¿Quién sabe cómo y cuándo?

La tensión que ha suscitado en la comarca el hallazgo de unos restos humanos bajo el puente de Polentinos no es un milagro para nadie, ni parece descabellado el hecho de una tumba que sirviera de seguro a unos asesinos meticulosos, sabedores del olvido en el que vive sumergida la zona durante muchos meses al año.




La casualidad quiso que alguien que pasaba por allí tropezara con ellos y volviera a barajarse la posibilidad de un encuentro con los restos de dos personas jóvenes, sin descartar, en los primeros momentos, a las dos muchachas de Aguilar, cuyas familias han vivido un infierno, con la angustia más desesperante atenazándoles el cuerpo, bajo el constante martilleo de la pregunta del locutor de moda que nunca halló respuesta ni señal para romper esas tenazas.

Yo, como los pueblos donde se comenta el hecho del hallazgo donde hace su primera halsa el Requejada, quisiera creer en la remota posibilidad de que se tratara de restos humanos del cementerio que quedó anegado por las aguas, 400 metros más abajo, pero divagar con eso me parece una equivocación, ganas de darle vueltas a un hecho que va a suponer todo tipo de versiones y preguntas y que conmoverá las entrañas de quienes piensan que aquí no pasa eso.

Para más inri, la pregunta seria se plantea después, cuando la duda del hallazgo se ha despejado en parte, aunque falte aclarar a quiénes pertenecieron dichos restos humanos. ¿Quién o quiénes pueden estar detrás de todo esto?

Desde luego, alguien que conoce la zona, aunque, si remoto parecía el hecho del hallazgo de los huesos, más remota aún se nos planteará la posibilidad de que un asesino ande muy cerca, acaso entre los nuestros, a quienes los enterramientos de Anglés les hubieran servido para buscar en este caso la protección de un pantano cuyas aguas heladas en invierno pueden llegar a alcanzar un grosor por igual de 30 ctms.

No cabe duda que aquí, hoy, jugamos al juego de la hipótesis. Buscábamos, como si de una novela de intriga se tratara, una aclaración definitiva de los expertos que alejase la posibilidad que se manejaba: que se tratase de las dos jóvenes de Aguilar. Ahora sabemos que los cráneos pertenecían a dos mujere, una de 45 y otra de 25 años aproximadamente y aún a sabiendas de eso se nos sigue haciendo la pregunta, las preguntas: ¿de dónde salieron?, ¿a quién correspondían?, ¿quién los depositó allí? Y más que las preguntas -sean de quien sean o del año que fueren-, se nos tiende la mordaza. Tendremos que echarnos a temblar pensando en un crimen perfecto que no lo fue porque se descubrió: tendremos que barajar la hipótesis de que dormimos con nuestros enemigos; de que unos asesinos nos vigilan, andan cerca o, si andan lejos, saben que aquí pueden volver como hicieron ayer con otro recado parecido y darle tierra en cualquier lugar porque nadie sospecha de ellos, nadie les cree capaces de llegar a esos extremos.

Volvemos a ser noticia y en esta ocasión la noticia trae aparejado un claro sentimiento de miedo que tardará bastante tiempo en devolver las conversaciones a su sitio.
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Nota: De la sección "Fuente Cobre", en Diario Palentino (1994). Todos los artículos que se van publicando en este blog, toman en breve asiento definitivo en la fecha en la que fueron publicados

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