a la pérdida de tantas cosas en los últimos años; mientras los valles de Santullán buscan una solución a la escasez de agua, a la Junta sólo se le ocurre confeccionar edictos protectores de 32 especies de flora vascular y promocionar sin reservas la conservación del oso pardo. Desde la perspectiva del ciudadano de a pie, uno percibe estas gratificaciones del Gobierno como campanadas que anuncian la negación del hombre en todos los terrenos de la comunidad por donde pase el bicho. Y el cuidado y la atención de las gramíneas, que han dejado de ser meros adornos para ocupar un lugar preferente en la previsión de nuestros diputados, están llevando a un segundo término el debate de la despoblación.
A los hombres no se les puede convencer así de las ventajas de vivir en esta tierra abandonada. ¿Cuántos habitantes quedan en la montaña palentina? Treinta mil, según el último censo publicado este año y teniendo en cuenta a las villas principales. Pues sepan ustedes que hay trescientas plantas en peligro de extinción que les traen de cabeza a nuestros representantes.
Cita el escritor Javier Reverte que las preocupaciones esenciales de los seres humanos son las mismas en todas partes: el amor, la supervivencia, los hijos, la muerte, la otra vida... Aquí, vengas cuando vengas, gobierne quien gobierne, las preocupaciones son esas y las especies en peligro de extinción. El hombre no figura. A los hombres que hay se les aplaca con una buena lista de proyectos y previsiones, artimañas que ya no convencen, por lo que los pueblos, irremediablemente, se despueblan. Y las cifras asustan. A mediados de diciembre del pasado año, la población desciende un 22,4% en los municipios mineros de la montaña palentina. La provincia de Palencia es la que más habitantes ha perdido de toda España en los últimos trece años. Castrejón, Mudá, Santibáñez, Dehesa, Barruelo, San Cebrián... son los grandes perjudicados con mermas del 30 al 40%.
Pero el ejecutivo está contento porque no se podrán cortar alegremente los lirones y se atajarán los males que están haciendo desaparecer a la “Androsace Cantábrica” del Valdecebollas, al “Retrocoptis grandiflora” de la Peña Redonda o al “Echium cantabricum, una rara vivorera con presencia en los terrenos de Piedrasluengas.
Ya resolveremos más adelante lo de la despoblación. Ahora lo que nos interesa de verdad es la botánica.
Imagen: CC BY-SA 3.0 https://commons.wikimedia.org
4 Comentarios
Bastante demagogia Froilán, y vaya por delante que me encanta tu blog, pero la protección del oso y de la flora no está para nada reñida con la protección del hombre, al contrario, en otras comunidades el oso es seña de identidad y recurso económico.
ResponderEliminarSólo me entenderá quien ha nacido o ha vivido en aquella tierra. Esa no es una premisa nueva, ya ocurría antes. Sobre este particular tengo mis más y mis menos con mi editor, que a veces también piensa que exagero las cosas.
ResponderEliminarNo estoy en contra del Oso, pero creo que el hombre (tan olvidado siempre en estas latitudes), es lo primero siempre.
Un saludo
Pues yo he nacido y vivo aquí, al lado leonés de las montañas. Sigo tu blog desde la Montaña de Riaño, escribes bien y tienes un conocimiento impagable de la Montaña Palentina, que para mí es hermana, pero creo que recurres con demasiada alegría a la crítica contra cualquier cosa que signifique conservación para ganarte a la gente de los pueblos por la vía fácil. ¿Qué tiene de malo proteger 32 especies de flora? ¿En qué va a perjudicar eso a nuestros paisanos? ¿Quién nos dice que en una de esas 32 plantas no está la solución para enfermedades que afectan a nuestros seres queridos? ¿Por qué va a ser eso incompatible con que se solucionen los problemas de agua de un pueblo? En cuanto al oso, es un icono de nuestras montañas y de nuestra cultura, y debe permanecer ahí, por lo que representa. Y eso no debe ser incompatible con que la gente sea atendida. Hay intereses mucho más espúreos alrededor de la caza y no te veo arremeter contra el cortijo en que nos han convertido.
ResponderEliminarEn fin, un saludo y fuerza, pero el enemigo no es nuestra naturaleza privilegiada, son nuestros políticos incompetentes.
Pues tienes razón en casi todo, salvo en lo de ganarme a la gente. ¿Con qué propósito si yo vivo a 300 kms de mi pueblo? Y no me mueven intereses de ningún tipo, ni políticos, ni económicos. Y lo que escribo, lo escribo de manera altruísta. Puedo estar equivocado en muchos conceptos o pensar de manera distinta, pero te aseguro que pongo en ello todo el sentimiento. Es más, la recuperación de estos artículos obedece un poco a mi salida definitiva de los Medios en los que he venido colaborando durante los últimos 30 años. Creo que ya es hora de que alguien tome el relevo.
ResponderEliminarAgradezco y valoro tu seguimiento.
Un saludo
Si la entrada tiene más de 15 días, revisaremos tu opinión. Puedes comentar libremente. Agradezco tu participación. Sé prudente y respetuoso al exponer tus juicios.