ORÍGENES

19 febrero 2002

A pulmón cerrado
febrero 19, 20020 Comments

Sorprende a mucha gente la actuación de algunos colectivos, que defienden con uñas y dientes ciertos hechos: véase la tala de árboles, la limpieza de los ríos... y nada dicen de la explotación a cielo abierto. O, si lo dicen, muy bajito.
Me lo pregunta un vecino de aquellos pueblos de La Peña, que ha salvado una de sus tierras porque una mujer se negó a vender la que lindaba con ella. “ Si a mí me dan dos millones por ella, yo la vendo” –reflexionaba. ¿Qué haríamos nosotros si pagasen tan bien unas fincas que siempre se han dejado a cambio de un carro de leña, o por nada, o que se han llenado de maleza porque quienes las llevaban se cansaron de prepararlas? Pues eso, venderlas al mejor postor sin importarnos lo que hagan luego de ellas. Es por eso que, todo el éxito que puedan obtener quienes se movilizan en contra, peligra si un empresario sin escrúpulos y con dinero se decide a llevarles la contraria.

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18 febrero 2002

Misión cumplida
febrero 18, 20020 Comments


El Comité de Dirección de la Agencia de Desarrollo del Norte Palentino, es decir, ACADE, ha cerrado las puertas. Sus motivos tendrá. Y razonable será su cansancio. Y alguna justificación tendrá su despedida, pero aquí nadie ha concluido nada, aquí no sobra nadie. Ninguno de los que procuramos hacer algo, a nivel político o publicitario, a nivel personal o patrimonial, podemos cerrar el libro diciendo que nuestro papel está cumplido, como si la Montaña Palentina hubiera alcanzado ya las soluciones. Me puedo cansar yo de pregonarla, o cualquier otro de escribirla y no pasará nada, pero una asociación, a través de la cual llegan ayudas, se fraguan proyectos, se generan partidas económicas importantes... no puede cerrar las puertas alegando que su papel está cumplido. Es doloroso que se rindan quienes nos venden esperanza, pero lo de Acade es un mensaje de impotencia cuando quedan por hacer tantas cosas...


2002. De la sección "Impresiones", en "Diario Palentino".

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04 febrero 2002

Volver todos los días
febrero 04, 20020 Comments

Creo que es Llamazares, en una especie de libro autobiográfico, el que se recrea con los temores de la mina. La tremenda impresión que produce ver a un hombre metido dentro de un agujero diminuto, abierto en el costado de la galería, buscando la posición menos incómoda para hincar la herramienta, hasta habilitar una cueva en el aire, consciente en todo momento de que puede hundirse y atraparle.





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22 noviembre 2001

Nunca como ahora
noviembre 22, 20010 Comments


Nadie se preocupó tanto como ahora de la nieve y sus circunstancias. Nunca como ahora se sopesó el aislamiento. Si contabas que en tu pueblo la gente, aprovechando los inmensos neveros, tocaban los tejados, estabas alucinando; eras un soñador, cuando no un loco. Ahora sí que alucino yo con la nueva ola de periodistas que describen impresionados una incomunicación de dos jornadas. En mi tierra hubo pueblos que vivieron quince días sin ver asfalto. Quince días a oscuras, sin luz y sin teléfono, buscando a tientas los caminos que se fueron creando a fuerza de muchas pisadas lentas y repetidas. A mí me gustaría que cayera una nevada de cinco metros por igual en muchos lugares, no sólo porque la nieve es buena, sino por satisfacer una curiosidad que tengo. Aunque ahora mismo tampoco tendría sentido la experiencia. Llegarían máquinas de todas partes. 

Y todos hablarían por los codos de ello.


De la seccion del autor para la prensa: "Impresiones".
Imagen: Vecinos de los pueblos de Palencia y Liébana abriendo la carretera a Pala, en el libro del autor: "Cervera, Polentinos, Pernía y Castillería", Edit, Aruz, 2ªedicc Julio de 2009

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31 octubre 2001

Aquellos emigrantes (y II)
octubre 31, 20010 Comments

Existieron emigrantes que, después de hacer fortuna, pensaron en su pueblo. Es el caso de Francisco Buedo, natural de Tremaya, que emigró a Argentina a finales del siglo XIX. Francisco mandó construir la Casa de la Escuela, el Puente y el Cementerio. A principios del siglo XX se lleva a sus sobrinos y otras gentes de la comarca a aquel país, que prosperaron económicamente (regentando allí la Banca Buedo): Ceferino, César, Constantino, David, Vicente, Moisés, Cristina... Algunos regresaron y se llevaron a otras gentes del pueblo: Esther, hermana de Ninfa; Eugenia, hermana de Abilio; Florencia, hermana de Gregorio Gaitón; Andrés, hijo del guardamontes de Tremaya; María, una muchacha de Celada que falleció en la travesía... Pero nadie volvió los ojos como él a su lugar de nacimiento. Ahora, las posibilidades de hacer fortuna fuera están mermadas y parecen muy mermadas también las ganas de hacer algo, lo que sea, aunque sólo implique esfuerzo personal, por el lugar de nacimiento.


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30 octubre 2001

Aquellos emigrantes (I)
octubre 30, 20010 Comments

Interrumpo y valoro un correo, que mi amigo Luis Guzmán envía al misionero José Luis Estalayo, que me saluda desde México.
José Luis nació en Tremaya, pueblo en el que recayó nuestro mentor allá por el año 1943.
Cuando Luis ejercía como maestro en la escuela de San Felices, cuenta que, acompañado por Clementino, el hijo del maestro de Herreruela, llegaba hasta Celada, subían por Valsemana hasta la Espina para caer así por gran pendiente sobre Tremaya. En ese cúmulo de recuerdos, Luis se detiene en la cantina, en la pradera donde se hacía el baile, en las eras donde se jugaba a las cartas y se adquirían pipas y almendras garrapiñadas.
Luis recuerda también a la abundante mocedad de los pueblos inmediatos. Mi amigo y maestro nunca deja de asombrarme, porque tiene tantos recuerdos que sería justo acudir a él para conocer muchas de las historias que los propios lugareños olvidaron.


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10 octubre 2001

El turismo en la Montaña
octubre 10, 2001 2 Comments

Parece que hemos asumido bien la idea. Se trataba de engrasar todos los goznes que tuvieran algo que ver con el turismo. La Montaña Palentina, poco a poco, se ha llenado de casas rurales y de museos donde se recupera la memoria de nuestro más reciente pasado. Pero la losa de la emigración sigue pesando mucho. No hay gente para vivirla y los veranos son muy cortos. Por más que las empresas que lo explotan o lo administran se esfuercen en publicitarlo cada año, las perspectivas no son nada halagüeñas. Antes adolecíamos de infraestructuras. Ahora estamos equipados, pero la gente, a excepción de los puentes y las vacaciones, llega con cuentagotas, lo que viene a recordarnos una vez más que seguimos muy lejos de Palencia y que, si no lo complementamos con algo más, a la vuelta de unos años muchos pueblos se quedarán vacíos.

Imagen: Las tuerces


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04 octubre 2001

Criterios y prioridades
octubre 04, 20010 Comments

Un servidor, que vive lejos de su tierra, mira la noticia del diario y se frota los ojos. Esto es una inocentada del redactor de turno, piensa él, que ha visto con sus ojos la colegiata de su pueblo. Palabra que lo cierro y vuelvo a las cartas de los lectores que, un día tras otro, se quejan por los olores de los cerdos, sin que nadie, a excepción de quienes seguimos la noticia, vuelva sus ojos hacia ellos. Palabra que me rebelo contra estos políticos que todo lo convierten en material de cambio. El señor Armisén ha dicho en el Parlamento regional que «existen unos criterios de prioridad». Allí están a la espera de que se caigan las campanas que faltan, o la espadaña, y que el agua se meta por los muros. Este tío, y todos los que están "cuidando la región", tiene una lista de preferencias en la que no estamos apuntados. Hemos hecho un cultivo de su "criterio" y vemos una enfermedad vieja y terrible: el olvido. Cuídense mucho. Se contagia.

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20 febrero 2001

El lobo de Bernardino
febrero 20, 20010 Comments

Yo insisto en recordar a mis paisanos y amigos la lectura reposada de “Las tradiciones etiológicas palentinas” (Núm. 32 de la Institución Tello Téllez de Meneses, 1972), donde se recoge con minuciosidad la historia de esta tierra, por qué tras determinada sentencia vino un pleito, a qué motivos se deben ciertos nombres, qué explicación puede darse a la fuentecilla que, en el lugar conocido como “las peñas del moro”, en el centro de la vinajera chica, viene manando desde hace siglos, al revés de las otras, de arriba abajo, cayendo el agua gota a gota en una pila donde no se aprecia desagüe alguno y donde no se derrama nunca el agua. Misterios que Matías nos dejó en verso y que algún día explicará la metafísica.




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01 febrero 2001

El Oso como símbolo
febrero 01, 20011 Comments




Hace muchos años que los montañeses polemizan sobre el papel del animal. Cuentan que un tocayo mío, de Valdeprado, mató 14 osos cuando los osos abundaban tanto como los jabalíes o los corzos. Y es curioso que, los animales, bellas criaturas, aunque a veces dañinos y feroces, sigan formando parte importante de las tertulias.




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28 diciembre 2000

Ninfa
diciembre 28, 20001 Comments

Cualquiera de las deidades benéficas vinculadas a las aguas, bosques, selvas y montañas. Cualquier diccionario te lo dice. Otros te explicarán que con tal nombre se define a la joven hermosa. Y quienes nos movemos con desigual fortuna por los vericuetos literarios, añadiremos que, ninfa, en la mitología griega y romana, es la deidad femenina que personifica la fecundidad de la naturaleza.



En Redondo, a las tres de la tarde del día 8 de enero de 1903, ante el juez municipal don Nicolás Duque y su secretario Gregorio Duque, compareció don Joaquín de Mier, natural de Tremaya, con objeto de que se reconociera y fuera inscrita en el Registro Civil una niña a la que conoceríamos para siempre por el nombre de Ninfa.




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19 diciembre 2000

Nómadas del mundo
diciembre 19, 20000 Comments

Ahora que tanto valor se le da a la palabra futuro, ahora que se multiplican en Internet las páginas que hablan de Palencia, ahora que casi todo el mundo dedica parte de su tiempo de ocio al senderismo y aspira de verdad este remanso de paz que tanto sentido aporta a nuestra vida, conviene matizar algunas cosas.




Cualquiera puede imaginarse un mundo. Es cierto que, las historias de cada uno son distintas, que cada uno procura desarrollarlas a su modo, tratando siempre de llevar a la realidad algunos sueños.

Hace unos años, Watu Acción Indígena, una organización no gubernamental, convocó en Madrid un foro internacional de debate que reunió a representantes de asociaciones nómadas y pastoriles de diversos países de Europa, Asia y África. La intención de aquel encuentro era demostrar la sostenibilidad de las prácticas nómadas y trashumantes.

Aquella pretensión tal vez sea una quimera, pero tanto hemos acelerado el paso en los últimos tiempos que pretendemos, a la vista está, cargarnos de la noche a la mañana muchas historias que aún sobreviven en distintos lugares del mundo. Nuestro desprecio o ignorancia es una firma para su desmantelamiento.

Reflexiono desde la misma postura que a mí me empuja, considerando que no podemos achacarlo a la falta de información acerca de las culturas nómadas y de los efectos beneficiosos que sus actividades ganaderas aportan al medio natural.

Días atrás, unos familiares reflexionaban en voz alta sobre los métodos de trabajo de aquellos años, cuando los pastores se desplazaban desde Salamanca con toda la familia. Y al decir toda, digo matrimonio y cinco hijos; tres solteros y dos casados con hijos. Cómo se iban instalando en los chozos del Pendillo y Linares, La Pitarra, El Cebollar...; de qué forma sorteaban su lugar en los escasos somieres que tenían y cómo les despertaba de mañana el olor a los torreznos. Se habló de unos pastores extremeños que venían cargados con harina para cocer el pan. También mencionaron la fiesta que se hacía el día que bajaban la cabaña del puerto. Luego la conversación fue derivando por otros derroteros, recordando también el hondo significado que en estas tierras nuestras alcanzaron la trilla y la siembra. Una de las mujeres que pasaba los veranos en casa de sus tíos, recuerda aquellos días en la era, cuando, subida al trillo extiende sus manos para recoger los excrementos de la vaca y evitar de ese modo que se manche la paja.

Mi función, si alguna tengo, es meramente recopilatoria, divulgativa, periodística. Recoger aquellos momentos del pasado más reciente, sacar lo más posible de las sombras (si es que algo queda en ellas), aquellas fórmulas que utilizaron nuestras gentes, rescatar del olvido su figura, intentando así un merecido homenaje a quienes entregaron todo lo que tenían. No olvidemos que, para muchas personas, el mundo eran cuatro paredes, cuatro tierras, las obligaciones que impusiera el Concejo, el costoso trabajo de la siembra y la recogida de los frutos. Eso, y pasar con la mejor disposición el duro invierno.

Durante la celebración del foro en el que se debatieron estas y otras formas de vida, se desplegaron también actividades en las localidades salmantinas de Los Santos y Fuenterroble de Salvatierra, donde nómadas de diferentes países y pastores del Concejo de la Mesta (probablemente, descendientes o allegados de aquellos que venían por nuestros puertos), hicieron demostración de arado, trilla y conducción de rebaños.

Somos conscientes de lo que el progreso ha significado para el mundo, también para nuestros pequeños pueblos. No pretendemos imponer su mantenimiento cuando ya no queda gente y las promociones para mantener la vida bajo mínimos aquí van por otros caminos, pero, al cambiar pareceres, uno todavía se impresiona del desprecio que parece invocarse en el recuerdo de los viejos métodos.©

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21 noviembre 2000

Santo Toribio
noviembre 21, 20000 Comments

Mi progenitor lleva muy bien los años y las cruces. No viene al caso nombrar aquí las personales, que más o menos, antes o después, nos alcanzan a todos. Conociendo su afición le invito a un viaje, y así, juntos, visitamos una vez más la comarca de Liébana. Nos dirigimos al corazón del Jubileo, enclavado en Santo Toribio. Se halla este monasterio en las laderas del monte Viorna, a pocos kilómetros de Potes, bendiciendo el paso de quienes viajan a los Picos de Europa, echando una especie de manto protector a tantas pequeñas y curiosas aldeas como emergen alrededor, y que tienen también su día señalado por los monjes para recibir el aliento del santo.



El día 30 de abril del año 2000 tuvo lugar la ceremonia de inauguración presidida por el obispo de Santander, que otorga a los peregrinos que cumplen las premisas -pasar por la puerta del perdón, rezar, confesarse y comulgar 15 días antes o después de haber traspasado la puerta- el jubileo.

Esto que les cuento alcanza para nosotros un profundo significado, primero porque el manto es muy largo y por proximidad nos roza y en segundo lugar, porque Toribio, el santo, fue obispo de Palencia en el siglo VI. Toda su trayectoria y compromiso empieza a despertar siglos después, cuando son trasladados desde Astorga los restos de otro Santo Toribio, junto a un gran trozo del brazo izquierdo de la Cruz de Cristo, que este último trajera de un viaje realizado a Jerusalén. A partir de 1512, los papas Julio II y León X establecen el jubileo con indulgencia en aquellos años que el día de Santo Toribio (16 de abril) caiga en domingo, como lo ha sido este año que estamos a punto de cerrar.

Esta es la cruz que origina el artículo, una de las cruces populares que mi padre visitaba desde que yo era niño. Compraba los lechazos , los mataba y se los vendía a los restaurantes de esta villa cántabra. Aquí (en un restaurante que mira hacia el río Deva, frente a la torre del Infantado, mansión que fuera del marqués de Santillana), vuelve a mencionarme aquella etapa de su vida mientras degustamos el cocido lebaniego, muy parecido al nuestro: garbanzos, berza y tropiezos: carne fresca, tocino, relleno elaborado con la miga de pan... Una buena ración que a duras penas terminamos.

Después de visitar el monasterio, muy mermada ya la concurrencia de peregrinos a primeros de septiembre, recorremos la villa: sus calles atestadas de orfebrería y utensilios, tienducas a cuyas puertas se exponen las legumbres, los quesucos de acá; el picón de Tresviso, elaborado con leche de vaca, oveja y cabra y madurado - en cuevas naturales de cáliz durante 60 días, a una altura de 2000 metros, condición indispensable -según matizan los entendidos- para que se desarrolle el Penicillium que le dará ese sabor característico.

Casi el mismo queso picón que años antes de nacer yo mi padre compraba por estos pueblos o por los puestos de esta preciosa villa para vender después en La Pernía y en Barruelo.

Tal vez, mi forma primitiva de describir las cosas, no sea la mejor para impresionar a quienes todavía desconocen el legado que estos lugares aportaron. El día que nuestro obispo llegó a tierras cántabras fue testigo del escaso entusiasmo de las gentes cuando les propuso levantar un templo. Pero tuvo recompensa su constancia. Primero se levantó el templo y como consecuencia vino la conversión al cristianismo de las gentes. De este modo se convierte aquel lugar en foco de peregrinos que llegan de todas partes para amansar su espíritu. Pienso en ello cuando nos internamos en la espesura de estos valles, camino del puerto de Piedrasluengas.

A veces, en los lugares más distantes, surge una llama que se expande y envuelve sin dañar a cuantos allí viven y laboran. Tampoco es que naden en abundancia los lebaniegos, ni el jubileo que a pocos kilómetros se anuncia los redima para siempre de traumas y de cruces.

Pero sí es verdad que ayuda bastante al crecimiento de esta comarca aquel lugar sagrado en medio de la nada, donde Toribio, el santo que vino de Palencia, logró reconciliar al buey y al oso hasta el extremo de dejarse uncir al mismo yugo.

@De la serie "Vuelta a los Orígenes", en Diario Palentino. 
 21.11.00 @ 08:00:00. Archivado en Artículos, La historia
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26 octubre 2000

Hogar, dulce hogar
octubre 26, 20000 Comments

Además de creer o valorar en su justa medida los terribles inviernos que en estas altas tierras se vivieron, siempre he recordado, por haberlo vivido en carne propia, uno de los últimos tiempos, cuando la abuela, un poco perdida la cabeza, con aquel gracejo suyo que aun en las más adversas condiciones delataba, entonaba uno de sus romances preferidos.

 




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04 octubre 2000

Un paseo por las nubes
octubre 04, 20000 Comments

En Camasobres, mientras despedimos a Felipe, el hombre que me narraba allí mismo hace unos años su supervivencia al extraperlo, miro hacia el hotel que se levanta a un paso de la que fuera su casa. Miro a los forasteros que han venido para acompañar a la familia. Frente a la iglesia (de bonito retablo interior, aunque con las paredes llenas de humedad y el suelo hundido, como cediendo un poco ante el hecho evidente de un ocaso), se levanta un hotel que mañana puede ser el futuro.



La cosa pinta bien, vienen a decir todos, pero se necesitan muchos decibelios de optimismo para venir a establecerse en medio de la nada, con un proyecto que implica el desembolso de muchos millones de pesetas. Puede que la cosa pite, pero se necesita un milagro, parecen contestar los diez o doce habitantes de este pueblo, que todavía lo ven como lo viera Borges: “Estoy solo y no hay nadie ante el espejo”. Esa es la pregunta más caliente y el gran reto al mismo tiempo en estos primeros días del nuevo siglo. ¿Merecerá la pena? ¿Habrá, por fin, futuro? ¿El turismo seguirá creciendo?

Todos los años, cuando me sumerjo de verdad en la montaña palentina, quiero decir en cuerpo y alma, porque ilusoriamente estoy en ella a diario, vuelvo a adentrarme por los viejos caminos, que son como refuerzos para tus energías, que es savia poderosa para el cuerpo maltratado por el humo y las prisas, que es reconocimiento de una forma de vida. Otra vez “El roblón” y una escapada al valle de Tosande. Un paseo de seis kilómetros por un camino, ¡al fin¡, donde pega los últimos coletazos la montaña.

Otra vez Ruesga, Ventanilla; la fuente deshondonada, cerca de Rebanal de la Llantas y algunos otros lugares de singular belleza, componen el itinerario que un día sí y otro también ayudan a reparar las fuerzas.

Para quienes nos sentimos atrapados por este contorno, es una compensación su cuidado y crecimiento, que mejoren los pueblos y las gentes; que se amplíen los servicios, para que la demanda tenga una respuesta satisfactoria. Y si las cosas que ves te llenan de sensaciones placenteras, el complemento perfecto lo ponen las gentes que dejaste, cuya huella quedó impresa en las vidas de ambos. En Polentinos, Josefa Sordo me detiene y me entrega las últimas coplas que ha compuesto para conmemorar el 50 aniversario de boda de Eusebio y Simona.

Desde su casa puede verse el Parador Nacional “Fuentes Carrionas” y la pradera, que es como una referencia obligada al citar este pueblo. En Herreruela la explosión es completa, porque vuelven a encontrarse los miembros de esta gran familia repartidos por España. Barcelona, Madrid, Huertas de Arriba (Burgos), Solares (Cantabria), Durango (Vizcaya y Zumárraga (Guipúzcoa).

Hace unos días volvimos a encontrarnos todos en esta última localidad y entonces la montaña se me hizo un nudo en la garganta, apareció como un tapiz detrás de cada rostro, donde se dibujaba con doble efecto el verde de los campos. Allí también se habla de La Casona, que han ocupado este verano varios internautas andaluces. Yo supe de la existencia de este pueblo al cumplir veinte años. Por encima de San Felices, Herreruela es el último eslabón de las tierras que forman la Castillería y cuya casa rural se oferta hoy en los libros de turismo por una cantidad que oscila las doscientas mil pesetas para estancias en Julio.

La huella del pasado está todavía fresca en algunos lugares. Debajo del “Castro de Antroído”, como respuesta también de lo publicado aquí de otros puntos, me cuentan que los moros escondieron un tesoro. Angelita, la hermana más dicharachera de todos, que conoce al dedillo los cien nombres de aquella larga Sierra, nos explica que, hace unos meses, los vecinos decidieron quemar los rastrojos que estaban invadiendo los terrenos de El Cueto (terrenos que este pueblo sigue arrendando a los ganaderos extremeños). Se notificó la idea de las autoridades para que ejercieran el control oportuno y, en un descanso, cuando quienes colaboraban en la faena decidieron pegar un trago de la bota, entonces estalló una bomba de la guerra. “Tal ruido metió –dice, y todos oímos el comentario– que hasta en Redondo se asustaron”.

Mientras los observo, bien atendidos a las afueras de Zumárraga por una nativa de San Cebrián de Mudá, un hormigueo me sacude el cuerpo. Es probable que para algunas personas esto que ahora les cuento ya no revista importancia, pero no quisiera perder nunca esa sensación que te aproxima a todas aquellas gentes que, obligados por las circunstancias, exprimen en estos breves encuentros, la imagen siempre firme e indeleble de su lugar de origen.

Imagen: La Casona de Herreruela de Castillería

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