«Con el progreso, ya nadie escribe cartas»
+Modesto Fuente [Cartero]
Como hijo único que fue, rompe el tabú que arrastran los de su misma condición: Modesto fue jefe de cuadrilla de muchachos y alcalde de Vado durante veinte años. Modesto nace en Vado en 1924. Vado tiene dos barrios: el propio Vado, muy cerca de Cervera de Pisuerga, y la estación de Vado, mal llamada de Vado«Cervera.. Nuestro protagonista es conciso en ese aspecto y pone el ejemplo, para aclararlo, de lo que se ha dado en llamar pantano de Cervera, que no es tal, sino de Ruesga. Cuando llego por tercer día consecutivo a las portones de su casa, Modesto duda de la capacidad de su memoria. Son tantos los recuerdos que vienen a su mente, que, a medida que avanzamos en la conversación, las palabras se le agolpan en la boca y las historias que involuntariamente van brotando le devuelven un poco la imagen de aquella vida suya abonada en silencio, y milagrosamente puesta a salvo en los albores de su vida. Cuando tenía nueve años, fue al aserradero con un amigo para que le hicieran una matraca. Tuvo mala suerte, le pilló la correa y su amigo, asustado, huyó, dejándole casi a las puertas de la muerte. Gracias a la intervención de un joven que pasaba cerca de allí a beber agua, puede hoy contarlo: Aquel día su padre estaba arando y su madre, como siempre, iba delante de las vacas y el disgusto que les dieron cuando se lo contaron fue tremendo. Quizás aquello influyó después para que nadie pudiera separarlos.
Froilán de Lózar | VADO
No, ahora, con casi todas esas historias del progreso, la gente ya no escribe cartas.
¿Usted ha sido cartero por vocación o se ha visto obligado?
Mi padre fue cartero toda la vida Mi padre hacía el servicio con una burra y cobraba 75 céntimos, más cinco céntimos que le daban todos aquellos que recibían una carta. En la estación había tejeras y recuerdo que los tejeros le daban diez céntimos. Se retiró él y lo cogí yo, un poco por herencia. Yo compré una bicicleta y ganaba doscientas cuarenta pesetas al mes.
¿Cuándo comenzó a repartir las valijas por los pueblos, cuánto tiempo tardaba en llegar una carta al destinatario?
Normalmente, se entregaban en el día.. Yo las recogía en la estación y hacía el reparto enseguida, si exceptuamos algunos días de invierno.
Recientemente hemos conocido por la prensa, que un cartero ha sido condenado por apoderarse de bastante dinero remitido por giro. Otra funcionario se apoderó de varias tarjetas remitidas por los bancos, después del número secreto, y de ese modo cuentan que extrajo un buen pellizco; ¿usted jamás ha sentido la tentación de abrir un sobre?
No, nunca. Lo que sí es cierto es que cobrábamos los reembolso y teníamos un plazo de quince días para entregarlos.
Me gustaría que me hablase de Vado, ¿cómo es? ¿cuánta gente vive aquí?
Este pueblo es pequeño. Antes había veinticinco casas abiertas. Hoy sólo quedan cuatro pensionistas y cinco ganaderos. Antes, todo se limitaba al trillo, al arado romano... Llegaba el invierno y todo el pueblo a hacer arreglos de caminos, a enderezar portillos... Cuando daban leña, metíamos la hoja para las ovejas y las cabras... Antes teníamos cien ovejas cada uno..
¿Cómo era un concejo?
Entonces se tocaba a obra. Acudía el pueblo y se discutían los asuntos. Antes de entrar en el verano se arreglaban los caminos, unos iban con los carros, otros a unas canteras de piedra. Los últimos años la Junta Vecinal pagaba el vino y como anécdota te contaré que en una de las últimas huebras, le mandé al "criao" que nos subiera unos cafés, unos puros y unas copas de orujo. En veinte años de alcalde, nunca entregué las cuentas... Hace cinco o seis que lo he dejado... Ahora bien, tampoco se movía dinero como para eso.
A usted le tentaron para emigrar, ¿no se arrepiente de quedarse?
Es verdad, yo me pude haber ido, pero aquí esta todo !o que amó. Tenía yo dieciocho años y vino un tìo que había estado en Guinea y me llevó con él a Madrid. Entonces, escribió a mi padre y le dijo: "Si queréis, Modesto se queda aquí». Pero enseguida mandó mi padre para allá otra misiva pidiéndole que me mandaran para el pueblo.
¿Y vivieron felices?
Mira, mis padres han sido generosos conmigo. Nunca me metieron el dinero en el banco. Lo tenía en una mesilla y decían: Si necesitas ya sabes dónde está.
¿La caza es muy importante en su vida?
Recuerdo que compré una escopeta y la pagué á plazos. Cuándo yo cazaba no había cotos. Íbamos a Casavegas; matábamos una liebre o un raposo y lo traíamos a la costilla. Antes se cazaba con nieve. En Vallespinoso, en cierta ocasión, teníamos cercados a cinco jabalíes, echamos disparos a diestro y siniestro y se nos escaparon todos. Otra vez fuimos a Vergaño, y lo primero de todo, eso sí, a beber orujo. Vinimos andando hasta Valsadornil y maté un reposo. Le degollamos y le comimos aquella misma noche...
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