Estos últimos años mi obsesión ha sido viajar, conocer lugares cercanos, pueblos rescatados por terceros en sus bitácoras, pueblos de los que otros me habían dado buenas referencias, pero a los que por ese ritmo de vida que llevamos no había podido visitar. Viajar, sobre todo, por el norte: Asturias, País Vasco, Cantabria, Navarra, La Rioja, sin olvidarme, claro está, de tantos lugares palentinos a los que seguiré conociendo en los próximos meses, subiendo mis impresiones cada viernes a este espacio.
Hace unos días recalamos en el pueblo cántabro de Bárcena de Pie de Concha, a pocos kilómetros de Torrelavega. Un pueblo encantador. La idea es volver otro día para recorrer la histórica calzada romana, de la que se conservan más de cinco kilómetros, que unía las localidades de Herrera de Pisuerga y Suances. Se encuentra aquí también el conocido como Camino de las Harinas, que data de 1753 y que conectaba, inicialmente, Santander con Reinosa y, con posterioridad, Alar del Rey (década de 1790).
Otra de las interesantes rutas que proponen es la subida al Pico Jano, nombre que se repite en la zona de Liébana y que toca en la subida el bosque atlántico, extenso y muy compartido bosque de frondosas.
Mientras tanto, iba programando la continuación de nuestra serie de los domingos para este diario: la más bella canción de la naturaleza, que ahora dedicaremos con especial atención a los detalles de cada lugar, algunos muy reconocidos; otros, aunque menos mencionados, interesantes también. Que viajar también ayuda a valorar lo nuestro
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