Una montaña limpia y viva


Aquí hombres valientes y comprometidos no hay muchos. Un ejemplo de auténtica defensa lo ha protagonizado Flaviano Casas Martínez, que durante años ha luchado en soledad contra los demonios más cercanos, con lo cómodo que resulta, dado el cargo que ocupa (tampoco lo sé, exactamente, ni tiene que importarme), esconder la cabeza bajo el ala y hacer la vista gorda como tantos otros en la misma situación hicieron.


Pues Flaviano viajó hacia lugares de nuestra provincia donde la contaminación y el abandono eran la tónica general, tomando nota de los hechos, fotografiando, aportando pruebas. Ese es el premio de la Coherencia que debe dar Izquierda Unida de Guardo, a paisanos que luchan aquí a brazo partido, jugándose cada día el puesto de trabajo y envejeciendo rápidamente con una tremenda carga de soledad y la impresión de no haber conseguido nada.

No conozco a Flaviano Casas ni a quienes se reúnen para otorgar el premio. Entiendo hasta cierto punto lo de distinguir a una figura nacional que luego portará en su currículum el nombre de Guardo, pero este tío se merece un premio y nadie se lo ha dado.

Yo respeto y admiro a Almudena Grandes y me gusta mucho la coherencia del Nóbel Saramago, quien recientemente ha puesto el dedo en la llaga al declarar que sobran tantas leyes, que basta con someterse a una: la Carta de los Derechos Humanos, donde ya vienen recogidas todas las demás, pero amemos y premiemos más a los que tenemos más cerca, porque es una forma de apoyar su trabajo, su apuesta sincera por la defensa de una tierra limpia y viva; amemos y respetemos más a todo el mundo; metámonos en la piel de mucha gente cuya actuación no comprendemos y, no se nos llenará el camino de rosas, pero evitaremos muchas guerras absurdas.

En esa misma línea anda embarcado Fernando Jubete dando voz a grupos de personas que llevan la ecología como un principio básico en su vida y que se han levantado en contra de proyectos que ensucian nuestra provincia: granjas porcinas de Guardo, central de Biomasa en Salinas de Pisuerga, tripas de celulosa en Dueñas, y me imagino que ahora también la emprenderán, junto a otros colectivos, contra el proyecto de pilas usadas en Barruelo.

La Asociación Fuente Cobre, de la que soy vocal de prensa, tiene como proyecto prioritario el saneamiento de los ríos. El presidente y algunos socios han mantenido conversaciones con diversos cargos provinciales y han viajado recientemente a Valladolid para llevar adelante un sistema de colectores que se colocaría en la cabecera del pantano de Requejada; uno para recoger las aguas de Pernía y el otro las de Castillería. Pero la idea es sanear los ríos en todo su trayecto, evitando el vertido de abonos y otros desperdicios y posibilitando de ese modo la vida de cangrejos y peces y como consecuencia fomentar el deporte de la pesca y otras actividades.

Frente a la labor tan comprometida de estos colectivos y personas, la nuestra ha sido mucho más sencilla, limitándonos a comentar lo que comentaban los periódicos y las revistas, los informes que nos llegaban de la Coordinadora o de las asociaciones vía e-mail y poco más, lo que sin duda no nos compromete a mucho. Somos meros transmisores, cuya opinión casi siempre se queda en el tejado. Mañana este papel será carne del fuego, rostro sepia de las hemerotecas, ligero comentario en alguna tertulia. Mañana llegarán historias nuevas, que caerán con avidez y encono sobre estas, difuminando cuanto hoy a mí me apura y me acongoja.

Pero hay algo que es evidente para todo el mundo, y no es necesario que venga una legión de ecologistas a advertirlo. Si hay un producto que contamina el agua o que la ensucia, las autoridades locales y provinciales deben mover el culo antes de que se produzca una desgracia o una contaminación. Y que nadie se lave las manos porque los que contaminan pueden ser los primeros afectados. Como las autoridades, los que viven o vienen a la montaña, deben elevar su voz las veces que sea necesario para que quienes instalen una empresa, respeten la normativa que les obliga a la conservación de nuestro entorno.

Claro que, a saber dónde se contemplan las normas y a saber a lo que les comprometen los papeles firmados.


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