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18 octubre 2019

Raquel Rodríguez Alonso, el alma del Hotel Cildá
octubre 18, 20190 Comments

“Esto iba a ser una casita”. Me cuenta Raquel Rodríguez Alonso, mientras degustamos un té en el salón del hotel Cildá, que ella fundó en 2013. Pese a que Olleros de Pisuerga no figura en los letreros de la autovía y se accede a este pueblo por Mave, pese a que las autoridades no han movido un dedo para señalizar la entrada al pueblo donde se localiza la “catedral de los eremitorios rupestres”, aquí está nuestra protagonista, firme en su empeño de llevar adelante aquel sueño que tuvo después de terminar empresariales en Valladolid.








Pero es duro enfrentarse a las primeras pruebas: una inspectora que viene de Palencia, califica aquel hotel rural tan mono de pensión, en base a unas medidas que no cumple; la crítica de Fernando Gallardo en el diario “El País” no supera el 6,30. Las ausencias repetidas de Giovanni, el carpintero, que finalmente vuelve y termina el trabajo dejando una estela de buen gusto en este local lleno de encanto.

Aquello que la saca de quicio, que la desmoraliza un poco, sirve para seguir luchando. Se aprende trabajando y nos va detallando experiencias vividas en sus trabajos anteriores, sobre todo en el Convento de Mave. No entiendo de diseño, ni es mi intención en esta serie puntuar a quienes se mantienen contra todo pronóstico en estos lugares de nuestra montaña, pero creo que bien se merece un sobresaliente, como el 9,30 que le dan en bouking, un portal de turismo con el que colabora y que le aporta un número significativo de clientes y ese respiro que parecía negado en los comienzos.

Cuando entro en la cocina, donde no falta detalle, me fijo en el paquete de agua de Lebanza.
“Hasta que no me traigas agua de Lebanza, no vuelvas” -me cuenta que le dijo Raquel a uno de los representantes que llegaban hasta la puerta de su hotel. Y ha vuelto con el producto en cuanto los nuevos administradores de aquella embotelladora han  reabierto sus puertas.

Cuando llegas a un pueblo tranquilo, como Olleros de Pisuerga, aunque su nombre no aparezca fuera, y encuentras un lugar para descansar como Cildá, donde hasta una ventana se convierte en un espejo, sabes que estás en el lugar adecuado. Cada salida en veinte kilómetros a la redonda, es un descubrimiento.

LA MADEJA | DIARIO PALENTINO

Cuaderno de anotaciones

Establecimiento: Hotel rural
Año de apertura: 2013
Propietaria: Raquel Rodríguez Alonso
Ayudas recibidas: proyecto Lider
—¿Qué se puede encontrar aquí que no se encuentre en otro sitio?
Tranquilidad, pureza...
—¿Ha tenido buena crítica su iniciativa?
No por todo el mundo. Fernando, periodista del País, le puso un 6,5. Pero no era extraño cuando a hotelazos les daba una nota inferior.
—¿Los viajeros se han ido satisfechos?
Las críticas en tripadvisor han sido excelentes. La gente super maja.
—¿Cómo te has dado a conocer?
Me metí en boukin el primer año y empecé a recibir reservas.
—¿Cuál es el balance después de estos años?
Un balace muy positivo. El turismo es bueno, la gente sabe a lo que viene, es muy agradecida.


Teléfono de contacto: 626192437
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06 septiembre 2019

La última carta
septiembre 06, 20190 Comments

Ante la vida, como ante la muerte siempre hay un momento para desahogarse, si se da la ocasión o nos dejan hacerlo. Cartas como las que escribe el gallego José Mejuto desde la prisión, entre octubre de 1936 y julio de 1937, en las cárceles de Vigo, San Simón y Pontevedra. 34 cartas custodiadas en Argentina por su mujer y su nieta, y depositados los originales desde 2015 en la Real Academia Galega, fecha en la que son publicadas por la editorial Alvarellos.




Pero hoy me detengo en la última carta de Balanzátegui, un condenado a muerte que Iñaki Sierra Charola, uno de sus descendientes, donó al Museo del Carlismo de Estella en 2010, al tratarse de una historia ocurrida al norte de nuestra provincia, en Valcobero, que en el censo de 1842 contaba con 30 hogares y 156 vecinos.

Balanzátegui Altuna, que había nacido en Zarauz en 1816, partidario de Carlos María de Borbón y regidor de la ciudad de León durante dos mandatos (1857-1868) fue fusilado en Valcobero el 6 de agosto de 1869, en cumplimiento de la disposición de Juan Prim: "fusilar a todo individuo de los que, alzados contra el gobierno revolucionario de la Gloriosa, se cogiera haciendo armas contra éste." Y que te dijeran, más o menos: No vas a morir de cualquier forma, ni por la sentencia de un juez. Te vamos a matar junto al cementerio de ese pueblo. Nosotros, que estamos licenciados para matar si observamos cualquier desliz en el comportamiento.

Eso quiebra a cualquiera. Ese mensaje ya nos mata antes de que nos peguen siete tiros, pero este Balanzátegui estaba hecho de buena pasta y no se arredra por ello. “Debo presentarme ante Dios -escribe- de una manera inesperada, que no la explico, pero que por lo visto ya no tiene remedio.” Y añade: “Del dinero que me encuentren, dispongo que los doscientos y pico reales se empleen en un duro para cada guardia  que me dispare, para que vean que no les guardo rencor alguno.”

Morirse no es ninguna tontería. Y perdonar y premiar a quienes te van a matar, tampoco.



LA MADEJA | Diario Palentino

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16 agosto 2019

Primeras imágenes de Pernía
agosto 16, 20190 Comments

En el verano de 2010, en el cuarto número de la Colección de Historia Montaña Palentina, tiene la suerte de ver la luz el que consideramos el primer reportaje gráfico realizado en La Pernía. Las imágenes datan de la primera y segunda década del siglo XX, del periodo 1905-1918, y a través de ellas podemos recrear la dureza del invierno, las tradiciones, las vestimentas, los antiguos edificios…



Con poco más de treinta años, César González comienza a recorrer su pueblo y las localidades vecinas acompañado de su aparato fotográfico y de la curiosidad del reportero. Frente a la costumbre de la época de realizar retratos sobre fondos decorados, César ofrece una visión personal, llena de curiosidad, interesado en retratar los episodios cotidianos que para cualquier otro hubieran pasado desapercibidos. Lo mismo fotografía la salida de misa que la matanza del cerdo o una copiosa nevada. Otras veces, cargado de su aparato fotográfico, se desplaza hasta la Cueva del Cobre o hasta las mismísimas cumbres de la Sierra de Peñalabra. Hoy, cien años después, la colección de imágenes realizadas por César adquiere una relevancia especial y aparece convertida en un pequeño tesoro para las gentes de esta tierra. Se trata de imágenes estereoscópicas, hechas con una cámara de dos objetivos. El resultado es una placa de cristal con la imagen doble, que al ser introducida en una caja con lentes y mirar a través, permite ver la imagen en tres dimensiones. Las fotos pudieron digitalizarse gracias al trabajo con un escáner especial de Pedro Serna López, pero los originales son placas de vidrio muy finas y muy frágiles. Verlas a través de su visor original resulta aún más impactante que contemplar las fotografías impresas. La serie de imágenes de César González llega ahora a todos los lectores gracias a una de sus nietas, Leonor González, que ha preservado este valioso material gráfico y ha permitido que podamos conocer aquellas primeras imágenes de La Pernía. Son ediciones reducidas pero muy significativas, donde se recupera la esencia de nuestra historia.

LA MADEJA  |  DIARIO PALENTINO


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28 junio 2019

La Casona de Tudanca
junio 28, 2019 2 Comments

Es primavera cuando me adentro en este valle de Polaciones para recordar los lugares a los que ocasionalmente venía siendo niño: Pejanda, La Laguna, pueblos en el curso del río Nansa, a 100 km de la capital, como los nuestros. En la misma diatriba, con las mismas carencias, con sus casas estupendas de piedra, con sus bosques repletos de hayas y robles, con sus lobos y venados, con la berrea de septiembre, con tantas cosas buenas pero acosados por ese mal de altura que es la despoblación.



Me encuentro en el escenario de Peñas Arriba, de José María de Pereda (1833-1906), el máximo representante del realismo costumbrista. Casa grande, con capilla y campanario, construida a mediados del siglo XVIII por orden del indiano Pascual Fernández de Linares. Nacido en Tudanca en 1690, recibe la ejecutoria de hidalguía en 1731 y marcha a América donde ocupa el cargo de corregidor del Perú, gobernador del Callao y otros territorios del altiplano. Aunque no puedo mostrarles imágenes del interior, en la misma se exhiben objetos y pertenencias de quienes han pasado por ella a lo largo de estos siglos y la Casona toma verdadera resonancia con José María de Cossío, Académico de la Real Academia de la Lengua y crítico taurino, por cuya mediación llegarán aquí los más ilustres escritores del siglo XX: Concepción Arenal, Unamuno, Cela, Giner de los Ríos, Marañón, Alberti, Gerardo Diego...

Se trata de una de las bibliotecas más ricas de España, especializada en la literatura del siglo XX, de la generación del 27, conservando importantes ediciones de los siglos XVI al XVIII. Esta biblioteca custodia un número importante de manuscritos autógrafos originales, con suculentas anécdotas que otro día les contaré. Paula, la joven que nos va guiando por salas y dormitorios, con pinturas de Zuloaga, Solana, Vázquez Díaz... expone con buen criterio a las puertas de esta Casona, nuestra precariedad de conocimientos en tantas cosas. Decía Giovanni Papini, un escritor italiano del tiempo de Cossio: “Quiero saberlo todo. Y siempre me encuentro como antes, triste como la vida y resignado como la sabiduría.”

LA MADEJA | DIARIO PALENTINO


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24 mayo 2019

José Joaquín Pesado
mayo 24, 20190 Comments

Revisando estos días el trabajo sobre el perniano que brilló en México, vuelvo a encontrarme con Isabel Pesado, casada con un hijo de Mier, en México, que viaja por Europa y recala en el valle de Redondo, con la intención de conocer la tierra de los ancestros de su marido.


Isabel, la mujer que nació poeta -aseguran los cronistas-, y a quien ya le venía de casta el oficio de las palabras, era hija de José Joaquín Pesado, uno de los literatos más ilustres de México, personaje en cuya ficha hoy me detengo. José Joaquín había nacido en 1801 en Palmar de Bravo, estado mexicano de Puebla, era hijo de un emigrante gallego y llegó a ser ministro del Interior en 1838 y de Relaciones Exteriores en 1845. Fue redactor del periódico “La Oposición” y entre los numerosos nombramientos, fue miembro de la Academia de Letrán, formó parte de la Academia de la Lengua y fue miembro correspondiente de la Real Academia Española. Los grandes poetas que vivieron en aquel momento de la historia, ya le apodaban “príncipe”, que era un apelativo cariñoso con el que José trataba a los más íntimos.

Entre las muchas anécdotas que protagonizó, una que he encontrado, explica su modestia. Todos habían abandonado, cuentan, al poeta y editor Ignacio Rodríguez Galván y sólo él le siguió facilitando textos. Porque era rico, estaba bien situado social y económicamente y era humilde.
Son vidas de las que bebemos, intentando que no se pare el mundo. José María Roa Bárcena escribió sobre su amigo y correligionario, pero quedan algunas imprecisiones y nadie fue al rescate de su correspondencia privada, o los borradores de sus poemas.

Quien pasa por la vida con esa vitalidad, suele dejarlo impreso en cada paso y, probablemente, nos seguiría sorprendiendo su obra, que al final quedó empañada por los pleitos habidos entre sus descendientes. Dice el cronista que algunos de sus descendientes llegaron a extremos tan lamentables y vergonzosos que salieron muertos o heridos, en el sentido literal de las palabras.

Imagen:
De Photoprint by Ignacio Escalante -  (1886), commons.wikimedia.org

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10 mayo 2019

Adiós, Adara, adiós (y IV)
mayo 10, 20191 Comments

Podría alargarse más esta carta donde Adara ha ido tejiendo con mimo ese tapiz que ya nos trae pautas y prebendas a los descendientes de estas tierras. No es una despedida al uso. Sus razones la llevan a una misión que para mí quisiera. Llegó a San Salvador para atrasar el cierre de la escuela y podíamos haberla recuperado como habitante, como compañera de un trabajo si lo hubiera, como custodio de la iglesia, porque después de estos dos años se ha visto atrapada por nuestra intensa historia.




No es alguien que ha venido a pasar un fin de semana, que no se ha arriesgado a vivir aquí con todo lo que implica: escolarización, sanidad, comunicación... Ella es quien escribe y quien habla, y pienso que una gran mayoría de los que viven allí y conocen la problemática lo firmarían con gusto. No hace falta mucho tiempo para darse cuenta del problema, de los problemas que inciden en esa despoblación que ahora los políticos están utilizado como arma, sin saber bien hacia dónde tirar.

Nos encontramos en un mundo rural que no es atractivo ni cómodo para los jóvenes. “La basura de conexión a internet no permite que se formen de manera online y se van a la ciudad a estudiar quienes pueden, otros se quedan porque tienen que ayudar en las tareas ganaderas de los padres y entre una cosa y otra no les queda tiempo para asociacionismos, para sentarse, aportar ideas y hacer fuerza para cambiar lo que se pueda, siempre que te dejen cambiarlo, que no es fácil”. “Todo esto a mí me duele y el tener que irme me duele más.

No he querido entrar de nuevo a la iglesia... porque lloro. Me ha dado tanto, un simple edificio en el que he estado tantas horas, ha hecho por mí tanto a nivel de crecimiento personal... Antes de empezar a enseñar la iglesia tenía miedo escénico, me paralizaba de terror al pensar en hablar en público y ahora me siento capaz de guiar, explicar, dialogar, aprender de las personas y de los libros todo lo que no sé, que es mucho.

“Gracias por hacerme sacar todo esto, necesitaba expresarlo de algún modo...”

LA MADEJA  |  DIARIO PALENTINO

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03 mayo 2019

Adiós, Adara, adiós (III)
mayo 03, 20191 Comments

"No olvidaré jamás mi paso por Pernía, no por lo que yo haya hecho aquí, que no creo que haya sido tanto, sino por todo lo que he crecido en estos años, lo felices que hemos sido todos, mis hijos los que más. Y espero que se empiece a valorar el mundo rural, que donde ahora la gente dice "pero si aquí no hay nada", se empiece a decir, "aquí hay mucho por hacer, vamos a ello". 


Adara, recuerda en su larga y sentida misiva, el día que acudió a Valladolid, al foro de Buenas Prácticas en Materia Demográfica. Alguien importante en Diputación de Palencia le preguntó: ¿Cómo ves los servicios en La Pernía?

“Le contesté positivamente, dentro de lo malo en San Salvador hay tienda, bares, centro de salud y farmacia. Cuando mencioné la farmacia se echó a reír y dio un codazo a un compañero como los malos de las pelis cuando sus esbirros no se ríen y les miran mal para que lo hagan. Eran esas fechas en las que peligraban las guardias de las farmacias.”

Entonces entiende nuestra protagonista que si la gente ve que los malos son quienes tienen que cuidar de los servicios que normalizan la vida en las zonas rurales, exista esa negatividad general. Adara es la gente que busca Machado en Campos de Castilla, la de la España que lucha en vez de la que llora. “Por eso, estando aquí, he puesto todo lo que he podido de mi parte, he puesto mucho de mí en la gestión turística mientras se me ha permitido y podría haber seguido haciéndolo muchos años, porque no cuesta hacer algo por el lugar en el que vives y más cuando le quieres.”

Es una carta para meditar, para reflexionar. No tiene desperdicio. Y termino de la mejor manera, con sus propias palabras: “La gente quiere venir a la montaña, comer buena comida y respirar aire limpio. Es más, la gente quiere tener los productos de aquí en su restaurante favorito, creo que no hay que olvidar ni descuidar el papel del sector primario en el funcionamiento del resto de sectores. Así que nada de decir que el mundo rural está acabado.”


Imagen: Pumar59
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26 abril 2019

Adiós, Adara, adiós (II)
abril 26, 2019 2 Comments

Cuenta Adara que, cuando llegó a San Salvador, no sabía nada en absoluto de la despoblación. Ella siempre había idealizado una vida con poca gente, “cuanta menos gente, mejor” y cuando se ha enfrentado a la realidad, a ese asunto que aparece a todas horas, en todas partes, se ha dado cuenta de que no es mejor cuanta menos gente. No en el siglo XXI y, probablemente, en ningún siglo.


Ahora comprenderán, por qué quienes nos asomamos a estas páginas lo repetimos tantas veces. España se despuebla y esto se sabe por un par de noticias al mes que salen por la tele o en el diario. Adara está convencida de que, a excepción de los gobiernos de algunas comunidades, como Aragón, muy pocos hacen nada por remediarlo o, lo que hacen, como se hizo en su caso, no va mucho más allá de un apaño que no cura la herida. En Aragón, es cierto, ellos lo reconocen, también estuvieron durante mucho tiempo instalados en la frustración, en la queja por el agravio y entendieron que era necesario dar un vuelco, poner en valor su potencial rural, hablar de lo bueno, de las oportunidades, de los recursos. Es decir, un cambio de actitud a la hora de afrontar el problema demográfico.

Pero todavía hoy, con este problema machacando fuerte en nuestro ánimo, mucha gente pasa de lado, como si quisiera obviarlo, que lo resuelva el tiempo. En una larga carta, muy meditada, muy sentida, Adara hace alusión a ese encierro en el que viven sus habitantes, al no permitir el análisis y la ayuda de quien llega con un enfoque nuevo. “Esto siempre se ha hecho así, y no te molestes en cambiarlo que no va a funcionar”. Los pueblos no se mueren de un infarto, pero se van muriendo lentamente porque no se atiende a las iniciativas nuevas que pudieran cambiarlo.

“No culpo a la gente de verlo todo tan negro, porque, realmente, estos pueblos se están abandonando de una forma descarada, se les está minusvalorando y ninguneando ya sea por intereses políticos o por rencillas personales de alcaldes y Diputación.”

Más claro, el agua.


Imagen: Pumar59
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19 abril 2019

Adiós, Adara, adiós (I)
abril 19, 20191 Comments

“La Pernía, por desgracia, no la salvará gente que viene por iniciativas como la que me trajo a mí aquí, sino la gente que viene por iniciativa propia y tiene ganas de hacer cosas, y le dejan hacerlas.” Esa es una de las frases con la que me quedo, de una larga y emotiva carta que me remite desde San Salvador Adara Díaz Rojas, la mujer que llegó el día 9 de septiembre de 2016, para “salvar la escuela”, tal y como afirmarían entonces medios y autoridades. 



“Aplaudo la iniciativa, -dice convencida-, pero no es la mejor forma de atraer pobladores.” Es el pez que se muerde la cola. Creo que hay unanimidad en esto. Lo realmente interesante es que, quien venga a vivir aquí, lo haga convencido por algo, un trabajo, una forma de vida y no se vea forzado a ser parte de una solución para que la escuela no se cierre. Y cuando, por algún motivo personal -como es el que ahora les lleva hacia otro sitio-, hagan sus maletas y se vayan, su decisión no dé pie a juicios equivocados, que dañen a quienes de una u otra forma se implicaron para evitar el cierre.

“He pensado mucho para contarte lo que ha sido mi paso por Pernía. Ha sido una etapa muy intensa, en la que he crecido y aprendido mucho. Y digo etapa o, mejor, lo llamo ciclo, porque tanto mi marido como yo vemos así la vida: una sucesión de ciclos que nos sirven para conseguir metas, objetivos, logros. Como las campañas de los videojuegos: una sucesión de "level up".

Adara y su familia llegaron aquí de forma voluntaria, con unas condiciones que les beneficiaban: una casa y 6 meses de trabajo, pero antes de llegar, todo el mundo sabía quiénes eran y observaban lo qué hacían, cómo se comportaban, qué tenían, qué querían... Casi todo lo cuenta ella, pero todo se ciñe a la verdad, a las sensaciones tan maravillosas que esta tierra les ha aportado.

“Lo que somos como personas y lo que se espera que seamos, no se suele corresponder. La prensa tampoco ayudaba poniendo presión con titulares como "los salvadores de la Pernía" y aberraciones similares.

Imagen: Pumar59

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10 febrero 2019

Museo de Herminio Revilla
febrero 10, 2019 3 Comments

“Y ya, cuando empezamos a saber valorar todo lo que nos rodea, observamos que lo más importante ya lo tenemos, la materia, entonces solo nos queda que nuestro cerebro transmita la idea a nuestras manos y que estas hagan los trabajos, que espero sean de su agrado”.

Herminio Revilla


 

Herminio Revilla, junto a su mujer, Carmen Gomez, ha sido el encargado de llenar este lugar de la montaña con sus creaciones, primero en el sótano de su casa, en Aguilar; en 2001 el museo abre su sede en Barruelo de Santullán y en 2013 su obra viaja a su pueblo, donde logrará reunir todos sus trabajos. Más de 600 tallas, utilizando la madera de nuestros montes, de manera que sirve de homenaje a nuestros antepasados, pues se recrean allí herramientas de trabajo que nos llevan a conocer la vida de nuestra gente en el valle de Santullán y Campoo. Curiosamente, se exponen en este museo varias maquetas moviles, que hacen referencia a oficios desaparecidos. Vienen muchos colegios a visitarlo y los niños entienden lo que era un molino, para qué se utilizaba un martillo pilón, como se herraba una vaca. Hace unos días se presentaba un libro que habla de la historia del museo, las obras que contiene y el empeño de su artífice, que de alguna manera dan a conocer su obra y a través de su obra, la historia de nuestra tierra. "Tenemos casi 80 años y cada vez es más difícil para nosotros dar servicio a los turistas. Nos gustaría que alguien se encargara de mostrarlo", indicó Revilla, en dicha presentación. "Ubicado en la pequeña localidad de Villabellaco, el museo y casa taller del artista norteño es uno de los recursos culturales y etnográficos más importantes de la Montaña Palentina."

CUADERNO DE ANOTACIONES

Museo Casa-Taller: Villabellaco, a 2,5 km de Barruelo de Santullán.
Dirección: Calle Real, 11
Inaugurada: 28 julio de 2013.
Contacto:
679 391 110
649 159 678

Horarios:
Lunes cerrado
Mañana:
de 10:00 a 13:00 horas
Tarde:
de 16:00 a 19:00 horas


Para saber más:
email: herminio@museohr.com

Froilán De Lózar
Tiempo de silencio
Este libro es un claro impulso y promoción de este territorio por parte de alguien que lo conoce en toda su extensión, y se ha convertido en una de las voces acreditadas de esta tierra a la que ama y defiende.
€20,00 Tapa blanda

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Imágenes e información complementaria
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08 febrero 2019

De alimañas a especies protegidas
febrero 08, 2019 2 Comments

La editorial Aruz presentaba a finales de agosto un libro de mi paisano Eduardo Vielba Infante que nos recuerda aquellos años en los que estas especies protegidas de hoy eran las fieras a las que había que dar caza. Inicia la presentación con una foto a toda página de Piedad Isla, donde Jesús Juez se abraza a un lobo cazado en los montes de Cervera. Muy parecida a la que puede admirarse en un libro de Gonzalo Alcalde Crespo y donde aquel entrañable Felix Rodríguez, “el pajarero”, barruelano de nacimiento y cerverano de adopción, posa abrazado a un oso.



Un viaje, este, de Vielba, que nos devuelve la historia de estos pueblos, desde la Edad Media hasta nuestros días, con una sabrosa aportación oral en la que intervienen personajes como Mariano Sordo, de Polentinos; Adrián de la Hera, de Tremaya; Alejandro Diez Riol, de Cervera; gentes de Cillamayor, de Vergaño, de Resoba y hasta de otras provincias y comunidades, como las de Vega de Liébana, Pesaguero y la localidad leonesa de Prioro.

De qué modo fueron una pieza más para el consumo, junto a liebres, corzos y jabalíes, haciendo ropa y calzado de sus pieles. “Los tendones -dice en el capítulo que abre esta interesante obra de investigación- eran aprovechados como cordeles, mientras que los estómagos y los intestinos eran destinados a la confección de recipientes para líquidos”.

Se describe en el libro, entre otros episodios, el enfrentamiento del Concejo de Santa María de Redondo en 1549 con varios pueblos de Pernía y el Conde de Siruela, al negarse aquellos a dar de comer a los monteros encargados de cuidar las paradas “durante las monterías que el conde celebraba en sus términos para cazar osos”.

Los bosques donde se llevaban a cabo las batidas, los libros de Montería que describen los cazaderos de osos de nuestra montaña, la toponimia que ayuda a identificarlos, que da nombre a muchos lugares, todo en suma, hace de este libro otro viaje al conocimiento de nuestra historia tan rica en matices, tan rica en personajes, tan auténtica y sorprendente siempre.

LA MADEJA  |  DIARIO PALENTINO

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