ORÍGENES

09 febrero 2008

Historia de un repetidor
febrero 09, 20080 Comments

Buscando documentos en Cervera para el libro que llevo entre manos por encargo de una editorial, me di de bruces con la historia que protagoniza José Benito Barreda, funcionario municipal y corresponsal en la década de los sesenta de este diario y del diario Alerta. En la crónica que publica el diario cántabro el 24 de febrero de 1967, Barreda da cuenta del repetidor de Tv que se ha instalado en la Peña Barrio y empuja algunas opiniones personales que son motivo de escarnio por parte del regidor en aquellos momentos, a la sazón don Tomás Fraile, y que le llevan a abandonar la corresponsalía de la villa.



Entresaco el párrafo que origina la polémica y que el alcalde califica de injurioso. Dice así:

"Todos estamos convencidos de que la TV, aparte de ser un medio de distracción, es también un elemento importante de expresión cultural, por cuyas razones las Corporaciones Locales, Provinciales y Nacionales le vienen dedicando una gran atención, invirtiendo elevadas cantidades en mejora y superación de este servicio. Pero si esta dedicación especial de los organismos oficiales no se ve coronada con la eficaz realización de los trabajos que hayan de ejecutar las empresas instaladoras, no solamente se perjudica a los miles de televidentes al privarles de la posibilidad de disfrutar de un buen servicio, sino que, los propios fondos públicos sufren inadecuadamente una inversión malsana, tomando casi el carácter de malversable, si no se comprueban los trabajos dejándoles en la cómoda postura de la pasividad”.

Aquella deficiencia se prolongó durante varios años y la opinión que motiva el enfado del alcalde, era la opinión de la mayoría del pueblo en paseos y tabernas.

Aquello genera en su ánimo esa sensación de soledad que le acomete a quien no gana nada en esto, matando al mensajero, como suele decirse y como así ocurrió.

El corresponsal busca el alivio en el director de la publicación, entonces Francisco de Cáceres, solicitando un gesto de favor, una palabra de ánimo, una revisión del escrito para dar con aquella ofensa grave que él no encontraba, a fin de obtener también razonamientos que le ayudasen a enfocar futuras crónicas.

Pero la respuesta del director le deja mudo. “Tampoco he de ocultarle que, de haber pasado por mis manos, no le hubiera dejado decir las cosas que allí expresa”. Y le da la puntilla cuando dice: “Es una lástima que los españoles no sepan escribir ni criticar más que ofendiendo”. Señor director, yo veo el problema en quien lo lee, no en quien lo escribe. ¿Lo ha leído el ofendido? ¿Se lo han contado?. El que se lo ha contado, ¿es amigo o, es contrario?

Nos molesta que hablen bien. Nos molesta que hablen mal. Nos molesta que hablen.

Claro que, cómo nos vamos a extrañar de que ocurriera esto en tiempos de Franco si hoy día sigue ocurriendo. Esto me recuerda una noticia que difundió la Agencia EFE. El 8 de mayo de 1945, por primera vez en seis años, la censura británica permite decir que “hace un día variable, casi con sol y algo caluroso, aunque se registran chubascos”.

Artículo publicado en la sección del autor "Vuelta a los orígenes", en Diario Palentino"
Imagen: Froilán de Lózar

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02 febrero 2008

Temores de siempre
febrero 02, 2008 3 Comments

Hace unos años, una mañana de domingo llegué a Casavegas. Es un pueblo pequeño, cuyas tierras limitan con los pueblos pernianos de Lores, Camasobres y Areños y los cántabros de Vendejo y Cueva, así como Caloca, al que se llega a través del collado de Vistrió. Este lugar tan recogido, ideal para un asentamiento cántabro –como bien escriben en la web sus hijos-, tiene rincones llenos de encanto y de misterio, como el ojo que mira a los valles de Liébana por la pista que conduce al puerto de Pineda. Se trata del Mirador de Cerradillo, también conocido como el Bocarón de Caloca..



Hay muchas personas que conocen esto y lo divulgan en la medida de sus fuerzas. Y hay muchos que prefieren mantenerlo en secreto, no porque no sientan hasta el extremo más sublime su belleza, sino porque temen la respuesta masiva de la gente, el deterioro, la transgresión a un medio que siempre nos ha parecido tan especial y único a quienes lo heredamos.

Esto debería despejar las dudas de aquellos que nos vigilan desde su trenzada ecología, o nos recriminan por abrir las manos a proyectos que pueden generar esa confianza que nos va faltando.

En este lugar, Domingo Romero tuvo un sueño: abrir una fábrica de morcillas en la Pernía. Un sueño que se cumplió a medias porque no fue en Pernía, donde, si no recuerdo mal, las autoridades no le facilitaron terrenos para ubicarla y los particulares pedían la luna por las tierras. Pero fue en Cervera de Pisuerga, donde sigue creciendo con un producto cuya fórmula de elaboración casera tiene muchos adeptos dentro y fuera.

En la casa de Eliseo y en una mesa concurrida, expuso una serie de razones que no han cambiado: “La ganadería no da, porque siempre hemos vivido a expensas de otras cosas: “de mi padre, que me ayuda”; “de la ganadería y de la mina”; “de la ganadería y del trabajo como albañil”. Y terminaba la entrevista con las máximas que, pese a los avances que se han logrado en algunas materias en los últimos años, siguen siendo válidas hoy día.

¿Dónde van a estudiar tus hijos, si los tienes? El hospital está a 150 kilómetros; la nieve, cuando nieva de verdad es una carga inmensa, las carreteras están intransitables... Todo va a menos. ¡Cómo vas a tener ilusión en un pueblo de éstos!

Sus reflexiones me recuerdan otra historia que encontré más abajo, en Polentinos, donde un joven al que le gustaba mucho el pueblo se lamentaba porque tuvo que estudiar fuera, “atropando grillos por el mundo”. Y al que sus padres le decían: “Pues los que no cogiste tú, los van a coger tus hijos si te quedas aquí”. “Me echasteis casi a palos –recuerda ahora, cuando se encuentran en familia–, pero os tengo que dar las gracias”. Tendemos a individualizarlo todo. Le votamos al alcalde y le dejamos solo frente a las nevadas, frente al hospital, frente a todo.

Reconozco que todas las voces son insuficientes, que todas las protestas van al pozo del olvido. Para mi que, hasta los presidentes y todos aquellos que ostentan alguna responsabilidad y cuyas decisiones nos afectan a todos, se han individualizado también y buscan a su modo el poder y la gloria, aparcando para siempre estos temores que al montañés le asedian.

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19 enero 2008

El guardia
enero 19, 2008 2 Comments


No acostumbro a utilizar este rincón para exponer acosos que rozan el delito, lo mismo da el rango y la autoridad que ostente quien está detrás de ellos. Me gusta que la justicia sea justa y equitativa para todos, pero en estos tiempos que corren, ustedes son testigos cada día de tanto delito y malversación que queda impune, la justicia no tiene un solo rasgo que nos motive a confiar en ella.


El pasado mes de Octubre le sancionaban a Fernando Ruiz, en Barruelo, por no llevar chaleco reflectante, cuando como peatón orientaba a un turista. El caso trascendió enseguida a los medios de comunicación, donde el protagonista sólo acertaba a responder que estaba alucinado.

En qué cabeza cabe una actitud tan desafortunada del agente que, tal vez, movida por la respuesta incorrecta del peatón, decidió plantarle cara al tema con una sentencia salomónica. Si esto es así, y se puede multar a un individuo por eso, se llenarían las arcas donde va a parar el dinero de las multas con sólo venir a los pueblos y multar a diestro y siniestro a quienes no llevasen puesto el chaleco de marras.

Pero yo venía aquí a narrar otros hechos que tuvieron lugar más arriba y en el que se han visto implicados dos vecinos de La Pernía. Se trata de Luis Angel de la Fuente, juez de paz de San Salvador y Justo Franco, que desde hace unos meses ha trasladado su residencia muy cerca de Palencia.

Durante más de un mes fueron acosados, perseguidos y multados sin motivo aparente. La narración es de película de miedo. Cierto día, llegando al Alto de las Matas, uno de ellos se cruza con el coche patrulla que, en cuanto le ve, se da la vuelta y enciende las luces de emergencia para perseguirle hasta la salida de Cervera como si se tratara de un peligroso delincuente, multándole por llevar encendidas unas luces que ese tipo de coche no lleva de fábrica ni es obligatorio instalarlas para circular.

Al amigo, esta vez ante testigos, le sancionan en el aparcamiento de un bar de la localidad por no llevar puesto el cinturón cuando ni siquiera había arrancado el automóvil. Es evidente el abuso de autoridad en ambos casos y la mala práctica de algo que debe servir, en todo caso, para aprender y rectificar en lo sucesivo. Mi suegro, Fernando Cuevas, natural de Herreruela, fue Guardia Civil en el País Vasco en un tiempo difícil y, todas las referencias que han llegado hasta mí han sido buenas. Para la mayor parte de las cosas no existe la derecha ni la izquierda, existe la justicia, existe el perdón, la bondad hacia quienes sufren, incluso hacia quienes delinquen y a quienes sólo una buena y correcta justicia ha de juzgar.

Todos sabemos que hay furtivos, que hay ladrones, que hay vecinos amenazados por otros vecinos, que hay conductores que no circulan como deben. Y en esos casos entendemos que se nos detenga y se nos multe o se nos encarcele si es preciso para evitar el daño a bienes y a personas. Pero no tiene justificación que algunos interpreten la justicia como les venga en gana o se dejen llevar por un arrebato ante una falta de educación o una contestación inadecuada. Bastante guerra se sufrió. Bastante confusión vivimos. Bastante despoblación tenemos ya.

Estamos para defendernos y ayudarnos no para entablar guerras absurdas.

Imagen: La montaña desde La Ojeda, por Amando Vega

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12 enero 2008

Palabras de agua
enero 12, 2008 31 Comments

Unas de cal y otras de arena. Localizo una entrada en Wanadoo de finales de noviembre de 2006, donde se muestran 15 diapositivas, sobre la embotelladora que echa a andar estos días. Los motivos se refieren a lugares conocidos por todos: Carazo, Tres Mares, Peñalabra y la iglesia de Lebanza, de donde procede el manantial que suministrará el agua, con una calificación notable: pocos residuos secos, baja mineralización y un sabor excelente.

A mediados de Junio de este año se resolvía satisfactoriamente la Declaración de Impacto Ambiental y hasta he visto colgadas las crónicas de Marta Redondo en varios foros donde, pese a todos los contratiempos y dificultades, se habla de esperanza. Y así lo entiendo yo también, aunque no se cumpla en toda su extensión la palabra que dieron.

Porque las palabras se las lleva el viento. O el agua. Dice el refrán: “Cuento o camelo, mucho hay y poco vemos”. Pero lo olemos, habituados como estamos ya a recibir coces.

Se va detectando mediante el boca a boca un planteamiento equivocado de quienes prometieron dar puestos de trabajo a personas que viven en la zona y que no lo tienen. Si no es malo que se cuente con gente que vive y trabaja fuera y desean volver a su tierra para hacer bueno el lema de la repoblación, ni parece escandalizar a nadie que se rodeen de amigos a los que meten a puro dedo, no se cumple lo prometido con un mínimo de orden, ni se concede un mínimo de crédito a quienes remitieron su currículum para optar a un puesto de trabajo. No hay que olvidar que un buen pellizco de dinero proviene del erario público y en ese punto, entiendo, no valen enchufes ni amiguismos.

Las mismas instituciones que lo apoyan, bien con dinero, bien pavimentando los terrenos de acceso a la fábrica, debieron intervenir de algún modo para que la selección de personal se realice con la mayor equidad posible; tener de verdad en consideración a quienes viven aquí, y que buscan y necesitan un puesto de trabajo.

No se puede meter, como se ha metido al alcalde de Lebanza con el objetivo de que nos deje libre el acceso al manantial. El agua, cuando es para otro pueblo que lo necesita, no puede denegarse, pero cuando es para una empresa que va a obtener un beneficio de ello, debe reportar un dinero a las arcas municipales y una compensación a los pueblos que la ceden, llámese arreglo de caminos, alumbrado, plazas, un canon o compensación económica por cada metro cúbico de agua embotellada... Es insólito que se de una concesión solo con promesas. Eso solo pasa en nuestra tierra.

En Lebanza, me consta, están dolidos porque se les presentó unos papeles para dar su opinión firmados ya o fuera de plazo, lo que viene a sumar más dudas al asunto y deja los ánimos crispados. Cuando las cosas no se hacen bien, el tiempo pasa factura y, de un proyecto limpio y prometedor como me parece este, surge una desconfianza que ya nunca se diluye. Quienes lo explotan, han prometido hacer de gestores para regular el caudal de los manantiales, de los cuáles tienen previsto embotellar cincuenta millones de litros al año. Pero las promesas se las lleva el agua. Conviene firmar lo que se pacta. Conviene que los gestores hagan cumplir lo que se firma.

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05 enero 2008

Ahora toca despoblarse
enero 05, 20080 Comments

Revisando escritos de otras gentes, he visto mencionada muchas veces la obra de Barrio y Mier. En ella se citan los enclaves y la situación de muchos pueblos desaparecidos; los monasterios, las ventas, alguna Casa de Misericordia.



El político de Verdeña describe en algunos casos lo que el boca a boca ha difundido, porque ya entonces hay costumbres e historias que deben intuirse, y que sólo la sagaz mirada de algunos historiadores posteriores puede atreverse a imaginar muchos años más tarde.

Porque hubo aquí un origen que nadie puede precisar.



ESTE ARTÍCULO FORMA PARTE DEL LIBRO
VER DOS VECES LAS COSAS
FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020
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