ORÍGENES

27 julio 1997

Cien pueblos
julio 27, 19970 Comments

Con las labores de la siega, el acarreo y la trilla, estos pueblos de montaña despedían los meses de verano. Ahora, veinte años más tarde, el trillo, la veldadora, los garios y, todos los aperos que ayer se utilizaban para poner la cosecha a buen recaudo, se pudren en las tenadas o, parcialmente rescatados, se lucen en los museos.


Más o menos, cien pueblos, que en el transcurso de un siglo han tocado las más altas cotas de progreso y se han hundido al mismo tiempo con él, porque nuestra gente se fue al despuntar del mismo en busca de otros horizontes.

Ciertamente, además de la historia y el valor de cuantos se fueron, porque tras ellos dejaban media vida, una familia, un pueblo, sorprende el tesón y la fe de cuantos se quedaron. Hoy a nadie le disgusta un pueblo limpio, una casa pintada, una pared bien compuesta y un huerto bien cuidado. Si además de esto, la casa temporalmente so abre y un perro ladra en la tenada, y varios niños juegan en la plaza, intercambiándose entre ellos un poco de las dos culturas y siempre aprendiendo cosas nuevas de ambas, ese singular hecho se mantiene como un claro manifiesto dé esperanza.

Pero a nadie que entienda un poco, se le oculta la cruda realidad. La historia que aprendimos los nativos, reciclada una y otra vez , no ha perdido ese estigma que la hace tan especial para nosotros y que enamora al forastero.

Todo eso es verdad, ya lo sabemos, peró la realidad es otra cosa bien distinta. El dramatismo y la agresividad que impregnaron el ojo avizor del viejó cronista quedan detrás de ese gran fuego, cómo una mancha siempre, como un soplo; los habitantes podrán desarrollar su vida normalmente, sin olvidar nunca que la distancia es una señal inamovible de peligro, que el Parque Natural es un doble juego de los potentados: se acuerdan de la Tierra y le ponen candado.

Cien pueblos, en fin, venerados, absortos, descritos de cien formas, que tratan de ganarle tierra al olvido poniendo en la balanza un equipaje tentador: su gente, su enclave, su leyenda. La situación geográfica les hace distintos y la leyenda les mantiene en una especie de suspense. Quienes viven aquí son conscientes del sacrificio al que se exponen y el tiempo se encarga de ir limando todas las asperezas.

Pero, podemos pedir más: a los gobiernos, a los medios de comunicación, a los turistas. Por una serie compleja de leyes y atributos, les corresponde a los gobernantes decidir el reparto de bienes y de ellos depende un asunto que es clave: las vías de comunicación. Los medios hablados y escritos son el parte vivo, la memoria, cuentan la historia, mueven las piezas necesarias para que nadie se duerma en los laureles y, finalmente, los turistas disfrutan y publicitan lo que han visto cuando vuelven a sus lugares de residencia.

Arrastramos un poco de ese dramatismo y agresividad que los viejos cronistas advirtieron. Hay en el fuero interno de los propios habitantes, opiniones encontradas en cuanto a la conveniencia de promocionar el turismo en esta tierra, poro no so puede ni se debe luchar contra el proyecto maravilloso de demostrar a la gente que la montaña palentina es uno de los paraísos más bonitos del mundo.

La gran mayoría de los que ocasionalmente llegan a estos puertos, suelen regresar a sus casas con una opinión, en general, satisfactoria: los habitantes, el arte, la comida, el paisaje..., todos ellos se funden y se complementa- Al visitar una casa rural encontré en las habitaciones un sencillo bloc de notas, donde los viajeros manifestaban las impresiones recibidas, y prometían volver al mismo lugar el año próximo. En cierta ocasión, alguien a mi lado exclamó: "¡Si esto lo cogieran los catalanes!". Y algo parecido he leído después en este mismo diario a compañeros que firman en las primeras páginas. Seamos honestos: de una pequeña tierra no se pueden esperar grandes prolegómenos, y no es el problema la belleza que en su conjunto aflora, sino las dificultades que en todos los caminos se nos cruzan y que muy poca gente entiende o capta.

"El Monje de Arlanza", citado por Víctor de la Serna en la ruta de los foramontanos, reconocía ya las duras condiciones de vida a las que estuvieron sometidos los habitantes de estas tierras, y el mismo escritor, al comienzo do "Castilla Navegada", habla de una Palencia dramática, despiadada, agresiva. Cuando el viajero se adentra por vez primera en estos pagos, llega a poner en duda la existencia de unos pueblos que, encajonados en los valles, o asentados en las laderas, han permanecidos ignorados sistemáticamente por todos los gobiernos. Los escritores, al relatar su viaje por las entrañas de esta tierra, tienden a idealizarla, olvidando ese dramatismo que sólo el viejo crítico captó y contó. En torno a estos cien pueblos se mueve un mundo mágico, donde so hace puente la leyenda y el río se hace camino. El verano le tiende un lazo inmenso al emigrante, se hinchan los pueblos, la fiesta en la campera te abre la puerta del recuerdo, y todo es armonía, y todo es fuego. Entonces es normal que, quienes vienen y asisten a tales manifiestos, se prometan volver pronto, unidos sentimentalmente a estos lugares por una especie de encantamiento.

Reading Time:

22 julio 1997

La balada de los poderosos
julio 22, 19970 Comments


Alfonso Pascal Ros, poeta navarro, de Barañain, a quien encontré por primera vez en un suplemento cultural del diario madrileño ABC, cita mi nombre en el prólogo de la revista "Archione", (Madrid, 1994) –dirigida por Gonzálo de Luis–, entre media docena de personas. “Si uno no consigue hacer amigos, ayudar aunque sólo sea en sus reducidísimas posibilidades y amar a los demás, para qué sirve su obra. El gigante egoísta –añade– no fue feliz por completo hasta que los niños volvieron a jugar en su jardín”. “La casa del amigo es un refugio contra el mundo de las bocinas y del trepa, un Amazonas que se defiende de las palas y la especulación. Yo sé que hay muchas casas como esta, y son las que a mí me gustan.”


Sirve este comentario de mi buen amigo para abrir el artículo de hoy, porque muchas son las pautas que en aquellas líneas suyas vienen dadas, de manera que sirven para justificar nuestro propio trabajo.

La vida está llena de mentiras y, es posible, algún día lo sabremos, que nuestra Tierra a partir de ahora esté sujeta a la especulación de la que viene hablando Alfonso.

Aquí, como en otros lugares, hay dos opciones claras: aceptar el turismo, con todas las consecuencias que de ello se deriven (buenas y malas), o aceptar el declive, la vejez y la muerte paulatina de un pueblo. Vistas así las cosas, se ha optado claramente por la primera. En realidad, nosotros no hemos hecho nada extraordinario, salvo abrir la puerta de la casa y reafirmar una vez más nuestra presencia. Ahora bien, cuando asomaron sus narices los que mandan y empezaron a planificar historias de futuro, se nos vino abajo el planteamiento, hallando incompatibles sus manifiestos con muchos de los trabajos que aquí se venían desarrollando.

Puede que el papel sensibilizador que llevan a cabo algunas Asociaciones, como la Fundación Oso Pardo, premio Castilla y León de la Naturaleza, 1996, sirva de atenuante o advertencia para esa minoría cuya ley siempre parece ser la del más fuerte, pero más allá de reprocharles nada y, sabiendo la teoría de la suerte que a todos los premiados acompaña, cualquier pobre ayuntamiento del norte provincial hubiera sido un receptor dignísimo, porque ya que hablaron del oso, su vida se debe en buena parte –salvo aisladas excepciones– a ellos mismos, que respetaron su camino.

Y es este un manifiesto muy curioso. Se alía la Administración, que otorga el premio, con la Fundación que lo recibe, a los cuatro años de su existencia. Se alían dos armas poderosas: los que llevan el peso de todas las cosas, quienes otorgan o desaprueban por leyes no siempre justas y acordes al lugar y al momento y, quienes sólo tienen ojos para la Naturaleza, para la vida que se mueve más allá de los hombres y los pueblos. Hay como un acuerdo simpático: se premia porque se espera a cambio una voz que se mueva en el entorno, que vigile, que denuncie, que en cierta manera venga “advirtiendo” al ciudadano.

Y opino, además, que se recoge dicho premio con regocijo –no por el valor material–, sino porque para ellos también la Administración implica un lazo y un mentor que atenderá sus quejas. Si mañana los gobernantes necesitan una voz que hable bien del Parque Natural, ellos serán su voz aquí, sólo por el amor que dicen tener hacia la tierra y hacia el animal y porque, fundamentalmente, la ley del Parque apoya de una forma incondicional lo que ellos dicen amar y defender por encima de todo: “el hábitat del oso pardo”.

En este sentido, yo creo que nos encontramos ante un abuso de poder, una fuerza que de nada le va a servir al ciudadano que aquí vive; muy al contrario, si durante años ha soportado estoicamente el silencio y el olvido de ambos, de la Administración y de los Ecologistas, ahora aquellos se harán con el poder votando y deshaciendo cualquier denuncia que no vaya a la par con sus anhelos. A la insalvable distancia se une la prepotencia de quienes nunca defenderían, por ejemplo, la escuela para un grupo de niños, o la consulta médica para un grupo de pueblos. Es decir, que no estamos en la época de las cavernas, ni de los esclavos, pero en un mundo muy superior venimos a ser el reemplazo de aquellos.

Es verdad que el camino que ahora hemos iniciado es el que nos lleva hacia el futuro, pero, visto lo visto, que nadie piense que vamos a estar a salvo de la especulación y del contrasentido. “Quienes hacen la ley, hacen la trampa” y en esa corta acepción se encierra un buen trecho de espinos, que nuestra gente tendrá que sortear con la voluntad que antes depositó para mantenerse y sobrevivir en el olvido más absoluto y más absurdo.

22.07.97 Vuelta a los orígenes

Reading Time:

14 julio 1997

Hogar de oficios
julio 14, 19970 Comments

Todos los artículos que vengo desgranando están confeccionados lejos de casa, en una ciudad llena de humo, por donde corre el metro más moderno del mundo. Todo este movimiento que yo vivo casi como ustedes, a través del periódico, no me subyuga como pudiera hacerlo la casa donde nací tal día como hoy, hace 39 años. Es cierto que utilizo y comparto todos los servicios y adelantos que a empujones nos meten en ese siglo nuevo, en el que no pensaron ni los grandes genios de los ordenadores. Pero nada se puede comparar con este aliento que recibo del pueblo, con su escuela, con su iglesia, y ahora mismo con un movimiento de gentes que nunca antes alcanzó el norte de Palencia.





ESTE ARTÍCULO FORMA PARTE DEL LIBRO
VER DOS VECES LAS COSAS
FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020
LECTURAS EN EL BLOG +DE 200

Reading Time:

15 junio 1997

Los caminos de la montaña
junio 15, 19970 Comments

Los caminos de la montaña, como los del Señor, son inescrutables. Te llevan por lugares que nunca pisaste a la cima de las más altas cúspides. Una de las visiones más increíbles la tuve en la Sierra de Brañosera, por encima del refugio “muerto” del Golobar.

 

Hacia un lado, la cuenca minera, como valle encantado: “luz de Madrid” –dijeron los cronistas de la época–. Hacia otro lado, como eslabón de una cadena interminable, un montón de montañas que escalonadamente te van alejando de la tierra: Sestil, Cueto Mañin, el Cuchillón, Pico Tres Mares y Peñalabra”. Muchos de ellos sé que existen, que están allí enclavados, los reconozco cuando me los nombran; los viejos del lugar me los señalan, pero lejos de este contorno a más de uno no acertaría a situarlos sin un buen mapa delante de los ojos.

Hace ya algunos años, por la puerta de Herreruela de Castillería llegamos a la Cueva del Cobre, después de atravesar los lugares del Cuadro y la Centella, donde compartimos café con los pastores extremeños. Lugares de Sotosorrocedo, el Desanche y las Babosas; las Adras, Campullao; en Celada, la garganta de las traviesas y Tejedo en terrenos de Redondo. A medida que asciendes, tal y como el gran angular de una buena cámara, la imagen se hace enorme y al asomarte al puerto de Corisa recoges también elementos de agua: las colas del Pantano de Requejada, el Pantano de Aguilar de Campóo y el extenso bosque de la Castillería con sus pequeños pueblos que aparecen y desaparecen a gusto del caminante. Sobre la cima del Cueto, a contraluz, vacas y terneros pastan asomados al valle de Mudá.

Pues bien, si aquel camino era ya una postal emocionante, si aquél paraje te llenaba de fuerza y a trozos se te iba desbordando el alma, la visión de la tierra palentina desde aquellos lugares de La Braña, es una expresión máxima que nunca acertaría a definir con precisión en estas líneas.

No se puede pedir más perfección. Si quienes viviendo en la montaña, desconocen la impresión que se recibe asomándose a los valles y a los pueblos desde una de las cimas más altas de la provincia, nunca describirán de la misma forma los sonidos y la historia del pueblo. Ocurre algo parecido en Vidrieros. Esa misma leyenda que habla de un monstruo enorme es una alegoría que trata de hacernos comprender la grandeza del lugar a través de una fiera que no existe. Porque, de otro modo, ¿es posible imaginarse encanto mayor que, en medio de uno de nuestros mayores símbolos –como es el Curavacas–, surga un lago? ¿No es digno de mencionarse un mirador como Peña Tremaya, desde donde se divisan pueblos como Areños, Los Llazos, San Salvador, Tremaya, Redondo, Urbaneja, la Abadía y el Campo? Y apurándome un poco, sin hacer demasiados esfuerzos, aquellos que viajan a Potes y se detienen a estirar las piernas en el Collado de Piedrasluengas, un día claro, asistirán a un magnífico espectáculo: el valle de Liébana y los Picos de Europa.

Desde Polentinos o Resoba, los caminos te llevan hacia el pasado más reciente de estos lugares, recorridos antaño por carreteros y feriantes y, la belleza se manifiesta a cada paso, en cada pueblo. Cada parada va llena de un halo misterioso que impregnará los huesos del viajero hasta absorberlo por completo. De igual forma que Gabriel García Márquez asegura no idealizar Aracataca, su pueblo natal, y viaja con nitidez por la tierra de sus antepasados, yo vuelvo los ojos a los míos, hurgando con la paleta del recuerdo en esa especie de brasa que, movida por tanta gente, ha devuelto una luz de esperanza a tantos pequeños y acogedores pueblos de la montaña palentina.

Como emigrante tengo la impresión de haber perdido una batalla: la vuelta a tu lugar de origen es cada día más imposible, porque son muchas y a veces insalvables las cosas que te atan a tu lugar de residencia.

Como nativo de esta tierra, me aferro a la ilusión, invoco al sueño, paseo diariamente por los caminos que recorrí de niño. Soy consciente de que, a pesar de haber andado tanto, quedan paradas de belleza increíble a las que no me condujeron ni la publicidad ni las buenas gentes que aquí moran. Sencillamente porque, quienes hacen la publicidad no saben lo que significa vivir aquí trescientos sesenta días al año y, para quienes viven aquí, este paraíso sigue siendo el camino más natural del mundo.

Reading Time:

01 junio 1997

La Cantabria leonesa
junio 01, 19970 Comments

José María Villanueva Lázaro, leonés de 75 años, licenciado en Farmacia y colaborador del “Diario de León”, firma en Llanavés de la Reina, el 25 de Julio de 1989, un libro extenso que abarcando toda la zona de la montaña palentina, ayudado de una numerosa bibliografía, viene a englobarla dentro de la Cantabria leonesa.




ESTE ARTÍCULO FORMA PARTE DEL LIBRO
VER DOS VECES LAS COSAS
FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020
LECTURAS EN EL BLOG +DE 930


Reading Time:

18 mayo 1997

En el nombre del hombre
mayo 18, 19970 Comments

Dejando atrás el valle de Pesaguero se entra en Palencia. Piedrasluengas, que con el río bullón aporta también su baño verde al valle cántabro hasta llegar al Deva, es otro de los lugares palentinos más característicos, donde la montaña alcanza una expresión difícil de conjugar en estas entregas. La Vega de Liébana, donde los estrategas cuentan siete valles enlazados en un círculo, con un diámetro de entre veinte y treinta kilómetros, a los pies de la montaña palentina, ha logrado en los últimos años una afluencia turística que hoy desbordaría a los viejos cronistas. Jesús Torbado, en un especial para la revista “Tribuna” citaba las palabras que hace veinte años escribiera Ridruejo, refiriéndose a la riqueza y a la miseria de este hermoso rincón de la vecina Cantabria: “conocer los más diversos cultivos y no tener bastante de ninguno”.







ESTE ARTÍCULO FORMA PARTE DEL LIBRO
VER DOS VECES LAS COSAS
FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020
LECTURAS EN EL BLOG +DE 200

Reading Time:

20 abril 1997

Lugares de la montaña
abril 20, 19970 Comments

Hace unos meses, en la Venta de Urbaneja, coincidí en casa de unos familiares de mi esposa con los responsables de Adempa. La venta estaba llena de visitantes, este es un hábito envidiable heredado de quienes desde primeros de siglo adquirieron el edificio, manteniendo vivo el noble lema que guió a los venteros de la zona: acoger a los caminantes, rociarlos de buen vino, haciendo olvidar por unos momentos a quienes allá se detienen, las penas y presagios que a todos los humanos nos entrega de cuando en cuando el mundo.

 




ESTE ARTÍCULO FORMA PARTE DEL LIBRO
VER DOS VECES LAS COSAS
FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020
LECTURAS EN EL BLOG +DE 180



Reading Time:

23 marzo 1997

Redondo, de Grimaldi
marzo 23, 19970 Comments

A finales del siglo XVIII nacen en Santa María de Redondo los tatarabuelos del Príncipe de Mónaco. La casa solariega de Gregorio de Mier y Terán (1796) y Mariana de Celis y Dosal (1790), y toda la historia que rodea y envuelve a la familia aparecen en la revista “Hola”, con motivo de los 700 años del reinado de la dinastía de los Grimaldi.


 
Camino de la Cueva Cobre, Cuelvalcobre –para otros eruditos e investigadores Coble, del adjetivo cobleciense– se encuentra este pequeño pueblo, tocando ya las faldas de Tres Mares. Ya en 1988, en un artículo publicado en prensa, mencionaba –refiriéndome a este hecho en concreto– “desde la Cuna de los Príncipes a Riaño”, valorando entonces y en secreto la información de un afamado periodista de la prensa del corazón que habìa investigado la rama paterna de Rainiero de Mònaco. En 1993, dos periodistas “ambulantes” de “El Norte de Castilla”, al hacer su recorrido desde San Salvador a Santa María de Redondo, vuelven a mencionarlo, al decir de los escudos de las casas “que hablan de tiempos de señores y feudos, de grandezas y de linajes que, aunque parezca mentira, entroncan con la actual casa principesca de Mónaco”. Me refiero a Javier Prieto y a Pablo Genovés y a su aventura mágica por el Pisuerga.

Debo insistir en esto: para mí, romántico trasnochado, tiene más transcendencia el humo de una chimenea cuando amanece, que todos los escudos y linajes que penden de las que están cerradas.

La vida está llena de casualidades, pequeñas anécdotas que se van enlazando, hazañas y aventuras que nos sacan del contexto natural y nos llevan, le llevan en este caso a presidir un principado, a un hombre que de otro modo hubiera sido uno más entre todos, en un pueblo que amanecía siempre con una furgoneta de mineros camino de “Montebismo”.

Es verdad que, en general, la gente de estas latitudes es muy agradecida y, pienso que se sentiría halagada si recibiera una señal de tan ilustres tipos, un reconocimiento a su pasado, cualquier minúsculo detalle, porque de momento sólo han hablado los Medios de Comunicación. Para compensar esa ausencia, o ese olvido, debemos remitirnos sin dudar un momento a las gentes más humildes que habitan estos lugares, forjados a la manera de los antiguos héroes, porque en condiciones tan adversas salieron adelante para dejarnos como legado esta franja tan valiosa de tierra.

Por aquellos días, en el programa de Tele-5 “Qué me dices”, donde se recrea la farándula, en una instantánea relacionada sin duda con este mismo tema, en la boca de una de las últimas minas del contorno, con su casco y la cara brillante de carbón, aparecía Vicente, el hijo de Carmen de Mier, el mismo que junto a su madre y envuelto en las esencias de una noticia que estaba recorriendo España, aparecía en otras revistas y periódicos.

Los Redondos, cuya belleza se traduce camino de la Sierra, quizá donde dejara escondida parte de su niñez el dibujante y humorista Peridis, vivió aquellos días la noticia de su segunda leyenda. La primera nace junto a Viarce –cuentan de un moro al que un día se le apareció una Virgen–, lo que de otra manera sirve para explicar el hecho certero de un manantial que hoy sigue vivo y, la segunda, que allí mismo, en una de aquellas humildes casas, nació el tatarabuelo de un hombre que rigió los destinos de un lejano y pequeño principado.

Esta Tierra, que a impulsos de un viento helado nos ha traído noticias de unas bellas princesas, como en los viejos cuentos, después de tanto manifiesto y un poso de silencio interno, se descubre que necesita el beso de un personaje de leyenda. Y es verdad que parece que pasamos por una época en la que prima más un príncipe que un tratado serio sobre el estado de las carreteras.

Lo que contaba el viejo al calor de la lumbre ha perdido colorido y sólo la historia lejana de un paisano que salió de su casa y casó bien, ha devuelto el interés hacia una Tierra por la que tanta y tan buena sangre corre.

Este artículo se publicó en "Diario Palentino" y "Norte de Castilla"
Para saber más: "Cervera, Polentinos, Pernía y Castillería", de Froilán de Lózar, Editorial Aruz, Segunda Edición, Julio de 2009.
Imagen: News.bbc


Reading Time:

09 marzo 1997

Blandas promesas
marzo 09, 19970 Comments

Cuando Pablo Genovés y Javier Prieto llegaron en bicicleta al norte de Palencia, para poner sobre el tapete de la escuela a nuestra Tierra, no quise adentrarme en la lectura de su trabajo. Recordé las palabras de Tenesse Willians, famoso autor teatral, quien declaró en cierta ocasión a un periodista que no leía nada de teatro contemporáneo porque, una de dos, o eran obras malas y no valía la pena leerlas, o eran muy buenas y corría el riesgo de caer bajo su influencia.


En un principio las archivé como hago con tantas historias que se escriben sobre el norte de la provincia, para recrearme posteriormente con su lectura y recorrer la montaña bajo el influjo de tantos y tantos como hablaron de ella, despreciando las premisas de aquel autor famoso. Cierto es que, al contrario, después de haberme mostrado abiertamente a su favor, conocedor del contorno en el que vi la luz primera, he sido ignorado en todos los proyectos que los organismos y entidades palentinas han llevado a cabo. “Lo que tú escribes, además de polémico –me contestó en cierta ocasión un directivo–, es muy similar a lo que ya escribieron otros antes”. Y estas palabras debieran hacer reflexionar al crítico porque el hecho de que, sin haber leído a mis antepasados, piense lo mismo que ellos, mayor motivo debe ser para que quienes lo saben asimilen nuestro pensamiento y procedan en consecuencia a satisfacernos.

Porque mucho más que la rica historia en la que se fundamenta y crece, nos ha preocupado siempre la marginación en la que vive. Hombres y mujeres de diferente condición y tendencia han hecho oír su voz a través de Asociaciones, con protestas y proyectos, dependiendo del momento, todo en base a negar el progresivo debilitamiento del mundo rural.

No cabe duda que, en el caso de la Montaña Palentina, se han abierto en los últimos tiempos expectativas generosas con el Turismo, pero eso no es suficiente. Es necesario, yo diría que urgente, que los proyectos de infraestructura que ahora mismo se dilucidan, nos alcancen para que podamos hablar sin miedo de futuro.

En las últimas estadísticas vemos como el censo de Palencia ha seguido bajando y, las zonas más debilitadas, donde más se acusa la emigración, vuelven a ser los pueblos más alejados, (sirva el dato reciente del censo actual que presenta Barruelo de Santullán), cuestión que de olvidarse acabará con ellos a la vuelta de las próximas décadas.

Ángel Capdevilla, al asumir el cargo de Gobernador Civil, en 1994, y en una entrevista realizada para un medio de comunicación, aseguraba convencido: “Palencia, dentro del conjunto de Castilla y León, es una provincia con un futuro muy esperanzador”.

Ahora bien –disculpando su reciente incorporación al cargo al hacer estas declaraciones–, yo me pregunto, ¿a qué Palencia se refería el mandatario?¿Hay dos Palencias?. Yo creo que no, pero se lo pregunto a quienes ostentan algún tipo de cargo, para que desmientan este perezoso pensamiento que hoy me guía.

La lejanía de quienes nos representan es aún mayor, si cabe, que la propia distancia que nos separa de la capital. Durante años, a nuestros gobernantes se les ha helado la miel de las promesas en la boca y sólo en actos muy contados y partidistas, han venido, han visto y se han vaciado de exclamaciones donde todo hablaba de caminos de rosas y proyectos fecundos.

Promesas que en raras ocasiones han cumplido, o que han cumplido cuando ya la piel de estos parajes estaba más que reseca y lacia. Por nuestra parte, nos hemos consolado como se han consolado los vecinos del norte de Burgos. Hace unos días, cuando la Cadena Ser llegó a San Salvador de Cantamuga preguntando por los inviernos, los que hablaron dijeron que estaban bien, que sólo habían estado cerrados unas horas, como olvidándose ya de los inviernos en los que pasamos diez días incomunicados, con el parto complicado de una mujer en Lores, salvada de milagro en las últimas horas, mientras las máquinas quitanieves se dirigían al Parador “Fuentes Carrionas” para dar paso a una comitiva que venía a celebrar la boda de la hija de un alto cargo. Y me extraña que no recuerden los inviernos que todavía hoy pasan algunas zonas cercanas a ellos, como la Castillería. Me repito en las historias porque ya me rebelé en su día contra las mentiras de aquellos que tanto te adulaban y que luego dejaban que te hundieras. Y eso también lo han olvidado algunos de mis paisanos, que se encuentran ante la disyuntiva de elegir dos caminos: que las autoridades locales y provinciales se hagan cargo de todo, incluso que cometan errores, pero que nadie les moleste o, hablar, patalear, quejarse con las pocas garantías que da el ser escuchado ante el escaso número de personas que están dispuestos a presionar para que se resuelvan algunos de esos viejos problemas.

Afortunadamente, quienes se van sumando a este último grupo, que cada día es mayor, entienden que su voz es importante y como consecuencia de ello actúan, realizando convocatorias, uniéndose Ayuntamientos, embarcándose en la Cooperativa que lleve lejos la carne de Cervera y su comarca, buscando una solución o una alternativa a la crisis de la minería; en definitiva, actuaciones todas ellas que vienen a desmentir ese individualismo con el que se nos identifica. Porque, si todas las historias que se cuentan , no llevan implícito el cumplimiento de tantas promesas como se nos dieron, de nada servirá mañana todo lo que con tanto esfuerzo nos legaron los hombres y mujeres de esta Tierra.

Imagen: José Luis Estalayo, Mudá.

Reading Time:

23 febrero 1997

La sombra del censor
febrero 23, 1997 10 Comments

Durante estos meses de silencio, muchas veces he pensado en cerrar el cuaderno y así se lo he expuesto a quienes por una u otra razón esperaban mis comentarios. He de confesar –antes de entrar de lleno en esta nueva serie–, que la prensa palentina me ha dado una oportunidad que creo haber aprovechado correctamente, poniendo sobre el tapete historias de nuestra montaña.

De la serie "Vuelta a los Orígenes"

Por otro lado, cada vez que me siento ante el papel en blanco para tratar de poner en orden muchos de los mensajes recibidos, vuelvo a mi estado natural: me concentro, como los deportistas, me tranquilizo como el artista que, a medida que la obra avanza, se va metiendo en el papel, se va sintiendo más seguro; como el pintor al que encargan un cuadro con motivos que domina. Dejo el síndrome y vuelvo a ser yo mismo, buscando la manera más acertada de transmitirles tantas impresiones.

Ello es sencillo y divertido, porque a lomos del recuerdo te sumerges en el mundo de tu niñez, en la historia de tus mayores; recorres los caminos de siempre hallando en cada paso un nuevo estímulo, como una nueva fuente de inspiración. Este ejercicio, aunque se repita miles de veces a lo largo de tu vida, nunca te cansa. Es como asomarte a una ventana y contemplar tu sueño de siempre hecho realidad. “Aquí no hay nada” –insisten tus paisanos–. Pero tú, que vienes amedrantado por los tiros, oculto en una mascarilla por el humo, con el disfraz de mil discusiones en las que no pudiste tomar parte por miedo, tienes aquí todo lo que un ser humano necesita para valorarse y entenderse. Sólo cuando te adentras en el latido diario, te sacudes la idea de la belleza total, de lo absoluto, al darte de bruces en este marco de belleza infinita con los asuntos cotidianos que aquí les atan, que aquí les merman tanto.

De una tierra con dialecto de bombas, a la que te sientes ligado por la familia que ha nacido en ella, por los amigos, por las gentes de tantos pueblos españoles que amanecen con la confusión de no pertenecer a ningún sitio –hasta ese extremo posesivo que ellos piensan–, vuelves a encontrarte con tus propias raíces y encuentras una losa de hielo cada vez más grande, una distancia cada día más insalvable, un pueblo que nunca comprenderá lo suficiente el empeño de tus palabras. Aquí bulle un poco ese pensamiento incorregible de que te has ido y de que perteneces a otra historia, pero no es verdad y me preocupan esas mordazas que parecen ofrecerse gratuitas entre ellos y hacia nosotros.

Un miembro de la Asociación “Norte Palentino”, me contaba que el médico había dejado de hablarle de la noche a la mañana. Al parecer, el encargado de denunciar todos los asuntos relacionados con este tema en el Consejo de Salud, había censurado ciertas posturas en algunos casos muy concretos que ocurrieron en la zona norte. Por alguna razón el informe había transcendido a la Prensa y el médico afectado les censuraba días más tarde: ¿por qué no me habéis dicho nada a mí de lo que ibais a poner en el periódico?

Hace un año, el secretario del Ayuntamiento de la Pernía me entregaba un sobre para que hiciese un comentario sobre la Feria de San Bernardo, y otro empleado que había dentro exclamaba: “Si escribe algo ése de la Feria, le denuncio”. Pues, he aquí que, estos casos de evidente desprecio son ceniza comparados con otros que recientemente me contaron. Ciertos representantes del Ayuntamiento de Guardo le sugirieron al corresponsal que antes de enviar sus escritos al periódico se lo pasaran a ellos para “corregirlo” y así evitar errores. “Ven más dos ojos que uno” –le dijeron–. Sucede que, entre tanta gente estupenda, siempre anidan mezquinos que enturbian todos los mensajes, que le dan la vuelta a todos los signos, que son capaces de quemar su propio nido para no dejar huella; espías de todos los partidos y, además, por su posición social privilegiada, por su dinero, temidos y respetados hasta después de muertos…

Pero no tendría sentido regresar a estas páginas obcecado en buscar una justificación o una respuesta a actuaciones que no la tienen.

Vengo para hablarles del corazón de aquellas otras que al alba se detienen junto al surco y avivan todos esos sentimientos dormidos durante nuestra ausencia.

Es verdad que son historias románticas, con un cierto poso de añoranza: ríos y arroyos cristalinos, verdes prados, veredas con olor a oso pardo, las eras donde se hacía la faena de la trilla en el verano, el campo blanco de rocío a la mañana, los frutos de la huerta, la memoria de la gente…

Esa es la Tierra que me espera. Esa es la Tierra a la que busco. Esa es una de las historias que merece la pena ser contada, que Palencia la mencione, que la provincia la conozca; que se conjugue la leyenda en la que un Conde, ciego de celos, encuentre la respuesta milagrosa de la Providencia.

El camino es muy largo y ha de recorrerse precavido, pero con pleno convencimiento, borrando poco a poco la sombra del censor que aún aflora a lo largo y ancho de nuestra montaña palentina.

© Froilán de Lózar – Diario Palentino 

Reading Time:

23 diciembre 1996

Francisco Llorente
diciembre 23, 19960 Comments

"Emigré para hacer fortuna"

+Francisco Llorente [ Empresario]

Francisco Llorente emigró a México a la edad de 31 años y hace casi medio siglo que se estableció en el valle descubierto por Cortés, antes conocido como «el lugar del aire más transparente del mundo». «Ahora es el peor», dice este perniano que ama México, pero añora tanto la montaña palentina . Para Francisco empezó la guerra civil a los 18 años y duró una década. Combatió en el bando de los perdedores -aunque reconoce que todos perdieron-. Sufrió el desprecio político y social de un entorno que le obligó a emigrar a los 31 años. Dos tíos que residían en México le buscan un trabajo y forman allá su hogar manteniendo siempre vivo su profundo palentinismo. Quizá uno de sus secretos mejor guardados era la idea de levantar un Parador en el Camino Real. Se elabora un proyecto, depositan un fondo y de regreso a Méjico se corre la voz en el pueblo de que alguien pretende hacer allí un palacio, los dueños de las fincas empiezan a soñar con cantidades astronómicas y así la historia, donde se asoma de costado la ilusión por el futuro de esta tierra, se viene abajo y se disuelve. Ahora, a 3.000 kilómetros de Chiapas, en una ciudad donde no hay invierno, donde a cualquier lugar que te dirijas rozas los 3.000 metros, a las faldas del humeante y travieso Popocatépetl, cuyas gentes se ven evacuadas de cuando en cuando para aplacar las iras del volcán, vuelve Francisco cuando aquí ya comienza el otoño y se palpa el invierno. Francisco lo pasó mal, lo reconoce, confiesa haber tenido miedo a volver pobre, pero regresa porque la vida pasa y la gente pasa con ella, y sobre el horizonte queda un pueblo, y una lumbre que arde, y un fuego incandescente que habla del amor hacia una tierra.



Froilán De Lózar | SAN SALVADOR DE CANTAMUGA

¿Quién le señaló a usted México como destino?
Tenía allí dos tíos y como aquí me hacían la vida imposible, tuve muchos problemas familiares y políticos, me fui a México. Fui con la idea de hacer fortuna, porque me daba vergüenza regresar a mi pueblo, pero la primera impresión fue tan tremenda, que si hubiera tenido un pasaje para volver, hubiera vuelto.

México impresiona, ¿no?
Mira, 28 Estados, tres territorios y un distrito federal... ¡Fíjate la cantidad de Españas que caben! Yo lo que sé de México es por que lo he vivido. Los mejores estados agrarios son Sonora y Sinaloa, y otros, como Hidalgo, son célebres por su plata, alguna mina de oro y cobre. El sistema de trabajo es similar al nuestro, con las mismas incertidumbres y peligros, pero casi todas las minas las abandonaron porque se consideran agotadas...

¿Se siente muy vinculado a España?
No sólo vinculados, que lo estamos, sino también cooperadores con España, defendiendo su historia. La mayoría de los españoles que nos quedamos en el país, hemos hecho familia y estamos allí viviendo. Sólamente regresó un 5% cuando Franco botó un barco para que regresaran.

¿Tiene contactos con palentinos que emigraron?
Acaba de morir hace unos meres Jesús Duque, primo de Duque, el de Areños, que tiene una hermana en Aguilar de Campóo. Era un elemento' muy español. Lo conocí en un hotel, porque un día me dijeron: 'Hay aquí uno de tu pueblo¡ '¿Por qué saben que es de mi pueblo', -les pregunté. Porque nos ha dicho que era de un pueblo próximo a Cervera'. Residía en Acapulco y tenía una cadena de zapaterías. Nada más le vi bajar por las escaleras ya sabía que era él. Ha muerto a los noventa años, estando yo aquí ya, y ha dejado mucha familia, hijos todos de carrera: ingenieros, médicos... También he tenido contacto con personas de Casavegas, hijos de Pedro García, los 'Labrador', de Lores y Nicolás, del Campo.

¿Existen muchos centros para contactar?
Todos los españoles que llegan, van al Centro Asturiano. Este centro y el Gallego son los que mejor funcionan. El día de Covadonga se cierra todo el comercio español, hacen desfiles y programas donde se ponen de manifiesto bailes y tradiciones de estos pueblos. Luego está el Círculo Montañés y el Casino Español. De Castilla y León.

¿Qué recuerda de su juventud?
-Estuve poco tiempo aquí, en el pueblo. Estudié en los Maristas de Carrión y me pilló la guerra en Madrid Me acuerdo mucho de las fiestas que se organizaban, cuando se pedían los derechos a los que se casaban...

¿Necesita respirar todos los años el aire de la montaña?
-Me siento muy ligado. Tengo un negocio de madera en México, que ahora atiende un sobrino, lo que me permite trabajar y vivir un poquito...


Sección: "Protagonistas de la montaña palentina"

Reading Time:

16 diciembre 1996

Agustín Fernández Merino
diciembre 16, 19960 Comments

«El turismo es una buena opción siempre que no se masifique»

+Agustín Fernández Merino [investigador]


Este perniano vive en Zarzalejos, cerca de El Escorial lo que le permite ahondar en la investigación. Agustín Fernández ha pasado recientemente por siete programas de televisión, uno de ellos "Fuerzas ocultas" con temas de Alquimia, sobre licores y todo lo relacionado con la Biblioteca de El Escorial.
Agustín nació en el pueblín de Lores, el mismo que reza la canción. Estudió el bachiller en Salamanca y Leganés y realizó las carrera de Filosofía y Teología en Salamanca y El Escorial. Es también licenciado en Ciencias por la Universidad Complutense. Ha publicado Un Catálogo de Impresos Gráficos de la Biblioteca del Escorial, una de las bibliotecas más viejas del mundo y casi desconocida. Cuando se celebró el centenario del francés Prust, estuvo en Segovia con su buen amigo Felipe Calvo, a quien admiraba. En una edición del programa 1, 2, 3 sacó a relucir el asunto de la Milenrama (Archillea millefolium), conocida planta medicinal que tanto embellece el jardín farmacológico perniano, de la que afirma: «Es uno de los ingredientes de uno de mis licores preferidos, conocido como delicuescencias de San Posidio». Ahora trabaja en una ambiciosa obra, «El Tesoro de los remedios secretos» de Conrad Gesner. Se trata de la biografía y el estudio de la obra de Gesner, uno de los grandes genios del Renacimiento, casi desconocido en el mundo de habla hispana; padre de la farmacología, autor de la primera enciclopedia del mundo, que tenía por todo arma un huerto de plantas medicinales y un libro de fósiles...



Froilán De Lózar | LORES


-¿ Es cierto que nuestra tierra es abundante en muchas de las cosas que usted investiga?
-La tierra se formó hace 4500 millones de años. La vida apareció en torno a los 3000. A partir de los 600 millones de años, son muy conocidos los fósiles... Esta tierra es muy abundante en fósiles del carbonífero.

-Su vínculo con la montaña le ayuda a escribir después un libro de licores, o eso tiene otra lectura diferente?
-La montaña me ayuda mucho porque aquì está la materia prima. Aquí encuentras los fósiles silvestres, las raíces, las plantas que van a dar color, olor y sabor a los licores. Aquì abunda la frambuesa, el tè, la manzanilla; plantas y frutos que son bien conocidos como las moras, el endrino, la amaílla, los arráspanos, las grosellas, fresa del bosque, escaramujos, mora de la reina...

-Dejemos por un momento los asuntos relacionados con la investigación y dígame, ¿cree que el futuro de este pueblo ha de pasar por el turismo?
-Puede ser una buena opción, siempre que no se masifique.

-¿No le parece un contrasentido?
-Bueno, tiene que venir una cantidad significativa para que la gente pueda vivir. Esta zona, para la tercera edad, ofrece rutas y caminos ideales, con muy poca pendiente. Y hay una cosa muy clara: ¿para qué queremos este paisaje espléndido sí no lo ve nadie. Por otra lado, la gente se está sensibilizando con el respeto al medio ambiente.

-¿Tiene sentido aferrarse tanto a las raíces?
-Es un sentido relativo. Es uno de los puntos de mira del hombre: Hay que mirar al futuro, pero también hay que mirar al pasado.

-A usted le apasionan las cuevas, ¿hay muchas por aquí?
-Si, la cueva del Neredo tiene huesos incrustados en la roca... Otra cueva singular es la de Los Ratones, que tiene una hstoria muy curiosa. Aquí se decía que, uno dejaba de ser niño cuando ya no podía pasar por ella.

Las leyendas de las cuevas del entorno constituyen una de las principales inquietudes y aficiones de Agustín, "Cuando nosotros descubrirnos la Cueva del Neredo, se contaba que un sacerdote habìa entrado con un brazo de velas y como se le agotaron no pudo llegar hasta el final», recuerda.

Este profesor del norte de Palencia rememora también otra leyenda que, según asegura, no ha sido publicada en ningún sitio y que puede resultar curiosa para la gente. Agustín relata que existía la creencia de que en esa cueva estaba enterrada una caldera de cobre llena de oro. Tomaron la leyenda al pie de la letra y decidieron buscarla. La bóveda de la cueva es de caliza y la parte baja es de tierra. Varios vecinos del pueblo estuvieron cavando y sacando tierra durante bastante tiempo. Hicieron un pozo y una galería, colocaron mamposterìa -como se hace en las minas-, hasta que, cansados de cavar, sin rastro de la caldera, buscaron los servicios de una adivinadora de Santander. Para acceder a la Cueva hay que subir una pendiente muy empinada, que resultó demasiado fuerte para las piernas de la adivina, por lo que tuvieron que subirla en brazos desde la orilla del río. Cuando se acercaron con la adivina a lo alto de la cueva y la preguntaron por el lugar donde debían cavar para encontrar la caldera, la adivina, tras una inspección, dijo que en aquella cueva no había nada de oro. Enojados, los que la llevaban, estuvieron a punto de tirarla por el pozo. Tras esta decisión, un mito más quedaba roto», afirma.

Resumen de la entrevista publicada en el Norte de Castilla a finales del pasado siglo
Sección: "Protagonistas de la montaña palentina"

Reading Time:

09 diciembre 1996

Froilán Barahona
diciembre 09, 19960 Comments

Hacia 1956 comenzó a pasar por aquí la máquina quitanieves de Santander.

Froilán Barahona [Amo de casa]

  Froilán Barahona ha vivido siempre en Piedrasluengas, desde que nació el 17 de julio de 1941, entre la niebla del puerto que da vista a los Picos de Europa y el deje lebaniego, que le imprime el contacto con las gentes de Cantabria. Desciende de los Barahona, familias de Pesaguero y Liébana, pero se siente palentino. Nuestro protagonista no tiene más oficio que el de la cocina y las labores de la casa. La sala del comedor es baja, iluminada gracias a una claraboya que sale del tejado.
Las paredes están repletas de cuadros y fotos, como la realizada desde el Cueto por Ignacio Reyero, el cartero de Cervera. La última adquisición es una postal que firma un estudio de Cervera, tomada desde Camasobres, donde se observa a seis yeguas paciendo plácidamente y, al fondo, las Peñas de la Hoz y el Peñalabra. En esta casa heredada de su abuelo Raimundo, nació y vive Froilán Barahona, con su madre y tres tíos carnales. La niebla, la lumbre encendida y el puchero de legumbres es su pan de cada día, la norma que rige cada casa del último pueblo de Palencia. El panadero sube dos veces por semana y el pescadero, una. Lo que falte, deben comprarlo en Cervera de Pisuerga, cogiendo los jueves el autobús de Duque. Frente al silencio de los administradores, tres ganaderos luchan en aquellos terrenos tan irregulares al comienzo del verano, cuando casi han enmudecido los dalles y los carros. Saben que al invierno no se lo come el lobo y muy cerca queda la experiencia y la huella de un tal Valentía Trueba, que fue como el mentor de una comarca tan desamparada durante siglos, con un pleito de tantos años atrás perdido y unos hombres que se niegan a abandonar este terruño. La esperanza es lo último que se pierde y el tiempo puede hacerles testigos de un esplendor que ahora parece un sueño. Si la suerte acompaña y el gobierno de la Región lo quiere, rincones como Piedrasluengas servirán de despegue a un turismo todavía bajo mínimos y hombres como Froilán Barahona serán fieles testigos.


Froilán de Lózar | PIEDRASLUENGAS

-Hacía tiempo que no visitaba Piedrasluengas. ¿Ha cambiado algo en este pueblo?
-Algo sí. Hay luz, se han asfaltado las calles, tenemos teléfono individual desde hace año v medio y en muchas casas como ésta tenemos calefacción, bien de gas-oíl, bien de leña.

-Hoy en la calle luce un día espléndido, y, sin embargo, veo que tiene encendida la lumbre...
-La lumbre, a diario. El clima es duro, la mayor parte del año amanece nublado, lo que impide una buena vista de los Picos de Europa...

-¿Todavía siembra la huerta?
-Con un poco de todo: patatas, berzas, lechugas, cebollas...

-Piedrasluengas es el último pueblo de Palencia, camino de Potes. ¿Cuántos vecinos viven aquí durante todo el año?
-Lo he conocido con 75 habitantes, catorce vecinos. Ahora quedamos cuatro. Es verdad que en verano se abren nueve casas.

-¿La cercanía con Cantabria es peligrosa o es un as en la manga?
-De allá no esperamos nada, lo digo como lo siento. Ventajas no tenemos, porque Cantabria tiene clima, pero no tiene suelo...

-Entonces, Palencia está siempre en sus oraciones...
-Desde luego, yo me siento palentino. El Último pueblo, pero de Palencia... No sé los otros...

-¿Pero no puede negar influencias de los Cántabros...
-Hombre, no. Mucha gente dice que tiramos hacia ellos en el habla. Hemos mantenido muchos contactos. Mi familia, por ejemplo, descendía de Pesaguero y Liébana y, debido a ello y al roce habitual con nuestros vecinos, siempre influyó ese deje.

-El verano es alegría, siempre acompañados...
-Aquí se detiene mucha gente para ver el paisaje. Ahora mismo, si nos asomamos al collado, seguramente que hay diez coches y un autocar parados...

-Pero el invierno es muy duro, ¿qué recuerdos le depara a usted esta estación del año?
-Este año estuvo cerrada la carretera cuatro dìas. Recuerdo que, cuando tenía diez años y nevaba mucho, abríamos la carretera a pala.
Hacia 1956 comenzó a pasar por aquí la máquina quitanieves de Santander. Dos años más tarde, Palencia adquiría una máquina y desde entonces el invierno parece menos crudo, porque yo recuerdo, cuando tenía diez años, que los ayuntamientos de Polaciones, Liébana y La Pernía llamaban a huebra paro abrir la carretera a pala...


Sección: "Protagonistas de la montaña palentina, 09 Dic 1996"

Reading Time:

18 noviembre 1996

José Damián Simal
noviembre 18, 1996 2 Comments

«Lo haces porque te gusta y, si luego le gusta a la gente, miel sobre ojuelas».

José Damian Simal [Pintor]

José Damián Simal nació en Quintanaluengos, y recibe los primeros estímulos observando las pinturas del director del Colegio de Astudillo. Cursa el bachillerato en Palencia y su ilusión por la pintura se ve colmada con el apoyo de su profesor Mariano Timón, entonces director de la Escuela de Artes y Oficios.José Damián Simal, un pintor a quien su fiel amor a la tierra palentina le ha sorprendido este año con un premio gordo de la la Lotería Nacional en Aguilar, vuelve cuando puede desde su estudio en Barcelona al norte, a reparar fuerzas, a sugerirse historias que de alguna forma siempre llevan el sonido y la esencia de la montaña palentina, que se refleja en su obra. Simal, demuestra una sensibilidad que va mucho más allá de los pinceles. Tres años como transportista en las minas de carbón de San Cebrián le sirvieron para entrar en contacto con la gente que trabajaba allí y, salvo excepciones que en todos los oficios y lugares se dan.-, observó que había mineros entregados en cuerpo y alma a su trabajo, con una vocación que rompe un poco esa imagen, a veces frívola, donde siempre al minero se le considera castigado, sumergido, lapidado. Y, desde esa perspectiva se lanza a descubrirlo en su obra. De la mina al mar hay sólo un paso. Sus conversaciones y paseos con varios pescadores de Llanes, le introducen en el mundo del agua. Mundo que él domina de tal forma y refleja tan fielmente que la contemplación de un cuadro con motivos aguilarenses, lleva a la sorpresa a los observadores, quienes, incrédulos, trataron de buscar el lugar para cerciorarse de que el agua cristalina que baña la Cascajera es el mismo que Simal había dejado impreso sobre tela.



Froilán de Lózar | AGUILAR DE CAMPOO

¿Un pintor, como un escritor, nace o se hace?
Un pintor, creo que se hace. Cierto que hay personas que tienen una mayor predisposición a una determinada cosa. En la pintura, hoy más que nunca, se aprenden cosas nuevas cada día y todo sirve para perfeccionarla, incluso un buen programa de ordenador. Los materiales han evolucionado mucho. Un cuadro tiene un punto de inspiración donde interviene la idea y la imaginación de cada uno. Y un trabajo mecánico que hay que hacerlo bien. Yo ahora tengo un estudio en Barcelona y allí los laboratorios te suministran un material excepcional, pero hay que saber trabajarlo. Imagínate que tú tienes ahora unos frescos en una iglesia y quieres repararlos. Debes volver un poco a la técnica que se aplicó en su momento...

Usted ha pintado de todo. ¿Pintar un coche no implica, un poco, alejarse del arte? ¿O todo es arte?
Esto es la serpiente que se muere de la cola. No puedo comparar mi situación actual con la de antes. Hubo tiempos difíciles en los que no me quedaba más remedio. Ahora mismo estoy pintando un camión enorme, aunque no me dedique a ello. Por diversos motivos el interesado me convence y le pregunto, ¿qué tema quieres? Me pide que le dibuje un tema de la Montaña Palentina, ¿Para qué necesito más si la montaña es mi fuente de inspiración?

¿Cuál fue su primer trabajo?¿Lo recuerda?
Ahora mismo, no podría hablar de mi primer trabajo. Lo que si recuerdo es que, cuando empecé, iba en bicicleta a la iglesia de Vallespinoso. Enrollaba unas láminas, las ataba a la bici, metía unas acuarelas en el bolsillo, y así la he pintado montones de veces, de muchas formas. Quizás no sea el primer trabajo, pero sí ha sido con el que más veces me he ejercitado.

¿Algo que le haya llamado la atención últimamente...?
Por ejemplo, ahora se han puesto de moda los tejos. Yo empecé a fijarme mucho en los topónimos, así llegué un día a Dehesa de Montejo. Un día vino Felipe González y como en Madrid siguen muy de cerca a los políticos, a raíz de aquella visita se pusieron de moda los tejos en Palencia. Los hay hasta de 1000 años. Es un material muy flexible, utilizado seguramente durante las guerras para elaborar material de defensa como el arco y las flechas...

¿Qué firma admira de la pintura actual?
Para mí Antonio López es un fenómeno.

¿Usted se siente reconocido en Palencia?
No me preocupa lo más mínimo. Lo digo con el corazón en la mano. En toda profesión hay algo que te induce a seguir y no es precisamente la adulación que nace en muchas esferas. Lo haces porque te gusta y, si luego le gusta a la gente, miel sobre ojuelas.

¿Cómo es la montaña palentina?
La montaña palentina me encanta. Hace poco me encargaron un cuadro que tuviera motivos locales. Aquí mismo, en Aguilar, me fui a la Cascajera, me situé sobre una piedra, casi metido en el río, con objeto de coger la línea arquitectónica... Ya lo tenía casi acabado, listo para entregar, y un día, alguien que me conoce bien, sube por allí. ¿Qué estás haciendo?-me pregunta. ¿Pero eso no es Palencia? Pues sí que lo es. Ese agua pasa por Aguilar...

Sección: "Protagonistas de la montaña palentina"
Reading Time:

04 noviembre 1996

Modesto Fuente
noviembre 04, 19960 Comments

«Con el progreso, ya nadie escribe cartas»

+Modesto Fuente [Cartero]


Como hijo único que fue, rompe el tabú que arrastran los de su misma condición: Modesto fue jefe de cuadrilla de muchachos y alcalde de Vado durante veinte años. Modesto nace en Vado en 1924. Vado tiene dos barrios: el propio Vado, muy cerca de Cervera de Pisuerga, y la estación de Vado, mal llamada de Vado«Cervera..

Nuestro protagonista es conciso en ese aspecto y pone el ejemplo, para aclararlo, de lo que se ha dado en llamar pantano de Cervera, que no es tal, sino de Ruesga. Cuando llego por tercer día consecutivo a las portones de su casa, Modesto duda de la capacidad de su memoria. Son tantos los recuerdos que vienen a su mente, que, a medida que avanzamos en la conversación, las palabras se le agolpan en la boca y las historias que involuntariamente van brotando le devuelven un poco la imagen de aquella vida suya abonada en silencio, y milagrosamente puesta a salvo en los albores de su vida. Cuando tenía nueve años, fue al aserradero con un amigo para que le hicieran una matraca. Tuvo mala suerte, le pilló la correa y su amigo, asustado, huyó, dejándole casi a las puertas de la muerte. Gracias a la intervención de un joven que pasaba cerca de allí a beber agua, puede hoy contarlo: Aquel día su padre estaba arando y su madre, como siempre, iba delante de las vacas y el disgusto que les dieron cuando se lo contaron fue tremendo. Quizás aquello influyó después para que nadie pudiera separarlos.


 
Froilán de Lózar | VADO


¿Ya no se escriben cartas como antes?
No, ahora, con casi todas esas historias del progreso, la gente ya no escribe cartas.

¿Usted ha sido cartero por vocación o se ha visto obligado?
Mi padre fue cartero toda la vida Mi padre hacía el servicio con una burra y cobraba 75 céntimos, más cinco céntimos que le daban todos aquellos que recibían una carta. En la estación había tejeras y recuerdo que los tejeros le daban diez céntimos. Se retiró él y lo cogí yo, un poco por herencia. Yo compré una bicicleta y ganaba doscientas cuarenta pesetas al mes.

¿Cuándo comenzó a repartir las valijas por los pueblos, cuánto tiempo tardaba en llegar una carta al destinatario?
Normalmente, se entregaban en el día.. Yo las recogía en la estación y hacía el reparto enseguida, si exceptuamos algunos días de invierno.

Recientemente hemos conocido por la prensa, que un cartero ha sido condenado por apoderarse de bastante dinero remitido por giro. Otra funcionario se apoderó de varias tarjetas remitidas por los bancos, después del número secreto, y de ese modo cuentan que extrajo un buen pellizco; ¿usted jamás ha sentido la tentación de abrir un sobre?
No, nunca. Lo que sí es cierto es que cobrábamos los reembolso y teníamos un plazo de quince días para entregarlos.

Me gustaría que me hablase de Vado, ¿cómo es? ¿cuánta gente vive aquí?
Este pueblo es pequeño. Antes había veinticinco casas abiertas. Hoy sólo quedan cuatro pensionistas y cinco ganaderos. Antes, todo se limitaba al trillo, al arado romano... Llegaba el invierno y todo el pueblo a hacer arreglos de caminos, a enderezar portillos... Cuando daban leña, metíamos la hoja para las ovejas y las cabras... Antes teníamos cien ovejas cada uno..

¿Cómo era un concejo?
Entonces se tocaba a obra. Acudía el pueblo y se discutían los asuntos. Antes de entrar en el verano se arreglaban los caminos, unos iban con los carros, otros a unas canteras de piedra. Los últimos años la Junta Vecinal pagaba el vino y como anécdota te contaré que en una de las últimas huebras, le mandé al "criao" que nos subiera unos cafés, unos puros y unas copas de orujo. En veinte años de alcalde, nunca entregué las cuentas... Hace cinco o seis que lo he dejado... Ahora bien, tampoco se movía dinero como para eso.

A usted le tentaron para emigrar, ¿no se arrepiente de quedarse?
Es verdad, yo me pude haber ido, pero aquí esta todo !o que amó. Tenía yo dieciocho años y vino un tìo que había estado en Guinea y me llevó con él a Madrid. Entonces, escribió a mi padre y le dijo: "Si queréis, Modesto se queda aquí». Pero enseguida mandó mi padre para allá otra misiva pidiéndole que me mandaran para el pueblo.

¿Y vivieron felices?
Mira, mis padres han sido generosos conmigo. Nunca me metieron el dinero en el banco. Lo tenía en una mesilla y decían: Si necesitas ya sabes dónde está.

¿La caza es muy importante en su vida?
Recuerdo que compré una escopeta y la pagué á plazos. Cuándo yo cazaba no había cotos. Íbamos a Casavegas; matábamos una liebre o un raposo y lo traíamos a la costilla. Antes se cazaba con nieve. En Vallespinoso, en cierta ocasión, teníamos cercados a cinco jabalíes, echamos disparos a diestro y siniestro y se nos escaparon todos. Otra vez fuimos a Vergaño, y lo primero de todo, eso sí, a beber orujo. Vinimos andando hasta Valsadornil y maté un reposo. Le degollamos y le comimos aquella misma noche...


Sección: "Protagonistas de la montaña palentina"
Reading Time:

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *