ORÍGENES

07 octubre 2006

Los 100 años de Asunción
octubre 07, 20060 Comments

Decía el escritor irlandés Oscar Wilde: “Hay que simpatizar siempre con la alegría de la vida. Cuanto menos se hable de las llagas de la vida, mejor”.

Pero en cien años, las llagas no se olvidan.



Cuando uno llega para poder contarlo, lo primero y lo último que recuerda son las penalidades, los dolores, la ausencia de todo lo que ansiamos, los amores que no pudieron ser, la lucha titánica contra los elementos en un pueblo salvaje que ni Palencia sabía que era suyo.

Herreruela de Castillería es uno de los últimos pueblos de la sierra, limitando con Barruelo y Brañosera, y sólo la aventura diaria de acarrear los cubos de agua hasta las viviendas por unas cuestas empinadas, debió ser ya, imagínense ustedes, un calvario en verano y una misión casi imposible en invierno, cuando los neveros apenas dejaban ver las casas...




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30 septiembre 2006

El futuro es la botánica
septiembre 30, 2006 4 Comments

Todos los años por estas mismas fechas, el oso se me aparece en mitad del cuaderno. No se crean que es algo programado. Ni es una aparición para incordiar a quienes tanto amor le muestran. No me molesta el hecho de proteger a una determinada especie. Me preocupa y me indigna, insisto en ello cada año, que la atención y el cuidado de ciertas especies prevalezcan por encima de los hombres que habitan estos pueblos.

Me han dicho que se paga muy bien y que van a cazarle.



Estoy de acuerdo; los que maten a un oso, que lo paguen; los que por el tránsito del oso se vean afectados en sus labores, que sean reconocidos y compensados.

En torno al Oso pardo vive la Fundación que lo estudia y lo defiende, recibiendo subvenciones y ayudas importantes de los organismos, pero no he visto en ninguno de sus lemas la importancia de la labor desarrollada por el hombre en estas tierras.

Mientras los vecinos de Muñeca de la Peña piden explicación a tanto desfalco y a la pérdida de tantas cosas en los últimos años; mientras los valles de Santullán buscan una solución a la escasez de agua, a la Junta sólo se le ocurre confeccionar edictos protectores de 32 especies de flora vascular y promocionar sin reservas la conservación del oso pardo.

Desde la perspectiva del ciudadano de a pie, uno percibe estas gratificaciones del Gobierno como campanadas que anuncian la negación del hombre en todos los terrenos de la comunidad por donde pase el bicho. Y el cuidado y la atención de las gramíneas, que han dejado de ser meros adornos para ocupar un lugar preferente en la previsión de nuestros diputados, están llevando a un segundo término el debate de la despoblación.

A los hombres no se les puede convencer así de las ventajas de vivir en esta tierra abandonada. ¿Cuántos habitantes quedan en la montaña palentina? Treinta mil, según el último censo publicado este año y teniendo en cuenta a las villas principales. Pues sepan ustedes que hay trescientas plantas en peligro de extinción que les traen de cabeza a nuestros representantes.

Cita el escritor Javier Reverte que las preocupaciones esenciales de los seres humanos son las mismas en todas partes: el amor, la supervivencia, los hijos, la muerte, la otra vida... Aquí, vengas cuando vengas, gobierne quien gobierne, las preocupaciones son esas y las especies en peligro de extinción. El hombre no figura. A los hombres que hay se les aplaca con una buena lista de proyectos y previsiones, artimañas que ya no convencen, por lo que los pueblos, irremediablemente, se despueblan. Y las cifras asustan. A mediados de diciembre del pasado año, la población desciende un 22,4% en los municipios mineros de la montaña palentina. La provincia de Palencia es la que más habitantes ha perdido de toda España en los últimos trece años. Castrejón, Mudá, Santibáñez, Dehesa, Barruelo, San Cebrián... son los grandes perjudicados con mermas del 30 al 40%.

Pero el ejecutivo está contento porque no se podrán cortar alegremente los lirones y se atajarán los males que están haciendo desaparecer a la “Androsace Cantábrica” del Valdecebollas, al “Retrocoptis grandiflora” de la Peña Redonda o al “Echium cantabricum, una rara vivorera con presencia en los terrenos de Piedrasluengas.

Ya resolveremos más adelante lo de la despoblación. Ahora lo que nos interesa de verdad es la botánica.

Imagen: CC BY-SA 3.0 https://commons.wikimedia.org

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02 septiembre 2006

Un paseo por Peridis
septiembre 02, 20060 Comments

Junto a cuatro instantáneas: una calle de Cervera, un lugar en el Valle de los Redondos, el impresionante Curavacas y la Iglesia de Santa Eufemia, de Cozuelos de Ojeda, aparecen dos bocetos de nuestro insigne dibujante. En uno de los dibujos se muestra la colegiata de San Salvador de Cantamuga, cuya imagen antigua adjunto al redactor tal y como me la remite –recuperada de algún archivo y desde Barcelona– mi buen amigo y fiel seguidor de esta serie, José Luis de Mier.





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29 julio 2006

El Villar de Flores
julio 29, 20060 Comments

Villar de Flores, población salmantina ya desaparecida, se halla enclavada en la Sierra de Gata, en la comarca de “El Rebollar”. En este espacio protegido, refugio del lince ibérico, donde abundan los bosques de rebollo –de ahí el nombre– y predominan las pizarras, se suscita una historia muy bien investigada por María Paz de Salazar y Acha.



Buscando documentación para participar en una jornadas culturales encuentra un hilo del que, seguramente, en la actualidad sigue tirando para desentrañar la historia de este paraje. Acude a buscar ayuda a Ciudad Rodrígo, en la Diputación de Salamanca y en el Archivo Nacional de Simancas, donde encuentra la trayectoria y el desenlace de este lugar, hoy dehesa de toros bravos.

Desde 1580 todos sus vecinos habían hipotecado las heredades que tenían como particulares en casas, prados, huertas y linares, gravándolas con varios juros a los que no pudieron hacer frente, de manera que los bienes son embargados a petición de Manuel Enríquez de Soria. Poseedor de los juros desde 1606. Diecisiete años más tarde, su yerno, Martín de Cáceres, compra a la Hacienda Real las Alcabalas de el Villar; es decir, las contribuciones que se pagaban sobre las compraventas que se hicieron.

La voracidad humana no tiene límites, pero esto no significa que viva mejor el que más tiene. Viviríamos mejor, gozaríamos más, seríamos más libres, sin codiciar más, disfrutando de lo poco que uno tiene entre las manos, pero nos puede la ambición como le pudo a don Martín de Cáceres que fue comprando a los vecinos cortinas, linares, prados y casas hasta la posesión absoluta de todos los bienes ejecutados, pidiendo entonces que se sacaran a pregón, pues alegaba que ni aún así rentaban lo suficiente para satisfacer la deuda contraída. Y como nadie ofreció nada para saciar su apetito, se hizo con todos los bienes ejecutados. Así, en 1633 poseía parte de este lugar y era señor de sus alcabalas, lo que tampoco dejaba de someterle a pruebas incómodas. En cierta ocasión en que don Martín se había presentado para prender a un vecino llamado Pedro Hernández, cuentan los testigos de aquella época que el acusado “le gritó muchas veces con grandes voces y cólera que no quería yr preso y le amenazó diciéndole que se avía de acordar del, y asiéndole el sr don Martín, se resistió y le tiró algunas puñadas y le rasgó las mangas y se vaxó al suelo a coxer piedras y si no fuera por algunas personas que estaban presentes que se las quitaron, le tirara con ellas y le maltratara por ser como es Pedro Hernández, hombre atrevido y descortés con la justicia”.

Cuentan los cronistas de entonces que don Martín pidió ayuda –me lo imagino en medio de la plaza, rodeado por los vecinos de aquel pueblo que trabajaba cada día para saldar la deuda. ¿Qué le pasa hoy al pobre con el banco? El banco es el poseedor de nuestros juros y le bastan tres faltas para posicionarse.

Hasta que Andrés de la Mata, un alcalde ordinario, le salió respondón, acusándole de tener las Alcabalas usurpadas al Rey. Pero aquel alcalde que acusaba no tenía la simpatía del pueblo. Había derribado cinco casas de su propiedad y había vendido sus despojos. Cuando los vecinos le afearon la conducta este respondió que lo hacía para quedarse solo, para ser dueño y señor de toda la villa.

El Villar de Flores se despobló por la mala condición de aquel alcalde y por el levantamiento de Portugal en 1640, quedándose sus términos totalmente yermos y desamparados.

Imagen de Pumar59

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22 julio 2006

De Ordenanzas y Normas
julio 22, 20060 Comments

Es muy difícil contentar a todos, aunque quienes dictan las normas lo procuren. Y nada nuevo bajo el sol, porque ya los antiguos lo dejaron muy claro. Según Descartes: “no hay nada repartido más equitativamente que la razón; todos están convencidos de tener suficiente”. Nada que objetar a la amplitud con la que han sido tratadas las normas urbanísticas de La Pernía, recogidas en ochenta y cuatro folios. Otro asunto es el lenguaje que se utiliza, definiciones sobre definiciones que alejan bastante la comprensión de los artículos, por lo que el ciudadano que no quiera equivocarse tendrá que acudir a un experto que le vaya desglosando cada anexo.




A lo largo del siglo XIV, según los testimonios que han llegado hasta nosotros, fue costumbre, tanto de los linajes poderosos, como de los vecinos de las villas y lugares, entrometerse en las tierras comunales ensanchando las lindes de sus propiedades, cambiando mojones, haciendo pastar en ellas a sus ganados –e incluso- vendiéndolas como suyas propias.

Pues bien, si hace dos años asistíamos a la polémica levantada por una de estas prácticas en San Salvador de Cantamuga, donde un nuevo vecino registraba como suyo parte de un terreno que no lo era, ahora se repite la historia en Polentinos, pretendiendo el que llega abrir camino por las propiedades vecinas alegando que los terrenos pertenecen al pueblo. Una historia que ha llegado al juzgado, creándose un enfrentamiento entre los vecinos y amigos de ambas partes que han acudido a testimoniar.

Al ciudadano actual ya no le sirven las versiones de los más ancianos, por muchos detalles que reluzcan, por más ímpetu que pongan en demostrar que aquello les pareció siempre terreno propiedad del pueblo, detallando si fue bolera o aserradero. Y comienza a reinar en el ambiente ese anhelo de romper con las normas más básicas, a falta de una normativa que pongan en su justo lugar las cosas, porque mucho se habla de modificar aquellos apartados que entran en contradicción con el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales, pero cuando surge un conflicto por la aplicación interesada de un vecino, nadie con la competencia y autoridad suficiente reacciona para detenerlo o enmendarlo, implicando a todo un pueblo en la solución.

Se sabe de pueblos que tenían un acuerdo verbal para explotar los pastos un año cada uno, acuerdo que alguien rompió y llegaron a las manos. Y lo que debe quedar claro es que la razón no se impone por cojones a nadie, ni el pueblo es de nuestra propiedad a fuerza de abonarlo. Es cierto que las normas están demasiado adornadas de deseos: protección del Medio Ambiente, protección del Espacio Natural, del Patrimonio Histórico, pero es bueno que estén, que puedan leerse, que puedan aplicarse. Dentro de esas normas hay un apartado donde se señala al Ayuntamiento como primer responsable de la Conservación del Medio, alcanzando esta responsabilidad así mismo a los particulares que, en consecuencia, tienen derecho a denunciar las instalaciones y actividades que supongan un peligro a la Sanidad y a la Naturaleza, y a las construcciones que adolezcan de falta de higiene.

La primera prueba de fuego bien pudiera ser esta: El Procurador del Común ha requerido al alcalde de La Pernía para que se legalice en Santa María una cuadra o se cierre. Lo hace en una Resolución muy fundamentada y en la que dice que si se necesita dinero para sacar la cuadra fuera del pueblo, que la construya fuera y que pida subvención que llega hasta el cincuenta por ciento.

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15 julio 2006

Cántabru vivu
julio 15, 20061 Comments

Vivo apasionado por las voces que desde todos los puntos, por cuestiones de lengua o tradición, vuelven a referirse a nuestra tierra. Constantemente estamos reescribiendo la historia y partiendo de las señales que nos dejan los libros y las investigaciones, vamos lentamente despejando las dudas, saboreando de otro modo los hechos acaecidos; rompiendo moldes, porque ni siempre fue bueno lo que se dijo antes ni vale todo lo que ahora se nos quiere decir. El diario “Alerta” publicaba en mayo una entrevista a los miembros de la Asociación “Cantabru Vivu”, Roberto Diego y Raúl Molleda, a propósito del II Encuentro sobre el Idioma Cántabro. Con sede en Torrelavega, la asociación se dedica a la recuperación, el fomento y la dignificación del idioma. Diego es músico e investigador, autor del libro “Aportación al Estudio del habla cántabra”, y Molleda ha realizado varias recopilaciones de toponimia en versión vernácula. Debo aclarar que no pretendo con este comentario abrir fronteras, ni reivindicar posiciones en torno a nuestra posible descendencia.






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08 julio 2006

Inflar aquí el padrón
julio 08, 20060 Comments


Hace unos años, cuando pasaba el mes de agosto en San Salvador, alguien me dijo: ¡vete a Verdeña, verás que pueblo!. Al principio me extrañó que uno de los pueblos más pequeños pudiese cambiar tanto. ¿Por qué?, ¿Quién era el artífice de aquello?, ¿Quién tenía tanto interés en asfaltar las calles de un pueblo donde sólo quedaban tres o cuatro casas abiertas? Vecinos del lugar, a los que conocía, me contaron que el alcalde había llegado a un acuerdo con el ganadero para que las vacas no entrasen en el casco urbano, acondicionando a cambio puentes y caminos del entorno. A medida que fue pasando el tiempo, el pueblo fue cambiando: jardineras nuevas, plazas, fuentes, la iglesia, el bosque de fósiles, la Casa del Oso...


Quería felicitarle por lo que consideraba ya un milagro, pero el alcalde vivía en Barcelona. El sacerdote no me lo puso bien y en los pueblos del contorno había comentarios para todos los gustos. ¿Cómo era posible que gobernase un pueblo alguien que no vivía en él la mayor parte del año? En uno de los breves que por entonces publicaba en el "Diario Palentino" bajo el subtítulo de “Impresiones”, cargué tintas contra él, negando en buena parte lo que se evidenciaba ante mis ojos. A mí me lo demostraría más tarde, como vocal de “Fuente Cobre”, persona inquieta, luchadora, buscando lo mejor para su pueblo y aportando ideas para mejorar estas comarcas, una de las últimas y por las que se desplazó desde Cataluña a Valladolid en numerosas ocasiones, fue la de conseguir una depuradora de aguas para las comarcas de Pernía y Castillería. Y lo que es claro y evidente es que lo hizo siempre poniendo dinero de su bolsillo para viajes y gastos. Por eso y por tantas otras cosas, al margen de lo que quieran ver sus enemigos declarados, el pueblo le respalda y le quiere.

He de confesar que nunca le di importancia al hecho de inflar el padrón en nuestros pueblos. Nunca me preocupó dónde estaba inscrito cada cual. Nunca lo comenté con nadie, ni siquiera se me pasó por la cabeza que un día, extrañado ya por las dimensiones que esta práctica ha llegado a alcanzar en otro punto de nuestra montaña, le dedicaría un comentario para llamar la atención de quien proceda y evitar, por ejemplo, que alguien gobierne un pueblo merced a los votos de personas que no nacieron ni viven en él, todo para extraer suculentos beneficios de sus pastos.

La prensa aireó bastante el engorde del padrón en Salcedillo, y una visita a las hemerotecas me sirve para constatar lo que ahora siguen denunciando algunos vecinos con el censo en la mano. Al alcalde se le atribuyen más de veinte empadronamientos en su domicilio, lo que le sirvió para ganar la presidencia de la Junta Vecinal. Gentes de las que nunca más se supo y que, de haber figurado en serio, los vecinos no necesitarían desplazarse a Barruelo para ir al médico. Pero la Fiscalía no quiere ver irregularidades con lo que estamos asistiendo a la Cruzada de un fulano que alcanzó el poder y se está apoderando poco a poco de un pueblo. Todo tiene una segunda lectura, depende de quien lo mire, depende de lo que cada uno quiera ver, o de lo que convenga a cada cual, todo depende.

Lo triste es que esta práctica que no pasa desapercibida para nadie, no sirva ni tan siquiera para comunicar a este pueblo en invierno, para obtener servicios de manera que invite a ser repoblado por gente de otros lugares, pero de verdad, no sólo para que un individuo consiga la Alcaldía sin haber demostrado antes que va a poner de su parte todo lo que pueda para que no se muera.

Imagen de Gonzalo Alcalde

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