Dejando atrás el valle de Pesaguero se entra en Palencia. Piedrasluengas, que con el río bullón aporta también su baño verde al valle cántabro hasta llegar al Deva, es otro de los lugares palentinos más característicos, donde la montaña alcanza una expresión difícil de conjugar en estas entregas. La Vega de Liébana, donde los estrategas cuentan siete valles enlazados en un círculo, con un diámetro de entre veinte y treinta kilómetros, a los pies de la montaña palentina, ha logrado en los últimos años una afluencia turística que hoy desbordaría a los viejos cronistas. Jesús Torbado, en un especial para la revista “Tribuna” citaba las palabras que hace veinte años escribiera Ridruejo, refiriéndose a la riqueza y a la miseria de este hermoso rincón de la vecina Cantabria: “conocer los más diversos cultivos y no tener bastante de ninguno”.

0 Comentarios
Si la entrada tiene más de 15 días, revisaremos tu opinión. Puedes comentar libremente. Agradezco tu participación. Sé prudente y respetuoso al exponer tus juicios.