El precio de la fama



Los famosos suben como la espuma. Cuentan a manos llenas sus triunfos. Sin ellos, la vida en estos años no tendría mayores alicientes para nosotros, los restantes mortales, casi todos preocupados por las historias pequeñas. Reconozco que a este lado de la tapia echamos de menos muchas cosas, aunque no imprescindibles para vivir, sí necesarias para viajar por este mundo que el ser humano se ha empeñado en cargar de veneno. Y nada se puede hacer, esa es la impresión general, mientras tanto, ellos siguen subiendo, siguen jugándose a una carta todo.
Es triste que debamos conocer a duques y princesas por detalles que poco o nada tienen que ver con ellos, huyendo a diario de la ruleta de periodistas y fotógrafos que saben que una foto puede hacerlos millonarios. Ahí están los personajes disfrazados, representando un papel cada día, fundidos entre manjares generosos, reapareciendo entre alguna que otra fiesta benéfica, cansados ya de tanto maniqueo en las páginas de sociedad de los periódicos...
¿Hasta dónde la realidad?
¿Hasta dónde la burla?
¿Tienen derecho a la privacidad quienes se jactan de manipular su propia vida para venderla luego a las revistas y sacar dinero por ella?

Imagen: Yo dibujo

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1 Comentarios

  1. En este mundo traidor nada es verdad, ni es mentira... y lo sueños, sueños son, hala! En otro orden de cosas, creo que todo el mundo tiene derecho a la privacidad, incluso los que comercian con su vida privada, del mismo modo que una prostituta puede elegir con quién practica sexo y por cuanto dinero. De lo contrario violar a una prostituta no sería delito, ya que antes había cobrado por sexo...no?

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