Es primavera cuando me adentro en este valle de Polaciones para recordar los lugares a los que ocasionalmente venía siendo niño: Pejanda, La Laguna, pueblos en el curso del río Nansa, a 100 km de la capital, como los nuestros. En la misma diatriba, con las mismas carencias, con sus casas estupendas de piedra, con sus bosques repletos de hayas y robles, con sus lobos y venados, con la berrea de septiembre, con tantas cosas buenas pero acosados por ese mal de altura que es la despoblación.
Se trata de una de las bibliotecas más ricas de España, especializada en la literatura del siglo XX, de la generación del 27, conservando importantes ediciones de los siglos XVI al XVIII. Esta biblioteca custodia un número importante de manuscritos autógrafos originales, con suculentas anécdotas que otro día les contaré. Paula, la joven que nos va guiando por salas y dormitorios, con pinturas de Zuloaga, Solana, Vázquez Díaz... expone con buen criterio a las puertas de esta Casona, nuestra precariedad de conocimientos en tantas cosas. Decía Giovanni Papini, un escritor italiano del tiempo de Cossio: “Quiero saberlo todo. Y siempre me encuentro como antes, triste como la vida y resignado como la sabiduría.”
LA MADEJA | DIARIO PALENTINO
2 Comentarios
Gracias, como siempre, un regalo a los sentidos.y así
ResponderEliminarMe llena de emociones, felicitaciones y un abrazo
Siempre dejas el regalo de tus breves comentarios, que son un aliciente importante para seguir trabajando. Aunque lo que impresiona de verdad es adentrarse en los lugares, también os sentidos se recrean por estos valles y estos pueblos recogidos del norte. Un fuerte abrazo, Kamuka.
EliminarSi la entrada tiene más de 15 días, revisaremos tu opinión. Puedes comentar libremente. Agradezco tu participación. Sé prudente y respetuoso al exponer tus juicios.