Nada cambiará tanto como para ignorar nuestra procedencia. Hemos corrido mucho. Los últimos tramos de este siglo han sido carreras desbocadas, aceleradas. Pisotones. Ya hemos llegado. Y ahora, ¿qué nos espera?¿Quién nos espera?¿A quién esperamos? Si hay algo que de verdad me inquieta es el punto final de tanto pronóstico. Porque aquí venimos a divagar no en la manera quijotesca de los videntes, sino en la inquietud y la pregunta de tantos millones de mortales. Se descubre el mundo. Se planea. Edificamos sobre él. Innovamos a velocidades supersónicas. Todo está bien, pero no encontramos el punto exacto, el momento ideal, el soporte perfecto que nos sirva ya como camino definitivo. Es evidente que debemos proyectarnos a un futuro, a un espacio sin puerta, a una historia sin final. Parece que la inquietud no nos dejará nunca. Y la ambición tampoco. Después de clonar una oveja no cejaremos hasta clonar al ser humano; después de subir a la luna, vamos buscando vida en Marte. Y lo que nos cabrea no es el progreso, sino el haber llegado a la conclusión de que avanzar tanto en tantas cosas no impide las envidias, ni el desencanto y nada de cuanto hagamos impedirá que sigan cometiéndose injusticias y crímenes horrendos. Vistas así las cosas, no tiene sentido tanta vuelta de tuerca. ¿A dónde vamos? ¿Llegaremos? ¿Estamos ya o no estamos? Parece que ya estamos. Estaremos.
La publicación ofrece un detallado estudio de cada lugar, con su lectura es posible hacer un viaje por toda la Montaña Palentina, nada escapa a quien lo escribió, que conseguirá que lo disfrute el lector, y con el tiempo puede que se convierta en viajero, andador o visitante, y camine con gozo por estos bosques, recorra sus rutas, sendas, admire sus cuevas, cascadas y espacios naturales, sus eremitorios, iglesias y museos, y visite los diferentes Centros de Interpretación...
Su lectura, la Mirada de Froilán plasmada en letra, no es un camino andado sino una propuesta de aventura que recorrer para divertirte buscando en el románico palentino las fuentes constructivas leonesas y compostelanas en los templos de la margen derecha del Pisuerga o el borgoñón, burgalés y lombardo en Aguilar, Moarves o Perazancas, el astur palentino de Villanueva de la Torre, Rueda y Mudá ...